Sofalita.


"Muchos de nosotros nos vemos atrapados por el miedo a ser criticados. Juzgados. Ridiculizados. Francamente, me da mucho más miedo ser atrapado por una vida que de alguna manera simplemente me ocurrió, porque tenía demasiado miedo de ser golpeado por mis creencias, mis búsquedas y mis acciones. Seguro, la crítica lastima. Pero una vida no vivida lastima más." 
-Jonathan Fields-

Hace un tiempo atrás aterricé en un pantano.

Estuve sentada en ese sillón de lodo, un tiempo indeterminado, para el caso da lo mismo dos días que dos años. En ese lapso me hundí, me convertí en el monstruo del Lago del Sofá: Sofalita, una servidora.
De a ratos emergía asomando mi trucha asustada y me volvía a esconder, tan feo era eso que había allá afuera. Tanto daño me hacía salir del lodazal que construí con la mejor basura que encontré.
Un refugio para lo peor de mí.
Para mi mayor susto pensaban que era feliz. Es cierto eso que dicen que la felicidad no dura mucho. Un día felicidad extrema me envalentoné, dejé de contemplarme en ese espejo oscuro del pantano donde Sofalita era la reina, me escapé de la prisión de Verloque Nohabía y nadé hasta la orilla de lo que Siempre Creí.
Un horror. No había arenas blancas, ni aguas tibias, ni palmeras dobladas de cocos para apagar mi sed, ni plátanos maduros.
Estaba yo, Sofalita, sin toda la basura que me protegía.
¡Qué terror!
Yo, Sofalita el monstruo del lago, sin lago. Caminando con la ingenuidad del que recién empieza, lista para que me den un palo en la cabeza por testaruda, por buscar, por soñar, por pretender, por creer. Si, por creer ciegamente en ese retazo de mí donde habita el deseo, donde el miedo se arrodilla y esconde sus ojos. Donde el ridículo es un chiste del que nos reímos todos.
Un fragmento de mi que amo, capaz de cambiarle la mirada a Sofalita, la peor de todas las que fui.

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Espera

Si miro el cielo pienso que no, porque de repente se volvió como de plomo y cae un chubasco de agujas heladas. Me parece que los días así preferís quedarte en tu casa, calentando tus manos frente al hogar y mirando revistas viejas, pero bajo la mirada y el empedrado está húmedo y conociéndote como te conozco, las calles empapadas te atrapan los ojos y con tal de no perderlos vos sos capaz de ir tras ellos hasta donde sea, entonces tal vez aparezcas por la esquina empujando la pereza con tus pasos. Eso hace que te espere un rato mas y otro rato y otro. De paso veo cómo las hojas que no se fueron, se agitan en las ramas en un vaivén que me entretiene.
Yo estoy acá, donde siempre, traje mi valija, esa que vos me regalaste, la de color rubí que tanta risa te dio verla entre mis manos en esa casa de viejo, mientras vos relojeabas unos armarios apolillados. Tal vez sigas pensando que está llena de polillas, como los armarios, pero no. El otro día la puse al sol y al abrirla estaba desierta como ahora está el andén sin un alma, mientras yo te espero del otro lado del mundo, aunque nunca llegues.

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Los zapatos de Eleonora R

"Antes era inmensamente desdichado, porque no había compuesto una gran canción como “Eleanor Rigby”, de Los Beatles. Después me di cuenta de que yo estoy acá para dejar una experiencia: una vida desastrosa que se pudo recuperar hacia la felicidad. Yo he cambiado porque me he dejado invadir por cosas que antes sólo respetaba en los libros y no creía posibles en la vida cotidiana" -Facundo Cabral-




Caminar con zapatos mucho mas grandes que nuestros pies, provoca un andar incómodo. Intentar desesperadamente que el zapatito de cristal de la cenicienta, que calzaba 34 y medio entre en nuestro pie, es una causa perdida, terminamos con ampollas o lo que es peor, a las dos cuadras caminamos descalzas. Lo mejor es buscar el calzado apropiado y si no hay en el mercado, a no desmoralizarse, que tenemos algo que se llama ingenio y dos manos que han creado la rueda en algún remoto pasado. Con un poco de esfuerzo y creatividad creo que somos capaces de confeccionar un zapato acorde a nuestro pie. 

