"Esa voz,
ese ronquido, lo llamaba,
y le ofrecía ese brazo,
esa ramita, una vez, y otra vez, y otra."
-Eduardo Galeano-


Desde hace dos días, me duele en los ojos un viejo sentado en una silla de ruedas en el pasillo helado de un hospital. Estaba medio tapado con una frazada a cuadros rosas y marrones y con tres pelos locos volándole sobre la cabeza.
Solo estaba, yo pensé que ya llegaría alguien que lo acompañara, pero no llegó nadie en mucho rato.
No conté el tiempo, pero fue largo. En los hostipales siempre es así de eterno.
Yo no me sentía nada bien, la fiebre me tenía bastante magullado el ánimo y me costaba estar mirando a ver si alguien venía a estar con él, pero de tanto en tanto me daba cuenta que mis ojos, menos magullados que mi espíritu, lo estaban mirando.
No vino nadie, me refiero a un familiar, o alguien cercano, salvo dos camilleros que de manera entusiasta en un momento lo llamaron “López” y le avisaron que ya venían a buscarlo, pero siguieron de largo. Y él se los quedó viendo desaparecer por el pasillo con la urgencia de la juventud entre los pasos. Él moviendo su cabeza diciéndoles que si, ellos recordando los goles memorables que Argentina le hizo a Brasil, no sé, el martes...

De pronto me acordé del cuento de Eduardo Galeano, el de Doña Maximiliana, una anciana que llevaba días y días internada en un hospital y que cada día pedía lo mismo.
Que el doctor le tomara el pulso. El médico presionaba con sus dos dedos la muñeca y decía que muy bien, que setenta y ocho, que perfecto.
Ella le agradecía y luego se la escuchaba decir que si por favor le podía tomar el pulso.
Él volvía a tomarlo y volvía a explicarle que estaba todo bien.
Y así día tras día se repetía la escena. Cada vez que el médico pasaba por allí Doña Maximiliana lo llamaba y le ofrecía ese brazo seco, una y otra vez. (Galeano dice en el cuento, refiriéndose al brazo, “esa ramita”).
Como era un buen médico él obedecía, sabía que tenía que ser paciente con sus pacientes, pero en el fondo pensaba que la vieja era un plomo y que estaba un poco loca.
Termina el relato con una oración final punzante, que cuando la recordé mirándolo al viejo solitario, sentí una daga clavándome por el costado y no era el dolor de mis riñones.
Galeano termina diciendo, que el médico demoró años en darse cuenta que lo ella estaba pidiendo, era que alguien la tocara.

26 Comentarios

  1. Cuanto nos alimenta sentirnos. ufff.

    Sentirnos unos a otros como buscándonos las ramitas. La foto es genial, porque también me recuerda a una cicatriz, la que buscamos que nos calmen con un simple tacto ajeno.

    Realmente genail.

    un lobo sin ramas

  2. Levanto la mano!
    Ayer mi hijo me curó un dolor de panza con su manito apoyada ahí. Yo se lo podí, porque lo se. Y se quedó soprprendido de sus poderes. También no te podes dar una idea de lo desamparadas que estan las espaldas! Haciendo trabajos corporales de espalda con espalda se puede notar como toda la idea general del cuerpo te cambia.
    Dicen que las personas que no tienen contacto físico con otros pierden conciencia de sus bordes y se golpean más, se chocan contra las cosas y eso.
    La mano y la voz de mi bisabuela da cátedra del asunto!
    Es enternecedor... y necesario!!!!!
    Una ternura Pato!
    Abrazos y toquecitos.

  3. Tu texto me emocionó mucho. El contacto físico es necesario y sanador. Hay personas que se curarían de muchos males recibiendo, simplemente, un abrazo.
    Hermosa la fotografía también.
    Un beso grande.

  4. Me dio mucha tristeza este post. Yo no podría vivir sin tocar y sin que me toquen.

    Besos y muchos abrazos.

  5. Pato... auuuuch! :´(
    Me ha dado algo en el corazón al terminar de leerlo...pero es así, a todos nos nutre el alma ese contacto de cariño, esa energía pura q es el amor...
    Te mando un abracito de oso :)

  6. Verbo... says:

    Galeano cada vez me cae mejor...

    Cuchi no puedo comentar, es casi las 10 pm y sabes que me gusta leer con calma y esmero...vengo mañana a agarrarte la mano un ratito...sabes Cuchi que me voy a acostar con una sonrisa muy grande y con un tuqui tuqui en el corazón por lo que acabo de leer... me llegó muy adentro, alli en donde una vez guardé unos ojos de luz... que aún, aún me iluminan, los adoro, adoro a esos ojos, porque saben mirar...y hoy han mirado a un necesito en hospital...esa nena es mi nena, mi bebé ♥

    La quiero, la quiero y la quiero mucho, mucho y mucho ♥

    Toi Filí, por lo que mis ojos han leido en tu blog, Muy Filí.
    Gracias ♥

    M.

