"El viejo de arriba no sabe vivir
no dejo que pinte mi cielo de gris
y de ningún modo voy a permitir
que me entristezca.
Nadie lo podrá impedir
todo sea por sentir
machacando, machacando se nos fue
pudriendo el rancho..."
Y se quedó detenido un sueño.
En el boliche de Benito en el barrio de Carlitos, en Fuerte Apache, donde los vecinos se amontonaron desde temprano acaparando mesas y cervezas desbordadas, esperanzas hechas con nudos, banderas cosidas por las mujeres que siguen la ilusión de sus hombres, caras pintadas de celeste y blanco, se congeló la alegría.
Esas caras que tienen arrugas desde la infancia y que están acostumbrados a que no les salga ni una, se habían ilusionado porque su "pollo", el Carlitos era de ellos, lo quieren con el alma, porque lo vieron nacer, lo vieron crecer en el barrio, lo vieron jugar en las canchitas de tierra que hicieron los pibes de los monoblocks, porque aunque salga en la tele rompiendo corazones de modelos mentirosas, no ha dejado de ir a comer los choripanes de la parrillita que está en frente del club social del barrio, y lo quieren porque no se la cree y sigue siendo uno de ellos.
Entonces cada uno por sentirlo propio esa mañana despues del mate se fueron agolpando en lo de Benito, que ya estaba desde temprano enfriando bebidas y barriendo el boliche para que esté todo preparado.
Los chicos fueron cayendo con banderas y la cosa fue tomando color celeste y blanco.
En las escuelas no habia clases entonces por las veredas brotaban pibes con camisetas arriba de otros trapos y con sonrisas atrapadas entre los dientes, tambien se fueron amontonando, mientras los mas animosos jugaban un picadito en la canchita mas cercana y por los parlantes de boliche se escuchaban cumbias a todo volúmen.
Las chicas bailaban entre ellas y se pintaban corazones albicelestes.
Ese barrio estigmatizado, imposible de entrar si no tenés un conocido o alguien que te guíe estaba de fiesta desde temprano.
Todos eran de algun modo, Carlitos Tevez.
Y por dos horas estuvieron gritando obcenidades al árbitro, mordiéndose las uñas, cruzando los dedos, congelando adentro del freezer a la selección Alemana, sufriendo, esculpiendo puteadas, alentando con un eterno dale Carlitos, dale Carlitos, Carlitos, vamos!!!
Y hasta por un rato casi que el sueño se hizo realidad para ellos, que jamás se les hace realidad nada, pero fue nomás por un rato, como siempre, despues el sueño hecho realidad fue de los de siempre, y ellos como de costumbre la vieron desde afuera, con los ojos abortados.
Y despues los ojos se le llenaron de lágrimas, porque como por otras cosas no lloran porque son machos, ésta era una ocasión en la que nadie te señala, ni habla por lo bajo, entonces todos los ojos de esos hombres que dan miedo se enjugaron en lágrimas, las caras pintadas entraron a chorrear un celeste agua, los nudos de esperanza entraron a soltarse y un descomunal silencio se apoderó de Fuerte Apache y el silencio se fue contagiando en cada barrio y de los departamentos no volaron papelitos, de las ventanas no flamearon mas banderas, ni de los autos salieron las bocinas que quedaron atrapadas y mudas como todas las gargantas.
La tarde se hizo noche, la lluvia de los ojos de los niños inundó el cielo que llevaba días encapotado y entraron a salir de los rincones los perros asustados.
En Fuerte Apache se murieron los acordes de una cumbia desolada y en el televisor del boliche de Benito un puñado de almas bullangueras se levantaron en silencio y se fueron para sus casas donde los esperaban sus mujeres con unos mates y alguna torta frita calentita para calmar ese frío que espantaba.
Pero siempre y aunque el mundo se venga abajo, en la canchita que está entre los monoblocks sin luces y embarrados, los chicos siguen jugando, un día van a ser como Carlitos, van a jugar un mundial y van a caracolear con sus gambetas a esos gringos acomodados.
"Camino perdido no uso reloj
la rumba bardera ya toma color
con los descarriados
fue mi corazón hasta la cima ...
Nadie lo podrá impedir
esta noche ire hasta el fin
con los locos, los borrachos
con las putas y los guachos ..."
