Media sombra


No es un escrito divertido y encima es largo como esperanza de escritor, tampoco es pum para arriba y hasta puede aburrir. Hace un par de días murió un conocido, un hombre joven, de un infarto, pero a raíz de eso me enteré que estaba enfermo de algo peor, por suerte para él–pienso yo- se murió rápido, su familia padecerá el infierno de buscarlo por la casa, o de escuchar la puerta y pensar que es él quien llega o poner su plato en la mesa, hasta golpearse la frente y putear, llorar y retirarlo. Quien ha perdido un ser querido de un día para el otro sabe que ésto es así, junto al duelo viene la asimilación de lo finito que somos. Esa famosa y trillada frase “hoy estamos, mañana no se sabe” "no somos nada" se cumple en estos casos.

Y aplastada por el tema de su enfermedad (qué palabra horrible) y pensando en él, encontré un párrafo que ha escrito un oncólogo brasilero, sobre "el arte de no enfermarse" o sea qué hacer para no enfermarse, (si a alguien le interesa lo dejo entre los comentarios, porque creo que está bueno reflexionar sobe eso.)

Ahora yo sólo quiero referirme a los ítems y relacionarlo con esta sensación de media sombra que tengo.

Para no enfermarse
*Hable de sus sentimientos
*Tome decisiones
*Busque soluciones
*No viva de apariencias
*Acéptese
*Confíe
*No viva triste

El párrafo es muy interesante y muy inteligente y muy todo. Y juro que yo quiero no enfermarme, creo que eso queremos todos, pero lo cierto es que llevo meses sintiéndome como enferma y no sé cómo salir de eso. Hablo de mis sentimientos, creanmé que no agobio ni a familiares ni a amigos (bueno, un poco a los que viven en casa sí) pero lo peorcito lo dejo en mi hora de terapia.  Salgo con los ojos como esponjas estrujadas.
Tomé decisiones y me sigo sintiendo igual, busqué soluciones y es verdad, me he sentido mejor unos días. Luego, no sé una mañana cualquiera, así de bonita como ésta, una especie de mancha empieza a interponerse delante de todo y pum, enferma otra vez. De una sombra estoy enferma. Me empieza a cubrir entera, me empieza a entrar por los pies, por los poros, la punta de los cabellos, las pestañas, bajo las uñas, el aire cambia y ya sé que ese día voy a caminar por el borde de un precipicio y que puedo caer para cualquier lado. Y digo, cómo puede ser si ayer nomás busqué soluciones, me decidí, hablé de lo que siento… ¿Cómo puedo estar agonizando otra vez? Entonces llego al ítem, no viva de apariencias. Juro que no aparento nada, soy lo que soy, a veces un ser simpático y querendón, otras resulto un ser infumable, tengo pocas pulgas, me harto y lo digo, luego me derramo en llanto o puteo, estoy segura de ser una buena persona a pesar de eso, soy amable, educada, digo malas palabras a pesar de ser amable y educada, cocino rico –esa es mi mejor virtud- no tengo un mango, y a veces me asusta eso. Otras me enferma y tomo decisiones y busco soluciones y hablo de mis sentimientos y…Aburro. Pero no vivo de apariencias, eso seguro. El punto de la aceptación, lo tengo perdido. Cuando acepto algo de mi, hay mil cosas que no me banco, que me quitaría, que no tendría, que…Entonces hablo de mis sentimientos, tomo deciciones, busco soluciones y etc…Pero sigo sin aceptar esto, lo otro, bueno, esto no está tan mal, pero y esto??? ¡¡Puajjj!!
Lo de confiar, ahí soy otro caso. Yo siempre confío. Mi regla es primero confiar y luego me cae la lluvia de melones encima, pero no puedo cambiar eso. Siempre confío. Así que debería sentirme sanísima, pero qué es este dolor en la boca de mi estómago? esto que me late en la nuca? Este silencio…
Y por último no vivir triste. Yo estoy segura que muchos que no me conocen, piensan que vivo triste. No es cierto, yo no vivo triste, tengo la sonrisa fácil, la carcajada me sale enseguida, aunque si hago un raconto de lo que escribo, puedo parecer triste, pero les aseguro que en mi vida diaria soy la mar de las alegrías. En serio. Soy entusiasta, emprendedora, trabajadora, encantadora…ah, y muy humilde aunque no termine en "ora". Modestia aparte, soy una persona que cualquiera querría tener como amiga o vecina (no le pregunten eso a mi vecino el de la maquina de lavar que por las noches se transforma en helicóptero, porque no piensa eso de mi, me ha visto transformada en bruja y se quedó con eso, pero al resto de mis vecinos le pueden preguntar y estoy segura que dirán que soy buena gente) pero eso no basta y a pesar de ser contradictoria, soy así.

