La distancia que hay entre el músico y la nena, puede ser una carretera imposible de transitar o un tramo que vale la pena vivir. Pienso esto porque parto de la idea que algo bueno ha de traer alguien que canta una canción y alguien que se detiene a escucharlo, o al revés.


Llevo días queriendo escribir cosas que siento, pero como el hacer por fuera exige de mí cada vez mas, es poco el tiempo que dispongo para caer en la profundidad de ese lugar blandito donde se cocina lo mejor de un sueño. A veces me planteo que sólo por eso -que me queda poco tiempo para leer y escribir aquí- lo dejaría todo, luego sigo porque creo que hay allí algo que amo hacer. Y voy así recorriendo los contornos, porque todo es para YA y me pierdo una parte que adoro, dar vueltas en el fondo. Tener el tiempo necesario para encontrarme con las palabras precisas y poder expresar así lo que voy viviendo.

O sea, esto que escribo a continuación carecerá de ese colchoncito tibio y hospitalario que invita al lector a sentir que ha encontrado un buen lugar donde caminar descalzo. Intentaré contar de manera breve algo que empezó siendo un juego y hoy, después de chiquicientas vueltas, emociones positivas, negativas, conflictos, aciertos, errores, maldita la hora en que me metí en esto, bendito el momento en que decidí mandarme, horror, alegría, susto, risa, y algún que otro llanto, sigue siendo un juego. Un juego que me tomo en serio, eso también debo decirlo.

Hace mas de 2 años se me ocurrió la idea loca de hacer radio. No soy locutora, no tenía ni remota idea de qué se trataba eso, no sabía qué podía resultar. Sólo recordaba que de niña jugaba a que tenía una radio donde pasaba temas de Los Beatles, una especie de Alberto Badía era yo. Y contaba cosas de ellos a un micrófono hecho con una latita, cosas que inventaba o que escuchaba decir a mi hermano mayor. En el tocadiscos del comedor pasaba la música que mas me gustaba, contaba historias y leía el diario con las noticias que me parecían relevantes. Eso era lo único que yo sabía de la radio.

Ahora que lo pienso,  tenía ya de muy chica, una gran intriga con el aparato en sí. Una mañana que me levanté cuando mis padres dormían, aproveché la soledad de la cocina, y abrí la radio y la investigué. Desconecté varios cablecitos, los volví a conectar, saqué piecitas, las puse otra vez, todas mal. Todo ese trabajo sin encontrar lo que buscaba, que eran los hombrecitos que estaban atrapados allí dentro. ¿De dónde cuerno salían todas las voces que vivían escondidas ahí? Juro que yo pensaba en un mundo de enanitos metidos ahí hablando todo el día. Cuando ví que no era así, y que para mí, era re aburrido ese mundo de cablecitos, la cerré. Era de cuero marrón, mediana, pesada. Mi padre se levantó esa mañana y la encendió. Nunca mas anduvo. Cuando intentó arreglarla se encontró con una cucharita que “alguien” había dejado olvidada allí dentro. Me preguntó si yo sabía qué hacía esa cucharita ahí. Obvio que negué todo. Le dije que los enanos tampoco eran, porque era mentira eso que él me decía que ahí adentro vivían unos enanitos. Yo nada mas ví cables y cositas raras, le dije ¿Y la cucharita? –seguía preguntando mi viejo- Ni idea –seguí en mis trece- para mí que los señores que la construyeron se la olvidaron ahí. Yo tendría 5 años. Tardé en confesar el desastre que hice en aquella radio que nunca mas funcionó como 15 años, pues mi padre de tanto en tanto me preguntaba si yo sabía algo de aquella cucharita que él había encontrado en su radio.
Así, con el único conocimiento de una cucharita atrapada adentro de un aparato extraño, empecé a hacer Perras Negras. 

Mañana cumplimos los 100 programas. 

No es nada extraordinario en sí, aunque lo escriba bien grande. Un pedazo importante de paciencia y se llega a cien programas. Lo extraordinario es todo lo que trajo el hacer radio, lo que aprendí, lo que experimenté, la gente que conocí, los caminos que se abrieron. Un mundo que siempre vi como espectadora lejana, ahora yo tenía la posibilidad de recrearlo.
No hablo sólo de estar los sábados durante una hora frente al micrófono y listo. Para hacer esa hora de programa, tengo que leer, investigar, buscar qué llevo, porqué elijo eso, para qué, a quién le puede interesar, qué puedo aportar. Es un programa literario, tengo que intentar que no sea aburrido, que le interese a alguna persona, que no sea sólo para intelectuales, que lo pueda escuchar alguien que gusta de la literatura, como alguien que no lee tanto, o que no lee nada. La idea no es cerrarnos a los que aman la poesía, los cuentos y las historias, sino ir mas allá. Llegar al que jamás agarraría un libro de poesía. Al que pasa por una fotografía y no la ve. Atrapar el animal exótico es lo que persigue el cazador (odio los cazadores de animales, es un mal ejemplo, pero es clarito) Y esa idea de tener un espacio relacionado con lo literario, un espacio con tan poca popularidad, nos llevó crear el Club Atlético de Poetas y éste espacio  nos fue llevando a hacer una revista literaria (que da un trabajo innnn-mmmennn-soooo)  y a otros proyectos que todavía no puedo contar, pero estamos trabajando en ello. Y lo mas importante es que en una pequeña ciudad del sur del conurbano, como es Bernal, donde prácticamente toda la movida cultural es absorbida por lo que pasa en  la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se haya consolidado un espacio independiente,  en el que músicos, escritores, poetas, artistas plásticos, locos lindos, bohemios, auténticos cronopios tomen contacto entre sí y puedan compartir su hacer dentro del arte.