Esta ilustración siempre me hizo pensar en una mina que escapó de la milonga, cansada de tropezar en la pista de baile y huyó despavorida por las praderas en busca de un pantano en el cual pudiera ahogar su bochorno. Si alguna vez tropezaron bailando, saben de lo que hablo. Uno quiere en ese momento hacer un pozo y aparecer en China con cara de yo no fui, pero como eso no es posible, uno se levanta con cara de póker, indaga con simulado estupor ¿Qué miran? ¡es mi forma de bailar! Y sigue moviendo el esqueleto convertido en una bola de fuego. 
Esta mina, la dueña de los zapatos gigantes, no resistió las 15 caídas consecutivas y se borró del mapa. Sólo quedó una muestra fiel de un sueño que tuvo: bailar con zapatos de arrabal amargo, comprobó que siendo una querubina dueña de unos míseros piecitos  esos zapatos no eran los adecuados y dejó la prueba del delito al perderlos en plena huída. 
De vez en cuando miro este dibujo y la pienso. 
¿Dónde estará la mujercita de pies pequeños que perdió los tacones de gamuza roja?
¿Dónde habrá roto en pedazos ese sueño de bailarina de tango? ¿Estará escondida tras la ventana guardando su expresión dentro del jarrón que está junto a la puerta?
¿En qué lago profundo de su enorme miedo hundió su sueño? 
O lo mira cuando nadie la ve, y le pasa un trapito y cuenta los granitos de arroz...

Por eso la frase de Facundo Cabral abriendo el post, por la maravilla que encierra esa idea de dejarse invadir por cosas que uno creía posibles sólo en la fantasía, o en la mente afiebrada de un loco, cuando en verdad abrir la mente no es locura, sino es enfocar mas amplio, abrir el alma es dejar de mirar un punto para descubrir que el horizonte es abundante, dejarse invadir por lo que uno realmente anhela es posible. 
Es cierto "Eleanor Rigby" ya tiene autor, y está bueno dejar la desdicha de saber que no vamos a componerla de nuevo, se nos adelantaron Los Beatles, nada mas y nada menos y está casi todo dicho, pero tu canción, la que vibra en tu interior, sólo la podés componer vos.



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Cuervo que plagia al cuervo de Poe


El cuervo que plagia al cuervo de Poe me dijo
“nunca mas”
Me lo dijo en inglés, entendí perfecto y bueno,
fui una niña obediente.

Pero algunas partes del cuerpo infringen la ley y un día que perdí el control remoto, un pie mío subió un escalón y mis ojos se volvieron orientales y descubrí el horizonte. 
¡Oh! 
Estuve fascinada con esa línea imperfecta.
A toda costa quise escribirla como un pizarrón.
Allí puse árboles, tormentas, tejados, bicicletas, dejé caer la luna por el tragamonedas, vi pasar el cometa halley y un paraguas también...
Y el cuervo que plagia al cuervo de Poe encrespado chillaba “nunca mas” 
  nunca mas 
          nunca mas 
                    nunca mas 
                                nunca mas 
                                            nunca mas
                                                        nunca mas

