serpentinas


Y ahora, miro por la ventana de este cuerpo lejano


esa lluvia estéril.

Mis brazos infinitos como serpentinas estiro en la noche de agua
y no se qué hacer con la sangre que se espesa
en las alacenas estancadas de mis venas.

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Garúa de jacarandá

Se han escapado los colores esta mañana de noviembre.


Todos se han subido a un tren destartalado

y ahora viajan sentados en desvalidos pasillos

borrados a pisotones.

Han escondido su vida en negras bolsas de consorcio.

Todos, menos uno.



Salvo ese color

todo está apagado.



El toldo de la panadería que era verde

el callejón angosto que bordea la estación

las flores silvestres que viven en los andenes

las dos o tres casas que siempre miro con nostalgia

el semáforo ciego

los ojos azules del carnicero.

Rosa, mi verdulera ha perdido su nombre

el botellero que ahora junta plástico y su eterna camiseta de Boca
parece desteñida

los perros callejeros que ayer eran marrones,

han cambiado su pelaje

el auto que se pudre oxidado en la otra esquina

mi vecina que barre,

barre y barre con la mirada perdida.

Hasta mi infatigable melancolía

se ha mimetizado con el paisaje urbanamente gris

del mediodía.

El sublime color

se desprende como una fina garúa

y dormita en el asflato

tiene mis ojos prendidos a su vaivén tras las cortinas

atrapados en su infinita letanía.

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Monstruos de río


Vienen de aguadas profusas


colmándolo todo

esos retorcidos monstruos fluviales



Tienen urgencia de tu carne

Hambrientos/purpúreos/molestos/fríos

descienden como inquietas penas

hasta tu fundamento ciego.



En su ávido desierto se ríe de vos el muerto del placard, por el ojo de la cerradura te espía.
Después, cuando te vas cosecha las maceradas y gelatinosas bestias, que agonizan en el piso.



Temblando como un nervio abierto

mientras te diluís

exige que broten contra tu paladar

los seres infinitos que huyen de tu río.









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Me avecino en la niebla

Otro día de niebla
sobre la ciudad donde rujo

olas infladas de algodón

me pintan

nacen por arriba de los techos oxidados

agonizan en las alcantarillas

rodeada por los besos de la bruma

sus intangibles brazos de humo

me atan a la silla.

Otro día lejos

y sin embargo tan cerca.

Dentro de mí
todo lo que quiero se mantiene se abrazado.

Muy dentro de este envase pequeño de mujer

cobijo lo que suma

del frío inaudito

y tiro a la basura lo que resta

Eternos mis dedos sobre el lápiz

tienen voz

escarban mi piel de mendigo.

O entran descalzos al mar de tus ojos



Otro día mas
me avecino
en la niebla 



Pies en punta

y alimento palomas

en las plazas desiertas de tus manos.

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Muralla

El sol reciente como un tapiz

y acaso las hojas de las madreselvas
cosiéndome los ladrillos.

Es la mañana,

silencio en el paladar dormido

las nubes llenan mi sombrero desde temprano,

me pongo melancólica y escribo
es grotesco

se me viene abajo el mundo feliz.



Miro bien
es mentira el musgo que ha crecido
en las letras que dejé a la sombra

es apenas un ahogado grito

del veneno.



Me muerdo los labios

y escribo,

pero me van a tachar los críticos.

(Nunca dije,
aprovecho ahora, adentro de este engendro:
detesto profundamente a los críticos de arte.
Viven de lo que hace el otro, de lo que piensa el otro, de lo que construye el otro.
Estudiaron cómo decir mejor o peor el proceso creativo, miserable o desgraciado del otro.
Aprendieron lo que otros dicen que es bueno. Y como loros lo repiten. 
Lo saben antes que vos -que no sabés y para eso están ellos- entonces te dicen lo que te tiene que conmover, lo que tenés que leer, escuchar, ver en el cine, vestir, comer)




Pensar, te dicen hasta esto.

Son sabios.

Opinólogos con veredicto

no como el famoso del minuto de gloria que ve un micrófono y bate.



Después están los artistas comprometidos

gente importante

intelectuales con orillo

yo no les llego a los tobillos

(un horror yo rimo)

Mis versos no sé en qué etapa están

¿serán niños, fetos o viejos enmohecidos?

Me van a mirar de reojo los optimistas, los creyentes.
Los piadosos me van a perdonar
con aerosol me van a llenar de puteadas.



Yo callada ruego

que un soñador me pinte

a medianoche



Malos tiempos para la lírica

sucede lo previsible

me pegan esos carteles con minas en tarlipes

que los curdas después arrancan con los dientes

hasta despellejarme

O lo que es peor

en breve entran las pegatinas de los políticos de siempre

y yo que no soy joven

entro a morir de espanto.

Por eso el silencio.

Cierro hasta nuevo aviso.



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A destiempo

Vienen a buscarme las tazas del desayuno al escritorio.



Sus flores amarillas y naranjas

se han vuelto a poner mustias

esperándome.



Siempre a destiempo llegan mis manos

andariegas de lo absurdo

removiendo sombras en el barro

atrapando jirones de penas en tachos de basura.

Sempiternas solitarias

se tienen entre sí

se abarcan

se miran espejadas entre muecas tibias

pero llegan tarde.

Nunca entenderán los tiempos

estas manos mías.



Cuando los colores se esfuman

derrumbados en pétalos secos

y se esconden

llegan las dos.

Desbocadas, agitadas de espanto

están hechas para eso

no para los ramos.

