Fragilidad


"Escribir dinamitando los consejos
de los escritores sabios"
-Torosalvaje-


I
Sale sabiendo que los zapatos se le van a hundir en la vereda de tierra pútrida
conoce el apetito del pantano de punta a punta
mientras el sol devora la mañana en su cabeza

igual baja los escalones de dos en dos
baja de una pieza sin revoque inestablemente ubicada arriba de otra pieza,
que está arriba de otra pieza inestable
todas de ladrillo hueco
crudo
injertadas como a un tallo
en una de esas barriadas populosas
que hacen inconmensurable
el conurbano bonaerense

la calle no conoce el desierto ni el sueño,
la cumbia y los entreveros ocupan todos los espacios
los pibes caminan descalzos entre los charcos desde temprano
y las mujeres apaleadas miran con resignación el paisaje que les ha tocado
y los carros

II
Sale plastificado por fuera con un delantal de diario y por dentro anda envenenado
lleva los ojos del lunes algo nublados
tiene las preguntas del martes a las tres de la tarde
los puntos en suspenso del miércoles
el vacío del jueves por la noche
los días siguientes están colgados de los signos de interrogación
de una heladera de carnicería
en la feria del barrio

afila el cuchillo hasta dejarlo plateado
comienza a cortar en trozos uno de esos días congelados,
vuelan por el aire los pedazos
luego corta otro
y así hasta llenar el exhibidor de la heladera
una vez que ha ordenado con maestría ese amasijo
cuelga un cartel
“la poesía no se vende”

se sienta a esperar atrás del mostrador
a degustar su obra de arte
que es ver la fragilidad del otro
mira las caras que se detienen a observar el exhibidor
disfruta secretamente,
casi con malicia
-al fin y al cabo esa es su pequeña venganza-
cómo cuentan las monedas de nada
cómo revuelven sus bolsillos descosidos,
y pegan su nariz sobre el cartel sin entender
lo miran con mas ganchos de preguntas
elucubran las sumas de las partes,
picotean el vidrio
después se termina el teatro y desilusionados siguen de largo
sin poder comprarle esos días congelados.

III
Algunas veces con ellos hace algo
arma pequeños monstruos de días pegados unos a otros
y los regala en las esquinas mientras los autos se detienen en los semáforos.
Alguna vez alguien le da una moneda con forma de sonrisa
y lo agradece, claro.
Otras veces los lleva a un solar baldío
entre las flores de cardos tira los pedazos en mal estado
para que enjuguen su sangre y se lo coman los gusanos,
pero tiene bien presente
que no ha de vender sus días en una góndola de supermercado.

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Engrudo




No es necesario hundir el puñal en la carne, para qué si un puñado de palabras toman forma y filo.
El papel se rasga y sangra igual
Se pega con cola vinílica-con cinta adhesiva-con engrudo
(Recuerdo ahora un aroma de mi infancia, una textura, la mezcla de harina y agua que hacíamos en casa y que olía a vinagre y que yo comía con el dedo a escondidas de mi madre)
Mientras los papeles cicatrizan y las letras de rearman en pequeños crucigramas, yo escarbo mi memoria como si en la punta de los dedos tuviera un estilete y arranco esta cabeza de tubérculo que me ha crecido, para darle su destino de tierra y flor blanca.

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Voz viva

-Andrea Badano-



“Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando”
-Rabindranath Tagore-

La posibilidad, deseo o elección de dejar nuestra voz viva de alguna manera, es una facultad que tenemos las personas. Cuando hablo de voz viva me refiero a los diferentes modos que tenemos de quedar en el recuerdo del otro, ya sea en actos cotidianos o a través del arte. Poder dejar tras nuestro paso por la vida algo que nos permita perdurar mas allá de la muerte. Creo que todos, desde nuestra obra mas pequeña, hasta lo mas grande que intentamos, lleva encerrado ese afán de seguir estando con alguna de esas formas que toma nuestra voz.

Aunque todo lo demas se corrompa, que nuestra voz no muera. Aunque sea, que una sola persona se convierta alguna vez en el cuerpo de nuestra voz, en el puente necesario para seguir latiendo de algún modo, nos basta.
Así los artistas no mueren del todo cuando se van, así los escritores siguen vivos en sus libros, así los músicos en sus canciones, del mismo modo que nuestros seres queridos dejan una huella en nuestra memoria para vivir en esa especie de voz que son los recuerdos, los gestos, la forma de mirar, el mismo humor o esa famosa y letal frase que a alguna vez nos han dicho “cada vez estás mas parecida a tu madre”. Esa frase que alguna vez nos incomodó hasta los huesos y nos horrorizó, un día te llena de orgullo y sentís por dentro la voz de tu madre. Que te sigue hablando, que te habla desde tus ojos cuando te mirás al espejo, con tus palabras en los momentos fuertes, desde tus manos haciendo una torta o en el modo de tender la ropa.

