Algo late en la pared.

"La verdadera explicación sencillamente no se puede explicar."

-Julio Cortázar-


La noche entera se metió por la ventana y la despertó sacudiéndola, ella se encontró sentada en la cama, agitada y empapada en sudor mirando la mancha de la pared.

Una mancha deforme la tenía obsesionada, desde que se había mudado a esa casa no hacía otra cosa que luchar contra ese manchón azulado que crecía y se encogía entre la pintura y los ladrillos.

Había probado diferentes maneras de limpiarla y nada daba resultado, cuanto mas eficaz era el producto la mancha se iba y al día siguiente volvía a brotar con más fuerza.
Durante las primeras semanas luchó a brazo partido contra ella porque la sintió una enemiga, pero luego entró a verla como un imposible y la dejó en paz.

Allí la mancha de humedad crecía alegremente y descrecía según sus humores.
Los humores de la mancha –claro- porque definitivamente esa cosa estaba viva, tenía sensaciones, sueños ilusiones, esperanzas.

Esa noche, al despertarse sofocada por la pesadilla, se quedó mirándola y vio cómo del azul acostumbrado se pasaba al violáceo y se movía levemente a los lados.
Creyó que era la continuación del sueño o que estaba mareada y no le prestó mayor atención.
Prefirió ignorarla, porque habia notado que si la miraba mucho, latía.

Igual, ya no pudo dormir y se quedó a esperar la mañana, con los ojos como globos mirando para el otro lado y evitando la pared manchada.

Cuando el despertador sonó ella tenía una lucha tremenda otra vez con la mancha y estaba rasqueteándola con frenético ardor, por suerte descubrió que estaba soñando otra vez, saltó de la cama y pasó sin mirar la pared, hacia la ducha.
Como pudo se vistió, no le importaba qué ponerse, la cuestión era huir de allí, porque a medida que ella se acercaba la mancha se ponía colorada y parecía latir mas fuerte.

-En la pared de su cuarto una mancha corazón latía-

¿Cómo? ¿A quién? ¿Dónde había alguien que le creyera semejante delirio? ¿Cómo decirle a quien sea, que en una de las habitaciones de su casa, hay una mancha con forma de corazón, que crece y late?
Al volver seguro que la mancha ya tenía forma de riñón y ya sabemos que los riñones son tan parecidos a cualquier mancha que mejor no dijo nada...

Esa mañana en el trabajo estuvo pensativa y ajena a todo, lo único que deseaba era volver a su casa y ver si lo que había visto era una alucinación o si en verdad estaban pasando cosas raras.

Regresó casi sin aliento y entró directo a su cuarto, allí se encontró con un corazón mancha del que goteaban manchitas, como si en su ausencia hubiera estado sufriendo toda esa soledad en la que ella lo había dejado.
Ella se sentó en la cama y lo miró azorada, marcó el número de su mejor amiga y le dijo que por favor viniera a darle una mano con algo que no andaba bien, su voz era de angustia y a la media hora su amiga estaba allí.

La arrastró hasta la mancha y le advirtió que no se asustara, pero que una mancha con forma de corazón crecía en la pared de su cuarto, y que a veces cuando ella se acercaba latía o le salían manchitas, como pequeños corazoncitos…

Su amiga la miró asombrada y cuando estuvo frente a la pared, volvió a mirarla pero con preocupación, y le dijo que estaba muy cansada, que debía trabajar menos, que la mancha era azul tirando a negro, como todas las manchas de humedad, que ella la iba a lavar.
Acto seguido lavó la mancha con lavandina y dejó la pared limpita, preparó un té y buscó galletitas en el armario de la cocina y mimó un poco a su amiga que se sentía desarmada.

Charlaron de cualquier cosa y cuando su amiga se fue, corrió desesperada a mirar la mancha.

Aterrada de un doble terror.
Que estuviera hecha corazón.
Y que no estuviera.

Cuando llegó al cuarto todas las paredes estaban llenas de corazones, como un empapelado cargado de pasión, todos los corazones latiendo y descascarando las paredes que a esta altura temblaban de amor.

La primera reacción fue salir corriendo, huir y no decirle nada a nadie de lo que estaba pasando en esa pared, porque la iban a tomar por loca. Pensó en dejar el departamento y alquilar otra cosa. Totalmente descontrolada volcó su ropa sobre la cama y entró a empacar en valijas, a tirar adentro de bolsos su pocas cosas, estaba corriendo por todo el departamento y sintinéndose realmente mal, cuando al entrar al cuarto sintió que nada le importaba, que la voluntad la abandonaba.

Despues de un rato, comenzó a sentir una gran paz que venía desde el exterior y se adueñaba de ella.

Y se tiró en su cama, dueña de una felicidad nueva, a contemplar con éxtasis todas las manchas y se dejó invadir por esos corazones esparcidos por todas las paredes de su cuarto, que no sabía ni entendía porqué brotaban, pero estaban ahí.

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Alguien que yo adoro.

"Tus cabellos, tus manos, tu sonrisa recuerdan desde lejos a alguien que yo adoro.
¿Y a quién? A ti."

-Marguerite Yourcenar-

Cuando la noche se amontona en violetas y negros, entran a aparecer las hormigas recolectoras de cartones de la ciudad, es una horda de hombres, mujeres y niños de todas las edades, que son casi del mismo color de los cartones y solo se distinguen porque en la oscuridad los ves moverse.

Mis ojos se desvistieron de otras bellezas de la ciudad y dejaron entrar esa invasión de cajas caminando, como un gran ejército del reciclaje marchando por las calles y metiéndose dentro mío.

-Yo cruzaba la ciudad, de palmo a palmo, escuchando música en el auto y la nostalgia me habia invadido por completo en la tarde, yo llevaba en mis manos un corazón de regalo y era toda mi grandeza.
Nada mas bello que aquél regalo -para vos- .
Todo envuelto en papel naranja.
Naranja iba yo tambien, pero mirando-

Y de repente el cielo dejó sus naranjas en gajos y ellos entraron a desmantelar la noche, ellos le pusieron un manto de carbonilla a ese cielo atardecido en Buenos Aires, todos ellos apurados, corriendo como hormigas trabajando, en perfecto orden, sin nada improvisado.
Todos saben qué buscar, qué dejar, qué poner a salvo.
En los carros cabe todo desde cajas, hasta sillas, veladores y bebés acartonados.

-Yo pensando en vos -amigahermanarisallanto- en el tiempo que ha pasado, en los días que nos hemos perdido, en cómo recuperarlos, en el tiempo que llevamos extrañándonos y buscándonos en todos lados-

Del fondo de las callejuelas salen sombras arrastrándose, que caminan bajo montañas de basura lista para volver a ser, no veo ojos, ni brazos ni caras, solo piernas y montañas avanzando.

-Yo, estrujo con fuerza mi regalo en un par de días lo vas a tener en tus manos, el auto se desplaza rápido, esquiva las hormigas y sus changos, yo esquivo mis ojos empañados y mi alma, me esquiva a mi desde hace rato con un racimo de sueños atrapados-

La ciudad se desnuda y yo mirando -¡qué lejos estás! ¡cómo te extraño!-
Te pienso entre cartoneros y taxis apurados.
Es mi corazón el que está envuelto y anaranjado, es mi corazón el que subirá al avión y cruzará el charco, es mi corazón hecho letras lo que te mando.
Te imagino entre cartoneros y taxis asombrados.
Cómo serán las calles que te acunan, cómo serán los cielos de tu barrio, qué verán tus ojos adorados.
¿Sabrás que te estoy pensando?
Presiento la sonrisa torcida de tus labios y las manos agitadas abriendo mi regalo.

Yo pensaba que había agotado mi capacidad de extrañarte, pero creo que aun no te había extrañado tanto...

-Barcelona te ha tragado-

Por favor, cuando termines de leer mi corazón narrado, atá una cinta en tu balcón color naranja, colgá una maceta de tacos de reina florecida, pintá las paredes con mi nombre, dibujá el vidrio si está empañado, acercate a la ventana y atrapá el atardecer, ponete la remera de la foto y haceme un guiño a la distancia, que te voy a estar esperando.

Que me vas a encontrar -para variar- emocionada y dibujando soles anaranjados.

"Cuando siento algo diferente dentro de mi
miro siempre en la dirección donde yo nací
y si la orientación no me falla hoy
estoy mirándote desde..."

-Una ciudad con balcón vestido de naranja, única en el mundo-

El novio del olvido (Andrés Calamaro)

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Aquél libro.

"Siempre he sentido que mi destino era, ante todo, literario;
es decir, que me sucederían muchas cosas malas y algunas cosas
buenas, pero siempre supe que todo eso, a la larga, se convertiría en palabras.
Sobre todo las cosas malas , ya que la felicidad no necesita ser transmitida:
la felicidad es su propio fin"

J.L.Borges


Una vez que Ana consiguió aquél libro, escapó del mundo que la rodeaba y ya no fue vista por los lugares que solía frecuentar.

Pasado un tiempo se la vio regresar con otro semblante en la cara, las manos ásperas y los ojos secos.

Ella volvió entera, pero estaba ausente la mayor parte de las horas que se dejaba ver y su tema de conversación era trivial, muchas veces se perdía en divagues austeros. Quienes la conocíamos podíamos darnos cuenta que había perdido su esencia, su brillo. Era como una imagen tridimensional de papel.

Volvió serena, perfecta y pálida, pero volvió.

Ella compartía el cuarto de pensión con Clara, que fue quien me dejó saber ésto que ocurrió, luego de que a los ojos de Ana llegara aquella lectura.

Parece ser, que una tarde en el taller litarario al que ambas concurrían -y que desde hace unas semanas he comenzado yo- se trabajó con el texto extraído de una novela de un escritor maldito, Ana fue quien se hizo cargo de la lectura de aquél día y fue quien se llevó los escritos. Ese párrafo elegido al azar fue el principio del fin, ella ya no volvió a dormir tranquila.

Desde ese día ella estuvo detrás de este escritor. Averiguando toda su obra, en qué tiempo había vivido, buscando la novela de donde había sido extraído el párrafo, sus cuentos, sus poemas, ella quería leer mas de él, pero no abundaba información suya mas que algunos datos típicos.
Al principio se conformó con lo que le habian dado en el taller y leyó una y otra vez ese texto, lo analizó, lo descuartizó, lo volvió a armar, lo guardó bajo su almohada, lo soñó, lo recitó mientras iba camino a su trabajo por las mañanas y con los ojos cerrados atesoró cada frase, cada palabra, hasta que consumida por la ansiedad que aquella historia provocaba en ella, buscó incansablemente la novela de donde había sido extraído ese capítulo.

Y allí empezó un tiempo de tormentas, un tiempo de búsquedas infructuosas por librerías en toda la ciudad.
Nunca encontró la novela.

Durante unos meses trató de distraerse, de pensar en otras cosas, de leer otros escritores, pero nada era igual, la vida se le había vuelto en contra, era todos los días remar contra la corriente y soñar con algo que dormía bajo su almohada y nada mas.
Aparentemente ella estaba en calma, pero por dentro un volcán la amenazaba permanentemente.

