“Ella también se cansó de este sol
Viene a mojarse los pies a la luna
Cuando se cansa de tanto querer
Ella es tan clara que ya no es ninguna”
-Luis Alberto Spinetta-
Yo también me cansé de este sol
así como ella,
busco en los charcos la luna.
No me leas,
estoy triste.
El que avisa no es traidor.
Diluída en espumas aprendí a querer los cuartos menguantes
querer
querer
siempre querer.
Hasta reventar de querer
Hasta cuando no sirve de nada querer siempre querer.
Aprendí a caminar por el borde que amenaza convertirse en tijera para cortar mi paso de alondra. Y aún así quise querer. Aunque vi la mano que cortó mi cuerda y me vi caer del decorado donde era redonda, mullida y de papel. Donde era sol de noche, mesita para desmayar los brazos del día. Beso en la frente. Mano en la espalda. Quise querer. Hasta allá lejos, hasta donde no pude creer que se podía, hasta la mañana del día después del día después del día Después.
De todos los días después que vinieron y nunca supiste.
Hasta donde mis ojos pudieron ver y donde no vieron, quise.
Por un desperfecto, quiero así.
Los ojos adorados se perdieron en la noche, en un charco vacuo de la calle, en unas manos frías que salen de unos guantes y sin embargo, quise. Porque sí. No hay mayor explicación para eso. Algo como un resorte interno se activa al instante que siento calor y ya no lucho contra eso. Sé que es así. Sé que después del calor, voy a encender el fuego en mi centro y el resorte va a saltar. Nací con ese defecto de querer a todo trapo. Es una falla de fábrica. Y pasan los días y pasan los interminables relojes del año, y pasan las ausencias, los olvidos, los anónimos zapatos que llegan a mi puerta, la incertidumbre, la espera diaria, pasan los cielos aguados y ahí voy queriendo como me sale querer.
A veces sin querer, quiero como dice el Chavo.
Un poco mas primitiva, sólo un poco mas habitada de ese cansancio que me desfibrila el corazón y las ganas, quiero igual que cuando era niña, porque me sale el amor, antes que nada. Por esa enfermedad alada, me dejo contagiar de lleno ante el tibio intento del amor.
Hasta que una mañana brillante y blanda y segura y plena de pájaros y de vida, la muerte me rodea, me enlaza fatalmente en su danza de farmacopea, me canta como el cuervo de Poe “nevermore” y el sol se apaga despacito, como si él también se cansara junto a mí.
Te leo aunque estés triste,presiento los motivos aunque me gustaría mucho equivocarme.Besos,jacarandá***
Debo estar fatal.
Me ha parecido una muerte hermosa.
Fatal. Fijo.
Besos.
entonces ya somos dos las que venimos con el mismo defecto...un abrazo Patito, desde mi yo que es defectuosamente amable y que te quiere mucho.
No, no...
Si te cansas, descansa, que mañana será otro dia...
Besos y salud
Hubo un tiempo en que sentí morir de la misma manera...Muy bonita y loable falla de fábrica tienes. Mi abrazo para ti.
Ojalá hubiese más personas en el mundo con ese "fallo de fábrica" como tu le llamas, más que un fallo es un regalo, poder querer así. Y sobre todo un gran privilegio para quien puede disfrutar de ese querer tuyo. Lamentablemente el que quiere con tanta intensidad, sufre con la misma intensidad, pero es el precio que hay que pagar por tan grande ofrenda!!Besitos y ánimossss
Como dice el Chavo, claro! Querer queriendo! Me conmueve.
Estoy dejando un comentario de prueba...
Tus palabras me dejan sin palabras por ser las que siempre me faltan. Eres sensacional en cualquier clima.
Ojalá fuera masivo ese defecto, esa adicción del querer, y querer así visceral y defectuosamente, como se quiere a la luna con todos sus cráteres.
Me encantó el blog, voy a venir a tomar mate más seguido.