Estos días mis cables entran a pelarse y a hacer cortocircuitos, chisporroteos varios y en algunos momentos mis orejas ofician de chimeneas y humean alegremente como caños de escape, parece que odio las fiestas, pero no.
No odio las fiestas, por mas que desearía con locura tener el espíritu del Grinch y salir a robar las navidades por las calles de la ciudad, especialmente en esos lugares donde la Navidad se vuelve ostentosa y agobiante con sus villancicos estridentes y las lucecitas esquizofrénicas, pero soy pacifista y nada me hace mas feliz que estar en armonía y disfrutar de la familia. Y acá es donde empieza mi cableado interno a tener inconvenientes técnicos. La familia ha crecido tanto que se complica encontrar un día para estar juntos, todos juntos. Algunos años se consigue y otros años, como éste,  no va a poder ser. Entonces las luces por más que siguen como locas en su frenético existir, en mis ojos se vuelven lentas y empañadas y la música se desdibuja en mis oídos, porque lo que oigo es un murmullo de voces que ya no son, de risas que siguen sonando dentro de mí como ecos de fiesta que acabó, de papeles de regalos desgarrados al amanecer, de días que ya fueron…
No odio las fiestas, odio esta sensación que se genera en mí y estas ganas enormes de desaparecer por unas semanas, o perder la memoria para no ser asaltada por esos recuerdos que dejan tu día escondido en un rincón haciendo pucheros. Porque hay que ver cómo son de jodidas esas pequeñas apariciones del pasado que te salen de cualquier parte y te cagan el día por completo. Entonces desesperada busco una dosis de optimismo y me digo, bueno no habrá de “esto” pero “habrá de esto otro” y me vuelve el alma al cuerpo y la sonrisa otra vez se enciende y pongo luces y armo el arbolito y lo armo sola, encantada porque va a quedar perfecto y no lleno de cachivaches. Porque cuando lo armaba con mis hijas el arbolito era una especie de equeco al que le ponían de todo y ahora es un arbolito de las revistas de decoración y lo miro desde todos los rincones y ha quedado hermoso, y digo cuando vengan las chicas les va a encantar, pero cuando llegan ellas ni se emocionan cuando lo ven armado, ni nada, ah qué lindo -dicen- y nada mas (no sé yo qué esperaba que harían cuando vieran el arbolito, que les iba a dar una felicidad extrema y se pondrían a bailar el ula ula, qué se yo, nada)  y lloro mucho en silencio por esa pavada y estoy así tan triste pensando lo rápido que pasa la vida y como las he escuchado planear que se irán de casa el año que viene, a vivir solas, me apuro a pensar en este último año juntos, y eso inmediatamente me convierte en una fuente de agua. A 400 km de distancia y sin saber que estoy llorando a mares, me llama mi madre por teléfono toda feliz -yo me trago todas las lágrimas y cambio la voz ipso facto-  y me dice que el resultado de su estudio no es el mejor, el valor de los linfocitos no está del todo bien, pero se mantiene estable desde hace mucho, lo cual es bueno y no justifica una quimioterapia porque es una mujer grande y su estado general es bueno y mejor pájaro en mano que cien volando y para demostrarme que se siente muy bien, me cuenta que ha barrido toda su vereda, que es tan ancha como una avenida, “porque los tilos son hermosos nena, pero cuando se les cae el pólen son una pesadilla y tengo miedo de que pase una pobre vieja y se parta el alma”. Una pobre vieja, mas vieja que ella claro. Y nos despedimos y me siento feliz de tener una madre así de enérgica y vital y pienso que pronto iré a verla y “esto” que pensábamos que iba a ser así de feo, mirá qué bueno, resultó que “es así” y mi parte adorable, le dice a mi pequeño Grinch no jodas, aceptemos cómo son las cosas y pongámosle un poco de onda y pienso en comidas, cosas ricas y algún vestido que me guste y ahí están las lucecitas que se prenden y que se apagan con su psicodelia eterna y acá estoy yo, por momentos descarrilando y por momentos volviendo al carril.

14 Comentarios

  1. Pato, Pato, a veces siento que andas espiando mi vida!

  2. Hoy no tenía que haber venido aquí.
    Somos almas gemelas.
    Ahora que hago sin poder darte un abrazo de verdad?
    Me voy roto.