  7. ybris says:

    No tocar puede ser respeto.
    En el amor y la amistad el tocar es preceptivo.
    Pero hay que saber tocar y ser tocado.
    Ya me lo decía -como quien bien lo sabe- mi amigo ciego:
    "Los videntes no sabéis lo que es tocar ni que os toquen"
    Y se partía de risa cuando yo no era capaz de notar la posición de sus letras en Braille.
    Pero sé muy bien lo que acompañan unas manos y un abrazo.

    Precioso tu relato, amiga.
    Te has ganado hoy un fuerte abrazo.

  8. mangeles says:

    Triste, emotivo, y de una realidad aplastante. Muy bello Patricia. Y es cierto...cada día nos tocamos menos, nos acariacimos menos, nos sentimos menos los unos a los otros. La gran soledad quizá sea esa, ese no sentir nunca que otro te toca.

    Un beso (que no toca...de los otros no tengo en internet.)

  9. Fernando says:

    la desolación y la soledad...los años como un abismo donde nos hundimos a veces sin una sola mano que nos deje una tibia caricia...besos Patricia.

  10. mia says:

    pero existen los que acarician

    los cabellos antes de la ramita...

    Y quienes tocan el alma

    con muy dulces palabras...

    El árbol muere de pie

    aunque le desnuden sus ramas!

    ♥♥♥besos♥♥♥

  11. Verbo... says:

    Ando por estos lares, leyendo y tomando café, y respirando buenos aires...

    Besos ♥

    M.

  12. Verbo... says:

    I.
    ¿cuantas ramitas podrá tener un árbol, y porqué a nosotros(as) nos hicieron con dos?

    ***

    II.
    ¨Me duele en los ojos¨, éste cantito de tu primera oración, me es mas que suficiente para inspirarme en esta mañana
    junto a un café.

    ´Me duele en los ojos¨, ¿quién puede decir o exclamar algo asi?, que le duelen sus ojos...al ver el dolor ajeno...alguien sensible, alguien que ha elegido ver el mundo espiritual, el mundo interior de cada ser humano, identificarse con el dolor ajeno, y sentirlo.

    ¡Dicha! es sentirlo, y es un buen paso.

    ***

    III.
    Lo de los tres pelos locos volándole sobre la cabeza me encantó, reí al verlos,
    asi los ví,
    como acariciados por algún vientito que los haga bailar en zigzag.

    jajaja :))

    ***

    IV.
    Patricia

    A veces tocamos con la mirada, a veces una mirada penetra muy profundo y toca el alma, quien sabe si hasta esa mirada sane el alma afligida, sola y enferma.

    lei el comentario de Ybris, y me detuve en su oración cuando dice que el no tocar puede ser respeto,

    si puede ser respeto, y eso depende de la sociedad en donde se viva.

    Hay sociedades que no practican el tocarse mucho, que no se tocan, quizas hacerlo sea una falta de respeto, una falta a la dignidad o agresión física.

    Quizas ni se miran.

    Acá los puertorriqueños somos muy afectivos, muy emocionales, y con rapidez nos identificamos con el dolor ajeno...tocamos, apretamos, y nos decimos cositas lindas...es parte de la cultura, y nos es normal.

    Tocar a un paciente y como tocarlo.

    Se pueden tocar con la mirada
    se pueden tocar con una oracion religiosa
    con la presencia
    con un cafecito
    con una sonrisa
    con un cántico (y les encanta que les canten) lo digo por experiencia.

    ***
    V.
    Cambiando un poco el tema
    ¿y en el blog, nos tocamos?
    ¿nos estamos mirando?
    ¿nos sentimos solas y solos?
    ¿estamos esperando a alguien?
    a ése alguien que de seguro está viendo las olimpiadas??
    ¿alguna mirada nos ha sanado?
    ¿alguna esperanza por ahi se ha colado?
    ¿alguien efectivamente nos está mirando y con qué intención?

    o como diria Ybris, el no tocar podria ser respeto, el no mirar, podria ser respeto...

    pero creo que aqui en el blog no es necesariamente asi,
    a algunos, la mayoria diria yo, nos gusta que nos miren,
    con dolor
    con rabia
    con alegria
    con estusiasmo
    con admiracion
    con furia
    con amor
    y con todos los sentimientos habidos y por haber
    siempre y cuando no nos falten a la dignidad humana,

    mas bien presencia en la mirada
    y compañia cierta en la mirada, nos consuela en algo.

    Sigue la tela para cortar...

    Besos,
    besos para tu mirada
    la que miró al viejito
    de los tres pelitos ♥

    Sonrisas :))

    M.

  13. Pato, tu texto es maravilloso. Roza las partes más sensibles y humanas...no hay nada que me produzca más pena que un anciano en la desidia. Tenés un sentido de la sensibilidad que solo tienen los grandes observadores de la realidad, y no cualquiera tiene esto...Me recordó a una anciana que venía a mi casa, abuela de mis primas, que pasaba largas horas conmigo, y siempre me contaba las mismas cosas, día tras día los mismos relatos y recuerdos...yo la escuchaba siempre como si fuera la primera vez, con ese mismo interes y creo que eso la hacía feliz...cuesta tan poco, sin embargo nadie tenía oidos para escucharla..el día que se descompuso para morir luego, me enteré que me estaba buscando, que quería contarme algo...me puso mal no haber estado para escuchar ese último relato, pero por otro lado sé que ella sabía que yo siemrpe estaba dispuesta a escucharla...
    Un abrazo.

