Pienso que en este momento
tal vez nadie en el universo piensa en mí,
que solo yo me pienso,
y si ahora muriese,
nadie, ni yo, me pensaría.
Y aquí empieza el abismo. -Roberto Juarróz-
Viernes: estuve invitada por un Jardín de infantes pues la directora quería regalarles a sus maestras, para el día del maestro, la frase de Saint Exúpery “No se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos” y para regalares esa hermosa frase me pidió que contara el capítulo XXI del Principito en forma de relato, sin diálogos, o sea que hice una adaptación para que pudiera interesar a niños y a grandes por igual. Mañana y tarde estuve visitando el jardincito y volviendo a mi pasado, emocionándome junto las maestras, que todo el tiempo están amando y entregándose a chiquitos que pasarán por sus vidas como pasó el Principito en la vida del Zorro. Igual, sabiendo que esos niños se irán, los domestican y se dejan domesticar.
Sábado: el programa de radio, mi querido espacio de radio Perras Negras con la partida de Aye se me ha vuelto complicado, ella era una parte importante del programa. Aunque poco a poco le voy tomando la mano a tener que atender varias cosas al mismo tiempo, todavía navego en la tormenta de quedar manejando un barquito sola en medio del río y creanme que me cuesta mucho.
Domingo: Club Atlético de Poetas. Segundo encuentro. Magnífico segundo encuentro, creativo, unificador, sorprendente, movilizador, emocionante.
Uno de los poetas que subió a leer por el micrófono abierto comentó que estaba alucinando con el espacio creado, con el ambiente, no podía creer que se escucharan a los poetas que subían a leer sus textos. Que se escuchara la voz del poeta en ves del murmullo de la gente. Que no se escuchen los pasitos de inquietud para que el poeta termine de una vez por todas de leer, así los espectadores hablan de algo. Los espectadores que fueron al encuentro de lectura supuestamente a escuchar poesía, no escuchan, hablan aunque sea de nada. Conseguimos detener el ruido. Tanto Aye, como Akira, Gustavo y yo nos miramos conmovidos por tener la certeza de ir por buen camino, otro placer.
Sin embargo tengo una nostalgia de día de lluvia que me invade los huesos.
Para el programa de radio estuve leyendo el pensamiento de Juarróz sobre la poesía, ya que esa era la palabra POESÍA. Lo recontrasupermega simplifico en esto que escribo a continuación, todo tiene un porqué…
Dice Juarróz que de pequeño se sintió atraído por la poesía y empezó a escribir inspirado en lo que le rodeaba que era la naturaleza de la Pampa Humeda, su padre era jefe de la estación de ferrocarril y tenía todo un horizonte vasto para contemplar. Creció leyendo y escribiendo poesía, hasta que comenzó a sentir cierta repetición, cierta flacidez dentro de la poesía, incluso entre los grandes poetas. Eso lo llevó a investigar y a buscar su propia poesía, su propio código. Buscar formas de síntesis poética donde confluyera la sensibilidad, la emoción y la inteligencia. Poder entrar en zonas aparentemente prohibidas.
Fue en la búsqueda de esa poesía que tuvo la impresión que en el devenir del tiempo se producían cortes, algo así como si al tiempo cronológico, lineal lo imagináramos como una línea horizontal, y la poesía fuera un tiempo vertical, algo que brota delante tuyo, algo que antes no estaba.
Esa visión se le juntó con otra a la que inevitablemente todos vamos en forma definitiva: la caída. Sin embargo al mismo tiempo que siente esto, paradójicamente siente el movimiento inverso. El rebote de la caída.
Y lo compara con la vida, en toda obra hay altibajos, en toda vida hay altibajos.
La poesía lo único que puede reflejar es ese ascenso y esa caída, que es la vida misma.
A un segmento de caída, sucede otro de plenitud.
Y yo agrego que viceversa.
Inexplicablemente he tenido una sucesión de días maravillosos, emocionantes, movilizadores, donde he dado de mi todo lo mejor que pude y me he sentido bien con eso, plena.
¿Es extraña entonces esta sensación de caída?
De vacío, de abismo…
Soy esa lluvia finita que cae del cielo
Dice Juarróz “El poeta y el poema se encuentran rodeados por lo desconocido. Quién se da cuenta de eso y persigue hacer de lo desconocido “algo” que se pone delante de la mirada, hace poesía. Y como en todas las grandes cosas de la vida, el amor, la muerte, el dolor, no hay definiciones unívocas, lo que hay es simplemente el hecho concreto y real, inexplicable, y casi imposible de darle forma.
Esto se hace ya muy largo y no sé si he conseguido explicarme, o simplemente me he dado vuelta como un guante y nada mas.