El día que perdí la risa, no la perdí del todo. La oculté porque me fui quedando sin motivos. En realidad los motivos siguieron allí delante de mis ojos, sólo que me privaron de ellos. Y yo, sin entender, cómo todo se había vuelto tan serio, intentaba ser obediente.
La explicación si bien fue breve, día a día se amplió en el tiempo: Ahora sos una señorita –dijo mi mamá-.
Yo me miraba en el espejo y era la misma nena de ayer, mas parecida a un varón que a otra cosa. La palabra “señorita” me remitía a medias finas, tacos, rouge, novios…Y yo me sentía feliz metida adentro de unos jeans y con zapatillas.

Sola, esperando que termine el recreo, me digo a mi misma. “Ahora soy señorita”, me digo para convencerme de la prohibición injusta que tiene que ver con mis juegos y amigos. Cuando todas mis amigas siguen siendo nenas, yo no. Yo con nueve años, soy una señorita.
Voy a la biblioteca, espero en una pared. Me siento en una arcada del patio y juego a la pallana, sola.
Ya no corresponde que me suba a los árboles y se me vean las piernas, ni ande en bicicleta con las manos en los bolsillos, tampoco puedo jugar a los pistoleros o a la pelota con mis amigos.
Esta pared donde me hacen esperar en los recreos es mi única compañía.

Ahora que soy señorita me aburro mucho. No sólo me aburro, además estoy un poco triste y no se lo puedo contar a nadie, porque mi madre me dijo que esto es un secreto entre nosotras.
Hoy estuve por romper ese secreto y contárselo a mi prima. Decirle que ya era señorita, pero ella que estaba más triste que yo, me ganó de mano y me dijo llorando, en el fondo de su casa “creo que me voy a quedar huérfana”. Yo me asusté y le dije que cómo y entonces ella me llevó atrás del rosal, donde nadie nos veía, mirando siempre para la cocina, cuidando con la mirada, que no se entere mi tía que su hija sabía que le quedaba poco tiempo de vida.
“Mi mamá se va a morir” me dijo. Tan seria me lo dijo, tan pálida y tan flaca, que abrazadas nos pusimos a llorar las dos. Como pude le pregunté desde cuando estaba enferma la tía. “Yo creo que desde que mi papá se murió” me dijo.
-¿Y qué tiene?-
-Para mí que es muy grave- dijo- hace unos meses que cada tres o cuatro semanas sangra. Y ella no dice nada, a veces se acuesta porque le duele, pero yo veo las toallas con sangre en el baño y pienso que se va a morir muy pronto.
Claro, pensé con alivio “mi tía es señorita” y abracé a mi prima con un amor enorme, tratando de consolarla, pero no pude.
Como la tristeza no se le iba y mi prima no comía y pesaba menos que un suspiro, uno de esos días se lo conté y le dije que su mamá era señorita y que las señoritas sangraban por unos días, una vez por mes, y que yo también era señorita.
Eso le dio mucho asco.

Por un tiempo dejamos de jugar y de vernos, yo creo que ella estaba enojada conmigo. No me creyó que yo fuera señorita, como su mamá.
Lo cierto es que contra mi voluntad de asumir lo que decían que yo era, llegó la invitación de unos amigos de mis padres a una fiesta.
Con vestido de nena, con zapatos de nena, con peinado de nena, llevaron a la flamante solitaria y amargada “señorita” a la fiesta.
Esa noche por primera vez sentí lo que decían que era ahora y disfruté de ese momento sintiendo un gran vértigo por dentro.
Mientras lo escribo, vuelvo a sentir aquél relámpago fugaz, el misterio de la transformación, el instante en que uno siente que ha crecido.
Fue en el momento exacto en que el fotógrafo se nos acercó a Verónica y a mí y nos invitó a posar para la foto. Yo estaba sentada como una nena, con las piernas abiertas y los pies enganchados y rápidamente crucé mis piernas, me incliné y miré a la cámara con un gesto provocativo, como con cierto aire de seducción que no sabía que tenía. Me salió natural ese mohín.
Verónica quedó para siempre sonriente con su boca gigante llena de dientes.
Yo no reía como antes, sólo miré desafiante, con una media sonrisa.
En esa foto era una señorita.


