Feliz Año Nuevo

Quiero compartir con ustedes, amigos míos de estas calles, un poema de Julio Cortázar que atesoro.

Se los dejo entre las manos, con la esperanza de que el año entrante pueda seguir encontrando esa puerta que han abierto para mí y poder sentir por un momento sus manos queridas entre las mías.

Claro, la distancia es un problema técnico dificil de resolver y tal vez haya que urdir cada mano de ustedes en silencio, no me va a costar, soy de imaginación fácil :)

Gracias por regalarme cada día el placer de la sorpresa, la emoción en cada abrazo, la risa inesperada, la ternura, la palabra precisa y el silencio necesario.
Gracias por haberme apuntalado con tanto cariño estos últimos meses,
que fueron tan difíciles para mí,
ustedes junto a mi esposo, mis hijas y otros amigos muy queridos,
fueron una parte importantísima para mi recuperación.



Los quiero con el alma.
Pato





HAPPY NEW YEAR
Mira, no pido mucho,
solamente tu mano,
tenerla
como un sapito que duerme así contento.



Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.


¿No me prestás tu mano en esta noche
de fìn de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas.

Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma




y el dorso,
ese país de azules árboles.






Así la tomo y la sostengo,
como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos,
el amor de los hombres.

-Julio Cortázar-

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Sobrevuelo


No busco un escenario
donde montar mi obra de teatro
ni orilla para el desembarco
sólo el lugar
donde perdí la voz
y el llanto.

La pista donde suelo aterrizar
es un pantano
-sobrevuelo el desencanto-

Sin miras de bajar en ningún lado
(sólo observo)
los techos sucios
los árboles atados
mis calles invadidas
la ceguera abierta de par en par
el café helado
los acordes en suspenso de mi piano
el ventanal acorralado
estos pasos quietos
la esquina que ya no me espera
mis manos tan frías
todo
todo
todo
lo que sobrevuelo
tiene un gran
cansancio
.

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Nochebuena


Caritas de pueblo, ojitos de farolas chinas
abrazadas en el cordón de la vereda
las niñas
suspiran sueños de zapatos blancos
sucios en la punta
y ríen
con esa música que luego
flota para siempre en la memoria.
-Pato-



Hay ciertas fechas que no nos pasan inadvertidas y sentimientos que tampoco.
La Navidad es una de ellas.

Estaba pensando en cómo he vivido yo las navidades demi vida y me doy cuenta que he pasado por todos los estados, los buenos momentos, los tristes, los intensos, pero estaba buscando dentro mío algo que de verdad me remontara a un momento sumamente feliz, de pronto me subí a un tren que me llevó por las estaciones de mi pasado.

Y no quise detenerme en la vez que me bajé del mundo, ni la vez que huí de todo. No quise quedarme mirando esa postal tan bonita de la casa de la tía llena de gente querida, porque las ausencias se hacían mas grandes, ni me quedé mirando el patio de Avellaneda 226 después de la cena, cuando todos se iban y nosotros nos quedábamos bajo el Ficus que había devenido en árbol navideño, y sólos a la luz de unos farolitos intermitentes, divagábamos con Fresita sueños imbatibles.
No lo voy a hacer porque corro serios riesgos de caer.
O aquella Navidad de vestidos largos.
Como no voy a detenerme en las caras impagables de mis hijas ayudándome a armar catastróficos arbolitos de navidad a los que no les faltaba nada, qué tonta era, me parecían tan horrendos por lo cargados que estaban que siempre se me caían "sin querer" y volvía a armarlos yo sola, así quedaban mas armónicos. Ahora miro el abolito de la sala, que armaron ellas con un poco de mi ayuda, lo veo tan prolijo, tan perfecto, que eso me lleva directo a verlas grandes, porqué tan grandes! , y como sigo siendo la misma de siempre, en vez de sentirme feliz me lleno de nostalgias y tonteo frente al monitor.

Entonces decido viajar mas lejos aún, irme muy lejos en el tiempo, y paso decenas de estaciones con caras que amé, con casas que me recibieron con los brazos abiertos, con puertas que adoré se abrieran para mi y me tuvieran en su seno. Lentamente, de manera desprevenida me invade el perfume de los jazmines cuando atardece en mi pueblo, mezclado con la esencia del agua de azahar que escapa de las cocinas del barrio y ya casi llego a un sitio donde, si me esmero un poco más puedo atrapar la luz que poblaba esas noches lejanas.
Esas noches de verano de cuando era pequeña y se olía a Nochebuena en el aire. Descubro que alli ya era una melancólica perdida porque añoraba las navidades con nieve cuando jamás en mi vida habia visto nevar!

Entonces en ese punto el aire huele a pólvora de fuegos de artificio y una calle muy ancha de tierra me arrastra hasta un cordón de vereda repleto de hierba crecida y el sendero es una boca de lobo iluminada al final por un farol diminuto que se clava en el medio de las últimas cuatro esquinas de mi pueblo, por allí estaba la casa mi de abuela.

Y sentadas en el borde de la infancia estamos mis primas y yo mirando el cielo, cada una en sus pensamientos mágicos, yo buscando a los reyes magos que tal vez ya estuvieran viajando para venir hasta mi casa, ellas mirando el cielo como yo, con los ojos grandes como nueces y el corazón contento.
Aún no sabíamos que era la última Navidad que seríamos así de felices.
Inmensamente felices.

Atrás en el patio se escuchan las risas familiares, esperando el brindis y el ruido de los corchos volando por el aire, rompiendo en dos ese cielo infinito y azul, anuncian las doce de la noche de un año que se volvía cada vez mas viejo.

QUERIDOS AMIGOS
¡FELIZ NAVIDAD!
UN ABRAZO MUY FUERTE QUE SUPERE TODAS LAS DISTANCIAS
-PATO-

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Distancias



-Quién sabe –dijo la Maga-.
A mí me parece que los peces ya no quieren salir de la pecera,
casi nunca tocan el vidrio con la nariz.
-Julio Cortázar-



La tarde se puso su traje de bruma infame y se me vino encima, se acomodó a mi lado, se invitó a pasear conmigo, no supo que yo quería estar sola.

Me siguió con esos pasitos de duende que suele usar en ocasiones, como si se diera cuenta que no es la mejor compañera, pero igual se queda, decidida a encontrar mágicamente un buen momento en el próximo minuto.

Error.

Todo lo que siguió fue un llanto interminable del cielo, fue una sonrisa desteñida, fueron barcos llevándose toda la ilusión que había almacenada en contenedores atados a la orilla.

Todo lo que siguió fueron dos miradas perdidas bajo un paraguas, dos soledades desencontradas y tal vez una mentira.

Por eso al llegar al muelle que se encuentra bien al norte de la ciudad, nos miramos serenamente -casi con resignación- como si las dos nos diéramos cuenta de lo lejos que estábamos y cada una por su lado pegó la vuelta.

Ella se perdió en la niebla
a mi de regreso, me trajo una luna llena.