Eso trajo la radio.

Por eso estoy encantada con haber llegado hasta acá. Porque no fue fácil, porque mas de una vez me sentí mas sola que Hitler el día del amigo, porque muchas veces miré el contador de escuchas y del otro lado había tres personas y eso es sinónimo de cero interés, pero por esas tres personas seguí. Esas tres personas fueron multitud dentro de mi cabeza y por esas tres personas el sábado siguiente me preocupé de buscar un contenido distinto, algo que guste, pero que no me aleje de lo que en sí era la idea central del programa. Buscar algo. Siempre algo mas y después fueron 4 y luego 10 y un día dejé de fijarme cuántos había del otro lado porque alguna vez no hubo nadie y me entristecí, porque pensé que estaba haciendo las cosas mal, pero otro día, oh sorpresa, de la nada había 20 del otro lado, entonces entendí que la cosa era así. Lo literario no arrastra multitudes, 20 eran una banda.  Y había que apreciar a esa cantidad de gente y respetarla.

Aye y Karina, las compañeras que estuvieron conmigo al principio, encontraron otros proyectos que les despertaron mas interés y se fueron,  sigo muy agradecida a ellas porque me ayudaron a dar los primeros pasos. Luego estuve sola muchos meses. Después conocí a Ana y a Alejandro y noté que había empatía, que hablábamos parecido, les propuse sumarse a esta movida con lo que ellos quisieran aportar al programa y desde ese momento ahí vamos, perreando los sábados a la tardecida, cuando por la ventana de Neruda entra la última luz del sol.

Cien programas de Perras Negras Cien

Si vivís por Bernal pasá mañana a la tarde por el Ríe Bar Cultural, 
que vamos a estar haciendo el programa en vivo a partir de las 17 Hs, 
nos juntamos antes para empezar en punto. 
Y si vivís lejos y querés escuchar, podés hacerlo entrando a www.radiohartares.com

12 Comentarios

  1. Felizcumpleradio!!!Besos***

  2. :)

    Muchas, mucha, muchas felicidades.

    Muakkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkk

  3. Genín says:

    No me canso de felicitarte...
    Besos y salud

  4. Darío says:

    Voy a escucharte, lo prometo. Un abrazo.

  5. Antes de nada... ENHORABUENA! Lo literario no mueve multitudes, porque hay que dejar un pedazo de nosotros, hay que involucrarse para recoger algo. Y a veces, no queremos involucrarnos, sólo recibir. Sí, es más fácil, pero muuuuucho más soso. Por eso me alegra tanto que hayas seguido en esta aventura que tengo que reconocer que me parece preciosa. Me encantó cuando conocí que había un programa allá por Buenos Aires que hacía algo tan parecido a lo que yo en el blog, buscar una palabra cada semana y... deshojarla. Sigamos.
    Un beso linda!

  6. Felicitaciones! Mientras más te leo, más me gusta este blog!

  7. Badanita says:

    Bravo Patín !!!!!!!!!!!

  8. Me alegra haber participado de esto. Conocerte, y disfrutar de tu programa. Yo tengo mi historia también con la radio, ahí donde me ves he participado mucho en radio, con espacios propios y todo... una aventura. La verdad es que aunque a migajas lo disfruté. Luego vinieron otras cosas, y ya sabes, no suelo permanecer mucho en un lugar. Ojalá esto cambie pronto...
    Me ha gustado mucho leer todo esto.
    Está escrito con toda la pasión del mundo.
    Enhorabuena. Has hecho magia.

  9. GEORGIA says:

    Después de tanto he vuelto...una crisis de país me hizo buscar refugio en este espacio y no podía dejar de visitarte...

  10. Todo es para YA, y para Ya, y para YA, y entre tantas corridas no tengo ni tiempo suficiente para hacer lo que quiero (entre lo que incluyo escucharte) ni para ver lo que otros hacen (aunque tu blog tiene mas suerte que otros). Asi que te blanqueo todo, solo escuche ¡dos programas! desde que se que existen, pero igual me encanta que lo hagas, que lo sostengas, porque lo que no me da el programa me lo da el ejemplo. ¡Beso grande!

  11. Anónimo says:

    Pato... en este momento... te abrazo... y te digo: siento oír tu voz en radio... siento mi voz en el teléfono... Te siento una amiga. Gracias...

  12. EBX says:

    Felicitaciones por tan merecidos logros, admirable este trabajo.

Gracias por tus palabras