Boleto 9, "En la ventana"

Se me están acabando los boletos
hoy es lunes
en el andén hay una ventana, una foto, una brisa
te espero en
Boleto de ida y vuelta

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Baldío

Grito   en medio de la pesadilla   grito fantasmal    grito averiado grito    oxidada y lenta cae mi voz resbalándose entre las horas que grito  
 grito   
no me persigas mas pidiéndome claridad que  estoy a oscuras, grito
dame un respiro, grito

viento retumba el soplido yermo
grito aire
baldío

grito la topografía que perdí 
el paisaje           la llaga, grito  
el rumbo es como un eco que choca en mi naríz
mi corazón parado en la línea de partida mira sin avizorar un lugar donde esconder estos ojos míos que abiertos a la luz, no cesan.

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Boleto 8


Les dejo el boleto del lunes, los espero en Boleto de ida y vuelta, gracias!

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Boleto 7 o boleto con explicaciones, dos por uno.




Uno. Hoy es el día de los "boletos", es lunes! Te dejo acá el boleto para pasear, no tomes este auto que te puede dejar en banda en la esquina, mejor subite al link que te lleva derechito y sin riesgos. Es cortito como patada de chancho.


* * *





Dos. 
Este es largo como esperanza de escritor. Es un boleto con explicaciones, o de cómo un estado de tristeza te puede complicar la existencia.
Este post es un texto autoreferencial y soporífero, aunque te juro,  le puse toda la onda de la que fui capaz. Igual no es muy interesante, pero quería escribirlo para vos porque hace años que nos leemos  o para vos, que hace un mes que llegaste y  me dejaste un comentario y ni te lo respondí porque estoy así, fundida. Llevo una semana intentando escribir este bodrio y no consigo sacarle brillo, así que sale así: opaco. Te aviso que puede resultarte un plomazo si lo mirás desde el lado literario, pero tal vez te sirva si te sentiste así alguna vez o si te está pasando algo parecido. Te adelanto estas cuestiones porque el tiempo es un bien escaso y si no lo tenés, es mejor que sepas de antemano que seguir leyendo te puede ocasionar sueño,  provocar muerte súbita o que perder un bien tan preciado como tu tiempo de lectura.

Se calcula que una cuarta parte de la población mundial sufre trastornos mentales en algún momento de su vida. Los pacientes con trastornos mentales, neurológicos o por consumo de sustancias suelen ser estigmatizados, desatendidos y sometidos a abusos. Los recursos disponibles son insuficientes, están distribuidos de forma no equitativa y se usan de modo ineficiente. En la mayoría de los países solo se gastan en salud mental menos del 2% de los fondos disponibles para la salud. En consecuencia, una gran mayoría de las personas con estos trastornos no reciben ninguna atención en absoluto. 
(Centro de prensa de la Organización Mundial de la Salud)

