Estaba leyendo sobre el arte de leer y de escribir, a propósito de que se viene el día internacional del libro y se inauguró la Feria del Libro de Buenos Aires, con varios discursos políticos y un debate que se abrió sobre la intolerancia del kirchnerismo hacia los que piensan distinto, a partir de una carta de Horacio González, director de la Biblioteca Nacional, a raíz de Vargas Llosa, hoy liberal y detractor de gobiernos que considera populistas. Esa carta pedía el desplazamiento del Nobel del discurso de apertura en la feria y proponía su reemplazo por un escritor argentino. Por suerte Cristina Kirchner descubrió este desatino a tiempo, lo pudo corregir y no hubo tal censura, pero convengamos que de entrada la hubo.
Igual el debate se instaló y anda por ahí dando vueltas sin que nadie se ponga de acuerdo con nadie. Los que piensan una cosa siguen pensando en esa cosa y los que piensan otra cosa igual siguen pensando en otra cosa, de modo que cuando el discurso lo emite quien piensa una cosa, es aplaudido por los que piensan que esa cosa es la verdad y cuando el discurso le toca al que piensa distinto los otros hacen ruido, o se van o aplauden poquito porque la verdad ya fue dicha.
Qué pena estar divididos hasta en esto.
Pero así están las cosas.
Yo pensaba mientras leía a los unos y a los otros qué lejos me encontraba de todo, como a años luz de tanta intelectualidad abstracta. Ni ganas de ir a la feria, la última vez que fui quebré económicamente. Los libros son carísimos. Las ediciones económicas son ilegibles. Y además me hice adicta a un lugar de usados, que compro libros en un estado impecable y a mitad de precio. Soy una rata de esa librería y tan feliz lo digo.
Estaba leyendo sobre el arte de leer y de escribir y me distraje con toda la parafernalia que rodea a la feria. ¿Cómo hacer sofisticado algo tan simple? Es fácil, se hace así: algo bien grande, abundante, costoso, con muchos atractivos que si te los perdés te sentís un marginal y si vas, salís en bancarrota. Tal vez se haga así para que el libro llegue a lectores no tradicionales, para vender mas, para que se lea mas, para que resulte mas atractivo leer. Seguro que es por todo esto y muchas otras cosas que desconozco, pero ¡¡¡ay!!!, ni ganas de pasar por todo eso. Horas para encontrar lo que querés si es que querés algo, horas haciendo colas para entrar a alguna sala y escuchar a un escritor, horas perdida entre los laberintos de colores que te indican donde tenés que ir, qué leer, qué comer, qué oir, horas amontonada como ganado.
Paso.
Estoy hecha una renegada, lo sé.
Estoy harta del circo, del caretaje consumista por mas moño intelectual que le quieran poner. Qué le voy a hacer, me aburrí.
Leyendo sobre el arte de leer y de escribir, pensaba paralelamente a toda esta queja, que adoro escribir. De hecho estoy escribiendo un engendro, el número 2, sobre la escritura y la mujer, que ya lleva unas 120 páginas y recién voy por la mitad. No quiero ni pensar cuando termine y tenga que ponerme a corregir ese mamotreto. Poco importa, lo que me interesa es escribir, aunque nunca lo suba acá, aunque nunca nadie quiera publicarme eso por bodrio, aunque se muera apolillado como el engendro 1. Que todavía ni registré, de modo que duerme el sueño de los abandonados en la pila de papeles de mi escritorio. Me pregunto para qué escribo, porqué no me dedico a leer y ya. Si soy muy buena lectora, mejor, leo infinitamente mejor de lo que escribo. Eso lo decía Borges, que escribía genial, imaginate cómo leería! Pero también lo digo yo que soy un piojo resucitado, es uno de mis pequeños orgullos personales ser una buena lectora. Amo leer. Es una necesidad como la de alimentarme, pero a la hora de leer soy mas pretenciosa que a la hora de comer, mil veces mas vueltera. Y me encantan esos rodeos sobre los libros. Los abro, leo atrás, adelante, al medio. Cuando nadie me mira los huelo. Me quedo en el arte de tapa un buen rato, luego paso a la difícil tarea de cuál de todos voy a llevarme y por eso paso de uno a otro, a ver de cuál me prendo mas. A veces consigo desprenderme de alguno, a veces me compro varios a la vez y por un tiempo largo no paso por el lugar de usados.
Estoy pensando que ya tengo que ir, pero todavía tengo mucho por leer. No me alcanza el tiempo. Aquí a mi lado tengo ocho libros escritos por mujeres o biografías de escritoras, que me ayudan a reforzar mi engendro 2. Así que tengo tarea, si bien ya los leí, debo releerlos.
Y escribir.
Dedicarme al arte de escribir (oh, qué grandielocuente suena esto) ojo que dedicarse a escribir no es lo mismo que hacer arte con lo que uno escribe. Eso ya es cosa de los grandes. Yo nada mas escribo porque me fascina ese arte. Muchas veces después de leer lo que escribo me digo, “no escribas mas” “dedicate a otra cosa nena” y largo todo. Y me voy lejos y ando por ahí tropezando o haciendo las cosas al tun tun pensando en eso que escribí, en que si lo digo de este otro modo es mas claro, tal vez resulte o que ¡¡¡albricias!!! Era esto lo que le faltaba a ese fragmento para que luciera… Y descorazonada como estaba, siento que me vuelve el alma al cuerpo y vuelvo a abrir el Word y me pongo a teclear frenéticamente y termino ojerosa, cansada, con la espalda rota, la mano dormida, el hombro convertido en piedra. Ah, pero pude escribir eso que me estaba acogotando por dentro. Y cuando no puedo y no puedo y no puedo y ya está todo dicho y escrito cien mil veces mejor de lo que podría haber hecho yo, voy y leo. El libro pasa por mi, mas que yo por él. Es el libro que me posee y me suelta a su antojo.
A veces pienso que me he complicado la vida profundamente con esto de amar la lectura y la escritura, todo sería mas simple si me dedicara a tantas otras cosas para las que soy aparentemente buena, pero saben? Nada de eso me despierta esta pasión, ni este fuego que arde solo, como cuando leo o escribo.