  14. Anónimo says:

    Toma mi mano y se hará más corto el camino...

    Y este abrazo capaz de desplazar por un instante el eje del planeta.

  15. Lena yau says:

    Se me arrugó el corazón, Marulita.

    Y recordé algo que no quiero recordar con un viejito.

    Soplo.

    Se va.

    Espero que también se haya ido la fiebre.

    Mariposas.

    Pingüinos.

  16. ces says:

    Que importante es la compañía de los demás.
    Sentir que alguien esta ahí para sostenernos con un gesto, comprendernos, caminar cerca, escucharnos, darnos una mano o un respiro.
    Las personas nos pueden salvar con solo compartir un tiempito, darnos un abrazo, una palabra, sentarse al lado nuestro, merendar con nosotros.
    Pequeños grandes detalles que salvan el alma de quien recibe el gesto y de quien se anima a darlo.
    Es esencial que intentemos acercarnos.

    La madre Teresa tiene una frase muy linda que dice: QUE NADIE LLEGUE A TU VIDA Y SE ALEJE SIN SER MEJOR O MAS FELIZ.

    Estiro mis brazos para regalarte un abrazo, esa es mi forma de ofrecerte mi ramita.
    Que andes bien Patito! Un beso enorme! ^-^

  17. Pato
    ya sabes, cuando me veas, me das un abrazo

    Me gusta muco este post porque es una crónica, de una y mil vidas y por eso te llegó tan hondo
    menos mal que no somos doctores, a veces de tanto ver, no ven

    me muero de la envidia con tu memoria... en los epígrafes o citas y en todas las lecturas y las letras de la música

  18. UMA says:

    Me partìs el alma, hay pequeñas cosas que son alimento y ni siquiera nos damos cuenta de ello.
    Tu ramita se me antojò un ojo de pestañas desgastadas, tu mùsica, largos recuerdos.
    Gracias por esto.
    Corolario: lo que diferencia a los mèdicos de los veterinarios es la clientela.
    Un beso, Patito

  19. Ays Patoooooooooo!!
    me estremecí...
    un poco la sensibilidad de Galeano y otro más esa intimidad cercana con que nos cuelas en tus letras y nos haces por instantes parte esencial de tu ternura....
    Eres un sol...
    todo bien nena?
    te quiero mucho..
    besos...

  20. Lau says:

    Leer este post toca las fibras.

    A veces sólo un pequeño tacto puede curar algo más que el dolor físico...

    Desde aquí, dejo mi abrazo y un par de besos

    Saludos dulce poeta

  21. Anónimo says:

    Lograste -como siempre- que me aflorase el mundo emocional al leerte. Las caricias imprescindibles, necesarias, profundamente programadas (¿desde cuándo?), añoradas...

    Sigo tus textos desde el Cabo de Gata. Los cíber no son lo mejor para escribir, pero...

    Un beso,
    Pepe.

  22. Ay Pato! Que relato más lindo!
    En una etapa de mi vida estuve rodeada de muchos señores y señoras con sus cabecitas llenas de nubes blancas, por eso de tener padres muy mayores y tíos más que mayores.... he regresado al pasado, al leerte, y tus letras dibujan con mucha sensibilidad la añoranza de una caricia, tan sentida por los viejitos cuando saben que se les acaba el tiempo.
    Besos!!!!

  23. Pato, historia triste que se repite a diario en este mundo tan cruel, en todas partes, en países ricos o pobres, da igual, allí está, la soledad de el que quizás lo ha dado todo y en la vejez no recibe nada a cambio. Besos mi Pato, a mi me duelen los ojos también que ven a través de ese corazón tuyo.

  24. No puedo creerlo, entrar a tu blog y escuchar a Delon cantando "Leticia"! La de recuerdos que me trae esa canción! A los 14 noviaba con el hijo de mi profe de francés, jajajjajaja.
    Tengo una entrada "argentina" en el blog. Date una vueltita cuando puedas, sé que te gusta mucho la música.
    Un abrazo.

  25. en cada poema un dejo de tristeza del autor queda estampado invisible en su obra..me pregunto seras feliz...si YO quien mas el dueño de la humildad y modestia quien al ver mi belleza la naturaleza se vistio de luto..el inventor de la regadera y de la frase hoy no se fia mañana si MIMOSA

  26. PIZARR says:

    Este texto me removió por dentro y trajo a mi memoria sentimientos y duros momentos vividos hace poco tiempo.

    No sabes como entiendo a Galeano cuando define sus brazos como " ramitas"

    Yo también pensaba que sus extremidades eran auténticas ramitas de un arbol a punto de perecer..

    En fin... la vida sigue...

    Verdaderamente poco a poco se está perdiendo la costumbre de tocar- SE.

    El contacto es más importante que la palabra y sin embargo hay personas que huyen del roce y de las manifestaciones de afecto como de la polvora.

    En ese sentido el mundo camina hacia atrás.

    Un beso inmenso Pato.

Gracias por tus palabras