Me gustaría contarlo ahora, que es invierno. Decir que era Junio cuando hacíamos las fogatas, que la tarde era una lengua de tierra que nos saboreaba como si fuéramos helados y que había cierta añoranza instalada en mi mirada, cuando aún no sabía que eso era melancolía.
Contar por ejemplo que la calle se extendía oscura hasta perderse en el campo y que era tan larga como fuegos yo podía contar. Que no tenía cuadras, ni metros. La calle de mi infancia, mi calle Gutiérrez eran diez fuegos, cinco fuegos... Hasta esa vez, qué pena, sólo dos fuegos.
Quiero contar la tarde de los dos fuegos.
Porque fue la última.
Era un fuego aquí y uno mucho mas abajo, lejos, casi donde el pueblo se termina.
El fuego de aquí, era tan alto que tocaba el cielo y yo íntimamente temía que derritiera todas las nubes y comenzara a caer el agua sin querer y nos lo apagara.
Eso nunca pasó, por suerte.
Me refiero a lo de la lluvia, el cielo nunca se nos vino encima.
Pasó sí, el fuego se apagó.
Se apagó solo, una tarde de Junio que se nos pasó, otra tarde de Junio que estábamos peleados, otra tarde de Junio que ya pensábamos que éramos grandes, otra tarde mas que no tuvimos ganas de juntar las ramas y así fueron pasando tardes y años de Junio sin fogatas. Como si nunca en nuestras vidas hubiera habido fogatas en las tardes de invierno. Como si la tarde, hubiera sido siempre un bastión desolado, un poco frío, un poco deslucido, medio gris. Con algunas farolas encendidas aquí y allá, para reemplazar aquellos fuegos que fuimos dejando apagar.
Y la melancolía era un trapo viejo con el que no me podía secar los ojos, porque me arañaba.

32 Comentarios

  1. Brindo por las hogueras de la infancia cuyo brillo y calor nos calientan el corazón desde el pasado.Tus palabras,como siempre, iluminando el túnel, la noche, la calle oscura.Besos,jacarandá***

  2. Me devolviste a las hogueras de mi infancia.
    Eran una delicia.
    Ellas y todo lo que las rodeaba.
    Ahora ya no.
    Han reglamentado hasta la felicidad.
    Están prohibidas, sólo dejan las políticamente correctas.
    Como en todo.
    Nos han convertido en plástico.

    Besos.

  3. La nostalgia es el lobo en el cuento de las caperuzas... que vaina!

    Besos, manos bonitas.

  4. Fogatas que se quedan en el exterior de los recuerdos amiga ,y que se reviven dentro de nuestros recuerdos memorables tocandonos los ojos, incendiándolos, hasta hacerles sudar de tanto ardor...
    que bonito lo que has escrito... memorable!
    mil besos!

  5. paolav says:

    Realmente ¡te quiero a la distancia amiga! Tengo una angustia esta noche invernal del Pacífico y la palabra que tenía para desarrollar mi cuento era la que haz ocupado dos veces "melancolía". Es tan cierto y tan hermoso lo que haz descrito, que se me llenaron los ojos de lágrimas y el corazón arrojó los recuerdos por mi habitación... tal vez para mi y para otros son otros los meses, pero eso da lo mismo, siempre hay una fecha, una festividad y sale todo a relucir.
    Besos mil

  6. Jackie says:

    Y como las fogatas tantas otras cosas... La nostalgia es facilita de revolver, ahora mismo me he acordado de una parte de mi infancia que me gusto mucho. No tiene nada que ver con fogatas, pero me vino todo a la mente de un golpe...

    Me gustaria saber por que hacian fogatas de Junio en esa calle, por San Juan?

    Besitos, Pato.

  7. ybris says:

    Tiempos aquellos en que aún no sabíamos que ciertas añoranzas eran melancolía.
    Una pena que dejáramos apagar los últimos fuegos.
    Las farolas a veces no son suficientes.
    Y es que el paño de la melancolía acaba arañando y no sirve ya para secar los ojos.