6 Comentarios

  1. :)

    Aléjate del circo y de los intelectuales engreídos.

    Lee lo que te apetezca.
    Escribe lo que te apetezca.

    Y olvídate de los farsantes.

    Besos.

  2. Genín says:

    Pues a tenor de como escribes debes leer de maravilla...
    Besitos y salud

  3. Anónimo says:

    no sabes como te entiendo!!!!

    Martin (h)

  4. Querida Pato, me encuentro hoy con este post, que habla de todo un poco y yo que no estoy en mi mejor momento, ni emocional ni mental.
    Yo pienso, que dar no dar preporendarancia a alguien no es censurarlo. Yo estoy cansada de escuchar gente que grandilocuentemente viene a hablar de lo mal que hacemos las cosas. Y ojo, tiene derecho a decirlo, pero en esto me siento un poco nacionalista, aunque esto pueda causar desagrado en muchos de los que lean este comentario. Los argentinos somos especialistas en vanagloriar los insultos o críticas foraneas porque provienen de literatos o intelectuales que poco conocen de nuestros problemas dolores y penares.
    Pero al fin y al cabo, son sólo discursos para los que se han arrogado el título de maestros en algún arte, rebajando el verdadero arte, sin condicinamientos. Interpreto al arte en su totalidad como la expresión del sentir humano, desde que este ha habitado el planeta. Desde los tambores africanos, desde las pinturas rupestres, desde las vasijas amorosamente amasadas por los indigenas. Luego, desde mi humilde punto de vista, los hombres colocaron reglas restrictivas y de prejuicios en expresiones que deberían ser absolutamente naturales, recortándolas,condicionándolas.
    Primero nacio la música, el sonido. Luego las partituras y la representación de la misma.
    En ese proceso la arrogancia de muchos desplazaron el verdadero arte, del que nadie es dueño absoluto y sobre el que yo particularmente, digo, me gusta o no. Me llega o no.
    Por eso adoro el blog, lugar sin censuras, ni prototipos a los que seguir para encajar dentro de una estructura prefabricada para engrandecimiento económico y de vanidades.
    El arte es y siempre será libertad. Con lo que cada uno tenga para hacer o decir, no a pedido o conveniencia y según los recursos económicos que cada uno posea.
    Sigue siendo libre, siempre libre...

    Un abrazo grande!!!!

  5. Badanita says:

    Ok, todo genial.
    Tu reflexión me parece muy acertada pero .... reconocé que a todo esto sos una fóbica social.

    ODIAS LUGARES LLENOS DE GENTE.

    Yo tampoco iré.- Amo leer, ultimamente lo hago como loca pero no se puede pagar una entrada mas salir en bancarrota.
    Tal cual.

  6. Qué disfrute leer esto que escribiste!! No, no te dediques a otra cosa, las pasiones son precisamente para eso: para quemarlas, y si esa pasión te arde infinita: aprovéchala, cómela, huélela, desbórdala y déjate desbordar...

    Lo del circo de intelectuales es otra cosa, yo no soy muy de esas pasarelas...

    Un abrazote :)

Gracias por tus palabras