Lo leyó de tantas maneras que terminó pensando que ese texto era propio y en base a ese pedacito que tenía escrito continuó la historia. Hizo como pudo una novela suya, con sus palabras, con su pasado y con lo que ella intuía como futuro, a partir de aquello que atesoraba.

Y después pudo seguir viviendo. Clara me cuenta que fue una buena época de Ana por esos días, se la veía contenta, de buen humor, saludable. Esa calma le duró hasta que un día de abril, en la feria de libros que hay en parque Rivadavia, iba como siempre buscando algo para leer y apareció de la nada en sus manos la novela del escritor maldito.
Por un momento su corazón se detuvo, la brisa dejó de correr, la tarde se quedó suspendida, las personas que la rodeaban fueron estatuas, las voces y los ruidos de la calle enmudecieron y solo tenía vida aquél libro.

Cuando volvió en si, lo pagó, le salieron alas y voló hasta el primer banco. Allí se quedó a devorar cada página.
Se hizo la noche y ella seguía sentada bajo los farolitos del parque, ya ni leía solo miraba el vacío, acariciaba con sus manos el libro, lo apretaba fuerte contra ella, lo estaba sintiendo.

En un estado parecido al nirvana llegó a la pensión, Clara estaba mirando en la tele un programa absurdo y Ana se acostó de espaldas, ni le importó el volúmen, estaba en otro lado.

Y ya nunca más volvió.

La que regresa a veces es otra Ana, es esa que vemos ahora sentada en la mesa de al lado jugando al como si. La verdadera es la que está en el libro.
Es la que narró el escritor maldito, es la que él imaginó, la que él se dibujó alguna noche de insomnio de tanto pensarla por anticipado.

Clara nunca le dijo nada, pero supo dónde estaba atrapada su amiga, en qué red de tiempos imposibles, en qué insólito laberinto, entre qué líneas se entretejía su destino descolgado.

Y esto me fue contado por Clara lamentablemente esta tarde, luego de que me viera salir del taller literario con el texto en las manos. Ya arrugado de tanto leerlo.
Digo lamentablemente, porque me ha insinuado que es un viaje de ida, que no hay salida, que puede sucederme lo que a Ana, pero yo no creo anormal leer por decimoquinta vez el mismo párrafo en menos de una hora, ni seccionarlo para ver qué quiere decir en esa frase, ni diseminadas las partes mirarlas una y otra vez con ojos de cirujano y armarlas con manos de duende, cuidando que todo quede igual, que nada cambie, que nada deje de latir.

Tampoco veo anormal ya saber de memoria un texto de dos hojas, con sus puntos y comas teniendo en cuenta que mi memoria es estupenda.

Del mismo modo que no veo raro, esta leve ansiedad que me ha invadido luego por buscar la novela y haber recorrido todas las librerías cercanas luego de dejar a Clara. A pesar de que la búsqueda ha sido infructuosa, tampoco veo muy raro no ver la hora de que sea mañana para levantarme mas temprano y buscar el libro hasta mas no poder.

Porque quiero, necesito, me es vital leerlo.

Es mas eso de darle continuidad a este párrafo me parece una genial idea, así que mientras espero la mañana creo que no voy a dormir y me dedicaré a seguir el relato como a mi me parezca.

No sé porqué, pero estoy temblando como una hoja de papel...

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Por separado.

"Yo veo el futuro repetir el pasado,
veo un museo de grandes novedades
y el tiempo no para, no para."

-El tiempo no para- ( Bersuit Vergarabat)


Se le acumularon las penas y los años en la misma bolsa y los sueños se le fueron escapando por un agujerito del saco sin que se diera cuenta.

Vivió para ir perdiendo todo y una noche cuando se dio cuenta que en el bolsillo ya no le quedaba nada, se acostó a dormir y no se despertó jamás.

En ese lugar quedó su saco roto, su silla desvencijada, su cuadro de casas blancas sin terminar, su alma, su ventana que miraba el mar, las escaleras gastadas, un libro que no llegó a leer, la heladera rota y un par de alpargatas desmechadas en la punta.

Cuando se acostó en esa cama lo tenía preocupado la heladera rota, y se puso a pensar cómo arreglarla al día siguiente, de pronto él creyó que soñaba, porque con gran facilidad se fue saliendo de esos pensamientos, para meterse en el bolsillo del saco que lo tragaba y así en forma despareja se fue dejando consumir y esparcir en retazos por una calle extraña, que jamás había caminado y que jamás había soñado. Una vez todo desparramado por allí, se fue armando como todas las cosas rotas, con mucha paciencia y cuando hubo quedado como nuevo se detuvo a mirar el espectáculo en la vidriera de un negocio del barrio.
Era un verdadero espectáculo verse por completo.
Lo que más le brillaba era algo por dentro, algo que tenía como sustento sin embargo no pesaba casi nada.
Pensó que era parte del sueño y temía moverse y despertarse, entonces respiraba despacito, nada mas que para no morir, cuando en verdad ya estaba muerto.
En aquella cama, estaba muerto.

Y en estas calles por las que brotaba todo lo que el bosillo del saco perdía, estaba recien hecho.
Se armaba después de haberse roto, después de haberse consumido en tandas adentro de un bolsillo, se paraba de nuevo y con su aspecto de puzzle se encantaba.

Todo le parecía hermosamente raro.
Y se largó a caminar para cualquier lado. Cuando llegó a la esquina se encontró con una encrucijada, porque el camino se le abría en dos.
Y se sintió tironeado y el desconcierto lo tuvo luchando por un rato.

Como estaba recien pegado se dividió facilmente y se fueron por separado.
Una parte suya se fue buscando esas cosas que lo iban a hacer sentir como antes, se fue camino a una calle que terminaba en el mar, buscó y rebuscó las escaleras hasta dar con ellas y las subió, caminaba despacio y tranquilo como reconociendo cada escalón, seguro de que iba a encontrarse con algo en los bolsillos y descubrió un agujero y varias monedas que se le iban escapando.
Al llegar a la puerta supo que estaba abierta y entró, se sintió como en su casa y se sintió muy bien, había un cuadro conocido que le gustaba mirar, la pintura sin terminar dejaba ver un paisaje en el que se veía un caserío blanquecino y más allá el mar, se preparó un café y se refugió en un libro que le pareció interesante leer, la silla era cómoda, pero lo era tanto que a poco de sentarse le entró esa modorra tan común por esos días y sin que le molestara no tener nada para comer, se descalzó y se metió en la cama que había en la habitación, era un rato nomás. Después, con mas ganas iba arreglar la heladera que lo tenía tan preocupado.

Así en esos pensamientos lo encontró la muerte, cuando pudo haberla esquivado.

Su otra mitad despegada encontró un camino extraño, sinuoso y cargado de tilos, curiosamente parecía que lo estaba esperando un caserío abandonado en esos parajes raros. Al fondo del camino, en un lugar poblado de encanto se levantaba una casita blanca, no muy alta, con paredes algo gastadas que sostenían un techo a dos aguas y ventanas azules abiertas de par en par con unas cortinitas volando, cuando él se fue acercando y subió la loma, al fondo reconoció el mar, y el paisaje le pareció haberlo visto en algún cuadro aun no terminado.
La puerta igualmente azul estaba abierta y al entrar unos ojos mansos lo esperaban, no hubo preguntas, ni libros, ni sacos apoyados en sillas destrozadas.
Hubo nada mas que brazos agitados.
Desde la cocina se escuchaba la heladera que por suerte funcionaba.

Y en el cuarto de barro, en una cama blanca como las paredes de la casa, ella no lo dejó en paz hasta llegar la mañana, al fin él había llegado.


"Remontar el barrilete en esta tempestad
sólo hará entender que ayer no es hoy
que hoy es hoy
y que no soy actor de lo que fui."

-Spaguetti del rock- (Divididos)

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TE IMAGINO EN COLORES

Imagina que no existe el Cielo
es fácil si lo intentas
sin el Infierno debajo nuestro
arriba nuestro, solo el cielo

Imagina a toda la gente viviendo el hoy...

Imagina que no hay países
no es difícil de hacer
nadie por quien matar o morir
ni tampoco religión

Imagina a toda la gente viviendo la vida en paz...


AMIGOS, A TODOS Y A CADA UNO DE USTEDES, QUIERO DECIRLES QUE ENTRE EL POST ANTERIOR Y ESTE ÚLTIMO ME HAN AGARRADO POR DENTRO DE UNA MANERA TAN FUERTE QUE NO SÉ SI PODRÉ DEVOLVERLES ALGUNA VEZ LA EMOCIÓN QUE ME HAN HECHO SENTIR.

ESTOS MENSAJES YA SON UN TESORO PARA MI, CADA UNO DE USTEDES MAS ALLÁ DE SU NOMBRE FICTICIO, DE SU FOTO DE OCASIÓN, TIENE UN COLOR -YA SE LOS DIJE UNA VEZ- Y SI SUPIERAN LA MANERA EN QUE HAN BRILLADO ESTOS DÍAS, SI PUDIERAN IMAGINAR LA FIESTA QUE HA SIDO PARA MI LEERLOS, EL ARCOIRIS QUE HAN FORMADO ENTRE USTEDES EN ESTE CIELO GRIS DEL SUR, EN PLENO OTOÑO, QUEDARÍAN MARAVILLADOS.


YO NO SÉ DE QUÉ MANERA HACERLES SABER LO SENTIDAS QUE SON PARA MI ESTAS PALABRAS, LAS HABÍA ESCRITO DEBAJO DE LOS COMENTARIOS RECIBIDOS, PERO CREO QUE MERECÍAN UN LUGAR PREFERENCIAL, UN ESCENARIO CON LUCES Y MÚSICA DE FONDO -DETRÁS ESTÁ SONANDO IMAGINATE DE JOHN LENNON-

ASÍ TODOS ABRAZADOS Y EN ARCORIS, MECIÉNDOSE AL SON DE LA MÚSICA YO LES DIGO CUANTO LOS ADORO.

"Puedes decir que soy un soñador
pero no soy el único"

Imaginate -John Lennon-

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A mi viejo.

"A veces, cuando pienso que todo está perdido,
voy hacia una de las formas de la muerte,
me pego un tiro con una palabra
que alguna vez me fue tan transparente".


Ahora ya sé en qué pensabas -o creo saber- cuando te quedabas colgado tras los cristales de la ventana. Cuando la mirada se te iba tras un viejo que conocías de otro tiempo y vos lo seguías con tus ojos húmedos hasta que lo perdías de vista.

Ahora ya sé -o creo saber- porqué te acercabas la radio al oido cuando escuchabas algún tango y cerrabas los ojos como si te doliera.

Ahora ya sé -o creo saber- porqué te invadían los silencios eternos cuando los árboles mudaban de estación, porqué no decías nada y te quedabas callado, rumiando pasados o soledades que no supe.

Ahora ya sé -o creo saber- porqué las palabras cuando te salían se te entrecortaban y preferías dejarlas para vos, como si yo no entendiera lo que me querías decir, ahora ya sé los castillos a gran escala que hacías con ellas al dejarlas dentro tuyo.

Ahora ya sé qué sentías cuando yo llegaba corriendo por la esquina, toda despeinada y vos -disimulando tu sonrisa- me corrías para casa porque ya era muy tarde, para andar por la calle.

