Ahora han abierto la ventana, pero hace días que veo todo cerrado y tengo una leve sospecha. Creo que la ventana abierta y que hayan traído al viejo a esta hora de la mañana todo vestido de negro, me la terminan de confirmar. 
Es temprano y lo han traído solo.
Ayer lo trajeron, también solo, pero con un televisor y dejaron las puertas de la casa abierta, eso nunca sucedía antes. 
Al decir solo, me refiero a que sin ella.
Cuando abrieron, pude ver un mueble y unas sillas desordenadas, como cuando uno se va de apuro dejando todo revuelto. Y gente parada, pensando en silencio, mirando el piso, la luz alta encendida.
Eso no sucedía cuando.
Con una agilidad felina ella se bajaba antes que él, abría la puerta apenas y nada de abrir ventanas y quedarse ahí parados papando moscas. Ya los habían asaltado un par de veces por ingenuos y un día me dijo a mi no me agarran mas.
En efecto desde entonces cuando salían a cortar el césped lo hacían en medio de un importante operativo de seguridad, tomando todos los recaudos posibles, vestidos de jardineros, con gorritas para el sol y una ligereza que daba gusto. Juntos, escoba en mano, bordeadora, pala y bolsita en un periquete dejaban su jardín perfecto. Enseguida la casa era una tumba y ellos adentro.
Lo mismo cuando salían a hacer mandados del brazo, con sus viejos sombreros inestables y el chango y el paso vivaz, yo me quedaba mirándolos como quien mira un poema.
Siempre, desde que me mudé a esta calle, los miré como quien contempla una obra de arte.
La semana pasada, la vi bajar (del mismo auto que ahora está estacionado en la vereda) con dificultad, aún así entró rápido, cerró la puerta enseguida y nada de abrir la ventana. No como ahora, que está abierta de par en par.
Entre los dos –calculo- deben sumar 200 años.
Si, como detenidos en el tiempo y juntos para todo.
Ella salía a juntar tres hojitas de la vereda, él salía atrás con la pala. Él escuchaba que venía el vendedor de huevos, la llamaba con un ¡cheeee! y allí salía ella con una cesta a comprar huevos de campo para cocinarle a él una tortilla de papas, él sonreía cuando la veía venir con las manos llenas y ese paso de muchacha alegre, ¡cuidate! -le decía- a ver si te caés y rompés todos los huevos-.
-¿Te preocupan los huevos o yo?- preguntaba ella con sonrisa, pero rezongando.
¿Cómo no mirarlos como se mira a un poema?
Si eran como palabras imposibles de escribir, recorriendo los renglones hasta encontrarse levemente en cualquier acto, para instalar en mí la emoción tras los cristales y empujarme a la calle a comprar huevos frescos como si eso fuera parte de un ritual de bienestar. Entonces yo compraba huevos como ella, para una tortilla que después no hacía.
Ellos sin sospechar siquiera, que tenían una fisgona que se los comía con los ojos hasta explotar de ternura, a veces me veían y me saludaban con la sonrisa fresca, recién hecha toda para mí y se encerraban tras su puerta gris.
El auto que trajo al viejo sigue estacionado, igual que la ventana abierta.
Ya van dos o tres días que no la veo.
La gente que entra y sale, la puerta gris abierta, la luz alta encendida dejando ver el desorden nunca antes visto, el viejo solo y de negro, me tienen inquieta.
No sé porqué esos pequeños detalles, me dicen que ella ha muerto.


14 Comentarios

  1. Hola Pato, te felicito por tu genialidad narrativa.
    Este relato me va a quedar dando vueltas en la cabeza por mucho tiempo.
    Cómo lo haces para enganchar al lector y no soltarlo más=?

    Abrazos y besos desde Escandinavia en primavera.

    Ian.

  2. Reina says:

    Triste y dulce relato.... disfruté de cada imágen y cada palabra... :)

  3. Si es así él morirá pronto.
    Harán tortillas de papas en el otro mundo.

    Besos.

  4. Hola Pato. Esta dote narrativa llena mi alma. Te he visto trabajos elaborados. Pero este, me encanta por la historia en si. No importa que sea drama, comedia, relato, novela, etc... son las pinceladas que bordas en el cuadro. Felicidades mi querida amiga. Tienes ese don genuino.

    Besiños desde el otro lado del charco...

  5. Se me viene la tristeza pero también la ternura y la dulzura al leer este relato.
    Esos dos tenían un tesoro y no tardarán nada en volver a ocuparse de su jardín allá donde los enamorados no se separan jamás.

    Te lo tengo que decir: aparte de que está genial tu escrito dejas flores radiantes. Un ejemplo, sólo uno entre varios: "...a veces me veían y me saludaban con la sonrisa fresca, recién hecha toda para mí..."

    Besos.

  6. Cronos51 says:

    Un relato magistral donde mueves todo al lector, lo llevas de la mano al lugar y le convertes en expectador y al mismo tiempo interlocutor de quien describe,ese Amor, esa ternura, esa esperanza que se convierte endesesperanza cuando lo lleva a pensar como lo Hizo toro. En fin que es una verdadera genialidad este relato
    Mi afecto y cariño

  7. A veces Toro me lee el pensamiento.
    No sé cuál es el secreto, la verdad.
    Cuando las parejas están unidas tanto tiempo y uno de los dos se marcha, pronto reclama la llegada del otro allí donde va.
    Buen relato, Pato.
    Un abrazo ENORME.

  8. HOLA PATO, HE PASADO, Y COMENCE A LEER EL CUENTO, PERO ME PUSE DEMASIADO SENSIBLE Y LARGUE JAJA... LUEGO PASARÉ Y TERMINARÉ DE LEERLO, ASÍ TE DEJO MI COMENTARIO. PERO SIEMPRE ESTOY PATO QUERIDA.

    UN ABRAZO GRANDE!!!

  9. Fiaris says:

    UUUUUUUFFFFFFFFFFFFFFF!vaya con el relato me has hecho llorar.
    abrazo.

  10. paolav says:

    De un teimpo a esta parte me inquieta llegar a vieja sola, es decir, sin pareja, sin un aor con quien compartir esos pequeños detalles. Mi abuela siempre se quejó de mi abuelo mientras vivía, un español algo tosco y posesivo, ni siquiera la vi llorar para el funeral y tenían más de 60 años juntos. Sin embargo a los meses se sentó en un sillón y no se paró más de allí, se desconectó de la vida y fueron unos largos nueve años de extrañar los detalles que sólo él hacía.

    Un abrazo, me haz conmovido una vez más Patito y estoy pensando...

  11. Genín says:

    Que lástima...
    Por eso insisto en que estamos mal hechos, esas parejas así deberian morir al mismo tiempo, ¿Te imaginas el sufrimiento de el?...
    Ma quedo con:
    "a veces me veían y me saludaban con la sonrisa fresca, recién hecha toda para mí y se encerraban tras su puerta gris."
    Que precioso escribes, Pato...
    Besitos y salud

  12. Molinillo says:

    :-) ... Elsa Y Fred... ¿La viste?

  13. Pato says:

    Amigos

    No he visto Elsa y Fred, creo que hoy no la resistiría.

    Perdonen, es un post dificil, les entiendo la pena.

    Mi sospecha se ha confirmado y pienso igual que Toro, en breve él la va ir tras ella, no van a poder estar mucho tiempo separados.

    Besos y gracias por sus palabras.

  14. Malena says:

    Y, si.
    Pronto se irá él.
    Ya no va a querer comer tortilla, ni cortar el césped, ni sostener la palita.
    Y aunque no se vaya, ya se habrá ido.

Gracias por tus palabras