
Hoy tengo un ataque de vuelo generalizado, algo así como un delirio por darme en abrazos y compartir espacios de pensamiento libre y de juego. Me ha dado desde hace un par de días ganas de dar abrazos. Me harté de la mala onda. De mi enojo y del enojo ajeno. Honestamente el afuera me tira para atrás, la realidad es patética, tengo miedo de volver otra vez a caer en el claustro. De a ratos me embarga