Hablo de esa especie de voz que aparece en todo lo que no queremos dejar morir.

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Todavía no



Todavía
las palabras no se terminaron
apenas desaparecieron en la boca de tormenta
o tal vez en mi plato de sopa
dándose un chapuzón de aguas servidas
y arroz flotando.

Han de volver sucias averiadas sin las tripas.
Con los ojos chuecos,
los bolsillos dados vuelta
la lengua retorcida
Han de volver ultrajadas
con la frente marchita como alguna vez dijo Gardel,
cuando habló de volver
cuando cantó que volvía
Apenas dieron un vuelco en mi plato,
desparramando una sopa borrascosa
que amenaza hundir mi barco, pero
las palabras no se terminaron,
todavía.

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Pátina



La tarde chorrea la pátina de mi sombra.
Es tan brutal
esa vertiente
que en ella me derramo toda.

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Mácula en ciernes


Escribir lo que te escuece
-Torosalvaje-


Puedo seguir
el crecimiento de la humedad
con estos,
mis ojos lentos

Florezco como un territorio de cavernas ganándole espacio al mar del tiempo, al caudal agitado de los días que se escapan como después de un robo



-aún así ser el camino incierto-



¿Qué hacer?
anclar entre las cáscaras o morir en el despeñadero

A menudo sigo.
Manchando con mi humedad de crustáceo.
Marioneta irreverente, sin descanso,
rompiendo la paciencia de estas costas absurdas.
No dejo de tocar los siniestros bordes
aunque bien sé que cortan.
Mácula en ciernes
creciendo de espaldas
en el rincón ahogado del pensamiento,
soy

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Carrito vacío



Anoche estaba de buen humor y escribí sin parar. Fui y vine hasta la costa cargada de versos circulares. Encontré mundos de un color mío, con habitantes de extramuros. Digo, durante la noche, en mis sueños amodorrados escribí varias cosas. Dejé todo lo escrito en esta parte de mi cabeza (costado izquierdo) porque al escribir acostada todo se me iba para ese lado y quedaba perfectamente acomodado en una pila de historias. Traje un carrito repleto de esferas para darle de comer a la bestia que me alquila el cuerpo.
Como en espiral, caracoleaban mis oraciones. Las entendí, las leí varias veces, incluso me reí mucho. En un momento me desperté de la risa y me seguí riendo, pensé en buscar la birome y pasarlo en limpio porque era muy gracioso. No lo hice por no salir de mi cama calentita. Ni despertar del todo a mi inquilina.
Vaga, me reprocho ahora que no río.
Ahora que desperté y no se qué sucedió.
Se esfumó el humor, las historias divertidas, los senderos mágicos que caminé durante mi sueño. La almohada está vacía. No hay carretilla con esferas. Mi lado izquierdo es blanco, igual que esta mañana fría.

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Doble acción




No habrá poema de amor sólo luces de neón aullando en esta noche errada.

Elevando su grito al cielorraso/ reclamando la luna que no está/ poemas ciegos circulares blancos/ estoy segura que no habrá.

Serán retazos,
desabridos bocados en hilachas,
porciones de la pizza de ayer.

Cae una luna efervescente y se disuelve burbujeante en el vaso asesino que la traga.
Leo en un costado del prospecto que las flores se han vuelto manos y allí comienza mi delirio del suelo lunar. Un mantel dorado de caléndulas, sostiene mi mentón y en el papel escribo que me encuentro perdida en el sembradío de burbujas rotas.
Por las dudas, escribo que es domingo.
Me hundo con la luna nueva
Me disuelvo redoxón
Escribo/soy hija del vendaval,
Tengo doble acción/risa triste doble
tengo y escribo
son tuyas las flores y las manos
como es tuyo el lado oscuro de la luna
y es de la noche este rugido
sin mí.

En el fondo del vaso alguien se lleva la mano al centro de su vida
y la deja tibia sintiendo el galope de un jinete solitario.

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Donde anido yo



Torcida de abandono
se inclina hacia el costado izquierdo
donde
recibió mas peso.

