Bordes

Sentido por Patricia Angulo el -

Esa noche que la vi pasar a mi lado sin que ella me viera, presentí la fatalidad. Pude haberla llamado y decírselo, pero quién era yo para decirle nada. Un gran escalofrío me invadió. Ella no lo supo nunca, pero me hice de hielo, mientras mis ojos húmedos seguían su sombra descarnada perdida entre la gente. Era la hora del regreso, pero ella no volvía, no iba a ninguna parte, deambulaba por una ciudad que le escupía su acostumbrado veneno. Ella no podía volver, no tenía dónde ir, la vida le había pegado una patada en el estómago y doblada como la letra U andaba a tientas, sin ver, sin sospechar siquiera cuán cerca del abismo estaba.

6 Comentarios

  1. Miguel says:
    1:00 p.m.

    Imágenes que nos deja encogidos como a esa persona que miras.
    La derrota tiene esa forma, nos deshace y nos deja desnudos frente al abismo.
    Ya no es la que era diría yo, tampoco se lo podemos reprochar
    Un abrazo

  2. TORO SALVAJE says:
    1:41 p.m.

    Pero quién era?
    La muerte?
    La tristeza?
    La pena?

    Besos.

  3. Marcelo says:
    4:57 p.m.

    Cuántos abismos y/o túneles tiene esta Buenos Aires. Y pareciera que siempre regresamos, que siempre es la hora del regreso, una rayuela donde "el cielo" puede estar en cualquier parte...
    Gracias por la compañía

  4. Malena says:
    8:50 p.m.

    ¿Era sólo una de las que nombra Toro, o tal vez todas?

  5. Genín says:
    9:10 p.m.

    Me hago las mismas preguntas que el Torito...
    Salud y besitos

  6. Pato says:
    8:25 a.m.

    Era todo eso y mas en una sola persona.

    Besos.

Gracias por tus palabras

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