Haber padecido depresión todavía se lleva como un estigma. Si bien somos una legión de personas que hemos tenido algún  que otro trastorno de esta índole y como vienen las cosas, cada vez seremos mas, muchos lo ocultan, no hacen referencia a sus tratamientos o lo minimizan pensando que con voluntad y libros de autoayuda se sale.
La depresión es una enfermedad como cualquier otra, sólo que no se ve en las radiografías, ni sangra, ni nada. Vas ahí recorriendo diferentes médicos llevando tus análisis donde todo está bien, por suerte y salís contenta, porque convengamos que con las horribles enfermedades que hay hoy en día, que vos tengas una tristecita de morondanga no es nada. ¿porque no le ponés onda a la vida y no ves el medio vaso lleno? ¿Estás cansada…¿quién no se cansa? Te sentís sola en medio de un mar de gente, estás desanimada, “oye, el mundo está muy loco” es normal estar desanimado en estos tiempos. ¿No me digas que no tenés ganas de hacer cosas que harían de tu vida un paraíso? Fulanito que le pasó un tsunami por encima (y ahí te hacen la sumatoria de las tragedias varias de fulanito) hace tal o cual cosa y está genial. La pasa bomba- bomba. Y vos ahí con tu tristecita de mierda te sentís una tarada. ¿Te cuesta dormir? ¡Hacé yoga! Meditación…Para todo hay una respuesta y vos ahí con cara de nada, pensando si, tal vez tengan razón. Entonces vas a todos lados arrastrando tus piernas que de pronto te pesan como postes de luz, hacés yoga, reiki, te volvés vegetariana, pero no te sentís mejor. Seguís igual y seguís yendo a médicos y sacándote sangre y controlando tus líquidos y tus huesos y tus músculos que te duelen, no tienen nada. Es una tendinitis, tomá tal antiinflamatorio, tal analgésico y vas a andar bien- te dice el médico-. Vos te empastillás entusiasmada y andás bien un tiempo hasta que ¡ñácate! te agachás a levantar una cosa y uy, te quedaste ahí, dura. Y así pasan los meses entre dolores varios, pastillitas de colores, cansancio, desinterés, ganas de colgarte de las pestañas, mal humor (porque hay que aguantar que te digan que le pongas onda a la vida, cuando vos no sabés cómo corno salir de la cama) y vos estás cada vez mas aplastada y cual feta de jamón en épocas de carestía, llegás a pensar que esto no es vida, entonces decís y bue, voy a hacer terapia a ver de qué se trata eso. Vas a psicoanalizarte, llorás mucho frente a una persona extraña, le contás cosas que ni a tus amigos, con suerte esa persona resulta de gran contención y se convierte en un canal aliviador donde escurrís tus peores ríos. Algunas personas suelen salir nada más que haciendo terapia y cosas bonitas como ir a bailar salsa, hacer teatro, un curso de fotografía…Los mas complicados,  los verdaderamente loquitos terminamos sentados frente a un psiquiatra contándole nuestras cuitas, para que nos mediquen los miedos, las ansiedades galopantes, los monstruos, los ataques de pánico, esas cosas horrorosas que tan mal llevamos algunos, porque ¡¡si damos y caballeras!! hay medicinas para estos males y en ocasiones y con suerte dan en la tecla y nos sentimos mejor y todo!

Pero

Siempre hay un pero.

Después que fuiste al psicoloco y aparentemente te curaste porque salís a la calle peinada y te pusiste otra vez ese vestido que te queda tan bonito y no doblaste a mitad de cuadra cuando por la esquina venía esa antigua compañera de colegio que te provoca taquicardia apenas te pregunta ¿qué es de tu vida? Y ya estás otra vez en carrera haciendo cosas tan difíciles como ir a un cajero automático a sacar dinero sin que las manos te tiemblen o viajar en subte sin asfixiarte o hacer las compras en un supermercado sin sospechar que a cada paso se te vienen encima las góndolas y sos un normalit@ mas, ya te quedó en el currículum vitae “ese asunto” como una manchita que no sale con nada y ya todos saben que vos sos medio loquit@. Qué pena, porque todo lo que te pase de ahí en más, será culpa de eso. Porque ni se nombra. Sos de los que tienen eso. Tenés ese tipo de problemitas que para no nombrarlo lo grafican gestualmente con el dedo índice girando en la sien, mientras un silbido rápido acompaña el movimiento, o simplemente dicen que te chifla el moño.
No todo es responsabilidad de los otros, uno también se mete en el personaje del loquito y ya que estamos, le echamos toda la culpa a él y listo el pollo. Toooooodo lo que te pasa en esta perra vida es por eso y ya ni caso le hacés, entonces dejás de perseguir médicos y te la bancás y terminás aceptando tu karma y tirando para no aflojar.

 Mirá lo que me pasó.

Hace unos meses murió mi perrita, mi negrita mimosa, te acordás que te lo conté acá? Meses antes de morir, enfermó de viejita. Y yo enfermé con ella, pensaba que también era de viejita y de esa forma mía de ser así medio bajón, medio tango que me hiciste mal y sin embargo te quiero,  de que soy medio melanco y tal…Cuestión que pasé meses junto a ella viéndola apagarse cada día y yo sintiendo que me volvía un perejilito mustio. Y claro, era porque mi negrita se moría, cómo no iba a estar triste! Tenía todos los motivos y cuando murió, estuve mas triste todavía. Lloré hasta secarme. Y seguí triste, pero no de una tristeza que se va con pastillitas, o con distracciones o con actividades, o con cariño, o con otro animalito que sustituya al que se fue. Una tristeza con un dolor físico raro, dolores musculares que me impedían levantar un vaso con agua por ejemplo, un cansancio de no tener ganas de nada, de estar desmayada en la cama por horas, de no hablar de nada (cosa mas que rara en mí). Otra vez la sombra de la depresión empieza a rondar en tu cabeza y en la de las personas que te quieren. Y vienen los buenos y sabios consejos, hacé cosas, salí, no te metas en la cama, no dejes que la depresión te gane, poné voluntad (esa maldita palabra). Y yo explicando que ya hago cosas. No sabés lo que me cuesta hacer el programa de radio, seguir con los otros proyectos literarios en los que estoy metida, salir de esta encerrona de dolores que van cambiando de lugar según el día y la hora. Otra vez la gira por los especialistas, los estudios, otra vez la desazón.
¿Qué tengo? ¿Qué me pasa? Me falta mucho para los cien años, pero me siento así.
No supe lo que tenía hasta hace unos días, en que el médico mirando mis análisis me dijo- estás como un auto a punto de fundirse-.

