El malentendido peor nace porque el lector desconoce la distancia que separa al autor en carne y hueso y al personaje dotado de una constitución ficticia, creada por el acto de escribir. Éste trasciende el tiempo; bajo su pluma el presente equivale a la eternidad: sus afirmaciones tienen un carácter definitivo. Por el contrario el ser vivo cambia; para él los instantes son efímeros; sus humores varían. Es un error pretender definirlos en su contingencia inmediata, a partir de lo que elige decir llevado por la necesidad. Porque escribí palabras desilusionadas, una parte del público vio en mi una mujer quebrada por la edad y las decepciones (…) Sin embargo es un lugar común que a menudo los autores de libros alegres son tristes y los autores de libros amargos y melancólicos pueden desbordar vitalidad. El comienzo de mi relato, en el que resucito las alegrías de la liberación, data mas o menos de la misma época que su conclusión. Un individuo síquicamente desarmado –abatido, desesperado- no escribe nada: se refugia en el silencio” -Simone de Beauvoir, Final de Cuentas-
No hay caso, mil veces quise escribir esto y me llevó cientos de palabras soporíferas y ayer leyéndola, ella lo hizo en 174 palabras (según lo indica mi Word) claras y precisas.
ambién el comentario de Dalia en el post anterior fue significativo “Si le hago caso a lo que tu escrito desata en mí diría que alguien te ha querido hacer un regalo muy feo. Pero una vez me hablaron del regalo de Buda, algo así como un regalo que uno no acepta, no recibe, que devuelve al mensajero para que a su vez lo devuelva al remitente. Con lo que la fealdad queda en manos de quien salió.
No se si lo explico bien, posiblemente no, pero desde pequeños nos ponen en la mochila cosas no queridas que incorporamos a la visión de nosotros mismos y que nos hacen sufrir. Y en el camino algunos inseguros intentan cargarnos con más.”
Un tema que acabo de escuchar, Creep de Radiohead me disparó a escribir esto.
Ultimamente me siento extraña, ajena, lejana. Leo, pero apenas comento, prefiero el silencio. Sin que ese silencio sea malo. A veces hago cosas muy bonitas según mi parecer, artesanías, paparruchadas con mis manos inútiles, pero que me conectan con un lugar muy lúdico, algo infantil y placentero. Pequeños regalos que hago para mí. Otras veces los regalos vienen de afuera. Cuando uno recibe un regalo, inmediatamente lo abre, mas si viene de alguien que no pensamos ni remotamente que nos regalaría una bomba, por ejemplo. Con la ingenuidad de un niño siempre abrimos los regalos, rasgamos el papel, o lo abrimos con cuidado si el envoltorio es muy bonito y queremos guardarlo, pero es un instante de ansiedad y si encontramos algo que nos disgusta, nos asusta, nos enoja. Es mejor no aceptarlo. Devolverlo al mensajero, para que a su vez lo devuelva al remitente y así despojarnos de algo que no queremos tener. Tal cual dice Dalia en referencia al regalo de Buda. Eso lleva un tiempo. Días, si en el medio uno escribe, quedan esas palabras para siempre. Pasan los días, el regalo está bien lejos, pero las palabras han quedado y quien lee no puede separar el tiempo pasado del presente, ni sé si tiene valor que uno haga eso como lector. Yo no lo hago. Yo cuando leo, no separo al ser que vive mas allá de las letras, del que me deja ver un pedacito de su alma en ese instante preciso que necesita plasmar. En cierta forma lo que estoy viendo es su arte. No su día cotidiano, cerca de su casa, con su familia o sus amigos o su trabajo. Estoy viendo algo mas profundo, algo mas vital si se quiere.
Yo puedo escribir un poema desgarrador y salir y encontrarme con una conocida y reírme a mandíbula batiente tomando una cervecita en algún bar, sin que jamás sepa que acabo de trozar un jirón de mi ser en un papel. No corresponde. No es falsedad, no es doble personalidad, no es mentir. Es lo efímero del instante del que escribe. Es mas, puedo escribir algo muy cómico y estar en medio de una crisis de melancolía de las que suelo tener a menudo.
No sé, como dice la canción de Radiohead “Soy un bicho raro. ¿Qué diablos hago aquí?...Si yo no encajo aquí”
Muy cierto todo. Se escribe para ser feliz, para sacar lo que hay dentro, para gritarle al mundo un momento, por estética, por oficio, por voluntad. Quien escribe escribe para si y/o para otros. Como sea, el sentido y la razón; escribir es un momento y luego al instante, a las horas, a los días o más, ese instante varía; lo mismo que aquel que escribió.Saludos.
Comparto tus sentimientos también, y comparto lo de Simone. Hacía rato que no pasaba, me gusta el cambio de imágen. Me gustó eso de lo esfimero del instante del que escribe. Y por otro lado somos todo experiencia y escencia a la vez, lo que traemos y lo que nos vamos cargando diría, y esto de alguna manera se esplaya tambén en lo que escribimos, con otra piel, pero siendo nosotros mismo. No se si se entiende.
abrazos totales.
LA VERSATILIDAD DE LOS SERES HUMANOS ES PRECISAMENTE LO QUE HACE DE LA VIDA MENOS ABURRIDA. CONCUERDO CONTIGO. DEFINITIVAMENTE TU CORAZON TIENE UN IMAN...
MAR
Es así.
Lo efímero del instante.
A mí me ocurre a menudo.
Y no veo contradicción alguna.
Besos.
Me ha gustado mucho Pato. A mi personalmente me gusta lo que escribes y como lo escribes por que me transmites verdad, pasión, autenticidad y coherencia mucha coherencia. La vida son momentos, y las emociones tambien, al momento ríes, al momento lloras, luego vuelves a reir... y menos mal, por que si si no pudiésemos cambiar de emociones sería todo muy monótono!!! Biquiños
Vaya, me voy unos días y cuando regreso has cambiado toda la decoración. Me gusta, mira.
