La chica de la ventana se cansó.
Un río interminable con peces y todo, manaba de sus ojos hacía semanas. Apareció en Aguda TV, mientras un número impertinente se superponía con su río, anunciando que faltaban escasos días para que estalle el verano. Salió como caso extraño, por lo general surgen vertiendo sangre. Ella no, su caso era un río color inmundo, espeso como una sopa de invierno, pero frío, muy frío. Tanto que tiritaba al compás de la vertiente. Como era de esperarse el barrio se llenó de gente, del mismo modo que su habitación se llenó de mojarritas y bagres.
Las cámaras de televisión se asomaron y dejaron ver el desparramo de la riquísima fauna ictícola que se acomodaba entre las cacerolas, los papeles abollados y las medias que flotaban como tarariras.
La chica de la ventana relató con paciencia cómo había empezado su caudaloso reguero, lo de la lluvia finita afuera, lo del frío intenso, pero especialmente hizo hincapié en explicar lo del río, que era lo que mas le preocupaba.
Quería encontrar las palabras precisas. Mientras pensaba, el notero le recomendó decir por ejemplo algo mediáticamente impactante, algo que a la gente que estaba sentada del otro lado le hiciera caer las mandíbulas y todos dijeran ¡¡ohhhhhhhhhhhh!!!!, algo que hiciera subir el número de audiencia, pero el micrófono la intimidó de manera fatal y dijo cosas como que su río era una especie de ovillo enmarañado que tenía alojado en un costado izquierdo. Puras pavadas. Un enredo de tripas secas, un retorcido manojo de venas entreveradas, un disparate de penas líquidas.
A quién el puede importar semejante cosa-pensó el notero- arrepentido de estar ahí todo mojado.
La gente del otro lado, acostumbrada a las declaraciones rimbombantes, no dijo nada. Se pasaron un mate y preguntaron quién era esa loca, pobre. Bostezaron, hicieron zapping y tras otro mate, volvieron a Aguda TV y todavía faltaban los mismos días para que estalle el verano. Y la chica de la ventana todavía se desarmaba en torpes explicaciones y el notero ya no preguntaba, ni sugería, ni nada. Apesadumbrado por su nota triste, temblaba. Ella decía que sin previo aviso al sacarse una basurita del ojo, le parece que sacó el tapón de una especie de tanque australiano que le había crecido en el estómago. O algo así. "Ah", dijo el notero desanimado (su nota era un fiasco) mientras sus pies chapoteaban helados en el barro y soñaba con una silla blandita en el noticiero de las veinte.
Una cámara registró cómo un grupo de niños aprovechaba la distracción de la llorona, para pescar con unas bolsas de supermercado los desesperados bagres que todavía tenían vida.
El notero bajó el pulgar, las luces se apagaron, los vecinos amontonados atrás del notero, dejaron de saludar a las cámaras y desaparecieron en la insegura seguridad de sus hogares.
La chica de la ventana se vio en la inmensa habitación inundada, las sombras se escondían tras de sí como fantasmas. Se sintió muy cansada de ese río eterno desovillándose sobre su falda, y no lo pensó dos veces: en la oscuridad de la tarde, caminó por las paredes con sus patas de rana, alcanzó la parte mas alta del techo de su casa y al contemplar el espectáculo que la rodeaba, se tiró de cabeza al fragmento mas mullido que supo entretejer su alma.
Hay una peli,Dark water,que me vino a la mente al leerte.Ojalá la chica salga a un mar azul donde naden delfines,con un sol calentito que le arrope el alma.besos,jacarandá***
Todavía me siento mojado, incomodo, busco en todo el texto surrealista a los pobres seres vivos que, o bien irán a parar a los estómagos de los niños pescadores, o morirán inútilmente por el desatino de esa rana-muchacha que no está muy bien de su húmeda azotea...jajaja
Besos y salud
Hizo bien.
Espero que descanse muy a gusto en ese fragmento y que le nazca una inmensa sonrisa.
Besos.
Cada día demuestras más que escribes con tesón y esmero, sea en el estilo que proceda. La verdad es que después de leerlo me escojoné de risa... Menuda forma de llegar a situaciones límites con cordura o sin ella, al predomina la algarabía.
Que tengas un bello fin de semana.
Beso, pato.
El relato completo me parece una metáfora fantástica, una burla a la sencillez de la vida, de las cosas cotidianas, un deseo de buscar una complejidad retorcida y rebuscada de la experiencia natural y liviana del día a día.
¡Ay qué poquito somos si no somos originales!
Me asombran tus escritos, son excelentes y eso que en algunas ocasiones no comprendo vocablos propios de tu envidiable castellano-argentino.
Enhorabuena
Pato: el fiasco de los simples es no poder ver un río "en el ovillo enmarañado en un costado". Sí, la "basurita" del ojo es un tapón infalible para la poética de la mirada. Precioso y fuerte como el efecto de la sudestada. Un beso