Quiero compartir con ustedes, amigos míos de estas calles, un poema de Julio Cortázar que atesoro.
Se los dejo entre las manos, con la esperanza de que el año entrante pueda seguir encontrando esa puerta que han abierto para mí y poder sentir por un momento sus manos queridas entre las mías.
Claro, la distancia es un problema técnico dificil de resolver y tal vez haya que urdir cada mano de ustedes en silencio, no me va a costar, soy de imaginación fácil :)
Gracias por regalarme cada día el placer de la sorpresa, la emoción en cada abrazo, la risa inesperada, la ternura, la palabra precisa y el silencio necesario.
Gracias por haberme apuntalado con tanto cariño estos últimos meses,
Gracias por haberme apuntalado con tanto cariño estos últimos meses,
que fueron tan difíciles para mí,
ustedes junto a mi esposo, mis hijas y otros amigos muy queridos,
fueron una parte importantísima para mi recuperación.
Los quiero con el alma.
Pato
Pato
Mira, no pido mucho,
solamente tu mano,
tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestás tu mano en esta noche
de fìn de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas.
Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso,
ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo,
como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos,
el amor de los hombres.
-Julio Cortázar-