Ahora que lo sé, ya no estás viejo.


"Voy hacia el fuego como la mariposa,
y no hay rima que rime con vivir...
No te pares, no te mates, solo es una forma mas de demorarse.

Y en las tardes tranquilas, cuando extraño todo,
pienso que todo no es lo que perdi,
una rosa de fe, aun a costa de perder, se pierde pero se gana.

La lucha es de igual a igual contra uno mismo,
y eso es ganarla.
No te pares, no te mates, solo es una forma mas de demorarse.

Recuerdo la quietud de la tierra, la quietud estaba adentro;
se cree mas en los milagros a la hora del entierro.

Ese hombre trabajo, quien escribirá su historia?

La cal reseca, la vuida que sueña, los amigos que siguen igual,
la gloria en zapatillas, el florero vacío,
quien sabe si se puso a pensar; para que vivo?

¡Vivo para no perder!.

Voy hacia el fuego como la mariposa,
y no hay rima que rime con vivir.
No te pares, no te mates, solo es una forma mas de demorarse...


El témpano (Jorge Fandermole )


Este ha sido un pequeño homenaje a mi padre, esta canción siempre me lo recuerda, un hombre simple sin excentricidades, dueño de la mirada mas dulce y melancólica que conocí, que trabajó toda su vida y un día paró porque estaba agitado y se murió.
Eligió un mal día para morirse en Argentina, un 25 de mayo, cuando todo el mundo estaba festejando tradiciones, él como un apátrida -siempre fue medio renegado- eligió ese día para largarse de aquí.

Yo ya he aceptado su partida, pero siempre por estos finales de mayo me ronda cierta melancolía, la ultima vez que lo vi era un día cómo estos de otoño, nos dimos una abrazo y nos dijimos te quiero, ese es mi secreto tesoro.

Pero siempre me he preguntado por esos hombres simples, que tienen una vida sorda, tapada de trabajos y hastíos, quien escribirá sus historias?
Esas historias de héroes ignorados, de hombres sin mas hazaña que la del esfuerzo diario, con la grandeza que tiene esa hazaña!
Con el poco reconocimiento de esa hazaña.

¿A quienes les podrá interesar historias de olvidados, desamparados, ajenos, desterrados, náufragos y contrahechos?

Mi padre era un gran observador de esas historias de vida y me dejó su herencia, yo no he podido escribir su historia aún, como no he podido escribir otras historias que aun me duelen, pero ya llegará el tiempo. De momento amigos míos, increíbles amigos que he encontrado en este sitio inaudito, ya saben porqué escribo sobre lo que escribo y yo finalmente sé que hay gente que sí gusta de esas historias.

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Partida al medio.

"Esperaría que no te asuste
este instante de sinceridad;
mi corazón
vomita su verdad.
Es que hay una guerra entre dos
por ocupar el mismo lugar;
la urgencia
o la soledad".

La Soledad (Bersuit Vergarabat)


Supe que algo raro me ocurría porque cuando intenté pararme no pude hacerlo todo de una vez, me entré a desencajar y era como si a destiempo se fueran parando las partes de mi cuerpo.

No crujían, ni se chocaban entre si, ni patinaban, simplemente se habían dividido. A la mañana se habían levantado juntas y por la noche eran dos, dos a pararse, dos caminando, dos a comer, dos al teléfono, dos a la hora del amor, dos en la ducha, dos leyendo el libro que la noche anterior leía una.

Eran dos.

La urgencia se habia aglomerado toda en una mitad.
La soledad se habia arrinconado en la otra mitad, rumiando el fastidio de estar sola.

Y estaban en pie de guerra.

Algo me había partido al medio. Yo pensaba que era artrítis, migrañas, ansiedad, gastritis, gripe...Todo junto ocurriendo dentro mío, porque el dolor era fatal. Pero nada mas estaba partida por la mitad.

La parte urgente viene navegando en una corriente desbaratada y febril dentro mío, me ha estado despertando por las noches con pesadillas absurdas, me tiene a cualquier hora escribiendo agazapada en la oscuridad cosas locas que después a las diez de la mañana borro o escondo avergonzada.

La parte solitaria, me deja en silencio el resto de las horas, confinada a una batalla de preguntas internas, contemplando cielos, avizorando tormentas, temiendo tempestades. Entrando por mi garganta y viajando dentro mío como una lombríz. Tan sola en su soledad, esta parte es la mas valiente, porque ante nadie abrirá su boca, ante nadie pintará sus nubarrones, ante nadie gritará sus deseos, ante si misma, sordamente hablará en silencios que ella sola entiende.

La parte urgente es vulnerable, dejará que la ataquen de todos lados, gritará a los cuatro vientos, se va a dejar ver desnuda, si sigue corriendo asi va a morir antes del estrés y va a dejar a la otra mitad mas sola que nunca, ya le tengo lastima a la pobre mitad sola.

Y yo en un cuerpo haciendo malabares para mantenerlas juntas cuando ya no hay trato, cuando ya las dos se han ido enemistadas, cuando ya las dos se han independizado de mi, han plantado bandera y han partido de esto que soy yo, este envase vacio que transita por la casa.

Esto también soy yo, cuando me parto en dos, cuando no encuentro fantasías que me lleven al cielo de diamantes, cuando me quedo quieta y muda y aterrada y sola.

¿Serías capáz de regalarme alguna fantasía hoy?

Algo que me haga reir, un ala para volar un rato, un sueño hecho de caracoles, una nube de tiza, una flor hecha con pedacitos de tela, una historia de amor disparatada, una frase que me deje colgada del techo, una canción que no sea triste.



" ayer la tormenta casi me rompe el corazón" -Andrés Calamaro-

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Mi rostro.

"Yo estoy buscando el rostro que tenía antes de que el mundo fuera creado." J.L.Borges.

Yo también.

Alguna vez tuve otro rostro. Lo recuerdo en los espejos de mi casa, aquella primera que me vio nacer y me dejó caminar libre por los pasillos, aquella de ventanas abiertas y puertas sin llaves, la de tranquerita blanca que abría los primeros caminos que me esperaban, todos nuevos para empezar a jugar.

Alguna vez mi rostro se reconocía fácilmente por mi sonrisa franca y mis ojos contentos. Era simple saber que era yo, porque todo me dibujaba, todo me ponía de fiesta, todo me dejaba brotar por dentro como la primavera, todo me arrastraba de manera genial, mi voz cantando, mis pasos de danza española, mis manos corriendo por el teclado del piano para sacarle tangos y nocturnos, mis escapadas al campo en la bicicleta de los sueños, mis tardes de aventura en la selva saltando los fondos de mi casa, donde yo era la novia de Tarzán.
Todo terminaba siendo un documento de identidad en mi rostro, porque la vida se me plasmaba, tenía ánsias de vida y esas ánsias se hicieron lápices y me terminaron de una forma tan nítida que abrumaba, tan claro era mi dibujo, que se me notaba por fuera lo que deseaba por dentro.

Antes de que el mundo fuera creado asi era yo.

Un día vino una mano que me desdibujó y me hizo añícos, una mano que nunca supe de dónde vino, ni quise averiguarlo, una mano hiriente y lastimosa que me dejó todas las huellas que aun llevo, mas por dentro que por fuera.
Una mano garra que me lastimó toda de una vez y esa herida no se cerró mas.
Tanto cambié, que mi madre un día me dijo desde su inocencia que yo era mas hermosa antes, cuando reía, lo cual encontrar en ella la palabra "antes" me dejó por un tiempo pensando en eso del antes y del después, aun cuando mi entendimiento acerca de esas cosas, no me permitía arribar a lugares que me dejaran tranquila.

Despues vino el mundo, el que se estaba creando allá afuera y estaba esperando por mi, el que me iba a recibir con los brazos abiertos o me iba a eyectar de una patada y le puse una risa nueva a mi rostro, como de plástico, una inventada para salir del paso, porque no creí en ese mundo cruel por demás, que me enseñaría a ser cruel a mi tambien, el mundo frío y espectral, el mundo de los otros, donde yo tenía que entrar y ahí terminé de desdibujarme.

Así perdí aquél rostro, el que no mentía y que reía desde adentro, sin risas fabricadas.

Y por estos días de tantos recuerdos sacados a pasear, he decidido encontrarme, pero no encontrarme solo con lo que soy hoy, sino tambien con lo que fui, con aquél rostro que tuve alguna vez, antes del"antes".

Por eso estoy buscando ese rostro que perdí, lo busco en todos los rincones porque lo extraño como loca, lo busco en las paredes, detrás de los cuadros, en los baúles del desván, en las escaleras que me llevan al cielo, en las piedras con formas secretas, en los jacarandás de la avenida, en las ventanas que miran al río, en los recovecos de las miradas que imagino, en los sonidos que me trae el viento, en las noches de tormenta, porque las tormentas me recuerdan mis furias contenidas y mis miedos mas oscuros.
Lo estoy buscando desesperada en estas letras que escribo frenéticamente, en las imágenes que encuentro pintadas en otros textos, en las letras de las canciones que me gustan, en los poemas que me dejan sin aliento, en mis libros, en mis silencios, en mi casa, en el rostro de mis hijas. Lo busco casi como si me quemara por dentro, horrorizada de no encontrarlo, con desquicio por temor de que no encaje mi rostro de antes, con el que he logrado tener despues de haber ayudado a crear este mundo.

Yo me pregunto ¿Cómo era tu rostro antes de que el mundo fuera creado?

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La celestina.

"Olvido todo este frio reunido de una sola vez.
De vez en cuando, cada tanto
los juegos prohibidos nos sacan ese frio".


Hay un loco suelto, que es felíz cortando flores en los jardines de mi barrio y pidiendo como todo obsequio, a cambio de una flor un cigarrillo, no es una publicidad, porque él no da una flor para que vos tires el pucho, no... él se lo fuma y si le das dos, prende los dos al hilo y se los fuma juntos!

Su única misión en esta vida es cortar flores, cambiarlas por cigarros y cuando ya se le acaba el día y la cosecha ha sido buena y ya está bien intoxicado, arroja las flores a la virgen o a los santos de la iglesia, que los tiene como hermanos.

Así la virgen siempre tiene flores mustias, que vienen de las manos de este loco, que agotado de cruzar la ciudad siempre corriendo, viene sin perder tiempo envuelto en nicotina, hasta ese lugar sagrado, no se sabe si lo hace como ofrenda o porque no sabe ir para otro lado.

En la puerta de la iglesia hay una chica, que tampoco tiene toda la suerte que digamos, está tirada allí desde el principio, porque su madre la dejó, fue a comprar algo y aun no ha vuelto, entonces ella espera que te espera y así lleva como 20 años.

Yo que involuntariamente los he visto, los he cruzado en mi camino celestino, he vuelto a barajar todos los mazos y les he cambiado los destinos.

Al loco de las flores y a la chica de las escaleras los he unido, paseando con mis nubes de cupido y será así el momento mas deseado.