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Por delante


Cerrame el ventanal
que quema el sol
su lento caracol de sueño,
¿no ves que vengo de un país
que está de olvido, siempre gris,
tras el alcohol?...
-Castillo y Troilo-
El frío de la mañana se chocó contra mi cara y se adueñó de mis gestos, los petrificó en un lógico intento por salir ganando y dejarme abatida apenas abrir los ojos, en esa calle que comenzaba a desperezarse.

No le quise dar el gusto, congelada y con serios riesgos de morir de miedo al llegar a la esquina, seguí avanzando.
A mitad de cuadra la panadería terminaba de abrir sus puertas y el olor a pan caliente se escapaba por todas las hendijas.
Eso pudo más que mi pequeño valor.
Ese perfume tibio que flotaba en el ambiente me envalentonó y me empujó a la vida, que evidentemente me esperaba con ansias escondida entre las calles.

Como un sombrero de mago, inquieto por dejar salir sorpresas, la vida me esperaba con sus puertas abiertas



trayendo sus minutos
de


flores deshojadas
autos quemados en los baldíos
un sol leyendo el diario en el banco de la plaza
las ventanas siempre cerradas
los ojos con candado
el garage vacío
la maleza dando muestras del paso del tiempo
la hiedra cubriendo las paredes blancas
ensortijadas y rebeldes ramas
adueñándose de un tejado dormido.

Las manos que se encuentran sin previo aviso
una sonrisa que baja apurando el paso
y viene hasta mí
un mendrugo de amor
el último escalón donde te espero
aunque haga frío.

Y así, caminando lento, escalando esta frontera tan cercana al miedo, avanzo.
Me levanto el cuello del abrigo, entibio mis manos con un poco de aliento escarchado y me pregunto si tendrán alguna remota idea estos zapatos viejos lo que me ha costado llegar a este paraje


donde te pienso.

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Consuelo


Cuando el río baje seco
y sólo piedras enturbiadas por un agua verde me guíen
cuando el sendero se llene de pozos
y me empujen con sus brazos de musgo a caer en ellos

Cuando de mí no quede mas que un puñado de letras
huyendo
un páramo estéril me espere como toda llegada
una caricia incompleta sea yo

Cuando no encuentre el modo de volver
y una canción lejana me invite al abandono
al sabor amargo de mis días mudos
a quedarme partida por la mitad

Sólo pido
que me habite el consuelo de tus ojos.

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Pasos azules

De la sierra morena,
cielito lindo, vienen bajando
un par de ojitos negros,
cielito lindo, de contrabando.

¡Ay, ay, ay, ay! canta y no llores,
porque cantando se alegran,
cielito lindo, los corazones.
-Canción tradicional-


La calle se inquietó al verte doblar la esquina, como si de pronto se quedara sin aire al verte venir y buscar la dirección que te llevaba hacia ella.

Los árboles se quedaron tiesos porque la brisa de la tarde enmudeció y las paredes palidecieron, sus carteles pegoteados anunciando felicidad de propaganda se sorprendieron y por el tiempo que duró tu paso por allí, no pudieron sonreir de mentira, pues la alegría de verte era tal que se les notaba en sus caras de papel.

La música que bajaba de un balcón se posó en tu frente y te hizo pisar las baldosas como si fueras flotando.

Y vos con un aire endemoniadamente felino cruzaste la avenida, sin darte cuenta que tras tus pasos iban desnucándose los árboles y la tarde se vestía de tu color.


Este cuento va dedicado a Cieloazzul, en el día de tu cumpleaños :)
¡¡Que pases un día muy feliz!!

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Una plaza en el cielo

El cielo en la vereda
dibujado está
con espuma y papel de seda
del jacarandá.
-María Elena Walsh-


Salir a la calle un día de noviembre y encontrar en su punto justo una plaza.
Llegar en el momento preciso en que la primavera está en pleno acto de amor, dejándose caer encima de la tierra.
Y conmoverse.

Que tus ojos puedan ver en qué maravilloso instante los jacarandás se transforman en colchón de aire violeta y dejan de ser nubes para ser manto.
Que nada te distraiga de ese delicioso cuadro.
Que la lluvia ni el viento te jueguen en contra y destruyan la armonía que tiñe tu ilusión.
Que tengas una cámara en la mano derecha y otra en el costado izquierdo latiendo con fuerza antes que nada suceda.
Que pienses en querer compartir tu mirada con alguien que sabés, adora lo que vos estás viendo.
Y no puede verlo.

Guardar para vos y para quien sobrevuela tu recuerdo un par de fotos.
Sembrarte el corazón de dicha de sólo pensar en que podés compartir ese instante sacado de un cuento de hadas.

Te debo un cuento.
Uno para mis manos y tus ojos, que no tenga final, ni haga falta, donde las nubes estén hechas de esas flores y vos puedas caminar por arriba y cruzar todos los puentes que soñaste y de este lado estés vos y del otro esté esperando tu vida, descubriendo el mundo en una instantánea.
Ese cuento que me falta lo viste vos en esa plaza repleta de primavera, el de tu vida abierta de par en par, se ve en tu sonrisa.


*La fotografía fue tomada por Andy (Badanita) uno de estos días de noviembre al salir de su trabajo y me la envió para que viera qué bonitos estaban los jacarandás :)
Gracias Andy, al cuento te lo debo...

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Canción

Para que no se me olvide la letra,
voy a anotarla en tu piel.
Sé que jamás perderé esa libreta.
Sé que la conservaré.
-Silvio Rodríguez-



Ahí estoy, esperando por vos.

Que abras la puerta de tu casa y repentinamente me encuentres y te pongas a escucharme lo que tengo para decir.

Me hice de acordes mansos, sé que pueden gustarte, me armé de unos versos encaprichados en negarme rimas, pero que supieron a pétalos y eso me bastó para dejarlos.
Me aprendí de memoria para que no me pierdas, llevo días cantándome entre las sombras, bailando en los callejones para que nadie me vea, armándome de coraje y juntando toda mi fuerza de canción nueva para venir hasta vos y esperar tus pasos detenidos en el borde del descanso.

Me pinté la boca de un color que no puedas olvidar y hasta fui capáz de venir sola.

Soy toda canción, sólo para darte mis versos y que te quedes con un poquito de mí.
Que vos te detengas un instante, que tu vida me mire intensamente el tiempo que duran mis pocas estrofas y que te vayas tarareándome por las calles que te esperan, es lo único que quiero este día.

Después será verte partir, ver cómo te perdés entre los álamos que se desvisten en las veredas, eso es lo que mas me gusta.

