"Esta ternura y estas manos libres,
¿a quién darlas bajo el viento ? Tanto arroz
para la zorra, y en medio del llamado
la ansiedad de esa puerta abierta para nadie."
-Julio Cortázar-



Un pueblo a la orilla de una carretera secundaria, tapado por el polvo de años de sequía, escondido detrás de unos matorrales, apenas puede ser visto.
Sin embargo me sucedió que pasé por allí en mi auto, y distinguí en medio de la polvareda que levantaban unos perros corriendo, unos techos bajos.
Sin entender muy bien el motivo me salí de la carretera y de pronto me vi metida en un camino angosto, arenoso y lleno de curvas.
A los costados las cortaderas acariciaban la piel metálica del auto y sentí vibrar esos látigos fibrosos cerca de mi, pensé que llevarían años sin tocar nada más que viento y cardos volando.
Ese camino desembocó en un caserío sin pretensiones, un mísero puñado de casitas que brotaron allí como un manojo de calas. Todas del color de la tierra, todas insignificantes, todas con tus techos de paja y sus mínimas ventanas.
Nadie puede mirar por ahí, pensé, convertida en exploradora repentina.
Pude haber seguido de largo, pero algo intenso me detuvo.
Si tuviera que explicarlo, tal vez hablara de cierto escozor entre las manos, en la parte de adentro, donde los dedos se contraen como apretando algo, o en la parte central de la espalda donde se me localizó de pronto una sensación cálida y sentí el impulso de bajar allí buscando mas calor. Porque además, si alguien me preguntara, diría que también olfatee en el aire algo picante y que la extraña ausencia de sonidos me aturdía un poco.
Podría decir también que las cortaderas se tomaron de las manos cuando me vieron pasar y que vibraron, pero nadie me creería, entonces para ser más confiable, sería breve, diría algo convencional, como que había allí una vegetación interesante o algo así. Al escuchar eso se conformarían y no harían mas preguntas, pensé.
Lo cierto es que lo de las cortaderas me lo quedaría para mí.
Como un pequeño secreto, casi infantil.
Pero lo demás, lo de la puerta entreabierta y la luz que había allí dentro. La puerta de la casa que de afuera parecía pequeña, y que sin embargo adentro no tenía límites. La puerta de la casa que era difícil distinguir porque el color era demasiado parecido al suelo y a los yuyos que la rodeaban, de esa puerta tenía que hablar.
Después de haberla traspasado no podía volver si no hablaba de ella. Mas que de ella, de lo que había tras ella. De esa especie de mundo aparte que había encontrado allí, donde me podría quedar a vivir sin necesidad de nada más todo lo que me quedara de vida. Un mundo con luz propia, un interminable campo de amapolas color púrpura, allí dentro me terminó de cautivar y me dejó flotando en medio de lo que no sabría cómo explicar, eso me entristeció un poco.
Miré las ventanas desde adentro.
Estaban todas enfrentadas sin importar cuánto distaban entre sí, estaban dispuestas de ese modo con un único fin, pensé que eran para dejar correr el aire. Una brisa especial se respiraba allí. No tenía importancia lo minúsculas que fueran las ventanas, no había nada que mirar afuera, allí adentro vivía y latía la belleza.
Corté, ahora que lo pienso me arrepiento, una de esas amapolas que allí abundaban. En ese momento estaba desesperada y me quería llevar una prueba concreta de ese mundo, para poder contar dónde había estado, porque comprendí en ese instante, que de allí tenía que irme. Que ese mundo se había abierto de manera incandescente para mí, me había colmado de belleza, tanta como yo pudiera soportar, pero esa intensidad, para que dure siempre, debía terminar ya.
Corté la amapola roja y me fui.
Salí al corredor que rodeaba la casa, hacía frío. En el aire flotaban dientes de león, “panaderos” pensé. Y recordé, más bien sentí en la piel, que ya había sido pequeña y feliz alguna que otra vez.
Caminé hasta el auto como flotando sobre algodones, lo puse en marcha y busqué la salida sin ganas, me hubiera quedado allí, pero estaba yéndome, un camino estrecho me estaba regresando.
Entre mis manos y sobre el volante, se desmayaba una amapola.

