
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame. Ponme una lámpara a la cabecera; una constelación, la que te guste; todas son buenas: bájala un poquito. Déjame sola (…) Ah, un encargo: si él llama nuevamente por teléfono le dices que no insista, que he salido... -Alfonsina Storni- “no debió ser muy alegre su vuelta al centro en el frío y lento tranvía, llevando una ilusión y dos rosas marchitas