Ver cómo te ves, cuando me llevás por dentro.
Cuando yo dejo de ser sólo una canción mas, para ser tu canción y eso te ilumina el andar y te hace el paso mas lento y los ojos van posándose entre las cosas como si fueran descubriendo un mundo, mientras bajo la piel yo te bailo

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El momento cuando piras


"la sutil melancolía
el momento cuando piras
los espacios donde miras
y las gotas de tu lluvia se irán.
Y otra vez en la secuencia
de los pétalos que caen
se descubren los misterios del azar
y las manos que se encuentran en la flor,
la bestial naturaleza del amor"
-Fito Páez-

Donde las paredes se terminan puedo decir que es el lugar donde tantas veces te pierdo. En el límite del cielorraso mis ojos vagabundos bajan los brazos, dueños de indecibles graffitis, es donde mil veces te dejo arrumbado tras vanos intentos.
Desahuciadas pinturas.
Pequeñas imágenes que luego descarto y dibujo por encima otras nuevas, mientras mares insensatos le caminan por arriba y por abajo los trazos luchan por no perderse del todo y termina siendo finalmente un gran manchón alado que se pierde con las sombras de la tarde.

Grandiosa pared que encierra un paisaje de esfumados claroscuros y te tiene.
Borroneado, pero te tiene.
No como yo, que sin consuelo pienso que nunca te pude dibujar como me hubiera gustado, tuve tu esencia en mis manos de lata, la ví bailar ante mis ojos asombrados, la vi brillar con sus colores da nácar en una paleta huérfana y no pude alcanzarla.

He sido una pintora del montón, no pude retener en algún trazo ese momento intenso en el que vos remontabas vuelo.

Respirando esta sensación de abandonada derrota estaba, cuando contemplo el lienzo frente a mí y a vos sentado en tu silla descolada, frente a la ventana que da al río, con ese aire distraído que amo, mirando para afuera como si algo hubieras encontrado y esa delicia te tuviera cautivo.
La mirás desde un fondo que increíblemente yo rescato.
Y tu forma se vuelve lenta,
como si la dejaras comenzar un viaje dentro tuyo la vas tragando,
como si bebieras un elixir.
Se te ve resplandecer como si el sol te partiera en dos este mediodía
y los colores salieran de vos
y corrieran a esta paleta tuerta que tiembla entre mis manos,
me buscaran con urgencia
y desesperados se pegaran al pincel
y el pincel se clavara en mi cuerpo
y de una vez
y para siempre,
toda yo esbozara un garabato auténtico,
en el instante mágico en que tus ojos fueron cautivados por algo que yo no ví,
pero me ha bastado verte a vos para entender la maravilla.

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Dolor

"Nadie pierde (repites vanamente)
sino lo que no tiene y no ha tenido
nunca, pero no basta ser valiente
para aprender el arte del olvido.
Un símbolo, una rosa, te desgarra
y te puede matar una guitarra"
-Jorge Luis Borges-



No hay residuo mas amargo que un dolor que te sube despacio por la garganta, como escalando todas las alturas, hasta alcanzar el firmamento de tu paladar y quedarse alli pegado.

Se instala como encontrando una cuna donde morir de pena sin que nadie lo vea, solo vos te enterás, solo vos que lo sentís clavarse como una flecha y cubrirse con el agua de tu boca, ese charco agrio de la tristeza que se podría explicar, pero que es mejor dejar allí en el silencio sin explorar que tienen algunos momentos rancios.

Entonces, para olvidarte, te das vuelta, girás la cabeza y lo sentís patinar, se inclina junto a vos, sigue tus movimientos, toma tu forma y tus modos, finalmente se parecen.
Te sigue por la casa, se sienta con vos frente a la tele y maneja el control, te indica cuando toca respirar, cuando cerrar los ojos, cuando tapar los oídos.
Cuando querés acordar ha conquistado tu techo y es tu due­ño.

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Algo de magia


"Atrápalo como un recuerdo envenenado
atrápalo y deja que se escape de tus manos".

Estos versos que he escogido para mi post, pertenecen a un tema de Quique Gonzalez, que se llama Trucos Fáciles para los días duros...

Y lo he traído aquí, porque es justo lo que yo necesito hoy, un truco fácil, algo que me permita hacer magia sin quemarme las pestañas, ni nada más claro, que ya con las piernas ha bastado!

La verdad han sido días duros y estoy detenida aquí, mirando tantos mensajes realmente generosos, donde el cariño se siente muy cercano, tanto que me llenan de verdadera emoción y quisiera un poco de magia para pasar el monitor y llegar hasta cada uno de ustedes y darles un abrazo fuerte, pero lo intento y lo intento y sólo consigo llevarme por delante la pantalla hasta quedar aplastada sin remedio.

De modo que he de conformarme con saludarlos desde acá, mientras miro que afuera la primavera está tan detenida como yo y el frío no cesa.

Pensaba hacerlo dentro del espacio de los comentarios, por cierto pudor a la hora de exponer algo tan íntimo como son mis sentimientos sobre la mesa en un post, como que es más ligero si está allí perdido entre los otros comentarios, pero me ha parecido que se merecían este agradecimiento en un espacio central, donde pudieran encontrar mi abrazo mas directo, sin tener que andar buscándolo, donde pudieran leer de entrada que cada palabra que han escrito me ha llegado al corazón, me ha hecho pensar en los vínculos virtuales y en los que vienen del mundo personal de cada uno, me han hecho pensar en este curioso espacio donde alguien en algún lugar del mundo deja lo que está haciendo para escribirte algo que te va a curar el alma.

Y saben amigos, seguro que lo saben, hay veces que el corazón se hace pedacitos, pues así está el mío estos días, este accidente no sólo me quemó las piernas, me quemó mucho mas, pero bueno eso es anecdótico y cuando el corazón se rompe y uno anda triste se complica la recolección de las partes, el armado, ni hablar de las curaciones y los vendajes, de eso mejor paso, porque se me olvida que es metáfora y entro a dar detalles impresionantes y no es el caso.
La idea era hacerles saber que cada uno de ustedes ha estado presente en mí estos días, con sus bromas, sus cariños, sus mimos, sus oraciones, sus atenciones y cuidados. Cada uno desde donde ha podido me ha hecho llegar su pensamiento y eso, cuando uno está sobreponiéndose de un accidente es tan grande que no se imaginan el bien que provoca.

Por eso amigos míos infinitamente G R A C I A S !!!!

INSANITY - TOROSALVAJE - PEZ DE CIUDAD - CIELOAZZUL - DALIANEGRA - NANY- CALMA - VERBO -
TULIP- BADANITA - JAC - MAIK - DIANA - GATA INSOMNE - CATY - ZOOEY - MO - CACHO DE PAN - ANGÉLICA - LALY - YBRIS - LLUVIA - NICO - LAU - TUMEJORAMIGA - RAKELA - ADRIANO - IMAGINA - PETRA - GODOT -


Y yo me quedo por aquí...


