Fernando Silva dirige el hospital de niños en Managua.
En vísperas de Navidad, se quedó trabajando hasta muy tarde. Ya estaban sonando los cohetes, y empezaban los fuegos artificiales a iluminar el cielo, cuando Fernando decidió marcharse. En su casa lo esperaban para festejar.
Hizo una última recorrida por las salas, viendo si todo queda en orden, y en eso estaba cuando sintió que unos pasos lo seguían. Unos pasos de algodón; se volvió y descubrió que uno de los enfermitos le andaba atrás. En la penumbra lo reconoció. Era un niño que estaba solo. Fernando reconoció su cara ya marcada por la muerte y esos ojos que pedían disculpas o quizá pedían permiso.
Fernando se acercó y el niño lo rozó con la mano:
-Decile a... -susurró el niño-
Decile a alguien, que yo estoy aquí.
Nochebuena, Eduardo Galeano.
Cuando leí este cuento en la cara del niño, vi tantos y tan diversos rostros como pude imaginar.
Desde los rostros mas hermosos hasta los que me provocan desagrado.
Al principio se me vino el niño Jesús, diciéndonos a todos los que creemos en él y los que no,
aquí estoy. Después se me amontonó una lista de hipócritas y mentirosos que me fueron defraudando gratuitamente y cuando empezaba a hacerme malasangre, desvié el pensamiento y me concentré en un solo rostro.
Impersonal.
Desconocido.
Un rostro en el que entramos todos los que nos animamos a nacer con el corazón nuevo de los niños, olvidando por un rato que ya estamos grandes y hacemos macanas, y también mentimos y también defraudamos sin darnos cuenta y también tenemos una cuota importante de egoísmo y sin embargo todavía albergamos por dentro un corazón niño que se ilusiona, que daría todo lo que tiene por animarse a decir:
decile a alguien, que yo estoy aquí.
Y que se venga abajo el orgullo, la indiferencia, la falsedad, el mal amor, los recuerdos que pellizcan el alma.
Poder creer como alguna remota o reciente vez lo hicimos, en un mundo mejor.
Y para eso, proponernos desde nuestro pequeño lugar de hormiga, hacer algo que vaya mas allá de la queja, poner en acción un pequeño proyecto, por mas modesto que sea, será algo naciendo, algo tomando vida, algo que parte de nuestro corazón, directo hacia el corazón de un otro que ignoramos, pero que espera fervientemente nuestro llamado, porque a su vez ese alguien está diciendo en algún lugar:
decile a alguien, que yo estoy aquí.
Creo en esto.
Siempre hay alguien que nos espera, que nos añora, que desea vernos, y compartir algo con nosotros, desde su mejor lugar, desde su mejor persona, desde su corazón de niño, de verdad es así, no es una intuición, lo he comprobado.
Por eso, como decía Lennon, puedes creer que soy un soñador, pero no soy el único.
Jo.
Vas a lograr que me emocione.
Yo estoy aquí.
Besos.
Mi querida pato bella, nunca mejor expresado... "decile a alguien, que yo estoy aquí"... y que se contagie. Yo estoy aquí también, el cambio, el granito de arena, está en lo que dices, en volver a sentirnos como cuando éramos niños, cuando sonreir y reir era libertad, y lo hacíamos sin preocuparnos de si era o no el momento adecuado, volver a creer y ser libres de sentir y dejarnos guiar por nuestros instintos, llenos de amor para dar... y que se contagie. Siempre hay alguien que espera por nosotros, y siempre somos esperados por alguien, aunque aun no lo sepan... pero una sonrisa a veces es suficiente.
Seguimos siendo niñas Patri! Te prometo que me encanta esa sensación. Ojalá dure y que más personas se unan a ese proyecto...
Millones de besos y felices fiestas!!!
Pato... siempre estarás en el alma y corazón de muchas personas... Por lo menos en la mía ya estás. Una persona humana que destila sonrisas, ternura, tolerancia y con ese contagio que nos impregnas como si fuese un tatuaje y caricias en cuerpo y alma. No hay nada más que decir... Tod@s los que te conocemos sabemos que eres una mujer especial. Y recuerda que "La Navidad no es una fecha...Es un estado de la mente"...
Moitos bicos dende a miña terra lucense.
Intenté hacer el ejercicio de mirar el relato de Galeano con ojos de niña.
No puedo.
Me pueden mis ojos de madre y me largo a llorar.
PATO: te acompaño en ese sueño, desde mi lugar hago todo lo posible para acompañar a ese niño que se puede detectar en cada uno de nosotros. Todos alguna vez, somos para alguien bellos o desagradables, pero lo importante es ese rostro impersonal, ese ser humano que me convoca a "ser con él". BESOS Y LO MEJOR PARA VOS.
FELIZ NAVIDAD, Patricia.
Que pases un día muy feliz con los tuyos.
Besos
Hacia tiempo que no leía un post tan bueno...y tenia que ser en tu blog...
Felicidades.