Por fuera parece que estoy muy bien y por dentro ciertamente llevo meses muy tristes, ahí me salta la térmica, porque quiere decir que “aparento” algo que no es, y por ende me contradigo con el punto vivir de apariencias, pero eso es otro tema. Una cosa es vivir aparentando algo que no sos y otra es disimular un estado anímico para no entristecer/preocupar/inquietar a otras personas, por querer cuidar de ellos. Lo que sí debe ser cierto, es que eso enferma. Pero ¿cómo se hace para no estar triste en medio de situaciones tristes? Personales o ajenas, eso qué importa si me pone triste. O sea, creo que debería ser de goma, cosa que no soy. Soy de carne y hueso y tengo sangre en las venas y no como vidrio. Me encantaría ser medio lela, no darme cuenta de las cosas, ver algo bonito siempre, pensar algo bonito siempre, tener 250 libros de autoayuda bien digeridos y que cada vez que abro la boca me salgan pétalos de rosa y optimismo, pero llevo una racha en la que no puedo. Me cuesta el humor y eso que soy de reírme y mucho y me río de mí y de mis pequeñas desgracias mas que de otra cosa, pero disculpen, últimamente me cuesta y por eso me siento enferma. El humor siempre me ha salvado, siempre, mas que el optimismo porque la verdad no soy así faaaaaa qué optimista, pero le veo el costado humorístico a todo y hace un tiempo que no me río, hace un tiempo que me quedo seria, que me veo cubierta por esa sombra que siento como una enfermedad húmeda y no se qué hacer.

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Un día mas


Acechando el tiempo tras la ventana
veo estirarse por callejones rancios de orines
ronco de horror 
un día mas.
Va por ahí girando en su bicicleta centenaria
rodando el cansancio entre las piernas
esfera fatal de sed escarlata.

Mas lejos, ruedan los ojos vendados con una tela blanca en un río podrido que nos astilla la piel y nos la vuelve amarga
ahora que la tarde se termina en el reloj de arena
rueda la hora seca
ahogada chirría en la ventana
púrpura y redonda de espanto
volando sobre mí
ensopada de lluvia

nube
       lenta
               espesa 
                          febril   
                                        avismada 
en mis ojos de
  virgen milagrosa
para empapar el drama de otro día que nos pasa
como un sordo protector de pantalla.

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Fallas humanas




Cuando suceden tragedias donde hay responsabilidad humana, gracias a la negligencia y la corrupción que nos come los talones cada día, surgen frases brillantemente opacas por parte de los actores fundamentales para excusarse y quedar libres de cualquier culpa y cargo.

Ayer el secretario de transporte Pablo Schiavi dijo que si hubiera sido el martes (el martes fue feriado de Carnaval) y no un día laborable como el miercoles, “hubiera sido una cosa mucho menor” (sic) y dijo otras pavadas mas que dan vergüenza. O sea responsabiliza al azar. Las 50 personas estaban condenadas a morir por ir a sus trabajos un día laborable, y los 700 heridos, amputados, quebrados, aplastados, ahogados…No les hubiera pasado nada si iban el martes, en vez del miércoles. 