"Buscando alguna conexión alrededor
que me devuelva la electricidad"
-QG-

Un abrazo muy grande

Pato

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Morral de ladrón


"Venís envuelta en una nube lila
a romper los barrotes de mi cárcel blanca
abríme al medio
-me hace falta-
prestame tus alas húmedas
vestíme con tu voz de viento
mirame directo a los ojos
es lo único que tengo"
-Pato-

En cualquier momento, a mis ojos presos se les da por escapar de sus cuencos carcelarios y subirse a una locura fugitiva que implacablemente los arroja por los techos, por las veredas húmedas, por los campanarios dormidos, siguiendo los rieles del ultimo tren que pasó con el sol corriendo detrás.
Y en ese preciso instante en que inquietos piensan que se termina la belleza:
Una mujer camina por un sendero angosto
viene hacia mí
sin saber que mis ojos antes han dado con ella
que confundida bajo la lluvia fresca de noviembre
se mezcla con las florcitas de los paraísos
y una suerte de nieve lila
también la baña.
Ella camina lentamente
su pelo se agita al viento
y se arropa en su abrigo escaso para este chubasco inesperado
cuando mis ojos la rodean
la ven en su inmensa soledad de tarde acobardada.
Y allí, cuando estoy frente a ella
me descubro en sus ojos derrumbados de tristeza,
pero aún así la encuentro bella.
Me detengo, queriendo quedarme con todo eso que veo, respiro libertad por un momento y mis ojos comienzan a contagiarse de ese aire tibio.
Aire que llega hasta el punto donde ellos regresan a su prisión domiciliaria, le avisan a mi sangre que están en casa y mis manos dan aviso de que en efecto ya están aquí, mientras borroneo apresurada en una hoja lo que estos ojos insaciables han traído en su morral de ladrón de media tarde.

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Remontando sombras


Solamente adiós.
Hasta luego, amor
hasta luego nuevo amor.
Es tan redonda la ciudad
que nos caemos los dos
y eso no estaba en los planes de ninguno de los dos.
-Los Rodriguez-

La vida les jugó una mala pasada.
Cuando se encontraron, para el amor ya era muy tarde. No les quedaba tiempo para saborearse lentamente como les hubiera gustado. Como tampoco quisieron perderse en lamentos por lo que pudo haber sido y no fue, decidieron citarse con día y hora en una esquina en la parte vieja de la ciudad para tomarse las manos un largo rato y eso a sus años, iba a ser mas que suficiente.
Antiguamente en esa esquína, había habido un almacén de ramos generales y hoy día era un coqueto Restó, felizmente reciclado, con grandes ventanales que daban a un parque añejo, cargado de jacarandás nublados.
Allí en la mesita que se apoltronaba al sol del mediodía, estaba ella esperándolo. Tenía los ojos pegados a la vereda de enfrente y el corazón acelerado como una jovencita. Cuando lo vió llegar supo que el amor tenía ojos color café. Sonrió mirando el fondo de su tacita medio vacía y terminó el último sorbo con la expresión mansa de él comiéndole con la mirada, sus labios gastados.
El almuerzo comenzó como un baile lento.
Los ojos marchitos danzaban de sus caras a las manos, de las manos a los manjares y se mezclaban entre las florcitas que él le había comprado, merodeaban por entre las copas, hacían equilibrio sobre sus labios, recorrían el mantel en puntas de pie, jugaban a las escondidas y se atrevían al amor.
El almuerzo transcurrió con la cadencia sensual de quien baila un tango, dejando toda la nostalgia que tenían sobre la mesa, como si fuera una pista de baile.
Pero llegó a su fin y los dos salieron a la vereda sabiendo que venía el final.
Al salir estaban serios y mas viejos, ambos sabían que al darse la vuelta y cruzar las calles se iban a separar para siempre. Allí, a escasos metros se les terminaban todas las posibilidades de caminarse por los rincones mas soñados y rebuscarse en las hendijas todas las pasiones furtivas como hubieran vivido de haber sido jóvenes.
Por eso se miraron a los ojos desde el fondo del alma y allí se quedaron acurrucados contándose todas las ternuras de las que fueron capaces y todos los diablos y los ángeles que los habitaban los rodearon mientras ellos se miraban, mientras se dibujaban en sus espacios de memoria, se llevaban guardada para siempre esa despedida.

Después se arroparon en un abrazo todo el amor que fueron capaces de sentir y cuando el silencio comenzó a ruborizar sus rostros y los ojos se inundaron de sal, sabiendo que sobrevolaba el adiós, sin decir mas nada se dieron la vuelta.
Cada uno se llevaba dentro suyo todo lo que amaba del otro.
Se iban repletos a vivir lo que les quedaba.

Lo que no sabían era que en el mismo instante en que se alejaban buscando el final, sus sombras irreverentes comenzaban su vida de a dos y enamoradas hasta la médula, no estaban dispuestas a dejarse una vez que se habían encontrado, por eso desobedeciendo todo pronóstico aciago, ambas escaparon por las paredes y se pusieron a bailar el tango mas deseado, hasta desaparecer por los techos haciendo firuletes, cortes y quebradas.



(Gracias Gaturra por regalarme esta foto hermosa y un motivo cuando mas lo necesitaba)

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Lo que no te mata...

te hace mas fuerte, no?

Pues siempre que escuchaba esa frase, pensaba que era así, pero he tenido la fatalidad de comprenderlo estos días en carne propia, piel propia y terror propio.

He sufrido un accidente hogareño, me ha estallado un vaso de vidrio térmico que dejó de serlo justo cuando decidí echar agua hirviendo dentro.
Al estallar, el líquido se derramó sobre mis piernas y tengo los dos muslos superiores afectados, arruinados y lucen horripilantes, sobre todo duele muchisimo, por eso no he tenido voluntad de escribir nada, me he sentido muy mal estos días, desganada y contrariada.
Los accidentes son cosas con las que uno no cuenta, no son esperados en absoluto y te sorprenden, dejándote mal parada por un tiempo.
Recién ahora voy ceptando lo sucedido y sigo como puedo.

Tengo que guardar reposo, lo que mas pueda, tengo que distraerme para que no avance mi ansiedad, tengo que dejar pasar el tiempo, pues esto va a llevar su proceso y tengo que intentar por todos los medios de ser muy paciente.

Me siento fatal escribiendo esto, no sé cómo seguir en el blog sin subir nada, pero es que no puedo pensar en nada, estoy anulada, sólo necesito leerlos, compartir con ustedes que son mis amigos en este sitio mi pesar, pues tampoco puedo hacer como que no ha pasado nada, cuando estoy tapada de pastillas, inyecciones, curaciones y dolores a granel.

Y visitarlos, leerlos, participar como me gusta a mi en sus casas, creo que me va a ir haciendo olvidar un poco este momento y cuando sienta voluntad de escribir de nuevo, aquí estaré.

Sepan disculparme.

Un abrazo a todos muy fuerte, sin que me rocen las piernitas, porfis!!!!!

Pato

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Nido


"Adivino una ternura húmeda
debajo de la sombra que empaña tu rostro
todo me dice
que aún te quedan risas por robar
aunque el cielo te desate un llanto"
-Pato-



Terminó de escribir con el fuego quemándole los dedos, con los ojos incendiados y el alma amontonada en la garganta.


A borbotones le fluían las ganas
pero por espacio de horas se quedaban estancadas
hubieran pasado siglos sin despertarse si nadie las llamaba
o tal vez
hubieran salido a buscarse solas si nadie venía a buscarlas
por espacio de horas se quejaban todas rotas
A borbotones se morían enyesadas


Terminó de escribir con las manos ramificadas, le habían crecido hojas naranjas y un nido de hornero se le había pegado al alma.

