MANTENIMIENTO DE MÁSCARAS NAVIDEÑAS
Hace 12 horas.
Errantes mis ojos caminan por los rieles de un andén que traza el mantel sobre la mesa.
Llevo tiempo merodeando un borde del que he aprendido a no caerme, he recorrido toda esa planicie a través del humo del café y al fin, donde empiezan los infiernos que cuelgan de unas rayas color impredecible, me detengo, miro ese abismo abrupto y regreso.
Tomo un tren de miga a una hora que no puedo precisar, seguro es tarde, me lo dice el viento.
Es una voz rota, que viene y me dice que ya es hora de irse, que en esta estación no hay luz y pronto va a oscurecer en medio de la mañana.
Es una mano conocida, la que levanta mi cuerpo y espanta mis ojos del mantel. Tiene una manchita redonda en el anverso, color canela, diminuta, que he visto crecer en estos años y tiene su encanto.
Es mía.
Tengo que confiar en ella, me digo, porque levanta el mantel de la mesa, lo dobla y sacude en el patio para que bajen los gorriones de los árboles a picar miguitas y corta el único lirio azul que hay en el jardín, para que mis ojos vagabundos dejen de estacionarse en baches sin fondo.
Llevo tiempo merodeando un borde del que he aprendido a no caerme, he recorrido toda esa planicie a través del humo del café y al fin, donde empiezan los infiernos que cuelgan de unas rayas color impredecible, me detengo, miro ese abismo abrupto y regreso.
Tomo un tren de miga a una hora que no puedo precisar, seguro es tarde, me lo dice el viento.
Es una voz rota, que viene y me dice que ya es hora de irse, que en esta estación no hay luz y pronto va a oscurecer en medio de la mañana.
Es una mano conocida, la que levanta mi cuerpo y espanta mis ojos del mantel. Tiene una manchita redonda en el anverso, color canela, diminuta, que he visto crecer en estos años y tiene su encanto.
Es mía.
Tengo que confiar en ella, me digo, porque levanta el mantel de la mesa, lo dobla y sacude en el patio para que bajen los gorriones de los árboles a picar miguitas y corta el único lirio azul que hay en el jardín, para que mis ojos vagabundos dejen de estacionarse en baches sin fondo.
me has hecho recordar dos canciones una de silvio..."adónde van"y otra de Bruce..."Long Walk home"....
besos de pájaro.
Es una mano angelical.
Que bien que la tengas.
Besos.
Ay qué belleza, saludos a las dos!
Más que lindo.
Besos de gorrión que baja a picotear alguna miguita para espiar la escena tierna por la ventana.
karina
Nacimos juntas, mi mano y yo :)
Besos.
es la mano de la vida..
Un abrazo.
Saludos fraternos
Los andenes me entristecen, creo que llevo a cuestas demasiadas despedidas.Pero tu mano que quita el mantel,escribe y cuida o corta flores, ésa...me gusta.Besos***
Qué importante es la mano. La mano real, la imaginaria, la literaria. La mano amiga. La tuya.
Un beso.
Muchos besos para mi querida Patito. De nuevo regreso... creo que me gusta regresar... sobre todo para leerte...
;-)
las cosas que puede generar una sobremesa, no?
ojos y manos
para constatar
en cada momento
que estos trenes
nos viajan
sin descanso
un beso
Pato, como en todos tus escritos, uno se encuentra con la nostálgia, la palabra profunda que penetra, y la hermosa canción de fondo...
Un placer
claudia, desde La Perla de Janis
Ais....que tristeza me producen los trenes....sera x las oportunidades marchadas? por las ocasiones no aprovechadas...por los abrazoz dados...por las letras perdidas, por el amor desmantelado, por las migas de pan no mojadas junto a los patos...por y por tantas cosas, con un solo denominador... la mano que lo realiza o no.
Bezzz
Esta mirada tuya, Marula...
Un tren de miga...
(suave, blanco, digno de Hansel y Gretel)
Tú en ti.
Besos pestañeros!
TQM!
Que bonito...me ha encantado Patri...
(Pero...las manchitas color canela no deben crecer...)
Besos
Uy, me la voy a hacer ver, yo le tenía cariño pensaba que era una manchita de vejez :(( ahora tengo chucho...
A veces la conciencia se nos va más allá de todo lo que nos rodea, y son los objetos los que nos sostienen. Hermoso, Pato, te enlazo.
Ay Pato, en tus trayectos yo me pierdo y me emociono... y reparo siempre en esa mano que es la tuya y de la que voy desde hace tanto, a veces sin que te des cuenta, a veces sin que la notes, pero siempre, siempre, aprieto contra mi en testimonio de cariño... ya lo sabes.
Te quiero mucho!!!
No me canso de leerte,me sorprendes...tren de miga...¿qué es eso? - me dije - u me subí a él con tu relato e imaginé el hogar de mis abuelos y esa nostalgia y esa pena desorientadora que relatas, la localicé en mi historia. Precioso relato...
Besos querida Patito
Que hermoso relato!
Me gustaron tus descipciones!
esas manos te salvan
nada como doblar, planchar, arreglar escaparates
para no caer en abismos
ni enloquecer a punta de gotas locas
Paso a recorrer las líneas férreas de tu espacio.
Saludos...