-El viejo de arriba- (Bersuit Vergarabat)
no dejo que pinte mi cielo de gris
y de ningún modo voy a permitir
que me entristezca.
Nadie lo podrá impedir
todo sea por sentir
machacando, machacando se nos fue
pudriendo el rancho..."
Y se quedó detenido un sueño.
En el boliche de Benito en el barrio de Carlitos, en Fuerte Apache, donde los vecinos se amontonaron desde temprano acaparando mesas y cervezas desbordadas, esperanzas hechas con nudos, banderas cosidas por las mujeres que siguen la ilusión de sus hombres, caras pintadas de celeste y blanco, se congeló la alegría.
Esas caras que tienen arrugas desde la infancia y que están acostumbrados a que no les salga ni una, se habían ilusionado porque su "pollo", el Carlitos era de ellos, lo quieren con el alma, porque lo vieron nacer, lo vieron crecer en el barrio, lo vieron jugar en las canchitas de tierra que hicieron los pibes de los monoblocks, porque aunque salga en la tele rompiendo corazones de modelos mentirosas, no ha dejado de ir a comer los choripanes de la parrillita que está en frente del club social del barrio, y lo quieren porque no se la cree y sigue siendo uno de ellos.
Entonces cada uno por sentirlo propio esa mañana despues del mate se fueron agolpando en lo de Benito, que ya estaba desde temprano enfriando bebidas y barriendo el boliche para que esté todo preparado.
Los chicos fueron cayendo con banderas y la cosa fue tomando color celeste y blanco.
En las escuelas no habia clases entonces por las veredas brotaban pibes con camisetas arriba de otros trapos y con sonrisas atrapadas entre los dientes, tambien se fueron amontonando, mientras los mas animosos jugaban un picadito en la canchita mas cercana y por los parlantes de boliche se escuchaban cumbias a todo volúmen.
Las chicas bailaban entre ellas y se pintaban corazones albicelestes.
Ese barrio estigmatizado, imposible de entrar si no tenés un conocido o alguien que te guíe estaba de fiesta desde temprano.
Todos eran de algun modo, Carlitos Tevez.
Y por dos horas estuvieron gritando obcenidades al árbitro, mordiéndose las uñas, cruzando los dedos, congelando adentro del freezer a la selección Alemana, sufriendo, esculpiendo puteadas, alentando con un eterno dale Carlitos, dale Carlitos, Carlitos, vamos!!!
Y hasta por un rato casi que el sueño se hizo realidad para ellos, que jamás se les hace realidad nada, pero fue nomás por un rato, como siempre, despues el sueño hecho realidad fue de los de siempre, y ellos como de costumbre la vieron desde afuera, con los ojos abortados.
Y despues los ojos se le llenaron de lágrimas, porque como por otras cosas no lloran porque son machos, ésta era una ocasión en la que nadie te señala, ni habla por lo bajo, entonces todos los ojos de esos hombres que dan miedo se enjugaron en lágrimas, las caras pintadas entraron a chorrear un celeste agua, los nudos de esperanza entraron a soltarse y un descomunal silencio se apoderó de Fuerte Apache y el silencio se fue contagiando en cada barrio y de los departamentos no volaron papelitos, de las ventanas no flamearon mas banderas, ni de los autos salieron las bocinas que quedaron atrapadas y mudas como todas las gargantas.
La tarde se hizo noche, la lluvia de los ojos de los niños inundó el cielo que llevaba días encapotado y entraron a salir de los rincones los perros asustados.
En Fuerte Apache se murieron los acordes de una cumbia desolada y en el televisor del boliche de Benito un puñado de almas bullangueras se levantaron en silencio y se fueron para sus casas donde los esperaban sus mujeres con unos mates y alguna torta frita calentita para calmar ese frío que espantaba.
Pero siempre y aunque el mundo se venga abajo, en la canchita que está entre los monoblocks sin luces y embarrados, los chicos siguen jugando, un día van a ser como Carlitos, van a jugar un mundial y van a caracolear con sus gambetas a esos gringos acomodados.
"Camino perdido no uso reloj
la rumba bardera ya toma color
con los descarriados
fue mi corazón hasta la cima ...
Nadie lo podrá impedir
esta noche ire hasta el fin
con los locos, los borrachos
con las putas y los guachos ..."
-El viejo de arriba- (Bersuit Vergarabat)