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Coleccionista de días felices


"Muchacha ojos de papel
¿A dónde vas?

Sueña un sueño despacito entre mis manos
hasta que por la ventana suba el sol.
Muchacha no corras más
tu tiempo es hoy"
-Luis Alberto Spinetta-

Era el día de su cumpleaños número nueve y aún no lo sabíamos, pero ese iba a ser el primer día mas feliz de su vida.
Así comenzaría su colección de días muy muy felices.

No imaginábamos que una bolsa de caracoles dispuestos de una determinada manera sobre el césped, a plena luz del día, bajo un sol estrenando primaveras, la haría tan feliz.
Tanto que no lo iba a olvidar nunca, tanto que estaría entre sus recuerdos mas preciados, y siempre lo recordaría como uno de los días mas bonitos de su vida.

Ella dormía un sueño de flores nuevas y nosotros corrimos a la playa a juntar caracoles recién salidos del mar.
Seguramente eran caracoles enamorados, caracoles con alma de estrellas de rock, caracoles que sabían bailar y usaban pelucas, caracoles con estrellitas de mar pegadas en la cara, con vestidos de fiesta y con globos, caracoles descalzos y sin nubes en los ojos. De esos caracoles que se vuelven torbellinos de caricias.
Ahora que lo evoco, estoy segura que eran así.

Y los fuimos acomodando sobre el pasto, formando su nombre se quedaron allí tomados de la mano, caracol con caracol, esperando que la princesita despierte de su sueño y cuando eso sucedió, ella abrió la ventana para que el día se meta de lleno por sus ojos, por su boquita de fresa, por esa sonrisa grandota que siempre tuvo y lo que la esperaba tras los postigos de madera era un concierto sorpresa.

Para nosotros, los caracoles se quedaron tiesos en el piso, sin reacción alguna, pero a mí se me hace que ella los vio bailar, los escuchó cantar su feliz cumpleaños, le hicieron un show de piruetas marinas, le contaron el romance secreto de la Sirenita, le relagalon un abrazo gigante bordado con olas.
Algo maravilloso debe haber ocurrido esa mañana que nosotros con nuestros ojos de grandes no supimos ver, porque ella hoy a punto de cumplir sus 15 años aún lo recuerda como uno de sus días mas bonitos.

Con seguridad el sábado 20 ya tendrá un día más para su colección de días felices.

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Sepan disculpar mi ausencia de estos días, no he podido responder los comentarios, pues estoy abocada de lleno a la organización de su fiesta de cumpleaños y no me alcanzan los tiempos.

Un abrazo muy grande a Cielo, Ybris, Toro, Zooey, Mireya, Diana, Pez de ciudad, Carlos, Mugget, Nany, el Martín pescador, Mucha, Jac, Modes, Merak, Angélica, Calma, Dalia, Caty, Lau, Rakela y también a los que han pasado en silencio.

Muchas gracias por el cariño de siempre.

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Renglón


"Busco acaso un encuentro que me ilumine el día,
y no hallo más que puertas que niegan lo que esconden"

Creo que me estoy muriendo en un renglón.
Todo indica que no hay salvataje posible, que me termino antes de encontrar el punto.

Me parece que no voy a poder llegar a la otra esquina, que no voy a encontrar las palabras para contar el sueño que se arrinconó en mis manos. Se me dificultan los versos y el aire.
Todo se ha enturbiado, como el paisaje que cambia sin aviso.

Del otro lado me esperaban unos girasoles minando por completo un campo, las paredes de la casa eran blancas y los árboles que habían crecido tanto...
La ventana que daba al sur estaba abierta, el viento despellejaba una cortina de gasa hasta el cansancio.
Antes del final, pude imaginar cómo era ese silencio y me supo del color del ocaso.
Juro que quise narrarlo, quise arriesgar una catarata descriptiva de aquel remanso y sólo me cercó el espanto de no poder dibujar ni el caserío abandonado, ni el prado, ni las calles demasiado anchas y mucho menos ese rotundo sabor salado.

Entonces viendo que me moría, me quedé quieta en el descanso.
Me abracé con fuerza, me pegué al renglón que me contuvo entre sus brazos.
Y le dije al oído todo lo que el antojo de mi alma le fue contando.
"Como quien viaja a bordo de un barco enloquecido,
que viene de la noche y va a ninguna parte,
así mis pies descienden la cuesta del olvido,
fatigados de tanto andar sin encontrarte"
-Joaquín Sabina-

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De viaje

" Pueden venir cuantos quieran
que serán tratados bien
los que estén en el camino
Bienvenidos al tren!!"
-Sui Géneris-



Se trepó a la estación de mi boca.

Llegó a último momento cuando el tren se iba, corrió el andén como una loca y me subió.
Se apoderó de mis labios como si fueran los asientos de su vida y se tiró para atrás, descansando con el hallazgo de haberme alcanzado a tiempo. Se quedó mirando por la ventanilla, mientras afuera la lluvia se volvía un manto frío.
Se reclinó decidida a pasar el día entero y yo no ofrecí resistencia, la dejé colgada a un costado y me fuí con ella por las vías.

Cuando el día se ve tormentoso, las calles siniestras, las paredes comienzan a crecer como el espanto, los árboles se pueblan de miedos y no hay ningún atajo, no hay mejor compañera de viaje que una sonrisa.
Ella funciona como un limpiaparabrisas, me va secando la llovizna, se vuelve escoba y se encarga de barrer las hojas y hasta se atreve a frenar el viento.
Todo mi cuerpo se va contagiando por ella, como si el asiento le quedara chico va tomando todo lo que queda de mí y llega hasta los pies.
De modo que ellos, eternos náufragos de melancolía se ven sorprendidos y lo celebran, entonces van evitando los charcos, bailan en las veredas rotas un zapateo americano, mantienen un equilibrio casi a punto de perderse y atraviesan el día con los ojos asombrados.

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Hojalata


Hacé de cuenta que estuve navegando
es casi lo mismo, sólo cambia el paisaje:
abajo el mar que nunca se ve,
arriba el cielo - el cielo raso-
y tu foto en la pared.
-Baglietto y Abonizio-
Una esquina de lata pintada de colores, que tenía la cara acostumbrada a recibir todos los vientos, era su casa.

El primer sol para él, tenía sabor a frutas, abría los postigones de una ventana agónica y respiraba el perfume de un río que pretendía ser plateado. La mañana se destapaba por completo, mientras en la radio las noticias de siempre se revolcaban entre presagios inmundos y crímenes pasionales.
En los callejones del puerto los amaneceres frutados son una quimera, igual que el regreso de ella. De ciertos lugares no se vuelve -eso pensaba con nostalgia-.
Se preparaba unos amargos y harto de escuchar ese arrullo de mal agüero, apagaba la radio y buscaba su silencio, su remoto silencio acostumbrado.