22 Comentarios

  1. No sabes lo identificada que me he sentido leyéndote.A mí me dijeron lo mismo y yo también sentí que me había caído encima un injusto castigo... pero nunca hubiera podido escribirlo de esta manera tan precisa y entrañable.
    Un abrazo y gracias, jacarandá, por hacerme recordar y reconciliarme de alguna manera con el pasado***

  2. Lena yau says:

    Ayns, Marula...

    A veces quiero regresar.

    Tener la posibilidad de ser dos en un instante.

    Tener el derecho de la media sonrisa y las zapatillas, alternarme a gusto, sentí ardor en las mejillas cuando pasa el chico que me gusta, y pasar a otra cosa (mariposa) cuando se va...una rayuela, Heidi en la tele, yo que sé...

    La niña me pide a gritos.

    Me has matado de tó.

    Miles de besos alados!

    Y gracias por esto...

  3. Al ser niño eso no pasa, y yo me he quedado en la niñez.
    Que no quiero salir de ahí.
    Eso.

    Besos.

  4. GEORGIA says:

    Que hermoso relato...yo me sentí identica...casi pensé que era extraterrestre y todo...mi aceptación no llegó con una fotografía sino con un beso :(


    Un abrazo bella... de señorita a señorita ;)

  5. Quiero ver esa foto desafiante de media sonrisa (de señorita, ojo...)
    Por favoooorrrr!!!!
    Qué linda!
    Y un día te invito a trepar árboles en zapatillas.

    Besos Patuchi

  6. PIZARR says:

    !Ay Pato! una vez más compruebo, que los oceanos no son distancia suficiente para imprimir grandes diferencias entre las costumbres de las personas que los habitamos a ambos lados.

    Me he visto reflejada en esas letras y en aquella señorita que mi ama me confió de pronto que yo era... en aquel recato que de pronto me exigía...dejándome trastocada porque como muy bien cuentas, una se seguía sintiendo igual de niña que el día anterior.

    Que bellísima manera de contar esa etapa de la vida de las mujeres.

    Como siempre me ha encantado este relato.

    Un abrazo de señoritas... jajaja

  7. paolav says:

    ¡será un problema que a veces me diga toda la sociedad y el calendario, que soy SEÑORA, que soy una MUJER, que soy ADULTA, mas yo no lo quiero, yo sólo quiero ser esa niña, esa que jugaba y trepaba árboles.

    Precioso relato, y logras hacer que empatice y sienta.

    Un enorme abrazo y te repito ¡que bueno tenerte de vuelta!

  8. Ay Pato!!! que belleza de pedazo de vida...
    cuantos recuerdos traes a la mente de éstas señoritas... que así tal, vivimos esas transformaciones, entre la lucha natural de la infancia eterna y el obligado glamour que obligaba el status biológico...
    besos enternecidos mi niña!
    abrazos señoritos:)

  9. Es un proceso raro de entender, pero al pasarnos a todas nos sentimos identificadas con el texto, aunque yo pasé a ser señorita e igual al dia siguiente saltaba por los montes con mis primos como siempre, me negaba a la idea de que vieran que había cambiado. Un beso.

  10. mangeles says:

    ¡Que bonito, y que bien contado¡...Señoritas, eso es...y sin saber ¿por qué?...jejeje...Tan crias, tan niñas, y "señoritas"...en fin...

    Besos guapa

  11. no se quien lo dijo "¡como duele crecer" (o quizas ahora estoy imaginandolo y lo dije yo pero no lo recuerdo...en fin)
    creo que la mayoria de minas que leimos estos nos sentimos bastante identificadas (bue, todas pasamos x eso de alguna u otra forma), pero mas que nada esa sensacion de transcision, de cosas que hay que dejar de lado, justamente, porq las "señoritas" no hacen eso...



    un saludo grande, un gusto pasar por aca.