Un día llegará el loco, tapizado de flores como siempre, en las manos los puchos consumidos y como es tan loco y solitario, nadie le habla en serio, lo tratan como un estorbo mas en el barrio, le dan los puchos y lo dejan olvidado.
Ya se le han borrado las palabras de los labios, solo dice flores y cigarros.
Entonces le va a parecer que la virgen le está hablando y aunque le va a sonar un poco raro y eso le hará pensar que está mas pirado todavía, la va a mirar a la virgen del rosario, que más linda que nunca y sin mas manto que unos cartones que junta en los mercados, le va a agradecer las flores que le deja a diario.
Extrañado pensará que no es la virgen de los cuadros, pero tan harto está de cuestionarse todo, que la va a aceptar de jeans y pelo largo.

Yo estoy segura que ella se va a pegar al loco como si fuera la enamorada del muro, si siempre estuvo sola, si tiene el alma de escalones encallados, si en sus manos lo único que hubo en estos años fueron ramos de ese loco equivocado, que pensaba que la virgen era ella y la tapaba de flores arrancadas a tirones apurados, mientras llenaba sus pulmones con cigarros.
Y él no me queda duda que va a volverse loco de amor con una virgen, los muchachos del barrio que se ríen a su paso, porque siempre lo ven solo, enajenado.

Lo verán con una virgen de la mano.
-Yo los veo a los dos enamorados-

"Crujen los maderos de viejos andenes.
Las vias muertas nos quieren llevar
a nuevos cruces infinitos
Destinos imposibles,
noches de nunca acabar.

Y es que estamos desesperados
por encontrarnos y vernos hoy
y vernos hoy que..."

-A veces vuelvo- (Catupecu Machu)

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Van mil horas de espera.

-Esto tendrá su música y su idioma para mi vagamente extraño- (Pato)

"He estado buscando un largo tiempo
alguien exactamente como vos"

Esa avenida de flores y escapados lo traerá caminando, mientras el sol se derrumba en los últimos techos del barrio.
Los carteles van a iluminar su sombra y no estará tan solo mientras tanto.
La va a esperar en el farol hasta que se caiga el mundo a pedazos o se caiga él, que como siempre se viene abajo.
Otra vez, estará el día entero esperando en el mismo lugar.
Lo sacarán a patadas los vecinos si no se larga de allí, si no se marcha porque ya los tiene hartos.
Siempre viendo al mismo intruso allí parado.
La está esperando de por vida en ese marco. Y ya las caras son de cuadro, lo miran desconfiando los del barrio y el desatino los ha llevado al descalabro, los teléfonos sonando, las sirenas que llegarán a buscarlo, los canas correrán para rajarlo, las cortinas que se bajan por si acaso, las señoras que se esconden tras los autos y él que sigue allí, inmutado.
Incapáz de ocasionar peligro alguno.

Ya ni flores hay en sus manos, solo tallos, solo callos...

-tallos en las manos y en el alma callos, y en los pies, y en los espantos, tiene callos de esperarla en todos lados-

Y se le vienen encima todos estos días encajado, se le sueltan las ganas de antemano con el corazón alborotado, porque ella debe estar por llegar corriendo como loca entre los autos, y se le va a colgar al cuello y los dos se van a tener en un abrazo y...

Si es que ella no llega se quedará atrapado en las redes de un quebranto.

Los relojes acuden a otro bando, el suyo nunca está en sus manos y si mira para la esquina se le desmayan las ultimas esperanzas, asi que nada mas el suelo está en sus ojos otro rato.
Sin querer los pétalos arranca a manotazos, porque estruja las flores estresado, sabiendo que no va a llegar tampoco hoy, como ya lo tiene acostumbrado.

El celular de él está caliente y huele a flores exprimidas, el celular de ella no atiende la emergencia y está helado.
Un celular en rojo y espantado se quema en unas manos afligidas y tambien tiembla adentro de una cartera quieta, en la otra punta de la ciudad y es ignorado.

-¿Cual era el día? ¿La hora ? ¿El nuevo desencanto? ¿De qué hablaban tus manos en aquél cuarto? ¿Qué era lo que decían tus ojos -que creí entender- cuando nos miramos? ¿En qué era que habíamos quedado? ¿De qué reías cuando te acariciaba los oidos con palabras y cigarros? ¿Cómo es que no llegás a esta fiesta? ¿Cómo es que no escuchás mi llamado?-

Ya lo miran de todos lados, lleva siglos esperando. Lo acorralan los ojos del tipo del bar y el de la parada de diarios, tambien desde mas lejos ve gente mirando.
Un cana le pide los datos, documentos por favor y retírese a otro lado.
Se quedan las flores rotas en el cordón de la esquina, bajo la luz naranja del farol en el que se habían convocado, se quedan las ganas eternas y su llanto atragantado se va con él buscando algun refugio de alcohol.

Los vecinos mas tranquilos regresan a sus cuadros.

Y en una esquina del Buenos Aires que se agranda para abajo, un farol alumbra una soledad de mercado con cartel de clausura.


"He estado viajando en una dura carretera
buscando alguien exactamente como vos.

...pero ultimamente me he dado cuenta
lo mejor todavía está por venir.

Alguien como vos."

(Van Morrison) -Gracias Karina, por la música-

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Sensación.

"Sólo el amor
alumbra lo que perdura
Sólo el amor
convierte en milagro el barro".


Lo único con que puedo comparar el acto de escribir es con hacer el amor.

Lo he pensado y esa es la comparación mas cercana. Encontrar una sensación, que luego pasa a ser idea, para después pensar en palabras que me gustan, que luego entran a recorrerme por dentro y a no dejarme en paz y cuando me alcanzan, el juego de seducción es tal que me dejo poseer sin frenos y mas luego las entro a dibujar en el ordenador con frenesí, como una loca y una vez que tengo esa sensación montada, ahí atrapada, toda ojos la leo, la devoro sin piedad alguna, la trago desesperada y el placer es tan alto, los suspiros se me escapan sin que pueda evitarlo y el llanto que me baila en la garganta, es tan sublime que lo mas cercano con que lo puedo comparar, es con eso que sentís cuando hacés el amor con alguien muy deseado.

Tengo la impresión de que una sensación asi me persigue.

Es casi imperceptible, pero logro verla casi entre formas cuando giro rapidamente para ver si la pesco en un desvío y como yo sé lo que me espera, me distraigo, porque una vez que se instala, una vez que me tiene acorralada soy presa de sus fuerzas. Entonces entramos en un juego donde yo me escondo de ella y a su vez ella de mi, porque sabe que si la encuentro quedará plasmada. Y nos estamos buscando y escapando por días. Como es nueva aun, es liviana, etérea, tendré que trabajar para alcanzarla. Y sentirla así como acechando me tiene ensimismada. Está en el ambiente, en el perfume del aire, en la densidad del espacio que me circunda, en el murmullo de sus pasos cercanos a los míos.
Es una sensación que tiene vida, que me tiene como enamorada, que se viste a mi lado por las mañanas y me acompaña como una sombra, en mis actividades, en mis debates internos, que me llama.

Es invasiva además. No le importa donde yo esté, le gusta provocarme, se entromete, juega conmigo, aparece y desaparece a su antojo y cuando se harta de las escondidas, se queda ahí sentada frente a mi, me mira como esperando que me de cuenta, a ver si me hago cargo de ella y le saco el tremendo pesar de tener que seguirme a todos lados.

Y yo como ando con esa cosa de la inspiración perdida, ando así como mustia, buscando una palabra, como que no le presto atención a la sensación, pobre.
Entonces ha venido ella, desafiante y me ha dicho, como encolerizada, qué cosa tiene que hacer para que yo me de cuenta de su existencia, que si es necesario hace un escrito de puño y letra o una manifestación de sensaciones perdidas y se reúnen en una plaza mas pequeña que la plaza de Mayo, total ellas entran en un trazo y van con pancartas pidiendo ser tenidas en cuenta.

La he visto tan fuerte en su pedido de atención que la he mirado con detenimiento hasta ver por fin sus ojos afilados. He hurgado en ellos hasta domesticarlos con mis manos llenas de amor y ella increiblemente dueña de mi, es quien ha ido soltando las palabras que yo andaba buscando.

Asi que he tomado a esta sensación de mi mano, la he acurrucado entre mis brazos como a una niña, le he dado un abrazo atolondrado y nos hemos ido caminando.

Mi sensación y yo nos fuimos contándonos secretos.


"Debes amar
el tiempo de los intentos.
Debes amar
la hora que nunca brilla.

Y si no, no pretendas tocar lo cierto.

Sólo el amor
engendra la maravilla.
Sólo el amor
consigue encender lo muerto".

-Solo el amor- (Silvio Rodríguez)

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Cuentos de amor para un corazón desbocado.

"El tercio de los sueños
tiene dueño,
siempre suele ser asi."

-Andrés Calamaro-

Pedro no conocía los amores posibles. Se había enamorado de ella, apenas verla. Él que ya no creía en el amor de ningún tipo, ni en el de vista compleja ni en el de simple vista, se dió cuenta que estaba atrapado por ella y entró a tener una lucha interna, por darle forma a eso que lo tenía arrebatado desde temprano y angustiado mas tarde, cuestión que finalmente llevaba todo el día ocupado en eso como un adolescente.

Su vida tenía el peso de lo dificil, por eso había dejado de meterse en amores y se le venían encima los años en que iba a entrar en esa parte del camino, donde sólo se añora un dulce y cuando se vislumbra un sabor amargo las dagas entran a sentirse cada vez mas frías y mas cercanas a la carne. A pesar de que no lo acompañaba la suerte, siempre tenía una sonrisa en su boca y era tan amable que uno jamás podía creer que por dentro lo consumieran las llagas.
Había aprendido a disimular su pena, era la manera que había encontrado de no quedarse solo. Así, entre engaño y engaño, a veces se creía sus mentiras y era cuando nos hacía creer que era tan felíz.

Había llegado al barrio, luego de que la señora de la esquina de altos había puesto en alquiler la piecita del fondo, él llegó en un camioncito pequeño y destartalado, con unas pocas cosas, que eran mas para tirar a la basura, que para guardar, pero eran sus cosas queridas.
Él fue acomodándolas de a una, hasta que no quedó nada en la calle y la piecita se vistió de hombre solo.

Al principio, como era nuevo en el barrio, se fue presentando ante los nuevos vecinos, fue haciéndose querer y respetar por esa gente simple, pero esa tarde de verano, en que las mesitas del bar se largaron a la calle para poder respirar, esa tarde tórrida para su piel y su alma, esa tarde bruja, fue fatal desde que ella apareció con su andar cansino por la esquina del bar, hasta que se perdió una cuadra mas lejos.
Pedro supo en ese momento que el amor tenía rostro y al mismo tiempo, que tenía un puñal su destino.

Él ya era un hombre grande, cuando digo grande quiero decir grande, ya la vida lo habia hecho nacer a destiempo por lo menos, mucho antes que ella, que era una jovencita etérea y con ojos ciegos a su persona. No se podía permitir el descalabro ni la locura que le pedía su carne, por mas muchacho que se sintiera, por mas renacido, por mas guapo, ella era una adolescente.

