En alguna calle, de cualquier ciudad perdida de este mundo, hay un edificio que ya no sirve y tal vez en este mismo momento una serie de explosivos puestos estratégicamente lo hacen implosionar.
En pocas horas lo que era un edificio, pasa a ser un baldío.
El paisaje ha cambiado, tanto el que ven tus ojos, como el que acostumbra a mirar tu alma.
"La soledad es un amigo que no está
es su palabra que no ves llegar igual.
Si es que sus sueños son luces en torno a ti
tu te das cuenta que él ya nunca ha de morir, nunca ha de morir"
-Almendra-
Un edificio que estaba antes que todo en el barrio, antes que la panadería de tortitas negras abriera las puertas, antes que la señora de la otra cuadra inaugurara su lavandería, antes que el vecino de la esquina remodelara su casa, antes de que yo me mudara a ese barrio.
Ese edificio está desde siempre, antes de que la ciudad decidiera crecer interminablemente, él ya estaba ahi.
Desde que vivo aquí mi mirada lo tuvo por delante, lo usaba como referencia, a dos cuadras del edificio tal, cuando llegás al edificio tal, doblás a la izquierda.
En la esquina de tal edificio nos vemos, te espero en tal lugar y ese tal lugar siempre era ese edificio.
Los niños lo pintaban. Los gatos vivían en lucha permanente con las ratas. Yo me imaginaba peliculas de terror ahí dentro y muchos otros sin imaginarse nada y sin pintarlo lo tenían incorporado a su paisaje cotidiano de tal manera que era una fotografía interna recordándote que era parte de tu lugar.
Como un lunar de nacimiento o la herencia de la nariz de tu abuelo.
Era sombrío, le daba cierto color lúgubre a la cuadra, las mañanas no eran tan soleadas porque él con sus espaldas anchas detenía el sol hasta que ya no podía mas. Las noches eran bien oscuras en ese callejón donde estaba enclavado, por ahí tenias que pasar rapidisimo y si ibas solo prácticamente aprendías a volar, pero era parte del paisaje de ese barrio y todos estábamos acostumbrados a sus ladrillos enmohecidos, a su peligrosa presencia, a sus oscuras veredas, a sus ventanas clausuradas, a sus puertas con candando.
Pues bien, resulta que ese edificio inútil y ruinoso detenía el futuro del barrio, y por eso de un dia para el otro no estuvo mas.
No hubo aviso de nada, ni carteles, ni nadie supo nada hasta que el jueves de la semana pasada, unos ingenieros colocaron una serie de explosivos puestos estratégicamente, le avisaron a los vecinos mas cercanos lo que iba a acontecer y a la hora indicada lo hicieron implosionar.
En minutos la mole pintada con grafittis no estuvo mas.
En minutos el sol apareció en la vereda de enfrente y los edificios de esa cuadra, inmediatamente se volvieron mas caros, porque tienen vista al río y los negocios se pusieron contentos porque suponen que ahora les aumentará la clientela y muchos aplaudieron con ganas.
Varias señoras limpiaron sus veredas y otras miraron con asombro.
Yo quedé desolada.
Desolación es lo que sentí y un gran vacío, me han cambiado el paisaje de un plumazo, no tuve tiempo a nada.
Luego vino un desfile de camiones, se llevaron toneladas de escombros, en un par de días un ejército de obreros limpiaron el terreno y quedó perfecto.
Donde antes habia una mole de cemento ahora han edificado una gran torre en tiempom récord rodeada por un jardín.
Y no digo que no sea bonito, ni hablar del espacio verde ganado para la gente, le están poniendo flores por todos lados, lo están parquisando, luego lo protegerán con rejas, tendrá seguridad y tal vez hasta resulte bueno.
Sólo que no reconozco mi paisaje, cuando vengo caminando tengo que estar muy atenta porque me pierdo, se me confunden las esquinas, todas parecen igual, el sol de la cuadra de enfrente no me deja ver y a veces cruzo la calle a ciegas. Los árboles estaban acostumbrados a toda una vida de sombra y se han secado de tanto sol. Los gatos que vivían en abundancia allí dentro, han invadido los techos del barrio y por las noches sus gemidos tienen forma de llanto.
(...)
El otoño que pasó vino con otros ojos, le molestaba la bufanda y estaba agotado de soplar hojas donde antes soplaba paredes. Y este invierno fue tan triste que muchas veces yo prefería caminar de mas con tal de no ver el espacio que él habia dejado.
La primavera y el verano han traído una especie de fiesta de colores al jardín que rodea a la torre mas cara del lugar.
Podrán levantar el edificio mas moderno en esa esquina, la plaza mas hermosa, podrá crecer un bosque de álamos de ensueño en ese sitio, que yo seguiré buscando el edificio que han demolido.
Este cambio, esa soledad inesperada a la que se enfrentan mis ojos y mi alma, se asemeja muchisimo a lo que siento cuando busco en mi paisaje interno, a un amigo que no está.
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No es que este blog atrase 30 años.
Este tema ha sido pedido por un oyente y lector de mi blog y parafraseando la famosa frase de no se qué radio "vos lo pedís, vos lo tenés"
Ahí tenés tu Tema de Pototo.
¡¡¡¡Adriano te queremos mucho!!!!