No me gusta confrontar con nadie, de verdad me hace mal. No está en mi
naturaleza, no voy por la vida aclarando tantos con la gente. Acepto la
diversidad de opiniones y sigo. No me gusta discutir sobre política, ni
religión porque es al divino botón.
Yo no te voy a convencer, vos a mi tampoco,
ya somos grandes, entonces es mejor que cada uno piense lo que quiere. Pero no
estoy bien, estoy realmente mal por muchas cosas que me han pasado últimamente y no voy a utilizar el blog para hacer terapia, pero lo que nos sucedió el viernes me terminó
de convencer que si me callo sólo alimento mas esa idea de que “hay una
sensación de inseguridad alimentada por los medios” cuando todo anda tan regio.
Estamos viviendo en Argentina una rivalidad espantosa en la que si pensás
diferente en algo que directa o indirectamente afecta al gobierno sos golpista,
gorila o no se qué otra boludez.
Hay un comentario en el post anterior, mas precisamente el de Darío que me ha sorprendido. Puede parecer naif, ya que él solamente dice Yo sòlo tuve miedo cuando los militares entraron a mi casa con mi mamà casi en pelotas y revolvieron todo. Ningùn miedo ahora, pura felicidad. Un abrazo.
Creo que no tiene nada de ingenua su
respuesta. Me parece por lo menos cínica, perdón si me equivoco, pero es lo que
siento. Y prefiero aclarar este malestar a suponer algo que tal vez no sea así. Porque considero a Darío un hombre inteligente y sensible,
capaz de escribir buena poesía en un blog. Me duele porque hemos
vivido la misma época de mierda de la dictadura. Eso en algún punto nos hermana. Lo que le pasó con su
mamá, a mi me pasó con mi hermano. Cualquier chico de los 70 que tenía pinta de
zurdito era peligroso, una noche entró una banda de tipos armados que tiró la
puerta a patadas, le revolvieron la habitación, le pegaron y le hicieron un
simulacro de fusilamiento mientras le ordenaban rezar. Supongo que ( como eran
dueños de la vida porque tenían un arma y poder) se la perdonaron en esa
lotería loca y lo dejaron vivo. O sea yo tb tuve miedo en esa época, era muy
chica pero enseguida me avivé del peligro que corríamos. Mi familia vivió esa
pesadilla. Los que vivimos esos años y estuvimos en peligro no nos olvidamos de
la desaparición y muerte de 30 mil argentinos. Es mas supongo que el viernes
muchos se habrán alegrado de la muerte de un gran hijo de puta que ni vale la
pena recordar su nombre, flota en el aire su olor nauseabundo; pero ese pasado
desgraciado no nos puede volver indiferentes en el presente. No podemos quedar
anclados a un pasado horrible, porque el presente se nos va.
Hoy día somos
muchas las víctimas por diversos motivos en nuestro país. Somos muchos los argentinos
que la estamos pasando mal y no se puede mirar para otro lado porque en algún
momento la desgracia te viene a buscar, como en el poema de Brecht. Algo no
funciona bien y estaría bueno que en vez de estar enfrentados entre "felices e infelices" nos encontráramos en serio para que nos dejen de pasar cosas horribles.
Hay
mucha gente que se muere, que sufre, que se siente fuera del modelo, y esa
gente es tan argentina como quien se siente seguro e incluído.
Por otra parte tengo derecho a estar enojada y con miedo después de
tomar conciencia que estoy viva de milagro. El viernes a la madrugada vivimos
el terror en carne propia: no fueron militares, fueron ladrones comunes los que
secuestraron a mi marido cuando iba a su trabajo, los que se metieron en mi
casa y la desvalijaron, los que me sacaron de la cama con un arma en la sien. Fueron
argentinos los que nos maltrataron, ataron, amenazaron y gritaron desesperados
por plata y oro. Ordenándonos que le dijéramos dónde estaba la caja fuerte!!! ¡¡Me
pedían las joyas!! ¿¿¿Podés creer eso??? Yo que no uso ni aritos de lata…
O sea, es una suerte Darío que no te haya tocado vivir esta experiencia
de mierda, no te la deseo, pero yo no estaría tan feliz, hay muchas formas horribles de perder la
vida o estar en peligro en Argentina.
Basta abrir un poco la mirada para que la
felicidad personal se te apague.