El quebranto ya conocía el camino 
y mi pie subió otro escalón
              cerca del cielo
               rasgué mi piel
me quemé por desobedecer el mandato.
Mi cicatriz océano me tuvo naufragando en un caldo de cultivo y cuando me supe en alguna orilla
subí otro escalón, 
escuchando siempre al cuervo que plagia al cuervo de Poe que decía “nunca mas” 
nunca mas 
          nunca mas 
                    nunca mas  
                              nunca mas 
                                       nunca mas
                                                 nunca mas era en su idioma carcelario basta de jugar se terminó el tiempo se agrió la leche se volvió rancio el perfume de los sueños nunca mas era hablar todo en serio leer mucho el diario ser cauto desconfiado políticamente correcto nunca mas la risa desde el centro nunca mas bailar sin sentirte observado nunca mas hacer esto o aquello sin pensar en el ridículo asistir a reuniones sociales soporíferas con cara de que lo estás pasando bárbaro aparentar lo que no sos ser parte del rebaño no pensar total para qué si otros lo hacen por vos no sentir si todo es una mentira no moverte del lugar indicado que ese es tu lugar desde antes de nacer te estaba esperando ese metro cuadrado que es el mismo que te espera en el camposanto nunca mas era ser mi propia asesina.
Y me corté la mano.
De obediente nomas casi me mato, pero sabés qué cuervo plagiador
por mi te podés ir al resantísimocarajo.

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El fruto de Nenumbo

(relato lo mas breve que pude perteneciente a la serie de cuentos de Don Florindo y mis huesitos descarnados)


Cuentan en el pueblo de Don Florentínez que un día entre gallos y medianoche se la vio brillar en el estanque que está encuadrado en el pulmón de manzana. Dicen que una luz incandescente surgió de las aguas estancadas y los sapos y los mosquitos y las luciérnagas y los cuervos huyeron atemorizados ante tanto resplandor nocturno.
Cuentan que así cómo emergió de las aguas pútridas, se hundió y los ojos cobardes quedaron atónitos desde las sombras esperando la mañana para acercarse a la fuente y comprobar que se había tratado de una aparición.

Arriba, en la superficie no había nada.
Lisita y mansa el agua contenía la furia postrada de Flor de Loto, heredera al trono de la familia De Las Numphaceas. La futura reina se revolcaba en franca rebelión en el fondo barroso del estanque sin que nadie lo supiera. La eterna lucha que le consumía la vida intentando defender su destino, era centenaria. Sus fuerzas se apocaban ante la dura mirada de su abuela Ching Chung Phie, de la famosísima dinastía Sung, y los tristes ojos nacarados de su madre. Ambas conocidas en el pueblo por su gran belleza y arrogancia al caminar, balanceándose como flores en el aire gracias a sus pies pequeños. Los muchachos de todos los alrededores soñaban con adueñarse de las caricias de “pies de loto dorado I”. Así la llamaban a Ching Chung Phie en sus épocas mozas y todos le arrastraban el ala, pero su corazón fue para un mozo altanero y patudo que supo llegar del sur en pleno verano y la cautivó de tal manera que ella olvidó su recato y con sus pies pequeñitos lo recorrieron entero durante largas noches de estío, hasta que llegó la niña que sería la luz de sus ojos. Todo fue como un cuento de hadas hasta que le vieron los pies. Tremendas patas tenía Nelumbo. No había manera de detener el horrendo crecimiento de sus pies. Ching Chung Phie se pasaba el día vendando las patas de su hija y el mozo altanero se fue encorvando agarrado a su copita de ginebra, suportando con humillación cómo su china escondía y rechazaba de manera tan cruel su herencia. Su orgullo, lo mejor de sí, estaba en los pies de Nelumbo –pensaba el sureño- y la madre ignorando su fuerte pasado, los vendaba reventándole cada vez con mas fuerza aquél origen patagónico. Con los años lo consiguió, Nelumbo se convirtió en la joven "pies de loto dorado II" y resplandecía de la mañana a la noche, su andar soberbio la hacía aún más altiva y deseada. Un día en que nadie la vio y nadie la oyó, se arrancó las vendas y se subió a una voiture amarilla que se perdió entre el polvo de las calles en medio de la siesta. Las malas lenguas comentaron que se fue con un francés un domingo desierto de febrero.

