Revuelta entre papeles me trazo esta mañana.
Soy un mapa borroneado por los versos de otros versos que me dicen que mejor no escriba nada. Y yo desgajo este frío que galopa entraña adentro, como si de una mandarina se tratara.
Desmembar el fruto -me digo- fragmentar el alma.
En medio de la actividad hay un silencio que anuncia el turbión mudo que avanza, el cielo empecinado sube a la terraza, para inundar de grises y violetas las orillas de este caserío de barro que me abarca , este pueblo mío habitado por fantasmas, con sus vantanales podridos de golpearse ante la indiferencia de miradas extrañas.
Tal vez una lucecita de neón -me digo- que es fría, basta.
Atisbos de luz blanca aprietan en sus dientes los viajeros de autopistas recargadas, y es ajeno este pueblo mío, que amanece en alguna carretera secundaria, con un farolito de luz tibia en la garganta.
Si te arrimas bien a ella una lucecita de neón puede que baste.
Besos con luz para ti.
Abrazos de luz.
Hasta la llamita de una vela sirve...
Besitos y salud
Tibio, pero no por eso menos certero.
Saludos.
Muchas veces lo que esta oculto para otros entre la niebla para nosotros lo ilumina el sol. Un abrazo.
Todos llevamos un Comala dentro.
Ahí va un abrazo con un poquillo de calor y una chispita de luz, es lo que he podido reunir, sé que es poco. Pero es todo para ti.
A pesar de todo: me encantó lo que escribiste.