Allí en ese pequeño hueco de tiempo es que volvía a encontrarla, por eso estiraba un rato los mates, para verla sentada a su lado, en el brillo de esa mesa solitaria, con sus manos blancas untando de manteca unas tostadas. La veía con la sonrisa que él le había puesto para quererla siempre, con sus ojos de color dorado, la veía hecha de niebla, flotando en ese ambiente cálido.
Era suya otra vez, cuando la veía llegar, cuando la traía a su casa de hojalata.
Algunas veces venía con ese vestido estampado, otras uno color lavanda. El cabello recogido le sentaba bien, aunque él prefería si ella lo dejaba suelto, con un perfume de jazmines acariciándole los labios.
Con un andar felino la deseaba.
Así la quería.
Así la soñaba.
Entre mate y mate, mirando por la ventana que daba a un fondo de colores oxidados, él se imaginaba una colina verde y era lo único que importaba.

Atrás quedaba el puerto con su olor putrefacto, atrás las paredes de lata fría, atrás la esquina solitaria, eso era puro cuento. Lo que importaba, lo que realmente le daba aire a sus pulmones estaba en esos momentos que le robaba cada día a la vida.
Después estaba listo para enfrentar cualquier guerra que lo esperara escondida entre las calles.

Y cuando el mate eran puros palitos flotando, cerraba la ventana, y adentro quedaban todos sus sueños de arcilla esparcidos sobre la mesa.
Durmiendo con una sonrisa tierna hasta la próxima vez.

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Cansancio


"Tengo esta noche las manos negras, el corazón sudado
como después de luchar hasta el olvido con los ciempiés del humo."
-Julio Cortázar-



Nunca sé definir por dónde comienza mi cansancio.
Sí tengo claro por dónde desbarranco, siempre es igual, aterrizo en cualquier lado y tomo forma de pantano.

Yo me doy cuenta que el abatimiento se va instalando, porque lo intuyo como si se me sentara en las rodillas y comenzara una conversación malsana, con esa voz que tiene de letargo.

Cuestión que esta noche vino y se sentó a mi lado.
Con esos ojos lejanos tan suyos, con sus gestos de agobio me ha hablado.
De la conversación se ha desprendido que no hay lugar para un cuerpo cansado, no hay espacios, apenas quedan refugios vagos donde despojar un desierto de agónicas ilusiones y dos o tres estrofas para poder expresarlo, pero no más.

La noche devora cualquier hartazgo, lo mastica con una lentitud de domingo y eso, curiosamente, me basta.
Las esquinas del centro reúnen a los borrachos y los soñadores dicen que bailan por TV.
Las sombras se derrumban en los peldaños, como si estar allí, significara haber llegado al lugar buscado.

Y yo, que he aprendido el sabor de las penas diluídas con aspirinas en algún vaso, mientras despellejo las cáscaras de estos huesos apilados, tengo claro que no hay nada que pueda con el cansancio que se aloja definitivamente en el costado izquierdo.

Allí donde la vida te pide que siempre la estés esperando.

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Si pasas por mi calle.


"En la cruz de tu candado
por tu pena yo he rezado
y ha rodado en tu portón
una lágrima hecha flor
de mi pobre corazón"
-Horacio Sanguineti-

Llama a mi puerta.

Que no te importen las paredes rotas, ni las ventanas cerradas, que no te agobie el silencio, ni te demore la duda.
Que la esquina clausurada te deje pasar, que nada te detenga.

Entonces cuando estés allí, cuando el sol caiga de punta sobre tus hombros, llama a mi puerta.

Que no te quiebre el recuerdo, que sea superior tu fuerza, que no te acobarde el miedo.
Que todo te lleve a ese punto de la ciudad donde mi nombre es presagio y que las sombras te empujen hacia un portal desnudo que ha perdido el habla.

Llama, golpea de modo que yo escuche.

Derrumba la puerta si es necesario, que yo he aprendido a interpretar el sonido de las paredes, no he olvidado la queja que tenían tus pasos y si contengo la respiración los escucho otra vez llegando, otra vez detenidos ante mi puerta, otra vez con la mano en alto a punto de golpear.

Por favor, llamame.

Que estoy completamente quieta, detrás de unas cortinas mudas, mirándote a través de las paredes, desde un temblor absurdo y no sé cómo salir a buscarte.

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El lugar de los sueños.


" Allí te espero,
en el momento en que la pluma conoce al papel
en el instante en que mis frases me desnudan"
-Quique Gonzalez-

Si me esmero un poco, creo que lo consigo.

Si dejo mi mirada en un punto fijo, si me evado, si me subo a unos acordes inquietos, pero tan cómodos como un asiento reclinable.
Si comienzo a borrar lo que me molesta, lo que no quiero, lo que sobra. Si dibujo en el aire lo que estoy sintiendo, si invento colores de otro mundo, si acaricio despacito esa imagen con alguna palabra, si es que puedo volver a buscar lo que perdí, si me dejo llevar por mi alma, creo que puedo.

Si es que las rutas que se han recorrido alguna vez no me engañan, si los mapas de viaje me regalan alguna estación, si allí algún banco mira el cielo, si el sol es beningno y los vientos no me defraudan.
Si la niebla se va
Si yo vuelvo a ser instrumento.
Si otra vez vuelven a subir a mi los pasajeros desterrados, los demonios encubiertos, los desangelados, con sus valijas repletas de deseos, con sus ojos devorados por el hambre, si ellos me detienen y me abordan otra vez, si se atreven a subir a mi de nuevo, si confían otra vez en este cuerpo irresponsable, yo prometo llevarlos de viaje.

No ofrezco mucho a cambio, sólo sigo un camino y por ahí creo que puedo ir con ellos.
Yo creo que puedo volver a buscarles lugares inciertos, creo que aún es posible un cuento, que volveré alguna vez al lugar donde los sueños no tienen precio.



"Volveré a los sitios donde nunca he estado
como vuelvo siempre al punto de partida
Vendo corazones de segunda mano
y unas zapatillas para huir deprisa
Con la conciencia tranquila
con la rabia precisa
miro a todos lados"
-Quique Gonzalez-

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Las palabras sucias

"¿A qué velocidad escapa lo que damos por perdido,
lo que creí­amos caí­do del cielo?"
Quique González




Escribir como si se tratara de respirar, como si en cada oración lograda encontraras un pulmón de repuesto.
Escribir desde esas dulces prisiones que son las palabras, desde esos refugios de ternura. Escribir aún cuando se convierten en muros y es necesario treparlas para sentirte libres.
Siempre escribir.
Contra viento y marea.
Escribir palabras blancas, níveas, perfectas y puras ¡qué facil que resulta!
¡Qué dicha! cuando la hoja en blanco se va llenando de mas blancura y todo se vuelve radiante.
Sin embargo, qué hastío de pureza entre tanta dicha, si falta una palabra sucia.

