No logro explicar si el lugar preciso es por dentro. Tal vez
es afuera y yo creo lo contrario. No importa demasiado, pero
se abre en mí, o
sobre mí, o ante mí de manera inesperada y muy temprano por cierto, una zona
lóbrega de la que me alejo con uñas y dientes, pero sin éxito.
A poco andar vuelvo a caer allí extraviada.
Ya sé que es una insensatez vagabundear por ese sitio a
cualquier hora del día. Soy consciente de que no me conviene. Sé que es mejor cualquier calle cortada, cualquier
desierto de arenas ciegas o pantano no navegable. Ya sé que existen dosis
aceptables de clonazepam y prozac. Lo sé, pero el paso lento de los días me va
arrimando como si fuera yo el borbollón que deja el mar al retirarse. Una debilidad en forma de
basurita adentro del ojo. Un matojo rodante y seco.
Pese a mi resistencia, una fuerza invisible me va arrollando hacia esa costa
abyecta. Me bufa en la cara ese viento que ya conozco,
el huraño y áspero rezongo. Ese soplo pútrido me duele en cada esquina desguarnecida en la
que busco amparo. Y ya no soy mas que un yuyo seco que alguna vez tuvo una
flor.
Parece una mala pesadilla, bueno, despertarás y todo estará bien... :))
Besos y salud
Ven conmigo yuyo seco que tengo mil abrazos que darte.
:)
Cuánta soledad. :)
Jo, estoy con Genín, parece un mal sueño, pero trasladado a la vida cotidiana.Lo siento, me gustaría hacer algo, aunque afirmo que a ti te brotan flores hechas de palabras.Un abrazo largo ***
Es como si te hubieses dado con peyote...
Anda que no nos gusta, volver y volver a lo que nos hace daño eh?? Complicados que somos!!! Te envío un buen chorro de aguaaaa!! Besicosss