    Besos.

  3. Ainss,vuelve al carril de la felicidad y no permitas que te pongan trampas en la vía.
    Te lo dice alguien que tiene un 99 % de Grinch, desde el 1% nevado y con guirnaldas que le queda ;)
    Besos***

  4. Elizabeth says:

    Hola Patito querida. Tu eres una de esas lucecitas que alegra mi navidad. Gracias por brillar aún en medio de mis apagones.

  5. Almudena says:

    A veces me pregunto qué es lo que nos unió: vos adorás a los Beatles, yo no, a mi me encanta el folklore argentino, sospecho que vos no tanto, a vos no te gusta demasiado la Navidad, yo me emociono hasta con el anuncio del turron.... jajaja ¿será cierto eso de que los polos opuestos se atraen?

    Besucos.

  6. Genín says:

    Mi técnica consiste en filtrar, aunque no es sencillo, separo lo que me fastidia de lo que me gusta y me quedo con esto...
    Besos y salud

  7. Supongo que es duro, aceptar ciertos cambios, y son etapas que forman parte de la vida y hay que pasar, pero hay etapas jodidas, para que nos vamos a engañar!!
    A mi la navidad me es algo indiferente, primero me gustó, años después me cabreaba enormemente, y hace ya un tiempo que comprendí que no me puedo pelear contra algo que está tan instaurado, no era sano para mi, así que ahora,básicamente me dejo llevar... Espero que esta mala racha que llevas últimamente pase pronto de verdad!! Muchos ánimos y abrazos de osoooooo!!!

  8. Lo de siempre... se nota que eres madre. Las mujeres son de una manera, y luego cuando son madres, son madres, y eso transpira, y se nota de todas todas, y no, no es lo mismo un padre que una madre, y todos los estereotipos casi siempre se cumplen, y los que solo somos hijos nos reímos al leer vuestras filias y vuestras fobias, vuestros miedos, y vuestros-nuestros planes, porque son vuestros pero con querencia a que sean nuestros, y yo, que te he "amadrinado" por decreto ley, me digo... cuándo la vea ¿por dónde irá el tren?

  9. Fiaris says:

    Tampoco me gustan las fiestas,abrazos

  10. Fiaris says:

    Tampoco me gustan las fiestas,abrazos

  11. Meli says:

    Beso!!!!!

  12. Fátima says:

    Yo amo las reuniones en familia, la disculpa navideña para conseguirlo, por lo tanto la considero oportuna. Yo no adorno árboles, ni pongo lucecitas, pero cuando recorro la Nochebuena, la Navidad, ... etc junto a los que más quiero me visto el ánimo y el corazón con lucecitas de esperanza, de recuerdos, risas y abrazos.
    Y eso que mi trabajo en estas fechas se multiplica por mil y llego rota a casa. Me recompongo en cuanto veo la mirada de mi madre, la sonrisa de mi esposo, la dulzura de mi hermana, las nuevas generaciones que se han unido.
    Un beso Pato y feliz navidad.

  13. OOoooo... ánimo Pato! el problema no es la navidad, ni las lucecitas, ni las chicas que no miran el árbol... sino es cortocircuíto del que hablas, que sólo tú puedes parar. Y podrás, seguro. Me has recordado a mi madre, a mi abuela... tan enérgicas. A mi me gusta la navidad, la familia, los regalos, y con niños todo se vuelve maravilloso, sin duda. Estas están siendo bellas, sin duda que sí. Y de las chicas... ¿qué va a decirte alguien qeu se fue de casa a los 18 años y no retornó? tienen derecho, por mucha pena que dé, verás luego como cuando suceda no es tan gris como tú lo imaginas ahora... Nada es tan feo como en la ansiedad anticipada.
    Muuuaaaa!

  14. Reina says:

    A veces dan ganas de rajarse uno días, desaparecer, donde nadie te conozca.... y llorar... mucho.. hasta que se gasten las lágrimas... y gritar... fuerte... muy fuerte... donde nadie te escuche... y luego lavarse la cara y regresar...
    A veces hace falta eso... sobre todo antes de la Navidad... :)

Gracias por tus palabras