Así era mi bombón de chocolate cuando llegó a casa, ahí está la manito de mi hija menor aplaudiendo de felicidad porque era la primera vez que tenía una perrita.
¿Saben?
Les voy a decir una obviedad, la vejez duele.
Duele la propia vejez, pero la de los seres que amamos es devastadora. Quienes tienen padres mayores saben de lo que hablo. Y quienes tienen perros viejos también.
Quiero ser fuerte, pensar que mi perrita fue tratada con amor y mimada a mas no poder. Que era una perrita destinada a vivir en la calle porque no era de raza ni nada y vivió en un pequeño palacio construido por mis hijas, pero saben estoy viéndola apagarse y yo siento que me apago con ella.
No tengo ganas de hacer nada, ni leer, ni hablar, ni trabajar, ni escuchar música, ni pasear. Paseo un ratito con ella para hacerla caminar y somos dos tortugas tristes bajo los jacarandás que van a entrar en conmoción de un momento a otro, porque tan pendiente estoy de los ojitos negros de mi morriña que ni me desmayo de amor porque los árboles de mi calle se volvieron azules.
Es un poema lleno de un dolor tranquilo. Es un poema. Y siempre da placer leerte, así sea ficción o realidad, hacés de la palabra, una caricia o un cuchillo. Un abrazo.
Me gustaría acompañaros en ese paseo.
Seríamos tres tortugas tristes porque a mí me da mucha pena saber que tú lo estás.
Besos.
Me apena tu tristeza amiga,abrazo de contención.
Solo puedo dejarte un fuerte y largo abrazo***
Un abrazo fuerte...
Pato, en mi vida tuve 11 perros, (tuve 10, el último todavía lo tengo) en diferentes épocas, no todos juntos, así que sé muy bien de lo que hablás, cada uno cuando murió fue terrible, y más cuando los ves irse de a poco.
Yo soy de lágrima fácil. así que mejor termino de escribir ya.
Un beso.
Muchos ánimos Pato!! Seguro que tu perrita fue y aún será, muy feliz con vosotros!!! Besicosssss y mucha fuerza!!
Me hiciste llorar, Patri. Eso...
A mí ya sabes que me mata de pena cuando la veo, pero es por lo tierno que resulta. Somos un par de sensibles, ya sabes. Los años no perdonan. Quédate con la idea de que ella es feliz con vosotros, de lo mucho que te aporta y de el cariño que le tienes. Hay que estar a las duras y a las maduras. Darle muchos mimos y tratar de mitigar el dolor.
Yo también tengo una perrita, una setter negra. Se llama Trufa porque cuando llegó a casa era una bolita negra y rica. Ahora tiene 15años y está viejita, muy viejita, así que entiendo, comparto, tu pena.
Besucos, amiga.
No me hables de vejez, plis...
Besitos y salud
Me hacés acordar a mi perrita que se llama Zaba y está lejos, en el sur... el mes que viene cumple 13 años. Ya está grande, está vieja... Y no le queda mucho. Pero la alegría que da a la casa es inigualable.
Perritos...companeros del alma, espejos de la vida...como el mio que aun esta joven y agil. No podria imaginar su partida de ojos grandes y orejas juguetonas. Asi es la vida.
Lo entiendO, pato. La vejez confunde y duele, y no sé cómo habrá una de acostumbrarse a eso.
Te acompaño en estos días, y os veo a ti y a tu perrita -feliz- a lo lejos.
Muak, muak
te dejo muxos abrazos....
Besos
Sé de lo que hablas, yo viví eso mismo. No es fácil no.
Un abrazo
He vivido como tú esa experiencia y sé lo que se siente, por eso te comprendo, me conmuevo mucho y te acompaño. Un abrazo grande como tu generosidad y ternura.
Gracias a todos los amigos y amigas que me han dejado un abrazo con sus palabras, ojalá sepan lo mucho que valoro la intención que han puesto en cada comentario ;)
Un abrazo fuerte
Patricia.-
Se sufre mucho, y es algo que pocas personas entienden, no solo es un ser vivo, y posiblemente racional si lo comparamos con el ser humano, sino que es bueno, cariñoso, compañero, y da todo a cambio de nada ¡¡¡ Como no se les va a querer!!