Sostiene su esqueleto
de madera podrida
donde anido yo
-termita infecta-
con mis inquietas esquinas pisoteadas de sombras
Anido yo
en la caótica nube de mi cuarto
Donde
en el rincón
cruje su llanto de ácaros
y mece esta silente agonía

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Mi ojo diestro



-foto de Andy-


Escapé con mi ojo diestro.
Espía sabio de mis bordes internos.
Burbuja de piel donde me encuentro sin barreras y reviento para ser.
Me tragaron las tuberías
de una ciudad que no me ve.
Mi corazón sin esquinas,
sin refugios, sin puertas,
pudo abrir esta mirada gris lunar.
Mi corazón sin piso ni techo,
escupió estas ganas de gusano,
esta loca manía de mariposa con ala rota que tengo.
Sobrevolé algunos días el espanto,
fotografiando los misteriosos conductos que nos unen bajo tierra
y dejando al descubierto lo solos que estamos en las veredas del sol,
en los parques multitudinarios,
en las calles afiebradas de esta ciudad que no consigue saciar
la sed de mi ojo diestro.

Disco imperfecto que
me
nos
te
busca en todas partes
rodando por las vías

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Mi primera novela



He caminado la ciudad y el teclado
todo me ha dado la espalda.
Hay escondido algo en sus esquinas y en sus descansos
escurriendo la visión de mi tercer ojo.

Lo siento aquí en el reverso de mis manos.
Es agosto.



"P A se fue de la mesa que estaba pegada junto al paredón donde terminó de escribir apurada unos versos en un cuaderno ajado. Bebió el fuego débil del último trago, pagó y arrastró un postrero sentir galopando en sus costillas.
Otra vez los caballos embarrando sus arterias.
Otra vez los ojos viendo imágenes en cinemascope: allí estaban todos los barcos que solían navegarla, encallados en sus costas interiores.
Apoyada sobre si misma miró el desolador paisaje de ese puerto blanco que eran las calles de su pueblo íntimo.
Y no le quedó otra que amarrar ahí, si quería escribir algo"

Terminé de escribir esta madrugada mi primera novela. Cuando digo escribir, me refiero a la reescritura, corrección, abundar en algunos pasajes, podar otros, pulir las impresiciones, maravillarme frente a otros aciertos y sonreir satisfecha porque ese mundo lo había creado yo. Trabajo cansador y denso. Mil veces estuve a punto de mandarlo a la m...Bajar los brazos. Me aburrí de decirme una y otra vez "no sirvo para esto" "soy mediocre" "puajjj, pura basura"
Quienes me conocen bien lo saben de memoria.
Finalmente siempre se encuentran espaldarazos de personas que creen en uno mas que uno mismo y entonces pude seguir contra viento y marea. Gracias a todos ellos.

Y mas allá de esos malditos pensamientos que me hacen sentir insegura y me amputan las ganas, brotan intuiciones, o vagas sensaciones de que sí, de que yo puedo con esto y bueno ¡¡pude!! Aún tibia mi primera novela espera de mí algo mas que el encajonamiento. Veremos si puedo dar ese otro paso. El de la escritura ya lo di y he quedado conforme, me gusta a mi que es ya mucho decir.

Escribir para compartir tu visión del mundo

aunque no guste a nadie.

Escribir sin pensar en nada más

que en el milagro

de lo que has creado.

-Torosalvaje-

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Barriletes

...O "Escribir para trasmitir tus sentimientos mas íntimos"
-Torosalvaje-



Hubo un tiempo en el que soñaba con esto: un espacio libre donde compartir arte/ un cielo para volar.

Mi timidez era más fuerte y si el espacio existía yo seguía de largo o no lo veía o me censuraba creyendo que no era para mí.
Estupideces, miedos, incertidumbres varias, pero siempre imaginando que un espacio así tenía que ser posible.
Después de la estupenda noche del domingo en el recién nacido Club Atlético de Poetas, estoy convencida que este espacio es necesario y que entre todos podemos crearlo.
Debajo de las baldosas brotaron los artistas, cada uno con su inquietud, con su ser abierto a la experiencia del otro, respetando al otro, compartiendo el mismo sentir, reunidos allí por una pasión común.

Estoy pensando que para que los barriletes vuelen, se necesitan por lo menos dos personas, una que sostenga el barrilete y otra que lo remonte, que se familiarice con los movimientos y la velocidad, que sienta el viento y el tirar del hilo y lo vaya soltando a medida que el barrilete tome altura.
Estoy pensando que los barriletes son como los sueños, hay que dejarlos volar, sin soltarles la mano.

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