L, S y yo habíamos decidido que ya éramos grandes para ponernos de novias y como nos gustaba el mismo chico y además ya nos habíamos dado cuenta que así como nos gustaba a nosotras debería gustarle al resto de las chicas de la cuadra y de las cuadras aledañas y del colegio y del club y de la capillita y como además no éramos tontas caímos en la cuenta que si seguíamos esperando a ser mas grandes, cuando nos tocara la edad de tener novio y nosotras llegáramos con el ramo, la coronita de novia y el vestido, el chico en cuestión ya estaría ocupado.
Éramos niñas precoces, porque esto sucedía cuando aún no habíamos cumplido los diez años, yo andaría por los 6, L por los 7, S por los 5 y el galán estaría por los 8.
A las tres nos pareció una gran idea declararnos juntas a la vez y por carta. Lo citamos cada una en un lugar diferente, por supuesto L que era la mayor eligió el lugar mas lindo que había, una confitería recién inaugurada de lo mas moderna, yo uno medio-medio, una confitería antigua con olor a gallina hervida que estaba desde toda mi vida de seis años y S el mas feo que había en el pueblo, un lugar triste, sucio, donde siempre había un señor grandote friendo papas, pero en nuestro universo de posibilidades sólo había tres lugares donde se podían citar los novios y eran esos.
Las tres escribimos cada una su carta, especificando el lugar, la hora y con quién era la cita y tuvimos la viveza de no citar al galán a la misma hora, una a las 15, la otra a las 16 y finalmente la última a las 17. Acá invertimos los órdenes, la del lugar mas feo era la de las 15 Hs, yo siempre quedé en el medio y L a las 17, que era la hora mas apropiada para tomar un submarino con vainillas.
Cada una se las ingeniaría para ir a los diferentes lugares a esperar al galán.
Creo que S fue porque le quedaba cerca, de L nunca supe si fue, yo no fui porque no me las ingenié para ir. Ya me había perdido una vez y no quería pasar por esa catástrofe otra vez. Además a medida que se acercaba la hora me había entrado una vergüenza infinita y se me habían borrado todas las ideas con las que había elucubrado ponerme de novia y me puse a jugar con no me acuerdo qué.
Supimos después que el chico estuvo en un intríngulis porque jamás esperó que las chicas del barrio se le declararan en masa, y por un tiempo estuvo desaparecido del susto.
Tanto desapareció que a mi dejó de gustarme.

11 Comentarios

  1. mangeles says:

    jejeje ¡que chicas más grandes¡ jeje..MUY BIEN HECHO...aunque después alguna se quedara sin ir.

    Por cierto, mi vestido de comunión era igualito al de las chicas de la foto...Un besote

  2. Con 6 años y ya buscando novio???

    Espero que fuera el primero.

    :P

    Besos.

  3. Qué chico rompe corazones!!! pero creo que fuiste muy sabia al quedarte jugando!!
    Muy lindo y cálido relato Pato, me encantó!!!
    Besotes.

  4. ¡ Qué divertida historia, Pato! El amor infantil es tan bonito...
    Besotes

  5. Me hizo mucha gracia imaginarlas como esas tres crias de la foto, tramando las citas y luego afrontando el reto del encuentro. De verdad, me has hecho reir pero por lo bonito y lo nostalgico de esos primeros amores que son perfectos, justo por ser primeros.

    Besos.

  6. Genín says:

    ¡Que precocidad!
    Salud

  7. Fernando says:

    esos escarceos al infinito...

    besos

  8. Pato:
    un abrazo y un GRACIAS enorme por tu presencia fiel en "usa el reflejo".
    Para mi ha sido un deleite leerte y escuchar tu programa de radio.
    Estaremos en contacto ,si la inspiracion y el tiempo lo permite.

    Besos.
    Luis (Incal)

  9. patito me recurdas a una niña de coletas que estaba enamorada de dos chicos a la vez...

    Patito te dejo besos con cariño

  10. Madison says:

    Me ha encantado esta historia, me has hecho sonreir.

  11. Elizabeth says:

    El pedernal del recuerdo, siempre termina por encendernos. dándole visa de entrada al fuego y sus fantasmas líquidos. Fuego más allá del fuego, cambiando al mundo de lugar y tiempo.

    Besos.

Gracias por tus palabras