Acabo de encontrarla presa entre las hojas de un libro, no sé cuánto tiempo pasó. Aún sus pétalos tienen el color vivo de la sangre y en ocasiones, cuando la muestro pensando en contar todo lo que había tras esa puerta, para ser breve y no enredarme en explicaciones vanas, digo que había en ese paraje una vegetación interesante.
* Gracias Nany, por la música...

27 Comentarios

  1. Ruth says:

    belleza breve, pero intensa...

    nunca he acariciado una amapola, lo hice de algún modo hoy


    dos besos

  2. Lena yau says:

    ohhhhhhhhhhh!!!!

    Marula....

    Me matas....

    Yo tampoco he acariciado una amapola aún...como Raga, un poquito contigo sí!!!!!!!

    (llevale esto al carnicero...seguro que no te cobra....)

    Mariposas y pingüinos!!!!

    (me encantó!)

  3. Excelente relato Pato. La amapola brilla en medio de él con luz propia.



    Besos.

  4. ces says:

    A veces siento que nunca alcanzan las explicaciones para intentar mostrarle a los otros lo que sentimos, lo que nos motiva a seguir viviendo, lo que les da sentido a cada uno de nuestros actos. Siento que todo es tan grande, y que hay cosas que no se pueden explicar con palabras, o conceptos. Capaz no hay que buscarle explicaciones.
    Pero hoy las palabras nos acercan un poco. En verdad no alcanzo a sentir ese escozor en las manos ni el aire es picante, eso es tuyo, esta vos, se guarda en tu cuerpo. Pero hoy me pintaste un paisaje interesante, más que interesante, y me invitaste a imaginarme amapolas, un panadero pomposo al que nunca me acostumbre a llamar diente de león, unas ventanitas chiquitas que muestran horizontes infinitos, una puerta hacia la belleza.
    Fui creando mi paisaje, que no será el tuyo, pero nació de tus palabras.

    Gracias por regalarnos tan maravilloso secretito. ^-^

    Un abrazo rojo amapola para vos!

  5. La habitación del jardín de amapolas...
    Guauuu!
    Te ví arrancando la fruta del árbol prohibido.
    Has hurtado.
    El deseo de contar te ha hecho delinquir!
    Ja
    Me encanta tu faceta exploradora!!!

  6. Te he leído tanto mi manos hermosas, pero este texto me mato.

    Es cierto, hay historias hermosas que hay que cortarlas para que sigan vivas y no hay como el recuerdo para volver a ellas...

    Y la música, que te digo?... que me quedo tomandome el café y que sigo trabajando mientras la escucho, con una sonrisa agradecida contigo por andar por allí y permitirle a uno, ver esa "vegetación interesante" :))

    Muchos Besos.

  7. Es tuya mi niña :))))
    Es un placer.

  8. Hay una cacnión del loco sabina que viene a decir " el lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver". ¿Qué habría allí?

    un lobo entre amapolas.

  9. Lau says:

    Un bello campo de amapolas, gracias por el secreto, me lo quedo conmigo.

    Besos Pato!

    (intentando huir)

  10. More says:

    Lindo y tierno tu relato Pato querida, como si uno viera tu alma desnuda por un rato y fuera tu corazón ese libro.
    Besos!

  11. Nadie como tu amiga para llevarnos por tus caminos envueltos de ensoñación...
    te quiero mucho... y como quiero tus caminos...
    besos!

  12. Anónimo says:

    Genial tu historia Pato. En la eterna búsqueda entre los caminos que recorremos, se debate nuestro destino.
    Me quedé pensando en cierta relación que me resultó inevitable entre ese paraje y este sitio
    en ambos hay "una vegetación interesante"


    Un abrazo

  13. mia says:

    La amapola como la seda

    del cielo y la breve tierra,

    no saben mucho de caricias.

    Nacidas para dar belleza

    son breves e intensas...

    Bello bello Pato!

