Y de pronto el aire desatada en estas manos
hizo de mí un cielo clavado en punta
sobre techos y ventanas.
Ladrón de alturas en tapias prestadas
laberinto emperrado en hojas secas
mordiendo desnudas ramas
 en calles tibias 
al sol de la mañana.

Es raro el otoño 
cuando estas manos mías
se encuentran
  sin amarras como flores sueltas en la jarra.

5 Comentarios

  1. Reina says:

    Me gustaron esas manos sin amarras.... ;)

  2. Tus manos siempre han sido flores.

    Besos.

  3. Malena says:

    Más que raro, es maravilloso el otoño con manos como flores.

  4. Genín says:

    Si!
    Hay que vivir sin amarras!
    Besitos y salud

  5. Tus manos libres y llenas de flores me han tocado el alma en ésta tórrida primavera escandinava.

    Besos y abrazos,

    Ian.

Gracias por tus palabras