-NAvenzard- |
Yo ya sé cómo es esto.
Mirá que le doy vueltas al asunto y no consigo modificarlo.
No sé si es mi lado oscuro, no sé si es la punta de la realidad a la que no le
encuentro remedio, salida o cura, no sé si soy yo que no me dejo engatusar con
discursos demasiado ingenuos…Y digo demasiado, porque si hay alguien ingenua en
este mundo, soy yo. Han de creerme, soy naif. Soy una pinturita. Pero no como
vidrio, se entiende no? Puedo ser ingenua, pero no pavota. Con decir que tengo
los años suficientes como para no ser bobalicona, que se cree cualquier zanata
está bien. Después de haber vivido ya no
podés no ver, no entender, no saber, no tener opinión formada, no podés vivir
en un tupper
(con lo que me gustan a mi los días de burbujas)
No podés ignorar que te tapa el mar cuando estás respirando
cornalitos, es casi grotesto. Pero asomás la napia, olés el perfume real del
medio ambiente social, político y cultural y te querés zampar de cabeza otra
vez en el fondo del tupper, porque esto es agua cloacal! Pero tampoco me gusta
vivir sumergida porque a la larga me ahogo.
Me siento bastante amargada por haber vivido equivocada
hasta acá, cuando ya no me quedan muchas ganas de ser posmoderna o progre. O lo
que se entiende hoy por posmodernidad. Fui un error de mis padres que me
educaron mal (pobres viejos con lo que les costó educarme bien, o al menos lo
que para ellos era bueno) y luego un error mío que viendo lo mal educada que
era, no aprendí mejores valores que seguir creyendo en el hacer cotidiano, en
la familia, en los amigos, en el barrio, en la honestidad, en la palabra dada,
en la mano extendida, en la sonrisa, en la mirada del otro, en la verdad. ¿Son
valores perimidos? No sé, tal vez sea muy muy antigua, y haya nacido en un
tiempo que no era el mío. Vivo bastante desencajada. No sé de qué va el éxito
tal como se lo concibe hoy día, vivo confundida. Y la felicidad de la que tanto
se habla, esa cosa insulsa que se ostenta en fotos-viajes-cruceros-libros-publicidades
y demás ñoñadas, me suena a cosa fabricada con plástico, como todo lo que
abunda en los basurales y me mortifica, porque tener momentos de felicidad es
algo en lo que sí creo, pero perdóname la tristeza, si hay motivos para estar
triste o preocupada o desencajada o confundida.
Por mas chapa y
pintura que me haga, lo de adentro no se modifica con formulas de filosofía
barata y zapatos de goma.