Las historias se repiten.
Yo también me fui de la casa de mis padres un domingo así de gris. 

No sabía que me iba para siempre. De haberlo sabido me hubiera llevado algo mas que la valija con algo de ropa y unos libros. 
Tampoco ella lo sabe, sólo se va y un abrazo mudo nos envuelve. Es tibio y apretadito como un suéter viejo.

Después la puerta se abre y tintinea una campanilla que choca contra el marco y lo que fue el sonido que avisaba las llegadas cotidianas, ahora será la música de bienvenida para alguna vez que pueda venir. Y yo le diré lo que me decían a mi "te esperaba" o le cantaré por dentro esa canción que cantaba por fuera, aquellos días cuando la que se iba era yo y que decía algo así como qué suerte que viniste justo te necesitaba ...

14 Comentarios

  1. Me ha dado una pena que ni te imaginas.
    Jo.
    Soy un tonto acabado...

    Besos.

  2. Bellas palabras llenas de melancolia, de amor y regreso. Me ha gustado mucho tus versos...
    Un abrazo,

  3. Qué cosas..ese irse sin saber uno que es para siempre, o al menos "para siempre". Es muy lindo y muy ..olorcito a fotos en sepia..y muy la vida. Creo que me puse un poco triste..pero me gustó mucho.

    Un abrazo

  4. Darío says:

    Y todos se van, de una forma u otra, avisando o no, despidiéndose o no...así es...

  5. Me causan dolor tus letras, así nos fuimos todos un día, así se irán mis hijas...


    Besos

  6. Genín says:

    Tus palabras traen recuerdos nostálgicos, yo me fui igual, con una maleta y cuatro trapos.
    Besos y salud

  7. Reina says:

    Brrrrrr.... me dio frío sólo de pensarlo.... ya me tocará pasar por eso... por ahora traen las novias a casa.... ;)
    Un beso grande

  8. Me has hecho recordar.Y llorar.
    Besos y otro abrazo apretadito y cálido.***

  9. Tus hijos no son tus hijos, ...

    ¿te dice algo?. Seguramente lo leiste, lo sabras casi de memoria, pero debe ser dificil hacerse cargo de que el tiempo termino. Recuerdo mi gran alegria cuando yo sali de la casa de mis padres, cada una de las veces que sali. No dejes que el dolor o la pena empañen tu alegria, los trajimos al mundo para eso, para que vayan mas lejos, para que suban mas alto, para que vuelen mas que nosotros.

    Aun no vivo esa situacion del otro lado.
    Recordame esto mismo el dia que me toque.

  10. sra. says:

    A mí me sigue dando pena haberme ido de casa... y hace 5 años ya, pero me da pena. La relación con mi madre se tornó otra cosa, y cuando voy de visita ya no siento aquella como mi casa al 100%, es muy extraño. La echo mucho de menos y a la vez necesito el silencio y la soedad de mi casita. Pero da mucha pena, sí, la verdad.

    Ánimo, guapa! Como tú bien dices, son ciclos. Un beso grande

  11. Ay Patito... cuentas la historia de cada vida, desde el inicio de los tiempos... Es triste, sí, pero tenemos que afrontarla con fortaleza, tal y como la afrontamos nosotros al salir por la puerta de la casa de nuestros padres alguna vez.

    Hace meses llegó a mí una pequeña reflexión, que me ayudó bastante y me cubrió como ese suetercito calientito y apretadito de tu -cuento-. Te lo doy como un regalo especial, mi Patito bella.

    Enseñarás...

    Enseñarás a volar,
    pero no volarán tu vuelo.

    Enseñarás a soñar,
    pero no soñarán tu sueño.

    Enseñarás a vivir,
    pero no vivirán tu vida.

    Enseñarás a cantar,
    pero no cantarán tu canción.

    Enseñarás a pensar,
    pero no pensarán como tú.

    Pero sabrás que cada vez que ellos vuelen, sueñen, vivan, canten y piensen, estará en ellos tu semilla del camino enseñado y aprendido.

    Un beso muy grande con todo mi amor.

  12. Yeka says:

    Qué difícil!yo miro a mi pequeño y sé que ese día llegará, porque es tan natural, tanto como lo fue para mi dejar mi casa mientras le veía los ojitos a mi mamá...qué difícil! tan natural y tan doloroso también. Mi abrazo cariñoso para ti.

  13. Elizabeth says:

    Gracias Pato por ser y suceder en cada respiro. Tu creatividad nos alcanza con el cálido brillo hecho en casa. Besos y versos. Besos y versos.

  14. Abrí/abrió la puerta en otoño. Tomé/tomó el saco rojo/negro. Abracé a mi madre con cierta lentitud, como alargando el segundo. Besé su frente y me tomó del brazo y con letras que se desprendían como uvas de la parra de la vieja casa me dijo: “volvé cuando quieras, pero avísame, pierdo la costumbre de ser yo, cuando te llevas un poco de mí”.

    Ahora se perfectamente que les diré a mis hijas cuando, con cierta lentitud, como alargando el segundo, me besen en mi futura frente arrugada, y las tome del brazo.

    Eusebio Obdulio Mirondo
    (deshollinador y desempleado)

Gracias por tus palabras