Dándose cuenta que a poco de llegar al barrio, había descubierto al amor de su vida en una cuasi niña y que nadie podía sospechar de su escandaloso sentir, se dedicó solo a la contemplación después de todo el desamor para él ya era una costumbre.
Eso era un secreto que él guardaba, bajo siete llaves. Un secreto que lo llenaba de gozo, pero que lo abrumaba en silencios y vergüenzas.
Que lo hacía sentir vivo como si acabara de nacer y al caer en la cuenta de su sino fatal , era como velar a un niño que agonizaba en sus brazos.

Así, totalmente desubicado y pecaminoso, se sentía.

La niña de sus amores, era Julia, una jovencita común y corriente que a él le parecía sublime, que hasta ahora solo había conocido el amor de algún comañero de colegio y lejos de sentir atracción por él, solo sentía intriga y le parecía algo ridículo ese rubor que le aparecía en su rostro cada vez que la miraba. Ella parecía inocente, pero se daba cuenta de todo lo que le pasaba a Pedro, intuía el calor que lo invadía nomás verla aparecer, sus sospechas eran solitarias, jamás pudo ni quiso compartirlas con nadie, porque era hasta absurdo el solo pensarlo. Por mas ridículo que fuera el hombre, por mas lejano e imposible el amor con él, le despertaba curiosdad su desmedida mirada y tambien cierta ternura.

Si el día tenía mil horas, él preguntaba por ella esas mil horas. Si la tarde nos regalaba un sol de fuego, él preguntaba por la noche mirando el cielo, cómo se le había quedado prendido a su pelo el sol, si por el contrario el día nos deparaba lluvia, él salía desesperado a empaparse bajo la misma lluvia que la iba a mojar a ella, él sentía que compartían asi el universo. Si la mañana lo encontraba amanecido desde temprano, allí estaban sus ojos para verla pasar toda de colegio.
Así estaba hecho ese amor.
Cómo no notarlo.
Al poco tiempo, todos en el barrio, nos dimos cuenta los motivos de la inquietud que asolaba a este hombre. Nadie le dijo nada, pero todos rumoreaban a sus espaldas que era un enfermo, un loco, un mal nacido.
Cuanto más él ocultaba su pasión, mas evidente se hacía su corazón en pleno revoltijo.
Hasta que el comentario llegó a los padres de Julia.

Ella que empezaba a jugar recién con las sensaciones y del amor no sabía nada, se enteró en ese momento que el amor tenía edad - eso se lo dijo su madre- y su padre fue quien dio el mensaje mas rotundo - aquél señor era un pervertido, ella era una niña y jamás, por nada del mundo, debía quedarse a solas con él-.

Sus padres lo único que hicieron fue aumentar la curiosidad por Pedro , porque ella que no se sentía una niña sino una mujer para el estreno, dejó de ver algo ridículo en aquél hombre ruborizado, para ver algo prohibido y su mirada se llenó de fantasías y se olvidó de la diferencia de años, se olvidó de sus trenzas y sus cuadernos, para perderse en esas dos veredas del barrio, llenas de miradas cargadas de deseo, todas acumuladas en Pedro. Se olvidó de sus muñecas y sus sueños de princesa, para pensar en los sueños que atribulaban la soledad impiadosa de ese hombre.

Pedro, desde entonces el pervertido, cuidó de esa niña toda hecha de luz, nada mas con su mirada, jamás osó tocarla y mucho menos dirigirle la palabra, tal era su miedo.

Desde ese momento para él hubo un tiempo en el que el sol brilló mas fuerte y para Julia el sol definitivemente hizo nidos en su pelo, hubo un tiempo donde él sintió que tan solo había nacido para verla pasar por su vereda y eso lo conformó. Ella creyó que la vida se hacía tambien de pasos en veredas solitarias, cargadas de siesta.
Y asi durante un tiempo se inventaron el amor sin decirse nada, allí donde no había pecados. Se enseñaron códigos secretos, se lastimaron lo menos posible, se cuidaron de los ojos del barrio, se quitaron las tristezas y se quedaron colgados.
Por años.
Sin estarse quietos, sin que la piel los roce, sin que el tiempo los detenga por un rato, siguieron con sus vidas de soldados.
Él siguió en su pieza de hombre solo y ella al final se fue, porque las veredas después no le alcanzaron.

Pedro se quedó con el tercio de sus sueños escondidos bajo la cama. Y un buen día ella apareció por la misma esquina, con un par de ilusiones rotas escondidas en su cara.
Él ya no estaba en ese bar, hacía rato que no lo frecuentaba, no le encontraba el mayor sentido estar detrás de la ventana.
Prefería las plazas.
Esa misma tarde, cuando ya nada pasaba en las veredas del barrio, él ya viejo y con el mismo amor en los labios y ella, siempre jóven, como si la vida nunca le pasara, coincidieron en un banco de la plaza por casualidad, un banco de madera todo emocionado, que jamás los había esperado por ser tan imposible aquél amor, los encontraba. Él con sus ojitos cansados y sus palabras guardadas casi se infarta y ella sintiendo que el corazón de él galopaba, como un caballo desbocado, sacó de la galera algo que pudiera tranquilizarlo y recurrió a lo único que sabía hacer, que era contar cuentos.
Él la escuchó.
La escuchó como quien escucha el mejor concierto, con un silencio dorado.
La escuchó con el alma, con los ojos, con las manos.
La escuchó mientras las hojitas del otoño enamorado se enredaban entre ellos, mientras pasaban señoras con perritos, mientras el heladero vendía los ultimos palitos del verano que no tenía ganas de irse, mientras sus latidos se normalizaban.
Él la vió abrirse en cuentos.
Y ella, sabiéndose amada hasta el delirio por aquél viejo triste, se dejó narrar, en cuentos de amores brujos.

De ésto, hace ya un tiempo largo, son una costumbre en el banco de la plaza.
Él la espera siempre con alguna flor entre las manos, robada por los jardines del barrio y ella llega siempre tarde, entre vuelos de palomas agitadas y relojes atrasados.
En su cara ya no esconde nada y en su galera siempre lleva un cuento.

Ya nadie murmura en el barrio, ni los señalan, ni se asombran cuando los ven entrar después que cae el sol, en la piecita del fondo de la casa de altos.

El tercio de los sueños, tiene dueño y está sobre la cama.

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La supersirena.

"Compañeros poetas
tomando en cuenta los últimos sucesos en la poesia
quisiera preguntar
me urge...
¿Qué tipo de adjetivos se deben usar
para hacer el poema de un barco
sin que se haga sentimental?"

-Playa Girón- (Silvio Rodríguez)


¿Hay travesía mas ridícula para un barco que viajar en ruedas por una carretera desolada?

Si fue construido para batallar en los mares, qué sentirá cuando los girasoles lo miran asombrado y los trigales se desmayan del susto a su paso.

Si ya es penoso ver un barco desmoronado, pudriéndose en alguna costa, imaginen la tristeza de ver ese mastodonte de acero encaramado en unas ruedas altas, pasar por esa vergüenza antes del final y atravesar largas filas de autos que lo miran con el desdén de lo que ya no importa, de lo que es chatarra.

Pues todo ese dolor me invadía a mi, verlo avanzar entre la modernidad de vehículos recién salidos del mercado, como un dinosaurio perdido en un desfile de caballos, como un guerrero romano en una procesión a la virgen, como adán en el día de la madre.
Sin embargo él absoluto y quieto, seguro de su muerte y entregado, atado de proa a popa y de estribor a babor, con la mirada en alto, vislumbrando un mar de campos, esperando el sepulcro oxidado y seco de algún desarmadero, iba enihesto rumbo a su ocaso.

Sentada en el auto, en mi asiento de acompañante y delirando, me escapé como siempre por un rato y me vestí de sirena encapuchada, mas hermosa que cualquier sirena de agua y alcancé a ese barco furibundo y le solté las amarras.

Locos los automovilistas en la carretera me insultaban y yo, envalentonada, convencida por completo de mi personaje de supersirena, subida en el barco con rodado y todo lo saqué de la malaria y para arrancarlo urgente del bochorno de esa ruta encaprichada, lo llevé a la planicie mas cercana que nomás verlo aterrizar se quedó estupefacta. Parado allí, tambien se veía extraño como si una ola de tsunami lo hubiera trasplantado a kilómetros de su agua salada y lo hubiera dejado olvidado entre los campos de soja que absortos lo rodeaban.

Entonces para que no lo agarrara la noche desnudo y sin pijama, me puse a llorar todas mis lágrimas, hice acopio de sueños rotos, de fracasos anunciados, de muertes para las que aun no encontré consuelo, de canciones melancólicas, de tristezas arrumbadas, de ausencias que no entendí, de penitas que cada tanto me bailan en los ojos, de personas que extraño, de fantasmas inauditos y cuando quisimos acordar, me lloré un río que al mar nos empujaba.

Le saqué esas ruedas impúdicas y lo dejé salvando su vida, cuando me fui me pareció que desde la proa le brotaba una sonrisa nacarada.

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Encuentro.

"Qué suerte que viniste, justo te necesitaba.
Qué suerte que viniste, tenemos tanto para hablar.

Mirame con tus ojos de cielo gris,
hablame con tu alma en español, mirame con tu corazón.
No no no no no no no ves, que ahora estoy más cerca de tu amor"


Si has estado esperando por días una llamada telefónica, cuando la recibís, el tubo se convierte en una especie de aparato de tormento hasta que encontrás el tono apropiado, las palabras precisas, el timbre de voz casual y el corazón se interpone entre tus cuerdas vocales queriendo salir con urgencia ante su muerte súbita.

Y de repente la conversación encuentra su cauce y los miedos se disipan y los fantasmas, que durante días bailaron el ritual negro del mal presagio, se difuman.

Inexplicablemente vuelve la calma a tu espiritu.

Durante días he sido una sombra, clavada mi carne y nada mas. He soñado despierta y dormida y vuelta despertar soñar lo que dormida, para nunca saber cuándo era vigilia y cuando sueño.

Ni por asomo dejar que alguien note mi preocupación, por temor a que suene desmedida o por temor a que alguien ponga más sombra, donde no podía haber ni un granito mas de oscuridad.

Y ni siquiera eran nuestros acuerdos o nuestros desacuerdos, los motivos del desencuentro, eran por decirlo de algun modo, nuestros miedos que nos habían atado.
Sus fantasmas y los míos en pie de guerra o de abandono.

Nos enteramos ayer, conversación mediante, que sin nosotras saberlo nuestros fantasmas se habían reunido en un café de mala muerte, con una bebida de alta graduación alcohólica de por medio, para ser un poco mas humanos, se habían sentado mirándose a los ojos, calándose los infiernos, casi como si fuera una cosa de guapos, en un ambiente cargado de humo y luego de escrudiñarse desde ese fondo amordazado, se habían trenzado los dos en un abrazo y se habían terminado el trago de un saque, haciendo fondo blanco.
Y con el mismo amor que les da a los borrachos despues de varias copas, se habian vuelto a declarar el amor infinito que se tienen.

"Qué suerte que viniste, justo te necesitaba."

-Celeste Carballo-

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El gigante.

"Quizás porque no soy de la nobleza
puedo nombrarte mi reina y princesa
y darte conoras de papel de cigarrillo."

