Oración

Hoy no tengo palabras, nada mas que dolor y mucho, mucho miedo.
Por esta pesadilla ya pasé, ya escuché las mismas frases de esperanza y ya todo aquello terminó mal, es por eso el miedo y por eso el silencio enorme que me deja muda.
Esto que escribo es un desgarro de mi alma, pero no queda mas que este tiempo de espera y hacer lo que uno sabe.
Y yo no sé mas que escribir, apenas...
Desearía tener la fé de los que rezan.
Desearía no haber pasado antes por esto para no sentir este desasociego.

La muerte agazapada en un joven es el monstruo mas espantoso que pude ver en mi vida y yo ya vi esa cara antes.
Todas mis fuerzas, toda mi energía van detrás de que esta vez el destino no quede trunco en esta mueca fatal.

En mi cabecita de pájaros volados, rondaba la ilusión de pavonearme con la camiseta de Boca frente a su cara de circunstancia de hincha de River y tal vez aun nos quede ese tiempo por delante...

Que no se acabe el tiempo, es mi deseo y mi rezo.

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Crónica del San Martin (Para Jenny)

Llegar y ver reunida tanta gente nos asustó un poco porque comprendimos que iba a ser dificil estar cerca, el patio central del teatro estaba colmado por diversas tribus urbanas, cada cual venia por su músico.
Habia mucha gente por Kevin Johansen, otros por Adicta.
Un cartel en la boleteria decia Bersuit y Adicta no se presentan.
El Laboratorio Ñ estará presentando a Aristimuño y Johansen por Argentina.
A Quique Gonzalez, Ivan Ferreiro, Pereza y Xoel López por España.
Genial, era lo que queríamos saber.
No importaba la espera, no importaban los desencuentros que fuimos solucionando gracias a los celulares, no importaba el calor, ni el tumulto al entrar.
Escaleras arriba habia un silencio espectante, escaleras abajo el murmullo crecia y los pies se cansaban, entonces venia bien acampar y esperar sentados, tomar algo, hablar de cualquier cosa, dejar que la ansiedad encuentre un sitio dentro tuyo.
Recuerdo que pensé "tiene razón cuando te advierte que origina un pequeño desastre"...Llevábamos una semana de locos, acomodando horarios, dejando cosas de lado, buscando noticias, verificando lugares...
Ahora teníamos la certeza, cuando se abriera la puerta de vidrio enorme, estaríamos mas cerca.
Con suerte y velocidad nos encontramos un buen lugar.
Enseguida el teatro se llenó.
Ahora habia que conformar a todos, mi temor era que fueran públicos incompatibles, dado que allí habia músicos diversos. Sin embargo no se notó la diferencia, todos fueron presentandose de a poco, unos con otros, ofreciendo colaboraciones entre si, aportando voces, guitarras...
Asi fueron pasando por el escenario Lisandro Aristimuño, Xoel, Pereza, Johansen, Ivan Ferreiro...Muy bien todos.
¡¡¡¡¡Y...Quiqueeee, al fin!!!!!!!
Hizo suyo el escenario con canciones esperadas por años.
Al repertorio que hizo en el Hard Rock agregó Aunque tú no lo sepas y Los conserjes de noche, alguien del publico pidió Permiso para aterrizar y la interpretó solo con su guitarra.
Luego mas eléctrico se largó con Vidas cruzadas y ahi, mi ataque al corazón estaba por suceder, porque yo era la unica que me animaba a llevarle la camiseta de la selección Argentina que le habiamos comprado para dársela al final del concierto.
Los aplausos colmaron el teatro, era el final, corrí al escenario llamándolo y él se volvió con intriga en su rostro.
"Tomá, es para vos" no me salió otra cosa y desaparecí entre la gente.
Dijo algo que no escuché, pero nunca mas se me olvida la expresión de su rostro al ver la camiseta celeste y blanca.
Luego la gente fue dejando sus lugares, fueron por un autógrafo, fueron por discos que se vendian en la puerta (ahora tengo Kamikazes, que me faltaba...), fueron por fotos...
Yo fui por todo eso y por un abrazo de despedida.
Cuando nos vió, la sonrisa se le volvió mas grande y nos dijo "un detallazo lo de la camiseta".
Lo encontramos feliz, con camiseta y todo pese al calor, rodeado de gente, escuchando las historias de sus seguidores...Una mujer le contaba que para estar ahi habia viajado 26 horas, otra chica que lo conocia por un amigo de Barcelona, otro de Madrid y asi entre cuentos, fotos y besos lo dejamos con ellos.
Antes de salir del teatro me di vuelta para verlo una vez mas y sentí que esa noche, entre los presentes habia echado raices.
Chau, pequeño Rock and roll, hasta siempre!

Escaleras abajo llegaban las voces de la calle, la noche del viernes recien empezaba, el calor de noviembre venia a invadirlo todo, las veredas se ponian a esperar transeúntes somnolientos.
Nosotros nos fuimos separando con una sensación de magia en las manos, en los ojos, en las gargantas.
Felices fuimos tragados por esas callecitas de Buenos Aires que tienen, como dice el tango, un qué se yo...viste?