Ching Chung Phie y su marido patudo consumían su deshonra en soledad cuando Nelumbo “volvió una noche -no la esperaban- había en sus ojos tanto dolor”, cantando un tango. La voluminosa panza no soportó los abrazos apretados, y esa noche tuvieron a Nelumbo en trabajo de parto hasta el amanecer. Así llegó al mundo Flor de Loto, hermosa como pocas y patuda como su madre y su abuelo. No nació de cabeza, primero salieron los pies, semejantes a dos patas de rana gigantes, se abrieron paso lentamente, ondulantes, simiescos y brillaron genuinos con la primera luz del sol.
El abuelo con una risa socarrona se fumaba un puro, mientras la abuela y la madre cortaban tiras y tiras de tela para ocultar los espantosos pies.

Presas del capricho, durante 340 años tuvieron a Flor de Loto escondida en el fondo del estanque, tratando de que la vergüenza se convirtiera en pétalos sumisos y pequeños.
Pero ayer, cuando todos dormían sacó sus enormes pies puros como el alba, se abrió entera ante el cielo y en el estanque del pulmón de manzana resplandeció la belleza, con su enormidad nívea espantó las algas, atemorizó a los cuervos, enamoró al sol de la mañana, que le ha prometido entre bambalinas, llevársela con él cuando se vaya.

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Volvé, te digo-.


Ahora miro desesperada, repaso en derredor cada recoveco buscándote. Los pliegues de la cortina del ventanal me engañan y te imagino escondida, pero no estás, te llamo y ya no estás.
Anoche te vi sentada al piano y estiré la mano para tocarte y sentir tu materia entre mis manos. Alguien me habló justo cuando mi dedo índice rozaba la madera repujada en forma de flor, justo antes de pasar a vos y ver de qué eras, pero me di vuelta sin pensarlo y al volverme ya no estabas.
Sos tan sensible que maldije mi distracción.
Hace días que me estás rondando y te evito por hache o por be.
Estoy segura que sabés que voy con mi cuaderno en el morral de corderoy, pero cuando te siento cerca me entretengo con una pavadita y después ya no se si estás por ahí o era cosa mía, porque todo se mantiene igual, como si esa pátina visible que bailaba ante mi dos o tres minutos antes, se hubiera evaporado y yo nada mas estoy un poco loca. Pero ayer estabas, no me digas que no. Después de lo del piano y sospechando tu molestia por mi indiferencia, miré por la ventana hacia afuera y estabas un poco mas lejos, un poco mas oscura, mas difícil. Renegada conmigo, pero podía verte igual colgada de una rama que se entrecruzaba con el cielo gris de Buenos Aires. En ese vaivén solitario enmudecías mi voz, pero mis ojos te devoraban y  me llenabas de esto que no sé cómo se llama y que me arde como un brasero por dentro.

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Modo invierno


"En la profundidad del invierno 
finalmente aprendí que había dentro de mí un verano invencible." 
- Albert Camus-

Es un milagro que en el invierno mas frío, el mas laberíntico, intrincado y extraño de mi vida, yo me sienta tan fuerte. Es casi una metáfora. Yo que adoro las imágenes, las alegorías, las ficciones, siento que estoy metida dentro de una de ellas. Y como soy pudorosa, me guardo, me encierro tanto cuando estoy contenta, como cuando me encuentro muy triste. Pero todo en las letras fluye, todo cuanto escribo termina reflejando mi interior.
Y termino convertida en el poeta del Gran Pez (quien no vio esta peli, no debe dejar pasar mas el tiempo y verla)
De algún modo este es mi refugio, mi cuaderno de apuntes, mi ventana a un mundo agradable, y estaré en este modo invierno según vaya transcurriendo, pero deseo que mi pasaje sea como el camino de un pueblito perdido. Un atajo secundario en este inmenso mapa de autopistas cargadas de datos.