-Quizás porqué- (Sui Géneris)


El muchacho había crecido de manera descomunal, al principio en su casa estaban orgullosos del niño porque era el mas alto del jardín de infantes, pero poco a poco fue pasando a sus compañeritos, a las maestras, al director, al portero que era un hombre bien alto, finalmente fue como uno de los árboles que había en el patio del colegio.

Fue pasando de grado sin estudiar mucho, un poco por lástima y otro poco por temor a que un día rompiera el techo, fue cumpliendo años solo, sin tener amistad con sus compañeros porque le temían, y lo veían como a un fenómeno.
Entraba al aula todo encorvado y allí se quedaba algo avergonzado en su silla, que en realidad eran dos sillas juntas porque también había aumentado de peso y las sillas no lo soportaban, sus patas se abrían en cuatro, así que sus papás habían llevado al colegio una silla doble, reforzada y bastante pesada que hacía que el niño la deje quieta en su lugar y no se mueva de allí en toda la mañana.
Debido a este problema, se volvió tímido y callado, porque curiosamente su voz le había jugado una mala pasada, siendo él tan enorme, la voz se le había quedado de pajarito.
Razón suficiente para que jamás se le ocurriera hablar, la maestra había notado este inconveniente agregado y evitaba hacerlo pasar por el bochorno de tener que decir algo.
Conclusión, gracias a sus temores y a los ajenos, tambien se volvió mudo.

Los compañeritos, abundaban en crueldades, pero él jamás se aprovechó de sus enormes posibilidades de pisarlos y hacerlos puré o atraparlos con sus manotas y colgarlos entre sus dedos de horca, como era su fantasía.

Desde ese lugar tan elevado, él soñaba todos los días de su vida, con ser rey. En el país de los enanos, él iba a ser rey y dueño de todo ese poder, iba a prohibir cantidades industriales de cosas. Tenía una libretita donde iba anotando las cosas que iban a tener veda, por ejemplo en ese país, no iban a existir las casas con techo y los enanos iban a saber lo que era la inseguridad y el miedo, las puertas no iban a ser necesarias, porque él podía entrar a esas casas con sólo levantar una pierna, y los enanos iban a vivir trepando, como era su costumbre.
Los autos tampoco tendrían techo y los cines serían al aire libre y los enanos jamás verían las películas, porque él que era el rey podría sentarse delante de ellos sin que le digan que se recline o se agache.
Las zapaterías se dedicarían solo a sus privilegiados pies, pues su calzado sería de lujo y entre zapato y zapato las demoras serían importantes, así que la población enana andaría descalza y se iban a enterar de ciertas incomodidades.
Y los carpinteros no podrían ocuparse de otra cosa mas que de los muebles de su castillo, porque viviría en un castillo altisimo que se iba a esconder en el cielo y al abrir las ventanas él tocaría las estrellas con la mano y allí, en esa mansión él tendría interminables colecciones de camas largas con sábanas que jamás dejarían sus pies destapados y mesas mas largas aun, porque eran mesas para un rey, y sillas reforzadas, más fuertes que la que había hecho su padre, porque para cuando él fuera rey su peso iba a ser muchísimo mayor aun.
Así, en esas ensoñaciones magníficas se pasaba las horas mientras sus compañeros aprendían algo de números y letras.

Como él iba a ser rey, no le preocupaba demasiado aprender nada, total además iba a ser dictador y para eso tendría a un enano matemático que le haría los cálculos y otro enano experto en letras se ocuparía de los comunicados a la población.

De todas formas para no perder tiempo, él ya tenía escrito el primer comunicado de su primer día de rey y decía así: “Odiada población de Enanos, Yo el mas alto de todos en el mundo entero, me he autoproclamado Rey de los Enanos y desde ahora y para siempre serán mis esclavos.
Yo seré quien mande y ustedes obedecerán cuanto yo les ordene y quien me contradiga o se revele, será colgado de las pestañas o castigado a pintar zócalos de por vida.”

Tal era la maldad del niño gigante.

Uno de esos días de absoluto aburrimiento, debido a la soledad y aislamiento en el que se encontraba, y en el que solo los pajarracos habían pasado a saludarlo y las nubes le habian humedecido la cabeza hasta el resfrío, llegó una niña nueva al colegio, una niña pequeñita, de cabellos dorados y ojos claros, que le acapararon sus ojitos tristes y de rey todopoderoso que tenía.

La niña como no conocía a nadie se sentó a su lado pensando que ese gigante era alguien importante, como el fundador del colegio o algo así y se puso a contarle que ella era nueva en la ciudad y nueva en el colegio y que le encantaba la poesía y que mirara su cuaderno de poemas a ver si le gustaban.
El gigante de pronto se encontró con un cuaderno lleno de letras que él jamás había tenido en cuenta, con esos ojos espectantes, tan claros como las nubes, que eran sus amigas y se quedó callado, por temor a que ella oiga su voz de pajarito. Ella interpretó ese silencio y esa mirada como una completa fascinación por parte del gigante y desde ese día le fue mostrando a diario sus poemas inventados, poemas para barcos que se perdían, poemas para perritos de patas rotas, poemas para dientitos que se caen, para duendes dormidos...ella tenía un poema para cada día.
Y el gigante tuvo que hacer esfuerzos descomunales por aprender a leer lo más rápido posible, para entenderla.
Y lo que siguió a eso fue aprender a escribir, porque soñaba en poemas, y fue entonces que escribiendo poemas se le olvidó ser rey y el odio por los enanos. Y dejó de escribir comunicados para escribir canciones, porque uno de esos días en la ducha se dio cuenta que su voz de pajarito había cambiado y podía cantar sus versos con voz de muchacho.

Y hubo una mañana en que rumbo al colegio, marchando entre nubes y esquivando aviones bajos, llevando sobre sus hombros varios pájaros cansados, mas algunas mariposas viejas y depositando en las ramas de los árboles más altos, los nidos que se habían caído en la tormenta de la noche, se dió cuenta que estaba enamorado.

"Alhajita te hallaré aunque digas que no
me voy por tus ojos enamorados
buscándote en mi canción.

Lo que me has dejado ya ha hechado raices
que el viento no ha de arrancar."

-Alhajita- (Falú-Castilla)

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En blanco.

"Busqué mirando al cielo inspiración
Y me quedé colgado en las alturas
Por cierto, al techo no le iría nada mal
Una mano de pintura..."

-Joan Manuel Serrat-


Pánico escénico.

O susto de hoja en blanco o de monitor en espera.

Hay palabras tintineando dentro mío, jugando a las escondidas, escabulléndose de mi y a la vez apareciendo por los rincones menos esperados y llamándome a gritos, me tienen agarradas por dentro y con fuerza me aprisionan, dejando apenas un paso de aire directo a mis pulmones, para que mi muerte sea mas lenta y brutal si no las digo.

Sólo una frase y mi cabeza se dispara hasta perder control, o se queda quieta, acurrucada, temerosa de salir, por si en ese escape prematuro, las palabras que le dan forma a mi pensamiento, no logran completar lo que en verdad esa sola cosa me provoca.
Eso pequeñito dicho asi, en esa brevedad, con esa simpleza. Ese pedacito eterno de poesía o de canción que logro anidar en mi espríritu, provoca cataratas de sensaciones por dentro y luego al salir, apenas si son ríos secos que se pierden en una llanura barrida por el pampero o quizás terminan siendo florcitas naciendo entre los espacios de una grieta. Pero mis ojos ven marchitarse dentro del monitor, algo bello que me quemaba por dentro, con una fuerza monstruosa y en vez de salir asi, con el arrebato de la furia, sale como si fuera papel picado, digno de tirar en el viento.

Así estan las cosas, más abrazada que nunca por mi misma y por mis musas algo distraídas, estoy esperando que me enamore una palabra o una frase y que yo le haga un juego de seducción tal, que el día se me evapore de las manos y la noche no me encuentre en llamas.


"No hago otra cosa que pensar en ti
y no se me ocurre nada."

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El sitio de los objetos perdidos.

"Brindo por el momento en que tu y yo nos conocimos
Y por los corazones que se han roto en el camino.
Brindo por el recuerdo y también por el olvido
Brindo porque esta noche un amigo paga el vino..."

-Andrés Calamaro-

Me dijeron que la vieron por ahí, que estaba haciendo la cola para comprar las entradas para ver a Boca, me dijeron que seguro estaba de viaje por algun lugar bonito y que luego iba a volver enriquecida, me dijeron que la han visto puesta en unos ojos negros y que también estaba de gran charla con un poeta, me han dicho muchas cosas, incluso que puede ser que se me haya ido, por cierto síndrome que ha aparecido recientemente llamado Sirikosky.

Lo cierto es que viendo y considerando que mi mirada seguía sin aparecer he ido a un sector que hay en el municipio de mi ciudad que es donde van a parar las cosas perdidas.

Tuve que hacer un trámite soporífero, llenar un formulario extenso, describiendo las características de lo que busco, tarea que me ha resultado archi engorrosa, porque vaya dificultad describir una mirada en pocas palabras y que todo eso entre en un pequeño renglón, así que me limité a dibujar en palabras unos ojos verdes y me dijeron así, con esa gentileza del empleado público, que me siente a esperar y que cuando fuera mi turno me llamarían.

Ahí me senté en un banco largo de madera, algo inquieta y miré un punto fijo un largo rato y luego de 45 minutos, cuando el punto ya se había transformado en una montaña, una empleada me hace pasar a una habitación enorme atiborrada de cosas, y con cierta molestia, me dice -Este mundo está lleno de desmemoriados, despistados, olvidadizos, vaya gente que tenemos, asi no vamos a llegar muy lejos!-.

Yo apenas podía mirar toda aquella cantidad de objetos, como para ponerme a discutir nada con esa mujer.
Ella me indica los pasos a seguir, me pide respeto por lo que hay allí, me aclara que se mira y no se toca y me dice que en caso de encontrar lo que busco, toque un timbre y que ella aparecerá a ver si coincide ese objeto con el formulario que yo he llenado, no vaya a ser cosa que yo vaya por una simple miradita y me termine llevando algo de mas valor, por ejemplo una cartera de piel de carpincho que habia en un rincón.

Allí, en la inmensidad de ese cuarto quedé sola, rodeada de estanterías repletas de objetos que estaban a la espera de que sus dueños volvieran por ellos.
Era algo parecido a un museo.

Yo recorrí con los ojos abiertos, de par en par, cada tramo y mientras buscaba mi mirada fui viendo cosas maravillosas, por ejemplo en una tabla preparada para tal uso había pila de Guantes colgados esperando a su par, uno al lado del otro, como si fueran un collage. Al lado en un gran llavero, parecido a los de los hoteles, estaban todas las Llaves perdidas de los ultimos 10 años, en el rincón dentro de un gran paragüero estaban los Paraguas perdidos, había dos que eran míos, pero como no era lo que vine a buscar los dejé ahí.

Así, sentadas en una esquina había unas cuantas Memorias, todas recordando cosas entre ellas y se encontraban en una acalorada conversación, algunas veces se molestaban porque no se ponían de acuerdo, pero no la pasaban tan mal.

