Marc Chagall

Bastaba saltar el alambrado a la hora de la siesta para entrar en tu risa
Eran días fáciles
aquellos.
 Violines alados y ventanas voladoras
salían de los sueños con vida
yo siempre te esperaba en  esas nubes.
Después de ti partir 
sin decir nada
sin mirar atrás
sin saber que allí quedaba yo
en el lugar donde se resiste la cerrazón
viendo cómo te volvías un punto 
mientras mis puños se asfixiaban.

8 Comentarios

  1. Volverá los días fáciles aunque no sean iguales, verás. Es difícil ser conscientes de lo que nuestros actos provocan en los demás, y siempre dejan huella!! Yo ya no se que más decirte, me dejas sin palabras.

  2. Ay como me gusta ese final de los puños asfixiados.

    Te he visto.
    Con los puños blancos.

    Besos.

  3. Reina says:

    Me encanta Chagall es impresionante cuando se trata de inspirar buenos recuerdos... :)

  4. Me ha entrado una terrible nostalgia del paraíso.***

  5. Fernando says:

    la sensación de vértigo...la sensación del abandono...un beso.

  6. Yeka says:

    ¿Será que hay que animarse a saltar siempre el alambrado? Un abrazo.

  7. Genín says:

    No nos queda mas remedio que pasar por todo, es buena señal que logremos hacerlo...
    Besos y salud

  8. Elizabeth says:

    Me ha fascinado. Es un poema que crea otoños incapaces de caer para mantenerse suspendidos como nubes sin timón. Tu voz es ciertamente una cita con el alma. Besos.

Gracias por tus palabras