    Un beso nostálgico

  8. Anónimo says:

    Qué texto más redondo.
    Mira: yo cuando lo he leído no he visto las hogueras en sentido literal. Para mi, eran símbolos de todo lo que hemos ido dejando apagar en nuestra vida.

    Hemos perdido muchas cosas porque era natural e inevitable. Pero, otras las hemos dejado morir. Y están subiendo a la superficie, recurrentes, como las burbujas de un ahogado.

    Magníficas letras.

    Un beso, amiga.
    Codorníu

  9. aapayés says:

    un gusto pasearme por tu blog.. te sigo.. y lo enlazo en mi blog de poemas..
    un placer..


    Saludos
    un abrazo

    Buen fin de semana

  10. Qué belleza, Pato!
    Me quedo deshecha a manguerazos por los brazos del no hacer.
    Los fuegos perdidos.
    Recordarlos.
    Ahhhhhhhhhhhhh...

    Abrazos con el fuego que sea que me quede, pero todo.
    Calor llama calor.
    Linda.

  11. Badanita says:

    Me gustò el comentario de Codorniù, porque yo tambièn pensaba igual al leerte.

    Pero como soy una jodida melancòlica prefiero quedarme en silencio y no dejar mucho escrito aquì, no sea cosa que me largue a llorar y te inunde todo tu blog.

    Esa foto? ... parece una callecita de España :)

    Tqm.
    Andy

  12. Lena yau says:

    Siempre me pregunto cómo pasó, cuándo crecimos que no me di cuenta...

    Me has dado la respuesta en un texto lleno de belleza...

    Crecimos cuando abandonamos al fuego.

    Un beso, Marula, lleno de alitas, zapatillas y dientes de leche...

  13. vulcano says:

    ojal'a no hubi'eramos dejado de prender fuego ...
    nos extinguimos poco a poco,
    morimos dia a dia uno m'as.

    Besos de nina,

    Vulcano de vuelta.

  14. libertad says:

    Una vez, en marzo (entretiempo en cualquier hemisferio, creo), aprendí, que hay veces que hay que seguir reuniendo palitos y haciendo fogatas, porque las cosas cotidianas si no se preparan dejan de existir...y luego llega la añoranza, la melancolía (no sé muy bien si la nostalgia...Manuel Vicent me hizo separar estos términos...)
    Benditas letras las tuyas!
    Un beso grande. Un placer leerte

  15. Viv. says:

    Persisten en la tradición oral como todo aquello que forma parte del patrimonio intangible que ni el tiempo ni la lluvia han podido apagar.

    Besos.

  16. Elizabeth says:

    Las piedras son menos frías y las noches menos largas, cuando se cuece la vida, en una de tus fogatas. Espejos que arden, acarician, son guiños que abren el alma, la llama es una semilla, que al clima brinda alpargatas...

  17. PIZARR says:

    Mientras leía tus fuegos recordaba aquellos otros fuegos mios de la adolescencia, eran fuegos de noche de hogueras, pero que nada tenían que ver con el fuego que ellas emitían... era mi primer amor, yo tenía 14 años y el 17, se llamaba J. y la noche de San Juan era una fiesta porque me dejaban bajar a la calle hasta las 12.

    Hubo muchas más noches de San Juan con todo tipo de fuegos interiores y exteriores.

    Hasta que las noches de junio dejaron de tener hogueras de San Juan

    Hasta que me fui a vivir a Alicante y de nuevo San Juan adquirió importancia en mi vida, esta vez en forma de Hogueras de verdad.

    Como siempre querida Pato, bellísimo

    Por cierto se me hace extraño pensar en hogueras en pleno invierno, aunque si no llueve por lo menos esa noche de San Juan aportará calorcito a vuestro invierno.