En un frasco de vidrio vi algo parecido a las canicas, eran todas bolitas de colores y debo reconocer que cuando me acerqué me dió impresión, porque eran ojos, el frasco decía en una etiqueta "Vista perdida" y me quedé un rato a pesar de la impresión, a ver si mi mirada estaba por allí, pero no y seguí de largo.

Al lado de las Memorias había una Razón, perdida ella, toda seria y concentrada, segura de si misma y convencida de que ella estaba en lo cierto, no me animé a preguntarle cuáles eran sus certezas, por temor de entrar en una disquisición intelectual, así que seguí de largo también allí.

Nomás pasar la Razón, estaba el Sentido, se ve que había cierto orden en el salón; el pobre Sentido estaba como abrumado de tanta espera, me miró a los ojos y se dió cuenta enseguida que yo no lo estaba buscando a él, así que volvió a desvaneserse.

Quién me miró como esperando algo de mi fué la Conciencia, que estaba de lo mas amiga del Juicio, ahi los dos convencidos de que si me miraban derechito a los ojos me iba a sentir culpable de algo y me los iba a llevar, yo rajé y me quedé atrapada en el sector de los Sueños perdidos, allí pensé que no me iba más, porque apenas acercarme a ellos me tomaron de las manos y entraron todos a la vez a contarme cosas, eran como duendecitos, con vocecitas angelicales, pero si me hablaban todos juntos yo no podría escucharlos, así que le pedí a uno que hable en nombre de todos y este me dijo, así con una vocecita de encanto -Queremos ser cumplidos- y les prometí ir avisando por ahí a quien quiera escucharme, que los sueños no estaban muertos, que sólo estaban a la espera de que fueran a buscarlos.

Un poco aturdida me abrí paso entre ellos y allí por el piso ví varias Metas y Objetivos perdidos, que amargados no tenían ni fuerza para levantarse, como pude los acomodé en su lugar, les quité el polvo, les di un abrazo, y les dije que ya iban a volver sus dueños.

Ahí llegando a la esquina había un Tren, un Bondi y un Taxi. Me asombró verlos, pero allí estaban cubiertos de polvo también, fué raro verlos esperando a ellos...

Al dar la vuelta me encontré con el Equilibrio que daba volteretas delante de mis ojos, que a ésta altura estaban que se salían de mis órbitas. Y como aplastada, mirando los malabares que hacía el Equilibrio frente a los ojos de ella tambien, estaba la Paciencia, que como si no le quedara más que esperar estaba sentada desde hacía años en el mismo lugar.

Dando la vuelta empezaba una estantería nueva y lo que me encuentro allí fue algo que no esperaba ver y era una Inocencia, toda pequeñita, sentada sobre una Bufanda que se había dado cuenta que la pobre se estaba por resfriar y fue allí a cuidarla un rato con su calor.

En una gran caja de vidrio había Anteojos al por mayor, de toda forma y color.
Al lado estaba el Rumbo, ese me dejó estupefacta porque yo pensaba que una vez que lo perdías no se volvía a encontrar, pero allí paradito, todo derechito y con cara de invitación estaba él. Y sí me dijo que los Rumbos no se pierden del todo, que sólo hay que buscarles la vuelta.
A su lado había un par de Ganas, que para matar el aburrimiendo estaban tejiendo sin parar. Y en un estante así, bien grande estaban todas las Pasiones juntas en plena algarabía, me miraron con los ojos encendidos, con ganas de venirse alguna conmigo, pero no era lo que yo había indicado en el formulario, asi que seguí sin pensar demasiado.

Debajo de las Pasiones me encontré con el Tiempo y miré mi reloj a propósito temiendo se me hubiera pasado el tiempo reglamentario para la búsqueda y yo sin encontrar mi mirada. Todo el Tiempo perdido estaba enojado, molesto, quiso agarrárselas conmigo, pero yo sin mi mirada soy un desastre y asi como dejé pasar tantas cosas perdidas que pudieron ser mías, tambien dejé pasar el Tiempo. El muy turro dijo algo al pasar, que no logré escuchar, otro día vuelto a preguntarle qué fué lo que dijo.

Otra cosa que me dió asco, francamente, era el frasco con pelos perdidos, eso pensé que estaba de más, porque ni un peluquín se podía hacer ya que eran pelos variados y estaban como entretejidos entre ellos, que despues de estar tanto tiempo juntos ya se habian acostumbrados y los rubios se mezclaban en franca armonía con los morochos y los colorados.
Así de la nada la veo a la Fortuna, que me estudia a ver cuál es mi reacción y como yo a esa altura, ya ni reacción tenía, seguí.
Había una Chaveta y unos Estribos juntos y me miraron como diciendo vos acá tenés algo que te pertenece, pero les dije que yo buscaba una mirada en realidad y seguí de largo.
Al lado y todas muy prolijitas habia una Dignidad al lado de otra y con mucho orgullo estaban de pié, sin querer volver con sus dueños, parecían ser las unicas felices de estar sin ellos, si las habían perdido no merecían volver con ellos, rezaba un cartel que sostenían bien alto.

Lo que si me partió el alma, fue ver a una Libertad, estaba acongojada, arrepentida y triste entre las sombras, yo le di la mano y ella me miró desde un fondo tan amargo que aun no se me borra la pena.
Una Voz perdida me llamó la atención con una tocecita tímida y me preguntó si acaso yo la podía llevar, porque tenia que decirle algo a alguien y se estaba por vencer el tiempo de espera, le expliqué cómo era el procedimiento del lugar y ella apenada entendió, pero me contó un secreto y me puso en el compromiso de buscar a esa persona y decirle lo que me dijo, que era muy bonito por sierto y con razón tenía premura.

Había varios Partidos perdidos, de diferentes campeonatos y clubes, amontonados con pelotas de fútbol en un rincón asi en gran desorden, preferí seguir de largo porque alguno de esos Partidos me iba a hacer salir un lagrimón.
Pasé por un lugar donde estaba el Gusto y le sonreí, él tambien me sonrió así de onda, se ve que nos caímos simpáticos y despues segui derechito hasta el final.

A todo esto el recorrido había llegado a su fin y yo sin encontrar mi mirada. Ya con una amargura de las mías, escuché como un murmullo de maripositas en el aire viciado del salón y vi en un extremo apartado un montón de miradas, todas reconociéndose y saludándose entre si, estaba la mirada de May toda contenta porque se habia encontrado con ella misma y venía con un par de botellitas de vino en la mano, estaba la mirada de Toro que era intensa, como uno de sus poemas y lo rodeaba una nube de miraditas suspirando y revoloteando a su alrededor y era su club de fans que lo seguía, la mirada de Maura tambien era una mirada profunda y querendona, la de Petra cargada de dramatismo llorando de la emoción, a la de Dalia la vi como florecida y con sus ojos de gata impactaba, la mirada de Meiga se notaba triste por el mal de amores, la mirada de Pez era graciosa como él y atrás estaba la mirada de Kamelas que no paraba de mirar a todas las chicas que pasaban por allí, entre medio volvía a aparecer la de Meiga que al encontrarse con Pez y Kamelas se le quitaba un poco la pena.
Estaba la mirada de Aye que era tan hermosa como ella y la de Jenny repleta de letras sueltas a las que ella les daba sentido y la de Leopoldo que invitaba al diálogo y ahí no paraban de filosofar y Adrianófanes se quedaba asi entre ellos, haciendo grandes comentarios.
Tambien venía en una ola la mirada de Flexo, llena de colores, cantando un tema de Quique y otro de Árbol.
En otra ola aparece Uma toda dulce y dice que Crub está con poco tiempo, pero que seguro llega.
En eso escuchamos música en serio y es la mirada de Karina que está logrando que funcione el castpost como los dioses y nos hace escuchar una de Lennon, aunque ella dice que le gusta mas Paul.
En eso llega Ybris y nos emociona con uno de sus poemas y tras cartón, Sebote cuenta un chiste que nos arranca carcajadas y Bito que está llegando cuenta uno de sus episodios imperdibles y Zifnab mientras lucha con el perro de Bito, nos invita a conocer el mundo del revés en el que él vive y que es muy bonito.
Tambien veo a Isthar que toda reflexiva nos acaricia el alma con uno de sus pensamientos.
En eso aparece corriendo Cieloazul, toda sensual ella, que estaba en el salón de belleza atrapada y no podía llegar!
Y con ojos de que acaba de salir recien del cine llega Edge, que es atocigado por todas las miradas preguntándole qué pelicula les recomienda.
Tambien llega Alcón que viene volando para no perderse el encuentro y Aldanna que tiene unos lentes negros para que no la identifiquen, pero que está.Y José viene en su auto escuchando música, Dammy encarnado en pájaro y Media Verónica con una bolsa de manzanas, tambien aparecen desde la otra punta y son bienvenidos, porque sus miradas son tan bonitas que da gusto verlas, y casi sobre el final llega Sigiloso, que entra asi despacito como lo dice su nombre, pero que se va detrás de May, porque es a la que más conoce y como les gusta la misma música, allí se ponen a conversar de lo lindo.
Y otro montón de miradas que no conozco tanto, pero que pasan por mi mirada sin decirlo, tambien estaban allí.

Y ahí, un poco fuera de escena, como colgada en una puntita de la ventana encuentro mi mirada por fin, que loca de felicidad, estaba apoyada sobre sus brazos deleitándose de ver a todas esas miradas, conociéndose por primera vez.

La empleada vino con su natural mal humor y dijo con voz de pocos amigos -A ver si pueden ir ordenándose un poquito y desalojan esto, que no es un bar-.

Mi mirada, del susto cayó en mis manos toda obediente, yo le mostré el hallazgo a la empleada, para que vea que coincide con el formulario y cuando la mina se dió vuelta, todas las miradas salieron a la calle conmigo y ahí estaba la mirada de Crub con la lengua afuera y nos fuimos asi , como una cofradía de miradas felices, todas abrazadas, de parranda, en amor y companía por las calles del barrio, cantando una de Andrés.


"Brindo por seguir queriéndote toda la vida,
Casi esta lleno el vaso con la sangre de otra herida.
Brindo con emoción pero también brindo con frialdad,
Que la salud no falte a toda la humanidad...
Desde un rincón del mundo... brindo contigo...

Caiga quien caiga brindo sobre la luz de una vela,
Toda la noche brindo y que la mañana venga.
No es un momento triste, ya que brindo con amigos,
Brindo por el futuro con la noche de testigo...
Si alguna vez no brindo siquiera por tonterías,
Brindaré con silencio por la fortuna perdida.
Brindaré muy en serio por una vez en la vida,
Brindo hasta la cirrosis por la vacuna del sida...
Desde un rincón del mundo...brindo contigo...salud!"

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Con la mirada perdida.

"Los espacios donde miras"
-Fito-

Abrí la ventana para mirar la mañana y me quedé colgada en una rama, distraída pensando en vaya a saber qué.
No supe qué pasó en el medio, pero cuando quise acordar ya habían pasado dos canciones del CD que estaba escuchando, algo sucedió en el medio, que no recuerdo y se me fué la mirada.
Así, como de paseo.
Siempre regresa, pero esta vez no lo ha hecho.
Yo tuve que volver a mis actividades mas urgentes y he regresado sin ella, no es que me falten los ojos, los tengo en su lugar, lo que no tengo es mirada.