¿Qué pasa con las palabras putas? ¿Qué pasa con esas atorrantas oscuras que se meten en el medio de tanta frescura y huelen a noche triste?
¿Qué pasa cuando se miran al espejo y se dan cuenta de la diferencia de color? Cuando descubren en sus miradas que la vida les ha jugado duro y que han tenido que pelear con la más fea.
¿Qué le pasa a una palabra cuando antes de nacer ya sabe su destino desgraciado, cuando sabe que será puta?

Hoy lo supe.
Cuando le da la gana se escapa, te deja plantada, desaparece.
Se va.

Pero no se va así nomás, se viste de negro, deja ver una sensualidad inusitada, se acerca al espejo y juega mirándose a los ojos, se muerde la boca, se sabe hermosa.
Se pinta esos labios de carne húmeda que tiene.
Se maquilla los ojos hasta que se pierden en una sombra.
Se abre el escote hasta el límite de lo permitido, provocando el delirio.
Se sube en unos tacos imposibles.
Y camina llevando su belleza enmarcada en unos cabellos revueltos.
Se aleja, dejando sólo el perfume de sus pasos esquívos.
Se aproxíma a la ventana y se va por la escalera de incendios o se tira con un montón de sábanas anudadas, dejando la prueba del delito.
Se va por las calles a ganarse la vida o a liquidarla.
Vive en las venas de una mujerzuela, en la cara de un asesino, en las manos de un pirata, vive en la mirada de un ladrón, se sube a la boca de una santa, se disfraza de mendigo, se enjuga en las lágrimas solitarias de una anciana.
Viaja en tren, se mezcla felíz con la resaca.
Se cobija en los bolsillos vacíos de un niño callejero.
En el sorbo desesperado de alcohol del borracho sin nombre.

Arremete contra toda blancura, siempre regresa manchada y paradójicamente, son esas putas palabras las que me salvan.

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De pie


"Los dolores del amor,
ellos siguen creciendo"


Sus pisadas se hundieron en la tierra floja, la lluvia había dejado aquello convertido en un pantano.
Ella prefirió ese barro nuevo, necesitaba un barro purificador y lo había encontrado allí, en el sitio menos esperado, era lo que estaba buscando.
Fue directo al fondo del cementerio de basura, mientras luchaba por no quedar atrapada entre esas ruinas embarradas, quería llegar hasta el fondo, caminó entre tumbas de lata, entre porquerías perforadas, esquivó autos cubiertos por el óxido, bajo la luz de unos turbios relámpagos, en medio de una noche aciaga.
Caminó sin prisa, pero sin detenerse hasta el final del baldío.
Entre sus manos lo llevaba temblando, tal vez estuviera muriendo de frío.
Ya se lo habían arrancado y lo habían dejado tirado en un portón desierto unas horas antes, ella lo había recogido entre sus brazos y había llorado hasta quedarse sin lágrimas, ahora estaba buscándole un lugar.
Allí iba a dejarlo enterrado.


"Dicen que se marchita si lo dejas,
el amor fue hecho para olvidarse"


En medio del basural, espantando gatos asustados y rodeada por el humo que se levantaba gimiendo entre la lluvia, se tiró al suelo y cavó con ganas, con desesperación, con furia quebrándose las uñas.
En un hueco pequeño entraba.
Despues lo tapó con algo de la tierra blanda y se alejó sin su corazón.
Ya no lo necesitaba.

Con el paso de los días, entre las sombras de los restos que allí se amontonaban comenzaron a brotar flores teñidas del color del desamor con destellos púrpura.
En un basural perdido en la ciudad, un corazón bañado por el rocío, se levantaba.


"En mi corazón hay flores creciendo,
en la tumba de nuestro viejo amor
desde que me diste una respuesta directa"
-Arcade fire-

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Juego


"Nos cogemos las manos y no decimos que se siente nada.
Poco a poco
se va mezclando nuestra sangre en los encuentros.
Un buen día acabaremos por ser la misma cosa"

-Gloria Fuertes-


Es fuerte tu mano, como tibio mi silencio.

De una tibieza que se vuelve pálida cuando quiere ser grito, se va por los techos y hace nidos en las chimeneas buscando un escondite.

Es rotunda tu mirada, como estéril mi palabra, que se queda a medio camino, que se entrecorta y se desangra.
Por eso, esta vez te propongo un juego: dejame ser tu mano, prestame tus ojos.

Llevame por donde se te ocurra ir.
Abrime a tus paisajes.

Dejame ser tu piel, que no me importa si es áspera.
Salvame con tu mirada.

Puedo ser la caricia que se escapa de tu mano.
Atesorar los sitios donde tus ojos se posan.

Descubrir el vuelo de tus alas.
Atravesar el cielo con vos.

Por eso prestame tu mano y guardame en ella como si fuera un gorrión recién nacido.
Dejame sentar en el umbral de tus ojos y paseame por la ciudad dormida, que quiero verla desde allí, conocer cómo son tus colores, lo que ves primero, lo que se te olvida ver.
Quiero sentir el pasamanos de la estación como si fueras vos quien lo roza, descubrir en qué punto tu piel siente el frío y si el calor te resulta salado en la boca.

No me impidas este juego, es solo por hoy, después cada uno vuelve a lo suyo.
Vos otra vez a tus ojos sin mí, otra vez a tus manos sin tenerme en ellas.

Otra vez yo con mi silencio de media estación.
Otra vez a mis palabras tíbias.

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Mar de oro

"La vida es una cárcel con las puertas abiertas"
-Andrés calamaro-


Un campo de trigo se dejó ver por mi, cuando se mecía con esa suavidad extenuada que tienen los trigales. Mientras tanto el atardecer se desmoronaba con parsimonia en la cámara lenta de mis ojos.

Hubiera querido correr y abrir un sendero sobre esa tentación dorada.
Hubiera sobrevolado sus espigas con la suavidad de un avioncito de papel.
Hubiera sido agua de lluvia para alegría de su piel reseca.
Hubiera dejado caer mi espalda en aquél lecho rubio.

Sin embargo busqué mirar de lejos, lo guardé en mi alma, desde entonces un mar de oro me navega en las arterias y algunas veces inunda mi garganta.

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Sobre lazos y flores.


¿Qué significa "domesticar"?
-Ah!..., es una cosa muy olvidada-respondió el zorro- Significa "crear lazos".
-Crear lazos?-preguntó el principito.
-Así es-confirmó el zorro- Tú para mí, no eres más que un jovencito semejante a cien mil muchachitos. Además, no te necesito. Tampoco tú a mí. No soy para tí más que un zorro parecido a cien mil zorros. En cambio, si me domesticas..., sentiremos necesidad uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para tí único en el mundo...
-Creo que empiezo a entender-dijo el principito- Hay una flor... Creo que me ha domesticado.
-Antoine de Saint Exúpery-


Yo que respiro cuando puedo viajar arriba de las letras, me siento completamente amarrada en estas horas para escribir, pero quiero regresar como vaya pudiendo, quiero estar con ustedes que son las flores que han brotado al costado de estos caminos estrechos, que serían la desolación si me faltaran.
TORO, CIELO, MAY, ANGÉLICA, MI DESPERTAR, JAC, GATA, DALIA, NOA, ZOOEY, KAMEL, MERAK, MODES, TUMEJORAMIGA, NATY, DÉDALUS, LULY, EL VERBO, INSANITY, LAU, CATY, PETRA, YBRIS, ANDY (que lee desde la clandestinidad)

Gracias amigos míos por ser presencia en la distancia y por ser abrazo en las palabras mas sentidas.
Los quiero mucho.

