Cuando se hicieron las cinco de la tarde, el técnico de la empresa de toldos tocó el timbre de mi casa. Yo lo estaba esperando impaciente desde las cuatro. Tenía que arreglar el toldo que habíamos colocado en una de las ventanas de casa, pues había dejado de funcionar y me molestaba sobremanera, no poder subir y bajarlo en las horas que pega más fuerte el sol.


Era verano, el técnico llegó acalorado, cansado, comentando que había tenido mucho trabajo durante el día, le ofrecí agua y el señor aceptó. Tenía cara de bueno. Lo hice pasar al patio, le comenté el problema del toldo, el señor se puso a abrir su caja de herramientas, mientras yo entré a servirle un vaso de agua fría. Yo también tengo cara de buena.

(Todo fue en un instante y obviamente al mismo tiempo. Voy a tardar mucho mas en escribirlo, que lo que demoró en suceder lo que casi es motivo de un crimen, donde yo pude haber sido la víctima)

Abro la heladera, sirvo el vaso con agua helada, giro sobre mis pasos, me doy vuelta por la ventana, estiro el brazo para acercarle el agua y veo del otro lado al señor tironear alegremente del toldo. ¡Oh-oh! En ese momento el toldo se abre después de mucho tiempo de estar trabado, y una catarata de agua podrida cae sobre el señor completamente desorientado por la inesperada ducha. Vale decir, que dejó de tener cara de bueno. Todo empapado, con hojas semidesintegradas pegadas a su camisa celeste, una especie de algo feo en descomposición le chorreaba desde su cabeza y sobre la cara; su boca era un sorprendido hueco redondo y sus ojos abiertos como platos, se fueron cerrando lentamente, pero rápido al tiempo que con su boca que se mordía los labios con sus dientes amontonados. Sus ojos formaron una línea arrugada y fría, fue así que pude ver que tenía frente a mí, a un asesino. Imprevistamente yo había quedado petrificada extendiéndole el vaso de agua, del otro lado mi potencial asesino me miró y me gritó ¡no quiero mas agua! Obediente y viendo el inminente desenlace fatal, no insistí con que se tome el agua fresquita y dejé el vaso apoyado sobre la mesa. Muda noté que el señor buscaba el elemento con el que pensaba estrangularme adentro de su maletín. Yo no atiné a nada, sólo a esperar el lazo. Aclaro, para que no imaginen ningún acto valeroso de mi parte, yo tampoco tenía más cara de buena, sino de terror. Por suerte tardó en encontrar la cuerda y en ese ínterin se acordó de su familia, de su madrecita, pensó en los días de prisión, en lo complicado que era asesinar a alguien y cambió de idea. Entonces sacó una libreta donde me hizo firmar y aclarar mí firma, todo en absoluto silencio, utilizando unas señas que significaban firme aquí o la mato y yo firmé obedientísimamente.

Acto seguido, el asesino que me perdonó la vida, pegó media vuelta y dejándome el piso todo enchastrado con hojas podridas que se le iban desprendiendo a cada paso y se fue para nunca mas volver.

6 Comentarios

  1. Elizabeth says:

    Ja, ja, ja. Delicioso. Tus felices flashes son dignos de retratarnos. Que pases una navidad muy hermosa Pato querida.

  2. Era una trampa.
    La asesina eres tú.
    Casi lo matas.

    Patokiller.

    Besos.

  3. Jajajajajaja! buenísmimo Pato! Excelente, muy divertido. Cada vez que lo leo me vuelvo a reir. Un relato fenómeno che, la descripción del estado y la cara que pone el técnico de toldos que se le transforma de bonachón a loco desquiciado después del incidente, la desición de asecinarte y la deposición de hacerlo (por los mismos motivos que nos persuaden a la mayoría de los hombres de cometer una locura en medio de un arrebato), y esto último contado a partir del silencio del tipo que luego por señas te comunica... vos lo decís mejor "utilizando unas señas que significaban firme aquí o la mato". Muy bueno Pato, muy bueno. Me hiciste acordar a "Cuentos de civiles y soldados" de Ambrose Bierce, en cuanto a la introspección y al tratamiento del tiempo "estirado" pero con el plus de lo desopilante de tu humor.

  4. Malena says:

    Jajajajajajajaja. Me hiciste reir.

    Todos tenemos a un potencial asesino adentro. Yo creo que te salvó la cara de buena. :D

  5. carmeloti says:

    Todos los que alguna vez hemos sentido la furia de sentirnos heridos, ultrajados, asesinados y robamos.
    manifestamos esa furia, yo ando matando diariamente a alguien que me mata durante los últimos meses de mi vida...

    Quien a hierro mata a a hierro muere.

  6. Pobre tu por el terror y la pena ante tanto desatino del toldo, y pobre él por la mojadura con algo que era más que agua... pero... jejeje.. acaso no le habría sido más fácil mirar antes de abrir el toldo para vaciarlo por un ladito?... mira que dejarte todo encharcado!!! jeje... la vida es así de rara, cuando se pasa casi es para desaparecer en un "tierra trágame" y luego al recordarlo o contarlo, salen siempre las sonrisas espontáneas, las propias y las ajenas! Por cierto... quedó arreglado el toldo???


    Mil besosssssssss

Gracias por tus palabras