
Errantes mis ojos caminan por los rieles de un andén que traza el mantel sobre la mesa.Llevo tiempo merodeando un borde del que he aprendido a no caerme, he recorrido toda esa planicie a través del humo del café y al fin, donde empiezan los infiernos que cuelgan de unas rayas color impredecible, me detengo, miro ese abismo abrupto y regreso.Tomo un tren de miga a una hora que no puedo precisar, seguro