Quedará por el momento así, color tierra, nido de hornero, casa de adobe, pequeño rincón de barro amasado con las manos. Tengo ganas de que en él brille mi alma como un fueguito calentando los ojos que aquí se detengan, quiero compartir esta maravilla que me invade como nunca antes la había sentido y poder ir pintando el día, sin ir mas lejos que este momento en el que estamos compartiéndonos. Quiero que el tiempo deje de caer en los relojes y cuelgue paciente en el andamio de la palabra, cada vez que nos vemos.

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Dulce Donia Begonia, hija de Pedro Cactus.


El día que nació la niña de Pedro Cactus, al verla toda capullito rosa rococó, miró por la ventana que daba al jardín de los Robles y llamó a la niña Dulce Donia Begonia. Pedro siempre soñó con una pequeña cariñosa de lazos dorados para envidia de los vecinos que tenían hijas con hojas rugosas.
Cuando la mujer de Pedro puso en brazos de su papá a Dulce Donia Begonia, dos lágrimas gordas como granos de sal le surcaron el rostro y al caer sobre la niña una maldición le sobrevino. Y acá no puedo contar lo que sucedió, porque Pedro y su mujer hicieron el juramento de mantener el secreto de por vida esperando un milagro y me miraron a mí con cara de que ni se me ocurra y les prometí que no contaría nada, pero lo que sucedió fue abominable y si lo cuento temo por mi vida.
Lo que si puedo contar, porque eso lo vimos todos los vecinos, es que la niña creció atrapada en una maceta y sólo se veía de ella su hermosa cabellera y dulce donio rostro begonio, tan dulce era que las abejas hacían rondas sobre su cabeza. Nadie comprendía porqué siendo tan bella la tenían oculta dentro de un viejo tonel de vino. Y yo no lo podía contar y me comía las uñas calladita la boca, pero los ojos de Dulce Donia  Begoña eran oscuros, húmedos y un vago desconsuelo brillaba en ellos cuando miraban a las Alegrías Del Hogar reír en los balcones de la casa de altos, cuando veía a Azarina De Las Calas Vaiolets enredarse entre los barrotes de la ventana de Narciso. Ella sabía que no le estaba permitido moverse de allí, tan enterrada estaba Dulce Donia Begonia que sus raíces crecían a pasos agigantados, tanto como su desconsuelo y las espinas duras de su cuerpo sangraban bajo tierra una ilusión oscura.
Ah, pero un día llegó el milagro al pueblo. En un salón de belleza anunciaron con bombos y platillos la depilación definitiva, desde entonces no dejan de murmurar que Dulce Donia Begonia está “mas lemda que nunca”.

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Club Atlético de Poetas


En Julio todos nos volvemos Peatones a la par de Jaime Sabines
porque no hay rayo que nos salga por las orejas
llamándonos poetas...




Club Atlético de Poetas      



Domingo  3 de julio (nos corrimos al comienzo del calendario)                      19.30 hs



                                      Rie Bar Cultural . 9 de julio 175, Bernal

Leandro Andrini: Foro participativo "Imágenes y palabras. Teatro y poesía"

+ Pintura en vivo
a cargo de Arielo Hernández y Leo Cepeda

+ Zapada musical con Matías Namad 

+ el clásico: Micrófono abierto - con acompañamiento musical!-
(si escribís o cantás o recitas o improvisas o actuás o pintas o lo que sea, el micrófono está para vos!)

+ transmisión en vivo por Radio Hartares! 
Si no podes venir, escuchalo por www.hartares.com/escuchar 



Este invierno el CAP se hace peatón y en vez de correr atléticas carreras
nos reunimos en esta caminata sin nombres ni etiquetas,
¡a compartir el hacer!


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Leé más sobre los jugadores de este Club en: www.clubatleticodepoetas.blogspot.com

Asistí al evento!: 
-Entrada libre y gratuita-
  



Escribínos por cualquier duda: clubatleticodepoetas@gmail.com
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CLUATLÉTICO DE POETAS
La poesía en el hacer


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Se agradece difusión en agendas, publicaciones, colectivos, paredes y todo otro elemento de comunicación humana. Jaime Sabines

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