Yo también soy un bicho raro y cada vez me gusta más e intento serlo aún más todavía (será cosa de mi lado transgresor jajaja).
Nunca se me ha ocurrido pensar que el escritor que escribe algo triste es porque está deprimido y que el que escribe algo divertido es porque recién llegó de bailar cumbias. Tampoco juzgo al escritor por la persona, son dos cosas diferentes. Juzgo al artista sólo por su obra, de otra forma no habría leído la mitad de lo leído hasta ahora. Un buen escritor no tiene por qué dueño de una gran calidad humana y , no por ello deja de ser un gran escritor. Pongo como ejemplo a nuestro Juan Ramón Jiménez, un talento literario que dejaba mucho que desear como persona. Cuántas veces me he llegado a pregunar cómoo un tipo así pudo escribir algo tan bello y tierno como "Platero y yo", hasta que entendí que ambas cosas eran diferentes.
Besucos y feliz año Pato. Te extrañé.
bicho raro, mitad pato y mitad perra, María Elena sabría tu nombre.
Muy bien expresado ese sinfín de emocionalidad que desencadena un ser humano, que se contrae y estira, que siente y cambia, una vez más.
Saludos.
Supongo que estando o no estando nada cambiará. Salvo para aquél que pueda rescatar el goce de leer, y no, intentar inferir lo que no es y nunca será. Andar por aquí, es tan placentero como leer en voz alta un poema de Dickinson, lo juro.
Bueno, no sé qué tiene que hacer Dickinson en ésto, pero es que yo andaba de esos placeres...Un abrazo.
De bichos raros está lleno este mundo tan raro...
Muy buenas estas reflexiones que compartes, incluidas las palabras de Dalia. Por lo menos a mí me aportan mucho.
Un abrazo
Desde la ficción del poema tu palabra nos completa. Tu vida es una proeza de los pies a la cabeza. Y tqm!
Enhorabuena Pato! Te felicito por la facilidad que tenés para entrar y salir rápidamente de un estado emocional y pasar a otro. No creo que esto ocurra por tu condición de "bicho raro" sino porque evidentemente tenés un gran capacidad de control y regulación emocional desde mi punto de vista (psicológico). Aunque ello no quite que igual seas un bicho raro pero de esos excepcionales y en extinción, y eso también sea muy bueno por otra parte...
Poray sea mejor el contraste para escribir, siendo los peores momentos propicios para dar paso a la alegría escrita, y los más felices, para la verborragia nostálgica.
O quizás no.
Muy buen blog, muy buenos escritos.
Abrazo!
http://paradoenelabismo.blogspot.com
Pato, me alegro que te guste la iniciativa, la verdad que yo estoy encantada. Es una pena que no participes, estás segura?? jaja. Aún tienes hasta el l0 de Febrero para pensártelo. Si ganaras el concurso y tuvieras que organizarlo tu, seguro que el ganador/a te perdonaría la tardanza en el correo...Anímate!!
Pasa. Y pasa mucho.
Uno no es lo que escribe.
Uno ni siquiera es lo que dice en un momento determinado.
Somos la suma de muchos momentos, otros tantos escritos y bastantes palabras.
Mi primer blog (y mis primeros escritos) nacieron cuando me separé, y eran muy cómicos. Obviamente, no estaba pasando por un buen momento, pero trataba de sacar el costado más gracioso de esa situación a través de la escritura. Seguramente los que me leían pensaban: ¡qué bien lo lleva esta mina! En realidad, estaba hecha pelota.
Ateniéndome a la experiencia sé que la mayor parte de las veces uno escribe una vez sedimentada la experiencia, desde una cierta distancia que permite la reflexión, el cierre,la integración de lo vivido.
Y que la vida fluye aunque las letras te hayan detenido como a una inclusión en ámbar ante nuestros ojos.
Nunca fue tan nítida la nieve sobre París como en mi memoria...
Besos,jacarandá ***
"Entonces empecé una listita de sentimientos de los cuales no sé el nombre. Si recibo un regalo hecho con cariño por una persona que no quiero -¿cómo se llama lo que siento?
La falta que se siente por una persona que ya no queremos, ese dolor y ese rencor -¿cómo se llaman?. Estar ocupada -y de pronto detenerme por haber sido invadida por una súbita indolencia dulcificadora y venturosa, como si una luz de milagro hubiese entrado en la sala: ¿cómo se llama lo que he sentido?"
(Clarice Lispector, Fragmentos de "El juego de pensar", en "Revelacion de un mundo")
Ella, encajaba en este mundo, tan bien como vos
yo creo que uno escribe para curarse.
después que de lo que quede escrito alguito sea compartible, es otro tema.
Hya gente que escribe mucho mucho porque siente muuuy enferma, que deja arte a los demás, y que así y todo no le alcanza. (para mí, Pizarnik fue uno se esos casos)
Que bueno estar de vuelta y justo para leer esto. Nada es casual. Gracias. Voy a quedarme un rato poniéndome al día.
Un beso
Mi yo, mi otro yo y los que vienen detrás.. Es raro, es casi ficticio cómo podemos llegar a reunirnos o a ignorarnos mutuamente todos esos que somos..(o será que anduve sintiéndome algo efímera y un poco bicho raro hoy). Sea como fuere, en tu relato me sentí (nos sentimos, todas nosotras ja) como en familia. Este es uno de esos lugares a donde uno puede venir a respirar.
Te mando un abrazo
Querida Pato: somos varios bichos raros entonces...
Bienvenida al club... ;) jaja