Yo ya lo entendí,

pero ellas

se quedan en la antesala,

esperando

No encuentro el modo de explicarles

lo que no llega

lo que no ha de venir

Cómo las saco del suspenso

del temblor de perro abandonado y ojos turbios

de la ciénaga tarde

del olvido que le han dado

si en su lugar ha crecido un fantoma que duele

como un abrazo amputado.

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Otra vez


El frío acá.
Pensabas que todos los abrigos que tejías serían capaces de protegerte de los tiempos destemplados. Y no. Tus manos reinaron entre alegres ovillos creando mantas de colores. Esas manos tuyas girando entre arcoiris  era todo tu arte. Y pensabas que con eso ya no habría días fríos. Ingenua. Siempre la misma historia. Llueve y vos mirás como si tus ojos fueran cántaros. Abiertos, defondados ojos mansos. Juntando todo el cielo para después hilar entre tus dedos el azul en hebras de un tiempo que se fue, a sabiendas de que el frío vuelve, pero creyendo hasta la muerte que no.
Y mientras vos tejés el frío regresa por la misma calle.

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Urgencia


A falta de cultivo

a fuerza de espinas

el hombre se ha vuelto monte

.

Enraizando gangrena entre sus piernas

-tratando de salvarse-

sus ensortijadas venas

abren con urgencia calles internas

para regar su carne desértica.



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Aviso clasificado

Alquilo un hueco tibio

un rincón mullido de recortadas letras

donde vivir

contrafrente, con aire y luz al río

si sólo se ven paredes rotas
ventanas agobiadas
vacío


horizontes
 pinto
.

He sido expulsada de los pasos de arena de un reloj que se escapó del tiempo

 ahora vago por ahí buscando un turno
mío

Alquilo nuez para barco

aprendí a dibujar olas y puertos. 



Mirá,

no ocupo mucho espacio

Entro en la comisura de los primeros versos

en un puño que se hace girasol.

Quepo en un recuerdo.

Vivo en una nube.

Y a veces lluevo.

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Perras Negras-Radio-

Ya está subido  el programa  Nº 36 NÁUFRAGOS en http://www.perrasnegrasradio.blogspot.com/

Gracias.

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Silencio inflamado


Cansada de arañar el aire,
guardo mi voz.
Entro en el estuche de un refugio
para dejarme doler en paz,
y escribo para mí
en los escalones de hojas moradas...
me digo
yo, 
podría...
romper/tachar/mentir/llorar
la siniestra película que mis ojos vieron 
el sueño en el que pinté paredes con miel
las horas que corté con tijeras de podar hasta sangrar
el frío que tuve mientras hice caramelo
todos los días que me invento
la sudestada que tiñe mis ojos
el terror intenso
reír/patear/esconder/putear
y luego quedar en silencio.

pero...
¿cómo hacer
unos miserables versos
con tanto, 
pero tanto/tanto 
tanto
analgésico?



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Naufragios

Siempre que hay un naufragio hay alguien que se pierde y alguien que queda esperando.
Se trate del naufragio que se trate.
¿De qué lado sentís que estás?


Podés naufragar en el mar, en el medio de la vida, en tu habitación, en las calles de tu ciudad, en una relación personal, con tus amigos, tu pareja o en tu mente.

Todos alguna vez hemos sido náufragos o aún estamos buscando la orilla a brazo partido.

La idea al acercarme a esta palabra en Perras Negras es ver cuánto se parece un naufragio real, a uno imaginario. Cuán aplicables son las tácticas y estrategias en medio del mar, tanto como en medio de una relación laboral o afectiva. Y lo hago a través de textos, cuentos, poesía y música.

Si querés participar con tu opinión y ayudarme a hacer mas rico el programa, me facilitaría que dejes tu comentario aquí: http://www.perrasnegrasradio.blogspot.com/

Gracias.
Pato.-

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Mamarracho

Tenía la costumbre de quedarse arrumbado en alguna esquina de la ciudad vieja.


Todo solitario y bermejo.

Viendo pasar la nada.

Miraba su destino callejero, anticipaba que lo pisaba el ruido del tren o se dejaba morir en medio del asfalto entre los autos. Apretaba los ojos de cuero ajado, se estremecía apretando los dientes, perdiendo su forma, volviéndose un nudo redondo. Esperaba. En ese momento miraba sus entrañas dolientes y decía sólo es un momento, después no mas estas calles, después me van a crecer alas y voy a ser quien que ansío. Un esperpento carmesí, atravesando el cielo, mezclándome en la noche con la cadencia de mis sueños, brillaré como una estrella fugaz, saltaré de techo en techo, espiaré por la ventana que se me antoje, dejaré mis pasos sueltos para que repiqueteen como la música de las gotas cuando mueren.



Abollado, esperó.

Tembló mientras se vio pájaro púrpura cruzando rascacielos. Viajó por un mundo de alfombras mágicas. Sonrió desde la puntera abierta. Cantó la vieja canción de los zapatos rotos, gritó lo mas fuerte que pudo “con esa facha ¿adónde vas?”

Sintió en su piel de cáscara que abajo había suelo.

Que el cielo era el basural infecto de la esquina de siempre, comprendió que allí no había mucho más que mirar. Allí el fin no estaba, eso era nada mas que un anticipo de que el camino lo esperaba, que todavía faltaban barrios por andar, que le dolía la espalda y hacía frío y su casa estaba del otro lado de la ciudad.



Viejo, estropeado y con un corazón afiebrado de sueños, miró la calle otra vez ¿adónde vas?...

Olvidado mamarracho de cuero, en desuso, solitario, encarnado sintiendo todo este frío adentro.

¿Adónde voy?

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Perras Negras -radio-

El programa Nº35 "Jaulas" ya está subido para que lo puedas escuchar en http://www.perrasnegrasradio.blogspot.com/

Gracias por tu visita :)

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