Ahora escucho otra imbecilidad: para TBA el servicio del Sarmiento “es aceptable”…Y asegura  que hicieron las inversiones correspondientes y que evalúan como hipótesis una falla del maquinista. Por suerte el maquinista está vivo, porque en otros casos se culpó al maquinista, que lamentablemente quedó sin vida y listo. Hubo responsabilidad humana, muerto el perro, se acabó la rabia. En este caso que cuiden bien a este hombre, porque puede haber tenido alguna responsabilidad ya se hará la investigación del caso, pero que la falla humana mas grave no ha sido suya, no me quedan dudas. Trabajan en situaciones lamentables, años reclamando y nadie los escucha.
Las maquinas son recontraviejas, la de ayer se abolló como si fuera de cartón y eso que la velocidad que traía el convoy era de 20 Km/h. Para cuando se ve un coche nuevo, hay un sin número de coches arruinados en circulación y arreglados como se hace todo acá, especialmente si quien lo va a usar es gente de segunda, porque vieran que tren bonito es el que recorre unas cuadras de Puerto Madero para que paseen los turistas. En los trenes de verdad, como el de ayer, que usan a diario los laburantes, estudiantes y gente común, se ata todo con alambre, se roba, se viaja amontonado, en medio de la mugre, con demoras lo cual genera más hacinamiento, pero para este señor Cirigliano, esto es un servicio aceptable. Cómo se nota que ni él, ni su familia viaja por este medio de transporte.

Yo entiendo que ALGO tienen que decir, después de horas de silencio y sin aparecer, pero por favor no tomen por idiotas a un pueblo manso.

Gracias al cielo no he tenido ni familiares, ni amigos involucrados en el accidente. Esta línea ferroviaria no transita por la zona donde vivo. La indignación, la impotencia y el dolor que tengo es porque este accidente se pudo haber evitado, si el dinero que recibe la empresa por parte del gobierno (que ha sido mucho) se hubiera empleado como corresponde. Si las fallas humanas, no fueran ni la negligencia, ni la corrupción.

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Sencillita y de alpargatas


Durante años pensé que era una persona rara, complicada, el otro día caí en la cuenta que soy un ser bastante simple, casi insignificante de lo sencilla que soy.

Me gustan las cosas claras, para oscuridad está el cine negro, los suburbios, algún tipo de literatura que me gusta, cierta música y la noche.

Me gustan los caminos directos. Ir descubriendo caminos secundarios, levemente sinuosos y amplios. No quiero curvas cerradas, las llevo en mí, dentro mío soy un perfecto accidente de curvas y sufro a menudo de vértigo por esa causa. Para qué ir a buscarlas afuera si con mirarme por dentro, ya me pierdo en ellas. Por fuera prefiero los caminos donde puedo ver quién viene, cómo viene y saber qué hacer conmigo en tal o cuál caso. Aprendí que los laberintos no me gustan, les temo, me enferman, no sé salir de ellos, muero entre sus cientos de esquinas posibles, me desintegro tratando de encontrar la salida y lo que sale de mi es un fantasma sin luz, lo mejor de mi se queda pegado a esos muros insípidos.

Pero no era de lo que me gusta y de lo que no, que tenía ganas de hablar, sino de un detalle menor que he descubierto de mi, y que me hizo pensar que con el tiempo me he ido volviendo sencillita y de alpargatas. 
Ya había entrado a sospechar que algo raro me pasaba cada vez que entraba en la góndola de los lácteos. ¡Por favor! ¿Por qué tanta variedad frenética en la producción de yogures? Ninguno es tan rico como el que preparaba mi suegra en un frasco grande con un sabor único y librado a la propia imaginación del paladar del consumidor. Me he pasado mis buenos ratos descubriendo los pro y los contras de cada marca, de cada fruta, de cada cereal, del precio/calidad conveniente, de las calorías consumidas, que finalmente no consumo porque me agoto pensando y compro uno de esos se sachets bebibles y listo. Si, el de frutilla y cuando me canso paso al de vainilla. Ese detallito en mí, me hizo pensar que me estaban dejando de importar las banalidades a la hora del consumo. Porque si sos complicada, o insegura, o tenés algún trastorno de la ansiedad salir a comprar puede convertirse en una pesadilla. Ni hablar de los quesos, o las pastas secas o la infinidad de productos enlatados. Directamente es la muerte, cuando llega por calendario alguna fiesta como Pascuas o Navidad, las torres de pan dulce o roscas de pascua entran a perseguirte entre las góndolas gritando “comprame” “comprame” "tengo chips de chocolate" "soy light" "vengo con frutas abrillantadas de Brasil" "traigo sorpresitas" "si me comparás con el de al lado te vas a dar cuenta que te conviene llevarme a mi"…Y vos ahí, en medio de la infame persecución de panes, pensando que al cabo ni querías, que con 37º de calor a la sombra una noche de verano lo que querés tomar es un helado y listo, ma qué pan dulce! 
¿Y las roscas con huevos duros? ¿Existe alguna asquerosidad mayor en un dulce? Seguro que sí, pero ahora no se me ocurre mas que ese oprobio al paladar que son las roscas de pascuas con huevos duros, se supone que uno se come el bizcocho y luego el huevo…Es desagradable hasta pensarlo, encima con cáscara 
¿¡Cáscara que estuvo en contacto con la caca de gallina!? Alguna vez hasta los he visto pintados. Es muy feo, pero como dicen que ante la variedad está el gusto y hay gustos realmente bizarros, yo me he decretado una persona simple.