¡¡Chán!!

La depresión puede encubrir otras cuestiones, tengo anemia y estoy hipotiroidea a full. O sea, necesito recuperar mis valores en sangre y equilibrar mi tiroides y tal vez después pueda ponerle onda a mi vida. De momento voy como un fitito oxidado tratando de atravesar la autopista en medio de autos de alta gama.



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Boleto 6


Este es el pase a Boleto de ida y vuelta que sale los lunes, pero que hoy sale un martes porque me olvidé ;)


Los espero por allá

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Robando un cable a tierra

-Chagall-


Creo que perdió sentido todo.

Me gira en la cabeza una letra de Fito.

En un par de minutos sale el sol 
y mi corazón ya no va mas

(a buscar el aire luz)
Acá estoy 
tirando cables 
para tejer una red 
que me sostenga en este cielo despojado de nubes, 
sin embargo... 

Un día busco
y busco otro
y otro mas. 
Hoy, 
construyo con palitos de fósforos quemados 
una cuna invisible
mañana tal vez se abra el cielo y vuelva a ver.

Estoy acercándome hasta vos.

¿Dónde está tu mano?
La niebla tapa la ventana 
y sólo veo las ramas de los árboles cubriéndolo todo
Un tumulto de pájaros veo
aletean 
tu mano estará entre esas alas… 
¿Vas a venir?
¿No llegás a verme?
Estoy acá, 
metida en un reloj de arena, 
mirando tras el vidrio, 
suspendida entre los versos que robé.

Cosas que pasan.

Estoy queriendo decir que yo ya no voy mas, 
mi corazón padece tendinitis
 Mi cabeza va a explotar y no hay frikis 
en el teléfono.
Yo soy friki
O fui.
Sin saberlo.

En un par de minutos sale el sol
otra vez
pero estoy entre volver y no volver, 
no me responde mi otro yo, 
anestesiada subo las persianas 
mis huesos tiemblan de frío.
No hay poder en mí, 
ni corazón cegado,
Sólo palabras que 
leo/robo/uso/reescribo/copio/afano/mastico/canto sin voz y sin vos/
para no cortar los hilos que todavía consigo 
desprender de este cuerpo mío.

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Ángel Gonzalez-

Preámbulo a un silencio

Porque se tiene conciencia de la inutilidad de tantas cosas
a veces uno se sienta tranquilamente a la sombra de un árbol
         en verano
y se calla.

(? ¿Dije tranquilamente? falso, falso:
uno se sienta inquieto, haciendo extraños gestos,
pisoteando las hojas abatidas
por la furia de un otoño sombrío,
destrozando con los dedos el cartón inocente de una caja de fósforos,
mordiendo injustamente las uñas de esos dedos,
escupiendo en los charcos invernales,
golpeando con el puño cerrado la piel rugosa de las casas
            que permanecen indiferentes al paso de la primavera
una primavera urbana que asoma con timidez los flecos
            de sus cabellos verdes allá arriba,
detrás del zinc oscuro de los canalones,
levemente arraigada a la materia efímera de las tejas a
             punto de ser de polvo.)
Eso es cierto, tan cierto
como que tengo un nombre con alas celestiales,
arcangélico nombre que a nada corresponde:
Ángel
me dicen
y yo me levanto
disciplinado y recto
con las alas mordidas
                      quiero decir: las uñas
y sonrío y me callo porque, en último extremo,
uno tiene conciencia
de la inutilidad de todas las palabras.

-Ángel Gonzalez-
Días de mucha soledad, silencio y cansancio, qué mejor que la sombra de un árbol o 
las hojas de un libro, tirada al sol en mi cuarto.
Es que hace tanto frío, tanto...

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Boleto 5

Vale por un viaje

Te espero allá.

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