    Un abrazo Pato

  18. Lau says:

    Hogueras del corazçon que nunca se apagan, recuerdos que nos vuelven y nos calientan el pensamiento ...

    Como siempre una delicia leerte
    :D

    Besos y abrazos!

  19. Miguel says:

    Se me han quitado las ganas de volver a poner los pies en el suelo
    Gracias por este recordatorio, por tus fuegos que dibujan pañuelos..
    Saludos

  20. mia says:

    El fuego de las mismas hogueras

    ya no llega y calienta,acaricia

    y quiere que la melancolía trapo,

    no arañe la mirada hacia el pasado!

    Bello Pato,muy bello

    besos

  21. mangeles says:

    Yo soy de un "pueblo nuevo". Un pueblo que nace y crece alrededor de una fábrica. No se podían hacer hogueras. Nada había que quemar, nada que sobrara...ni siquiera las ramas de los árboles. Nunca se hicieron hogueras en mi pueblo, salvo las fogatas para calentar a los más pobres, en las frías horas de invierno, con la "matanza de los cerdos"...y el día que ardió la fábrica de maderas...


    Aunque siempre amamos el fuego, el hacer un fuego para calentar el alma del hogar y los patios...

    Precioso post Patri. Un beso

  22. GEORGIA says:

    la melancolía era un trapo viejo con el que no me podía secar los ojos, porque me arañaba.



    Estupendo final...

    un abrazo de junio

  23. Los fuegos se consumieron porque fuimos dejando de alimentarlos, aquellos y otros que no volveremos a encender. Cuanto me gusta lo que escribes.

    Salud.

  24. esas rutinas de la infancia q nos obligamos a dejar y no sabemos por que. hermoso el texto!
    un saludo

  25. Hermosas palabras... el resplandor y luz de la fogata,lo q implica esa compañía hacen llegar como un calor especial que se instala aqui a mi lado...
    La infancia, el pasado... ese tiempo rosado...

    saludos!!

    solºº

  26. ro says:

    Venir aquí es hacer un viaje hacia tí y simultáneamente hacia el interior de uno mismo. Es cierto que el mundo ya no es como era y que los fuegos se han ido apagando. Es cierto que les hemos permitido apagarse, pero como tu bien dices en tu perfil, el mundo está hecho de viento y seguramente en algún momento volverá a encender los fuegos. La pregunta es si estaremos allí para cuidarlos esta vez.
    Es un placer leerte. Se siente el calor de las brasas aún prendidas.

  27. Sibyla says:

    Qué gusto querida Pato, volver a pasear por tus caminos, hoy prendidos de melancólicas hogueras. Esas mismas que me devuelven a mi niñez, atrapando cualquier trozo de madera vieja, suficiente para aumentar la montaña que acabará en fogata...

    Gracias por reavivar la fogata del corazón!

    Besos bonita:)

  28. Pato, tenés esa linda habilidad de impregnar tus historias con tanta melancolía que las estoy viviendo, estoy frente al fuego, en mi propia infancia y adolescencia...
    Un placer inmenso leerte
    y con Van Morrison de fondo!

  29. Anónimo says:

    Patricia, no sé si son alarmantes o reales las noticias sobre la gripe. La verdad es que espero que te cuides mucho.

    Un beso vacuna.
    P. Codorníu

  30. Anónimo says:

    Besos, Patricia. Lena es una gran amiga.

    Muchas gracias.
    Pepe.

  31. por fin logras unos lagrimones asomados al balcón

    nunca tuve fogatas, pero sí carreras de primos hasta la mata de cambur
    también se fueron extinguiendo,
    yo, la mayor fui la primera en abadonarlas, porque ya era señorita

    todavía me duele

  32. por fin logras unos lagrimones asomados al balcón

    nunca tuve fogatas, pero sí carreras de primos hasta la mata de cambur
    también se fueron extinguiendo,
    yo, la mayor fui la primera en abadonarlas, porque ya era señorita

    todavía me duele

Gracias por tus palabras