Por favor no me den a elegir entre mas de tres opciones porque me deprimo, me dí cuenta el otro día y anoche lo confirmé.

Heladería artesanal y yo pensando qué helado tomar, para terminar eligiendo limón, mientras tu cabeza mareada y con náuseas lee frambuesas del bosque con arándanos mentolados, o lo que se te ocurra que suene a salvaje y rústico y además cool. Ya cuando dice “artesanal” agarrate porque vas a padecer, yo sé lo que te digo. Vas a entrar a leer un cartel interminable de gustos estrambóticos que van desde la típica frutilla con crema, pasando por panqueques con dulce de leche (en helado) a pizza con café con leche (en helado) o ravioles con crema y queso parmesano (en helado). Las heladerías artesanales compiten entre ellas para ver cuál desquicia mas al intrépido consumidor. Conmigo van muertas, y al rato muero yo, porque cualquier helado allí es caro y gigante. Hasta los pequeños son caros y gigantes. Aclaro lo que para muchos es una fiesta, para mí es una especie de reto. El helado me gusta, pero para comer poquito, enfrentada a una torreta de helado me siento como en una competencia. Ese es mi costado raro, el que alimenté durante muchos años y hace poco desubrí que no es así, simplemente tengo gustos tradicionales y no cometo excesos. 
No sé, es una pavada mundial, pero me encanta y cuando digo me encanta, quiero decir, disfruto, soy feliz, me brilla el aura cuando lo hago, mi espíritu se trepa a verdes praderas. Semana por medio, me doy un gusto que puede ser insignificante, que para mi es fenomenal.
La maravilla consiste en algo pequeño y hasta puede ser de pésima calidad y puede que no sea sano y mejor no investigo porque por ahí estoy consumiendo pasta de papel helada con colorante (si lo sabés no me digas de qué se trata, quiero seguir creyendo que es crema helada) Es una felicidad inmensa para mí, acercarme al mostrador, pedirle a la vendedora un conito combinado, esperar nada y salir a flotar por las nubes del placer las dos veredas que dura mi premio.

Elegir un yogur bebible de sabor vainilla ante la tonelada de yogures batidos, firmes, livianos, espesos, sin grumos, con grumos, con cereales estrellados, frutas del trópico y demás posibilidades. 
Tomar un conito combinado en vez de someterme al dilema de elegir entre 100 sabores, definitivamente me convierte en un ser simple.

Qué curioso, siempre pensé que era un ser complejo y me estoy dando cuenta que lo complejo en estos tiempos es ser simple!

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Lluvia con sol


Quiero saber
Si alguna vez has visto la lluvia
Caer en un día soleado.

-Creedence Clearwater Revival-







Sí vi llover en un día de sol. 
De pronto se puso a brillar el cielo y enseguida cerró sus ojos blancos para dar paso a un violeta furioso que le salía de las venas. Y vi cómo se hinchó el aire y ví como se trepó a mis manos la rabia y ví como la tierra se abrió en pedazos y ví cómo el tiempo se fundía en el agua repentina. Sí que vi llover a mis espaldas y vi cómo se trepó a esta boca mía lo que dije. Lo que luego revolví hasta marearme entre las palabras hundidas en la sopa de una cacerola que no deja de hervir. 
Sí que ví la lluvia en un día de sol. 
La de tus ojos inesperados que vienen preparados para ver sin interferencias. La de tu risa que no sospecha que atrás de la risa viene la montaña disfrazada de flores acrílicas de ocasión. La de tu pena que se deja acariciar en un rincón acobardado donde también llueve. Y donde no se puede jugar a la escondida porque las paredes son espejos que ven y escuchan tu secreto.
Yo se que a vos también te pasó
-lo de la lluvia con sol-
Ese soplo de tiempo repleto de brillo, girando en una danza ambarina y tu corazón en vuelo colmado de risa y tus pies a la carrera traspasando la frontera del peligro y de pronto el techo golpeando en tu nuca, desmoronándose barranca abajo, tu sol apagado por la ira del viento, tu escalera interrumpida y febriles tus labios. 
Yo sé que te pasó. 
Si viviste, te pasó esto de quedarte a oscuras cuando todo amenazaba brillo, cuando todo era pronóstico de día perfecto y arcoíris con fuentes de monedas de oro y chocolate en el horizonte mas buscado. 