Si me miran bien a los ojos, verán que han perdido vida, porque cuando me di cuenta de eso corrí al espejo y me miré, conservan su color y todo, pero están como apagados, como lejanos...agonizan.
Así de importante es la mirada.

Es lo que me deja ver mas allá de las cosas y lo que permite que los demás me vean mas allá de mi piel.

Yo no sé qué les pasará a los demás conmigo desde ahora, pero sé qué me pasará a mi, porque mis ojos son ciegos a lo que me interesa, ellos ven personas, colores, brillos, formas, fondos, pero mi mirada iba mas allá, mi mirada hacía verdaderos cuadros con poquitas cosas, veía lugares paradisíacos o notaba el horror, le gustaba quedarse colgada en cualquier momento, mirando para afuera y guardando para adentro.

Llenándome, abarcando todo lo que podía y más, así era mi mirada de insaciable.

Yo no puedo seguir sin ella,

Ella es de esas miradas que se quedan contemplando las tardes de sol, como si yo no tuviera nada que hacer, me deja clavada en la ventana, se queda presa frente al mar cuando está lleno de gaviotas, porque ese verde único, junto al color arena y al blanco la hacen ver sirenas y hace que yo sueñe cuentos.
Cuando llueve y los pájaros se mojan los mira hasta la saciedad y me hace cantar la canción de Quique, esa de pájaros mojados. Cuando el cielo se pone de colores, se deja llevar sentada en las nubes para verlos de más cerca, y por más que yo me enoje ella se va igual, pero siempre había regresado.

No como hoy, que ya es tarde y no regresa.

Otra cosa que le gusta es quedarse mirando en los jardines mientras camino y hace que yo me detenga hasta que ella encuentra la flor que mas le gusta y me la pone en el pelo, así como dándome un gran regalo.
Pero no siempre se detiene en cosas bellas, tambien le da por detenerse frente al dolor y ahí es cuando yo me lamento, porque otra mirada, diría eso no es cosa mía o ignoraría la situación, pues ella no, cuando pasa un viejo que no da más, se queda mirándolo y hace que lo ayude o hace que yo me ponga a conversar de lo que le interesa al viejo, que pobre está tan solo y asi de repente yo me encuentro frente a una historia de vida maravillosa, que después me veo compelida a escribir, porque ella es mi puente, es mi guía, es mi camino. Lo mismo cuando ve a una criatura en problemas, no me deja pasar indiferente, ahí me manda a que le pregunte si necesita algo, si está perdida, si sus papás están cerca o lejos, si hay un accidente o un robo, allí me manda a sabiendas que yo soy un desastre para eso.

Mi mirada tiene vida propia, me domina en ocasiones, porque cuando ve un hombre que le gusta, se queda mirándolo, haciéndose la distraída, pero bien que lo mira, porque está segura de que seduce y eso le gusta o si ve a alguien en una situación ridícula, en vez de cambiar el foco de atención de lugar, se queda esperando a ver cuándo sucede lo peor, es malvada a veces, cuando vé que alguien está por caerse o a punto de hacer un papelón, se queda ahí fija, hasta que nota mi bochorno y se desvía, pero me hace pasar cada nervios!

El otro día en una fiesta hizo que me tentara de risa, porque de repente se dió cuenta que la pareja que estaba hablando conmigo hablaban en escalera, es decir la mujer decía una oración determinada y su pareja la reafirmaba con énfasis, por ejemplo: Era una casa preciosa decía ella y él acotaba ¡preciosa!.
Luego de una hora de conversación donde era una acotación tras otra, yo ya no pude resistir y largué la risa sin saber qué decir y quedé como una maleducada, pero es que yo sola lo había notado!

Mas o menos asi es mi mirada.

Ah, otra cosa le gustan los trenes, ahí se pierde, ya de chiquita me llevaba a ver cómo pasaban los trenes, porque como yo vivía en un pueblo de campo soñaba con viajar a la ciudad y siempre me hacía fantasear con algun escape en tren.
Y cuando se queda como boba mirando los campos de girasoles... porque son como flores gigantes y le gusta perderse entre esos pétalos enormes que parecen un mar amarillo.
Tambien las calles en otoño, porque le gusta ir de hojita en hojita buscando la que está mas seca para que yo las pise y me deleite con esa música, los bancos de plazas solitarias, porque es tan romántica que sueña con encuentros inesperados en ese sitio y mira cómo sería el horizonte en ese caso y qué árboles brindarían el perfume para los enamorados en esa ocasión.
Le fascinan los edificios antiguos, ese es otro lugar donde se queda perdida, porque le da por mirar esa arquitectura de otra época donde según ella, yo hubiera sido tan feliz, las ventanas abiertas cuando dejan escapar alguna cortina hacen que se quede ahi esperando a ver quién se asoma, porque según la persona que sale, ella entra a hacerme pensar cómo será su vida, cuál será su nombre, qué estará haciendo ahí, a quién estará esperando y con ese asunto me deja parada mirando para arriba, hasta que hace que yo me invente una historia y despues venga y la escriba y hasta por ahí se las cuente.
Le encanta pasear por la ciudad, por los barrios, se engacha en cada cosas!...por ejemplo en las puertas viejas, ya les conté un cuento que empezó asi, de tanto que ella miraba una puerta. Le gustan esas puertas antiguas, enormes, con picaporte de bronce, que estan todas trabajadas, y si las paredes que las rodean son descascaradas y se ven los ladrillos crudos, ahí tambien se queda sacando fotos imaginarias.
Las veredas donde hay jacarandás son sus favoritas, en primavera jamás deja de pasar por las veredas azules, se imagina que está en el cielo y se inventa nubes para volar un rato.
Los arcoiris ya son lo máximo, imposible que no se vaya de viaje en alguno, imposible que no quiera jugar como si fuera un tobogán de colores gigante y desde alli toda ojos se larga esperando el temblor.
Ya les conté que me gustan los cementerios y es por ella, que se quedaría alli por horas mirando ángeles de cemento, tumbas centenarias, cruces torcidas, ramitos de flores secas y olvidadas, las fotos de los muertos que dicen que en esa tumba es que están, eso le provoca una sed infernal y entra a sacudirme con impresiones para que yo le termine diciendo qué fue de sus vidas o de sus muertes.
Y en los cafés, ahí se nos pasa el tiempo volando, porque le encanta buscar hombres tristes o mujeres desoladas y me pide que les cambie el destino, cuando estoy sola no hay problemas , pero casi siempre estoy con alguien y me pone en una situación desfavorable, porque quien está conmigo piensa que no me interesa su conversación o que estoy aburrida, en verdad es que ella me lleva por lugares imposibles de perder.

Y la luna nueva, esa que solemos ver en verano frente al mar, que es como una gran naranja, ese momento pasarlo con ella es poesía para mi alma, porque ella me manda imágenes y a mi me brotan palabras.

Por eso no tengo consuelo, porque sin ella no valgo nada, sin ella no esperen nada de mi, soy un desastre.
Una ciega que apenas respira, porque creo que ni sensaciones tengo si ella no está.

Si la ven por algun lado, díganlé que regrese a mi, que aquí la espero en mi ventana.
Estoy como alguna vez estuvo el Silvio, buscando su unicornio azul.

"Mi unicornio azul ayer se me perdió
no sé si se me fué, no sé si se extravió
y yo no tengo más que un unicornio azul
si alguien sabe de él, le ruego información
cien mil o un millón yo pagaré
mi unicornio azul se me ha perdido ayer
se fué."

-Mi unicornio azul- (Silvio Rodríguez)

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De a dos.

A medida que caminaba, ella se apuraba por seguirlo, tantos pasos daba Carlos, tantos pasos daba ella, Carlos se detenía y ella se lo llevaba puesto, toda pegoteada en su espalda se quedaba, Carlos corría un taxi y ella salía desenfrenada detrás y se metía con él, Carlos cruzaba un semáforo en rojo y ella mas roja de la rabia todavía, cruzaba igual, a sabiendas del peligro que corría, asi siempre, Carlos delante, ella dos pasos detrás. Llevaba una vida siguiéndolo. Lo terrible fue darse cuenta esa mañana, justo a mitad de mañana, que detrás de ella tambien venía alguien más haciendo el mismo jueguito.
Tantos pasos daba él, tantos pasos daba ella y quién detrás la seguía, tambien daba tantos pasos.

Inquieta por semejante revelación, entró a ponerse nerviosa, estaba volviéndose loca o estaba perdiendo su condición de sola.

Así que por primera vez en su vida abandonó la obsecuencia y sin dejar de seguirlo - siempre tan fiel a ella- iba levantando los brazos para ver qué hacía quien la perseguía desde temprano y casi muere de un infarto al darse cuenta que quien estaba detrás de ella, no repetía sus movimientos, era igual a ella, pero seguía caminando como una persona normal, sin prestar atención a todos los movimientos que como una loca iba haciendo, mientras no dejaba de perseguir a Carlos.

Asi llegaron hasta la oficina de correos, donde por suerte entró él y ella se quedó esperándolo afuera, tan cansada estaba que no se dió cuenta que la otra, ni loca lo dejaba solo, ni a sol ni a sombra y había entrado con él. Allá fue ella desesperada, para no perder su lugar de primera y a los codazos la sacó del medio, le pegó un puntapié y se quedó, por fin, ella detrás de Carlos y la otra detrás suyo, qué se creía esa!

Y asi en fila india volvieron a salir, los tres, iban como en un trencito, otra vez el mismo recorrido, por las mismas calles soleadas, cruzándose con otras sombras que tenían mejor suerte que ella, porque iban solas.

Desde ese día ella fué de todas la más rara, era una sombra con sombra.

Las demas sombras en la calle entraron a mirarla mal, fué el hazmerreir de las sombras del barrio, un amor que tenía estaba desencantado y no sabía si la iba a seguir queriendo, sus amigas le habían perdido la confianza, las paredes se burlaban de ella, bajo los paraguas no entraban los tres, al pasar por la plaza los chicos le gritaban cosas y ella toda ruborizada dejaba de ser negra.

Cuestión que mas ensombrecida que nunca, se sentó a llorar sin lágrimas, claro.
Y estuvo así sentada sobre el cordón de una esquina por horas, casi cuando se iba el sol se dió cuenta que por sobre su cabeza se veía otra cabeza, que no estaba sola.
Fiel a ella se había quedado paradita detrás, esperando y estiradándose sobre el asfalto hasta más no poder, toda sombría, su sombra.

Ya entrada la noche y viendo que las cosas se mezclaban en la negrura y que la luna parecía querer vestirlas de blanco, las dos se levantaron del piso, se treparon a las paredes y como si fueran las mejores amigas, se fueron de la mano.

Sombra ella y sombra él.


"Caminito que el tiempo ha borrado
que juntos un día nos viste pasar
he venido por ultima vez
he venido a contarte mi mal.
Caminito que entonces estabas
bordado de trébol y juncos en flor
una sombra ya pronto serás
una sombra lo mismo que yo."

-Caminito- (Tango de Coria Peñaloza y Filiberto)

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