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Crónica del Hard Rock

La noche de Buenos Aires pintaba impresionante, el verano se anunciaba apurado, igual que los autos y la gente que estaba de regreso. Nosotros también teníamos apuro, una carrera a la emoción sin dudas.
Dejamos el auto en el estacionamiento y nos largamos por una serie de escaleras que a la manera de un cuento borgiano nos llevaban para arriba y para abajo sin encontrar la entrada del Hard Rock. Un piano nos dijo cual era el camino.

Todo estaba dispuesto, cantaba alguien llamado Xoel, sonaba bien.

Ahí, sentado en una mesa del fondo, como alguien mas del público estaba Quique. Ser fan de alguien es una tarea que por lo menos te deja en estado de conmoción cuando ves a esa persona y se pone en juego tu sentido común, tu ubicación, tu capacidad de controlar el impulso de invadir al otro, de no ser molesto y a la vez te morís de felicidad y finalmente se te nota.
Ya por eso habíamos pasado unos días antes cuando tuvimos la suerte de tenerlo en nuestra casa y compartir con él y mi familia una noche que no olvidaremos. Esa noche fue algo entre amigos, hablamos de la vida, de música, de películas, de viajes y proyectos y quien cantó esa noche fue un amigo muy querido, que se sentó a mi viejo piano desafinado y con la simpleza de la que solo es capaz un grande nos dejó una versión de Paloma de Andrés para atesorar y Discos de antes...

Pero el que estaba parado ahí en el centro del escenario del Hard Rock, era Quique González, el que soñamos mil veces poder ver en vivo, verlo en su salsa fue lo mas grande que nos pudo pasar. Y eso que ya hemos pasado por muchos recitales a esta altura.

Quique tiene una voz inconfundible, después de haber escuchado una y otra vez sus discos, tenerlo ahí tan cerca y ver su entrega, el sentimiento que trasmite y la comunión que consigue es sencillamente un momento perfecto.
Arrancó solo con su guitarra cantando Dia de feria, mostrando su corazón de cantautor y poniéndonos la piel de gallina, luego mostró su espíritu rockero cuando se dejó acompañar por una batería y un bajo que sonaban muy bien y allí dejó flotando en el aire temas como Salitre, Pájaros mojados, La ciudad del viento, Me agarraste, Pequeño Rock and Roll (que nos dedicó a riesgo de que muriéramos ahí mismo)...y me estoy olvidando de alguno mas, pero no estaba en mis planes pensar en ésta crónica en ese momento, solo estaba disfrutando del concierto. Y ahora la memoria mezcla todo y no recuerdo mas.
Terminó su noche de manera magistral, con el acompañamiento de Xoel cantando Vidas cruzadas, ahí sentí que definitivamente está en buen camino, que ha hecho un gran trabajo todos estos años, que no en vano se ha transformado en un músico de culto, que quienes estamos escuchándolo es porque nos hemos dejado "agarrar" por él mismo y no por promociones radiales o televisivas.

Gracias Quique por haber peleado contra viento y marea, creo que eso ha estado bien y has demostrado que podés darle duro a la contra. Que has sabido mantenerte de pié en medio de la tormenta.
Ahora que todo lo que venga sea a favor y la inpiración siga a tu lado.
Seguiremos esperando de vos mas canciones y verte aunque sea una vez por año en las primaveras porteñas, cervezas heladas de por medio.

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Te trajo Noviembre


Noviembre me deparaba mas que tilos florecidos y jacarandás pintando las veredas de azules y lilas.
Yo no sabía que el teléfono podia traer su voz, que las calles podían llevarnos a su refugio de soldado raso, que los diarios hablarían de él, que las noches se volverían mágicas, que su risa era asi de mansa, que su voz era como una brisa intensa.
No quise imaginar ni sus gestos, ni sus detalles.
Iba camino a su encuentro y solo su voz me era familiar.
Yo que siempre reviso las cosas antes de salir, ese día no pude con nada, la emoción me tenia a mal traer y fue asi como salí a su encuentro.
Corriendo por la autopista, pensaba en cómo sería el primer abrazo, las primeras palabras...
Mientras buscaba las calles donde él estaria esperando, puse música, por las dudas nada de él...
La radio, cualquier cosa era mejor que su voz ahora en el parlante del auto y dentro de un rato frente a mi.
De a poco me fui acercando a las coordenadas dadas y mi corazón saltaba, daba brincos, estaba todo de fiesta.
Un mimo se detuvo ante mi auto sin saber que, lejos de hacerme feliz con sus gracias , aumentaba mis nervios y se me vino a la mente Andres y esas ganas de "reprimir el instinto asesino delante del mimo, del clown hoy estoy tan violento, tan radical..."
En mi no habia violencia, solo latidos.
Asi, llegué a su puerta.

Al cabo de unos segundos se abrió el asensor y vi en su rostro dibujarse una sonrisa, su gibson en la mano y la alegria de los dos colmando la vereda.
La tarde se hizo noche en Buenos Aires, su voz y la mía se confundían entre sus cuentos y los míos y no sé cómo, pero me quedé sin saber si el gin tonic le sentaba tan mal a la hora de la pena.

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