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Anuncio de un final.

Ya nunca me verás como me vieras,
recostado en la vidriera
esperándote.
-Homero Manzi-


Antes de partir, los finales se anuncian lentamente.

Algunas veces aparecen en el silencio detenido en medio de la tarde, en la caricia de una mano que resulta fría, en los ojos esquívos.
Otras veces se escriben en las paredes descascaradas, en las veredas grises, en los charcos después de la lluvia, en el banco vacío del parque.
Te lo anticipa la chica del clima por la tele, se deja leer en los titulares de los diarios, mientras vos leés otras cosas. Te detenés en el aumento del costo de vida o en noticias que te convocan con urgencia y distraés la visión allí, ignorando que mas abajo, tímidamente en un costado te estaba hablando un final.
Se detiene con vos en los semáforos, se vuelve tan rojo de rabia por tu indiferencia que parece
que va a estallar, igual no lo registrás y el pobre desfallece en un intento más por hacerse ver.
Te acompaña a hacer las compras, salta entre las góndolas, te mira de reojo entre las señoras del mercado, se multiplica en los estantes de ofertas y sonríe.
Se hace peinados raros.
Te ceba un mate y se bebe tu tristeza.
Te regala una flor a cambio.

Un día muerto de cansancio y harto de ser ignorado sale por la ventana, se sube a la parte mas alta de la casa, se queda descalzo, camina por la cornisa y sin pensarlo más, te abandona.
Se larga, se despide de su vida tediosa de final, una vida cargada de adioses de antemano y para viajar mas liviano deja sus zapatillas tiradas entre los cables que atraviesan el cielo.

Y allí queda a la vista del que mire para arriba, lo que quedó de quien alguna vez estuvo entre tus tardes, tomó tus manos, besó tus silencios, arropó tus sueños, se tiró a tu lado a escuchar música y te miró sin decir nada como se miran los cielos intensos, te miró infinitamente para guardarte muy adentro.

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Desde adentro

El otro lado es el mayor contagio.
Hasta los mismos ojos cambian de color
y adquieren el tono transparente de las fábulas
-Roberto Juarróz-


Desde adentro te ví casi desplomado, y subí antes del derrumbe por las escaleras que van directo a tus ojos.
Caminando por la cornisa me asomé como una burbuja, temí que la ventana se cerrara y me aplastara o me enjugaran tus manos, entonces me refugié mar adentro, me alejé de las olas furiosas que llegaban a esa costa que iba a delatarme de inmediato, me hice lobo de mar, me quedé sola en lo profundo de ese oceáno que se había instalado en tu mirada esta mañana.

Fui bajando por tu garganta de fuego y lavé tu alma, como sólo saben hacerlo ciertos aguaceros internos, sin saltar por el balcón, sin tirar por la borda todo un río, sin que la cara se deforme, ni las manos se acobarden.
Lavé tu alma con agua de azahares, la sequé con aire bien frío, le puse un traje nuevo, la pinté con un arcoiris que robé del cielo del domingo, le dibujé una sonrisa de chocolate a los labios y marqué las líneas de unos ojos pícaros.
En manos de tu alma, dejé una bandada de pájaros para que pudieras seguir volando.


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A solas


"Soy un mar de curvas y paisajes eléctricos"
-Quique González-

Ella se había sentado ante mi con esos ojos lejanos que tanto le conozco, pidió café para las dos, acercó el cenicero para su lado y comenzó a fumar sin importarle las restricciones del lugar, comenzó a echar humo por la boca en grandes bocanadas, un humo que venía directo a mi cara, lo hacía para molestarme.
Lo noté, estaba con un humor de perros además, porque se dio cuenta de que yo estaba con pocas ganas de escucharle su lamento de tango y eso la enojaba.
Ella esperaba que yo le preguntara cosas, que indagara y yo nada.
Se tomó el primer café en silencio, cada tanto levantaba su mirada y se quedaba callada mirándome, interrogándome, averiguando, escrutándome desde ese pantano en el que se adentra a veces y yo para evitarla, miraba por arriba de su frente, miraba un horizonte de autos en movimiento, miraba unos semáforos inquietos, miraba un mar de gente, miraba la nada misma, tal vez me estaba mirando a mi desdibujada en ese fondo perdido.

De pronto me dí cuenta que ella seguía allí, como siguen los lunes obligados a los domingos, igual que siguen los perros a sus amos, seguía ya sin su café y con una montaña de puchos asomando del cenicero con el cuello estrujado.
Seguía con su mirada de ternero.

Y yo, que hay días en los que ni yo me aguanto, no la soporté más, me puse de pie y la invité a retirarse con cierta elegancia.
Ella, que suele tener raptos de dignidad se levantó despacio, aplastó el último cigarro, pagó los cafés y se marchó del mismo modo en que había llegado.
En absoluto silencio y con el aluvión de preguntas sin respuestas cargadas en los hombros.

Un pasillo apretado la condujo directo a la puerta de entrada del bar, al salir la vi repartirse entre los vidrios a mi tristeza.

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Nubes en mi ventana


"Por mirarte cruzando esa avenida
un desfile de risas me atrapó"

La ventana estaba abierta, un aire intoxicado pretendía limpiar un aire mas viciando aun, las cortinas se agitaban desprevenidas por el aire frío y se abrigaban entre ellas como toda solución ante semejante exposición invernal.
Los vidrios se habían empañado por completo y buscaban llorar alguna pena errática que se le había quedado pegada durante la noche y el viento helado haría maravillas en esa cara transparente y sucia.

La furia de un avión que partió el cielo en dos, apagó mi mirada justo cuando se había detenido en un sombrero parecido a un hongo, un sombrero de color marrón, y cruzaba la calle junto a unos jeans gastados, para instalarse en un murete de piedras que daba al parque, apoyada al contorno de una espalda cansada que miraba desde abajo hacia un atardecer mas quieto que mis ganas, siguiendo a unas manos que desde arriba parecían enérgicas y que una vez ubicadas en el murete, se agitaban por espacios prolongados sobre un lienzo blanco y garabateaban algo, como yo lo hacía al mismo tiempo en la pantalla.

Avión inoportuno.
Otra vez las cortinas luchando contra un cielo que se mete de lleno en mi casa, otra vez mis ojos esquivando nubes arrepentidas de vivir en las alturas.
Otra vez yo.
Ya no sé si soy nube acobardada o mujer delirando una silueta que se ve tan nítida en mis ojos.
Más...Mucho más que allí abajo

"Por mirarte no te olvidaré nunca
un segundo que fue una eternidad"
-Andrés Calamaro-

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