    ♥♥♥besos♥♥♥

  14. More says:

    Termino de leer tu comentario en mi blog, amiga "voy pero no sé si vuelva" Es um poema perfecto, sabes? Qué bueno traer ese recuerdo a tu memoria.
    Te abrazo,amiga, especialmente hoy te abrazo.

  15. Sibyla says:

    Te entiendo perfectamente, cuando dices:
    "Pero esa intensidad, para que dure para siempre, debía terminar ya"

    Y es así...sólo lo efímero, si es bello, entonces es cuando puede ser eterno!

    Y tus palabras, siempre están cargadas de una belleza sincera, brutal y eterna...

    Besitos para tí, querida Pato:)

  16. Ciertamente, una vegetación interesante, en esa estancia como de sueño, o de lugar ya visto alguna vez, en alguna otra vida... Un abrazo de recién llegado...

  17. Las amapolas son mis flores favoritas. Un bello texto.
    Un abrazo y buen fin de semana.

  18. Verbo... says:

    He leido ésta entrada varias veces, y me es forzoso pensar en una bloguera que llevaba éste nombre en su avatar y perfil,
    ¨Amapola¨.

    Patricia
    no sé si llegastes a leerla,
    yo solo puedo decir
    que allí en su opio interminable
    decía y hablaba cosas ¨Interesantes¨, a través de sus entrelineas.

    Me hicistes recordarla.

    Sus hojas de sangre, su tinta, las llevo muy cerca de mi,
    grabada en mi, tallada en mi, porque fué de las primeras blogueras que leí en éste mundo de aire.

    Me hizo reir, y también llorar,
    en silencio, porque fué de esos blogs que leía en silencio...

    Toro sabe de quien hablo, porque llegué a casa de Toro gracias a ella, a Amapola.

    Doquiera ¨Amapola¨ se encuentre, le deseo felicidad y mucha suerte,
    imagino que seguirá escribiendo desde algún lugar cosas ¨interesantes¨ con su opio interminable.

    Bonita entrada ♥

    M.

  19. MUGGET, lamento no haber leído a Amapola, por lo que decís, por cómo la recordás me hubiera gustado hacerlo.

    Un saludo para ella desde aquí y para todos los que tienen un corazón tan bello como un campo de amapolas.

    Un abrazo.

  20. un tordo says:

    qué maravilla atesorada,la amapola roja, la prenda del camino estrecho!

  21. La belleza de una amapola.
    Maravilloso tu blog.

  22. Y la canción linda.

  23. Son como la seda,un hermoso vestido de seda roja para la tierra...
    Te entiendo.Hay sitios mágicos,con "vegetación interesante":)))
    Me ha encantado acompañarte en este viaje,patito.Besos***

  24. Nico says:

    Incrible Pato, sinceramente increible y los versos de Cortázar le pegan tan bien a tu escrito, eres una artista de primera, que con las letras te hace acariciar hasta el mismisimo aire que tu respiras. ERES GENIAL.

    Volvi de Bariloche, la pase impresionante y me di cuenta que es mas que un lugar, sino es una razón para pasarla y vivirla bien con los amigos. Bariloche fue amigos, mas allá del hermoso paisaje que tiene.


    Un beso y un abrazo grande Pato!!


    Cuidate, saludos.




    Nicolas.

  25. Anónimo says:

    Podría ser el relato en prosa de mi vida. Me emocionaste. Gracias. No sé qué decir... Por aquella palabra de más que dije entonces, trataría de dar mi vida ahora.

    Un beso con forma de amapola.

  26. Amiga, si hubiese leido antes esto, me hubiese ahorrado tanta....tristeza, aunque de pronto mucha felicidad

    si hubiese seguido este consejo:
    "pero esa intensidad, para que dure siempre, debía terminar ya."

    tdavía no encuentro la respuesta.

    Buscar adentro siempre, lo que creemos fuera nos ayuda a seguir

    besos dsorientados...

  27. Interesante blog.
    Yo de ti seguiría escribiendo.

Gracias por tus palabras