Extraño un vidrio empañado o salpicado de lluvia, un silencio irreal, un estómago manso y no esta montaña rusa que no consigo acomodar dentro de los límites de mi cuerpo.

Esos días en los que permanecí aislada voluntariamente, extraño. Estar lejos de todo, aunque todo te toque y te raspe y te respire, pero vos lejos. Conseguir esa distancia sanadora mirando el vidrio mortecino y con el dedo dibujar una sonrisa que se te quiebra en la cara, o garabatear el mundo del tamaño de la cabeza de un alfiler según "yo"

Extraño cómo era cuando el sol me amanecía apenas abría las manos y nadie me contaba de qué color era el día.

9 Comentarios

  1. Yo también.Coincido inclusive con lo del estómago¡perfecta descripción!
    Besos***

  2. Yo voy por delante.
    Como un explorador de emociones enloquecido.
    Ya no extraño nada.
    Busco sólo la paz.

    Besos.

  3. Darío says:

    Y es que a veces, extrañamos lo que ya no tenemos, una nostalgia incurable, creo. Un abrazo.

  4. el estómago manso... cuánto se echa de menos cuando no lo tenemos, verdad? para mí es el símbolo inequívoco del equilibrio. Aquí, la lluvia y el sol se entremezcla, primavera pura!. mua!!

  5. Si, hay tantos días que se extrañan...

    Besos :)

  6. Genín says:

    Si, y todo eso sin sentir cargo de conciencia, como si uno estuviera haciendo algo malo...
    Besos y salud

  7. Reina says:

    Abrí la puerta y salir....... no esperes más.... el sol del día sobre la piel es muy sanador... aprovechá antes de que llegue el frío...
    Un beso enorme...!!!

  8. Yeka says:

    ...Idem.Mi abrazo cariñoso.

  9. Anónimo says:

    Yo también extraño!!!

    Meli.

Gracias por tus palabras