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Hasta otro día


Desde acá veo la tierra removida y una flor roja, una rosa china enorme que eran esas especies de bolas frágiles, que siempre ibas a oler para ver de qué se trataba eso que caía impunemente en tu campo.

Te fuiste a jugar a una galaxia de pan morocha, para comértela toda y saltar a otra galaxia de galletitas dulces y a otra de caramelos con forma de huesitos y de flores.

Te extraño desde hace un siglo, porque ya no eras vos mi negra inquieta, te habías vuelto un fideo triste que de tanto en tanto y para que no nos muriésemos de pena, nos regalabas la alegría de tu cola plumero agitándose como en los buenos tiempos. Te extraño ahora que mis pies están acá sin vos mientras escribo y miro distraída el fondo para ver si es cierto que ya no estás y allá está la flor que lo confirma y la tierra floja bajo el jazmín, tu refugio de tormentas y noches de susto.

Pero te prometo que cada vez que se me arrugue el corazón, así como ahora que se me encoje y se me hace un nudo marinero, te voy a recordar corriendo con los pelos al viento, con la lengua afuera, con la sonrisa de dientes traviesos, con tu forma de darte así a torpeza llena, de hacerme creer que mi llegada era lo mas importante del mundo cada vez que abría la puerta de casa.

Gracias por darme tanto amor Mora, 
morocha, negrita, caramelito mío, 
chau, 
hasta otro día...

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Falla de fábrica



“Ella también se cansó de este sol
Viene a mojarse los pies a la luna
Cuando se cansa de tanto querer
Ella es tan clara que ya no es ninguna”

-Luis Alberto Spinetta-













Yo también me cansé de este sol 
así como ella,
busco en los charcos la luna.
No me leas, 
estoy triste. 
El que avisa no es traidor.

Diluída en espumas aprendí a querer los cuartos menguantes
querer
querer
siempre querer.
Hasta reventar de querer
Hasta cuando no sirve de nada querer   siempre   querer.
Aprendí a caminar por el borde que amenaza convertirse en tijera para cortar mi paso de alondra. Y aún así quise querer. Aunque vi la mano que cortó mi cuerda y me vi caer del decorado donde era redonda, mullida y de papel. Donde era sol de noche, mesita para desmayar los brazos del día. Beso en la frente. Mano en la espalda. Quise querer. Hasta allá lejos, hasta donde no pude creer que se podía, hasta la mañana del día después   del día después   del día Después.
De todos los días después que vinieron y nunca supiste. 
Hasta donde mis ojos pudieron ver y donde no vieron, quise. 
Por un desperfecto, quiero así. 

Los ojos adorados se perdieron en la noche, en un charco vacuo de la calle, en unas manos frías que salen de unos guantes y sin embargo, quise. Porque sí. No hay mayor explicación para eso. Algo como un resorte interno se activa al instante que siento calor y ya no lucho contra eso. Sé que es así. Sé que después del calor, voy a encender el fuego en mi centro y el resorte va a saltar. Nací con ese defecto de querer a todo trapo. Es una falla de fábrica. Y pasan los días y pasan los interminables relojes del año, y pasan las ausencias, los olvidos, los anónimos zapatos que llegan a mi puerta, la incertidumbre, la espera diaria, pasan los cielos aguados y ahí voy queriendo como me sale querer.
A veces sin querer, quiero como dice el Chavo.
Un poco mas primitiva, sólo un poco mas habitada de ese cansancio que me desfibrila el corazón y las ganas, quiero igual que cuando era niña, porque me sale el amor, antes que nada. Por esa enfermedad alada, me dejo contagiar de lleno ante el tibio intento del amor.

