La realidad en este lado del planeta está complicada, por decirlo de alguna manera. Me siento tan cansada que ni voluntad tengo que narrar el desastre. Es tan grande… Además ya lo han hecho otros y tan bien que para qué abundar mas en lo mismo yo. Basta dar una hojeada en los diarios y se ve que estamos hasta el cuello. Nunca mejor dicho. Podría ser una metáfora, pero es real: el agua nos llegó al cuello. La lluvia no cesa, la gente con sus casas bajo el agua, los muertos que deberían estar viviendo como vos y yo, se cuentan y siguen apareciendo muertos, que van a volverse fantasmas. Porque una muerte que se puede evitar es un espectro que se asoma en cada puerta que se abre. Y ya van muchas muertes así en esta tierra, demasiadas como para soportarlas sin que se te llene la cara de vergüenza, hastío y dolor.
Hubiera querido escribir mi rabia, pero estoy desarmada. No soy yo, quien hoy habita en mí. He perdido algo vital. Me desparramo sobre las cosas de las que busco asirme para no desaparecer y no llego. Puntualmente cada día intento ser la que fui y navego contracorriente, no me encuentro. La que soy está en otra parte, mas adelante o mas atrás, ni sé. La lógica dice que debería buscarme en este espacio y en este tiempo, pero el dolor me lo impide. Dolor real, ya no hablo de ese que te sacude ante los acontecimientos. Hablo del incisivo dolor, siempre ahí, corrosivo mordedor de horas, el que se burla de todos mis intentos. No me reconozco, ando perdida entre los días que se suceden siempre virulentos, intoxicada y horrorosa, fuera de mí. Si hasta me encuentro hablando sola, extraviada entre las hojas que no escribo.
Hay un trovador que me llenó la juventud de música y poesía. Hablo del Silvio que hoy viene a mi para ayudarme a escribir. Silvio Rodríguez para mas datos, el cubano. Hay una canción que amé, que canté hasta la emoción. Sus versos perfectos, hoy también me quiebran en pedacitos, porque ya no quiero ni puedo cantarle a mi patria, hoy sólo me salen lágrimas al verla tan vapuleada por tantos lados. Pocos momentos optimistas son los que veo, ponele que el otro día ver tanta gente repartiendo las donaciones de alimentos, medicinas, agua, abrigos, calzados…Podría ser un momento más bien optimista, pero luego otra vez la desolación. Un sol tapado por agua y desidia. 

Y yo, yo que me falto hace tantos días.


8 Comentarios

  1. Me gustaría animarte y explicarte mil cosas maravillosas de la vida pero no encuentro ninguna, y eres demasiado inteligente para que intente engañarte con espejismos que no resisten una mirada experta como la tuya.
    Me temo que jamás seremos los que fuimos.
    Esos ya no están.
    Ahora somos otros que no nos gustan. O sea no nos gustamos.
    Y miramos hacia aquellos que fuimos con la terrible sensación de que la vida nos ha estafado.
    Y eso es muy difícil de llevar.
    Ya sabes donde estoy.

    Besos.

  2. olvida los jovenes que
    huyeron en los caballos del pasado
    no van a volver
    sería además inútil
    ignoraban la mentira y la verdad
    no entraron nunca en las venas del hierro

    es de Gamoneda y me lo enviaron hace unos días.
    Pero en algún sitio dentro nuestro están, no se fueron nunca,y estoy segura de que cuando menos lo esperes la que mira la belleza de los girasoles te sonreirá desde el espejo.Un abrazo fuerte,jacarandá,mi solidaridad con las víctimas de la tragedia.***

  3. Anónimo says:

    Pato: Hoy me siento muy identificada con tus palabras. Un dolor en el alma inexplicable, una sensación de vació dentro del mismo vacío. Tambien me gustaría encontrar las palabras para decirte... como toda frase hecha "esto también pasará" pero nunca me la creí y eso me da pena de mi misma, porque en muchos pero muchos momentos, me averguenza decir que hasta la FE que es algo tan maravillosa, se pierde!!!
    Te abrazo fuerte desde la misma tierra que la tuya!!!
    Sonia

  4. Genín says:

    Ya, es un asco, por aquí también hemos tenido lo nuestro con las inundaciones pero no con tantos muertos como allá, me acordaba de ti cuando comentaban los argentinos la dejadez de su Gobierno, luego nos sorprendieron con la noticia de varias muertes de gente insigne, la que mas me estremeció fue la de José Luis Sampedro, un hombre bueno y sabio que me servia de referente, así que apenas ha habido tiempo para restañarse las heridas...
    Besos y salud

  5. No sé si sirve de consuelo, pero creo que somos unos cuantos que nos estamos buscando, que sentimos que nos fuimos de nosotros mismos.
    También quisiera irme de esta realidad, de la falsedad de los que se atribuyen donaciones que no hicieron. La gente se ocupó, allí estuvo la ayuda, entre nosotros, como deberá ser siempre.
    Me gustó mucho tu espacio, que vendré a visitar cada vez que pueda.
    Saludos

  6. Patito querida, si algo queda de todo ese destrozo del que hablas, si algo bueno se puede rescatar, y que es mucho, es la esperanza de toda esa gente que, como tú y yo, sabemos que detrás de las sombras se esconde la luz, una luz real, no efímera, indestructible, que debe, y puede, y quiere, acabar con estos tiempos maltrechos.

    No decaigas, mi amiga hermosa. Los seres como tú son los que llevan prendido en el corazón el sol que nos calienta el alma, y con ello, la vida. ¡Resiste!

    Te quiero mucho. Gracias por siempre estar aquí.

    Un beso y un abrazo muy grande.

  7. Hoy tu deber, Patito, es no bajar los brazos. Hoy y siempre, tu deber es, como mi deber es, no bajar los brazos. La verdadera historia la escriben sus protagonistas y se vive para contar la verdad.

    No cantes, cumplí tu deber. Hacé la parte de la patria que te toca desde el lugar que te toca (vas a ver como todavía te emociona Aurora).

    Shabat shalom

  8. Anónimo says:

    Querida Pato... En verdad toda esta realidad vivida genera tanta tristeza que se percibe en las calles y en cada rincón de la ciudad. Sinceramente, me replantea muchas cosas. Tal vez el futuro. Pero antes queda mucho presente...

Gracias por tus palabras