  12. ybris says:

    Una mravilla de relato, amiga.
    Aun sin regla, en cualquier parte del mundo, cualquiera probablemente se ha sentido así cundo le han dicho que ya es un hombre o que ya es una mujer.
    Uno se mira al epejo y no quiere ser más que lo que siempre ha sido.
    Hce ya mucho que a mí se me dijo algo parecido.
    Ahora ando comprobando a ver si es cierto.

    Besos.

  13. Jackie says:
    Este comentario ha sido eliminado por el autor.
  14. Jackie says:

    (lo borre porque se enloquecio)

    Llego muy tarde a tu reaparicion, mi Pato querida, pero que feliz estoy de tenerte de nuevo. Justo unos poquitos dias antes, muy poquitos, estaba yo preguntando por ti en el tunel y me dijeron: probablemente vuelva y el muy pitoniso tenia razon!

    :)

    Gracias por dejarnos leer de nuevo estas cosas que escribes, gracias por comer helados de Mcdonalds como yo, gracias por este final TAN BUENO en la historia de la señorita.

    Muchos besos mi Patuchi.

  15. Strigo says:

    .


    hola Patri

    ...muy bonito tu relato, de verdad muy seductor, siempre esos detalles del inicio de la pubertad y la adolescencia, con cambios medio misteriosos, (jajaja si te contara el trauma de cuando sufrí mi primera erección...ufff), tanto en varones como en las féminas pos son curiosos y bien expuestos como lo has hecho vos, pues se vuelven un deleite

    Salu2

  16. Aye says:

    :)
    media sonrisa, como la de la foto,
    para las señoritas de zapatillas

  17. ,......bueno, como se suele decir, no podemos ni debemos vivir del pasado.

    Bello y hermoso relato.

    Un gran abrazo Pato!

  18. Anónimo says:

    Magistral manera de contar esos momentos fronterizos. Yo, apenas percibí raya alguna. Ya se sabe que los hombres seguimos siendo niños. Para bien y para mal.

    Un beso, Pato.
    Codorníu

  19. Lau says:

    Identificada con el relato, y me quede pensando en lo contradictorio son esos días, pues ya eres "señorita" pero aun quieres seguir siendo niña ....

    Besos para esas señoritas-niñas, que aun quedan en nosotras con el relato

    Abrazo abretado!!
    TQ Pati

  20. Adriano says:

    Oh!!!, hablando de señoritas, volvió la seño Pato (en el sentido de maestra, ja ja ja). Volviste casi en vísperas de invierno, me alegro mucho...

    Saludos a Daniel en su día(?), ja ja ja.

    Un abrazo!!!

  21. Caminante says:

    ¡Qué pronto te llegó el estado de "señorita"!
    Yo lo alcancé a los 13, ya pasados, y la verdad era un asco ¡las cosas como son! Cuando aprendí que ese "estado" era un protector cardiovascular y deseé que no desapareciera nunca, un buen día, tras otro , tras otro... voló para siempre jamás.
    De momento he sobrevivido a algunas de las calamidades del tránsito y no sufro las perversidades del nuevo estado.
    Besos. Me presenté en tu texto siguiente. En este he reconocido a Ybris, mi admiradísimo Ybris. Saludos. PAQUITA
    ¡NARRAS MUY BONITO!

  22. Qué delicia!!!!
    te acuerdas de un post que se llamaba algo como Cosas de la luna?
    cuando me hice señorita en el momento en que el hombre pisaba la luna!!! me puse tan mal... que memotéen la bici en plena noche con mis jeans y keds a dar vueltas lo mas rápido que podía, mientras lloraba!!!!!

    Besos querida amiga

Gracias por tus palabras