Hasta que una mañana brillante y blanda y segura y plena de pájaros y de vida, la muerte me rodea, me enlaza fatalmente en su danza de farmacopea, me canta como el cuervo de Poe “nevermore” y el sol se apaga despacito, como si él también se cansara junto a mí.

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Temporario

Dando vueltas en el aire como una pluma, como una bolsa de nylon en el viento, como un pajarito yermo en medio de una tormenta
soy
caída libre
o esclava de la caída,
todavía no sé.
Salvo que largo todo, 
me desprendo de todo, suelto mis manos aferradas a la nada
seré presa del vértigo de volar sin alas
riesgos a correr
morir en el intento
estrellarme como una mosca en una pared blanca.

Hasta que mis ojos se vacíen de mirarte...

Y no saber cómo decir que antes que mis ojos, me he enjugado yo
circular y estéril
montoncito de yuyo reseco, girando lento, harta
de vagar hacia ninguna parte.


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Se fue el Flaco


Dicen por ahí que te fuiste flaco, sin embargo escucho tu vos delgadita, tu voz de durazno que sangra.

Ya lo sabemos todos en el barrio, y nos lo vamos contando como que no lo podemos creer cuando sabíamos que se nos iba, nos vamos diciendo se murió el flaco Spinetta y mientras enciendo la tele para confirmar y miro las noticias, y sus canciones todas me llevan a diferentes momentos de mi vida recuerdo cuando lo descubrí. Era una tarde de primavera, en el patio de mi casa, festejaba mis 10 años y un compañero mío (el Guille Racero) me regaló un disco, un single de Almendra. Los dos ya habíamos hablado de él alguna vez, era un músico diferente. 
Sus letras...¡Ay sus letras! ¿Eran eso poesía? Eso era lo que me llevaba derechito a él con una curiosidad que ahora me asombra, cómo podía ir a buscar yo, con tan pocos años esa poesía extraña, surrealista que no dejaba de asombrarme, yo que sé, lo cierto era que me gustaba y me sigue gustando.

Quiero creer que se ha ido de acá y que seguirá escribiendo, cantando, pensando en otro lado. Hoy se ha mudado de barrio, a uno que seguro entenderá su belleza, su idioma, un lugar donde con seguridad va a brillar el sol.

Dicen que en este valle los duraznos son de los duendes...

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Dos


¿Con quién cuento en este día?

Me veo por allí haciendo todas esas cosas tan inútiles y necesarias, me salgo fuera y me apoyo en el vano de la puerta, me estoy mirando. Estoy allá subida a la ventana pasando un trapo húmedo sobre los vidrios. La que ahora refriega con frenesí como buscando pepitas de oro dice que soy yo. Aparece en mi documento, la he visto amanecida con los pelos revueltos. La que se queda quieta, haciéndose preguntas aquí abajo ya no dice nada, no usa nombre, la he negado tantas veces que sólo se queda así, esperando el momento de entrar y estarse, detenida en mi sangre, muda, estancada y expectante, esperando el tren de carga y contar con el demonio que sea para descargarlo. Esa no sé quién es.  Tanto le he dicho que no, que  aprendió a darme la espalda sin mosquearse. Esta vieja conocida, me congestiona el tránsito, me ocupa las venas, me malgasta el aire, me usurpa la mirada para dejarme siempre en la puerta de una calle febril. 
Sin embargo cómo la echo de menos cuando se aleja de mi.

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Nubes

Marc Chagall

Bastaba saltar el alambrado a la hora de la siesta para entrar en tu risa
Eran días fáciles
aquellos.
 Violines alados y ventanas voladoras
salían de los sueños con vida
yo siempre te esperaba en  esas nubes.
Después de ti partir 
sin decir nada
sin mirar atrás
sin saber que allí quedaba yo
en el lugar donde se resiste la cerrazón
viendo cómo te volvías un punto 
mientras mis puños se asfixiaban.

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Horas


Acierto con la hora
era necesaria la lluvia
y que el sol cayera a pezados sobre el colchón

Maldita manía de apuñalar la pena siempre así
entre el minutero de un reloj fragmentado
y la pared

Hubiera querido unos versos a plena luz del día
y no esta sombra de persiana caída
con brasas  carmín
ardida en quimeras
oscurecida
y vil


A pesar de las flores que corté para mí.

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