¡Buenos días Yous! ¿Estás bien?
-¡Fantástica!
- Qué bueno, estás parada?
-Si Luisita ¿Me siento?
-Si, es quetengo malas noticias Yousita
- ¿Quién se murió? Siempre me llamás
para avisarme de alguien…
- No lo vas a poder creer, pero se
murió Fulanita Gonzalez del Solar!!
- No te lo puedo creer
-Bueno, tenía mas de 80 años ya...
- Si pero estaba regia
- Aunque en silla de ruedas pobrecita,
imaginate
- Si, es cierto con lo andariega que
era, mejor...
-Bueno, el velatorio es hasta las tres
- ¡¡¡Pero son las dos!!!
- Bueno, apurate!
- ¿Nos vemos allá con el resto de las
chicas?
- Si si, ahora te dejo porque tengo
que seguir avisando...
Yousef desde su mas tierna infancia
tiene aprendida la conducta de los velorios. No falta jamás a ninguno, llega
seria, compungida, reza sus oraciones y se sienta con cara de circunstancia,
luego se retira saludando a los deudos. En ocasiones muy sentidas llora como es
debido, pero es de controlar sus emociones, escondiendo su rostro en un
pañuelo.
Esta vez llegó al velorio como vaca espantada
porque le avisaron con poco tiempo y no quería llegar para el final porque es
una falta de respeto. A las 2 y monedas estaba entrando a la funeraria.
Acompañada por su bastón, vestida discretamente y sin aros. Como única
bijouterie le colgaba del cuello en agitado vaivén su rosario. Levantó su ceja
derecha, estiró la frente hasta dejarla lisa como una autopista, respiró
profundo y entró.
Era raro, no estaban las chicas. Bah,
chicas unas pocas viejas que son las que van quedando. Raro, pero aún no habían llegado. Qué
cosa fea llegar tan tarde a los velorios -pensó- Y se encaminó orgullosa pues ella si había
llegado tempranito. Caminó con su paso corto, pero firme hacia alguna parte buscando algún
familiar de Fulanita. Con indignación comprobó que no había familia tampoco.
Ella dice que no, pero debe haber pensado cosas espantosas de la gente joven
que se olvida de los viejos. Una profesora como Fulana Gonzalez del Solar que
entregó su vida a la docencia y ni un alumno para despedirla. Ni un compañero
de tantos años, ni los sobrinos que fueron como sus hijos, nadie...
Qué desgracia de vida, pobrecita,
menos mal que me enteré y vine, acá estoy Fulanita, no estás sola. Y ya sacó su
pañuelo.
Se acercó levemente al
ataúd rezando, no quería verla mucho, prefería recordarla con vida, igual se
acercó lo suficiente como para encontrarla tan cambiada que se espantó de lo
joven que la vio.
Padre nuestro que...Ni una arruga, estás en los cielos, es lo que tiene la muerte que te rejuvenece, santificado sea tu nombre... Ella
siempre tuvo una piel de porcelana, pobrecita. Y por eso está asi de linda,
muerta y todo.
Venga a nosotros tu reino lo que no entiendo es por qué esos
maleducados hágase tu voluntad
me miran y se ríen descaradamente, así en la
tierra como la gente de ahora no tiene respeto en los velorios, en el cielo qué
barbaridad. Se ríen y no nos dejes caer, ¿se estarán riendo de mi? mas líbranos
del mal, la puta que los parío, amén.
Capaz que me equivoqué de velorio,
ahora con tantas salas, seguro que me metí en la equivocada y por eso no están
las chicas.
Yousef se dirigió hacia la cocina y le
preguntó a la encargada si la difunta era Fulana Gonzalez del Solar, si señora
es ella. ¡Ah menos mal! Pensé que me había equivocado de velorio, porque unos
impertinentes se están riendo de mí desde hace rato. No les haga caso señora,
la juventud está perdida. Si, es lo mismo que yo pensé querida, disculpá pero
tengo que seguir con mis oraciones. Vaya, vaya abuelita, póngase cómoda.
Abuelita, abuelita…¡Abuelita tu
hermana! Mis nietas son jovencitas...
¡Qué manía de llamarte abuelita, madrecita, mi
amor y esas cosas amorosas cuando no hay amor!
Dios de salve María, qué rara que está
Fulanita, llena eres de gracia...
Una señora con los ojos rojos de llorar y con mucho respeto se acercó
a Yousef, la tomó del brazo y la sacó lentamente de la sala .
Disculpe que la moleste, pero no la
conozco ¿Ud de dónde conocía a Fulanita?
¡¡¡Uhhh de toda la vida!!! Estudiamos
juntas, trabajamos juntas, toda una vida de amistad
¡Qué raro! Mi hija nunca me habló de
usted
¡No, lo raro es que usted sea la madre
de mi amiga!
¿Por qué raro?
¡Porque usted es tan joven que no
puede ser la madre de mi amiga! ¡¡Usted puede ser su hija!! Además yo fui al
velorio de la madre de Fulanita hace como mil años
( silencio de radio…)
-
Mi
hija es Fulana Gonzalez del Solar
- ¡ Mi
amiga también!
-
Si,
lo sé, pero esa amiga suya, es la otra Fulana Gonzalez el Solar, la que no
murió. Hoy nos enteramos que en el pueblo había otra persona con el mismo
nombre, una casualidad triste, porque ni parientes somos.
Horror.
Horror-horror-horror- Esa palabra le
martilló la cabeza a Yousef por unos segundos interminables-
¡Cómo no me avisaron! Quéeeehorror. ¿Por qué
no me avisaron? Horror. Que la tierra me trague…
-Vaya tranquila señora y cuídese- le dijo la señora respetuosa.
Y allí salió Yousef con la única compañía
de su bastoncito y el rosario en eterno vaivén, entre medio de risitas
socarronas de algunos presentes y a puteada limpia para sus adentros.
Horror.
Al llegar a su casa lo primero que
hace es ir hacia el teléfono para mandar a la reverenda m… a la encargada de
hacer la cadena, pero antes suena el teléfono.
-
Hola
Yous???
-
Si,
quién habla
-
Te
habla Fulanita Gonzalez del Solar todavía desde este mundo. Te llamaba para
agradecerte que hayas ido a mi velorio, es mas sos la única que fue, así que
cuando me muera a la única que le voy a avisar va a ser a vos!
-
Ay
perdóname pero a tu velorio yo ya fui, no voy a ir dos veces, a pesar de que se
te veía bien rara, te recé un buen rato!
-
¿Y
a mi casa no te venís a tomar unos mates?
-
Bueno,
eso me gusta mas que un velorio, mañana voy y nos reímos de las cosas de antes.
-
Chau,
nos vemos mañana
-
¡Pero
no te mueras eh!
¡ No ya me morí una vez, dos ni loca!