Bessie Smith de fondo en la noche, la casa a oscuras salvo por la luz de una lámpara sobre la mesa creando un universo manso, el resto es hostil. 

Llevo días escribiendo. Leyendo y escribiendo y volviendo a leer y no me aparto del estremecimiento aciago de los días, por mas que busque lecturas que dispersen mis pensamientos y los pongan a dormir al sol. Allí, en el preciso momento que ellos se estiran aletargados, algo fatal los despierta. Otra vez entran a rodar como un fantasma envilecido ante mis ojos, haciéndome ver cómo los lápices siguen escribiendo en las noches largas, golpeando las paredes de mi ser.

En noches así, sé que el sueño va a venir en algún momento, pero algo dentro mío sigue en estado de vigilia, haciendo manojos de palabras que puedan decir ese frío que se parece tanto al espanto.

8 Comentarios

  1. Los pensamientos torturadores...
    Se apoderan de nosotros y no quieren irse jamás.
    Yo ya he renunciado a expulsarlos.
    Van conmigo a todas partes... intento que se porten bien y no me den mucho la lata pero hay veces que se rebelan...
    Que harto me tienen.

    Besos.

  2. Darío says:

    Nada de eso se terminó, sigue palpitando de manera subterránea...

  3. Genín says:

    Afortunadamente hace tiempo que los pensamientos no me torturan, ahora solo me inquietan, a veces también me dan miedo, tiro de las riendas y el caballo se para, o al menos reduce la velocidad :)
    Besos y salud

  4. En la presentación del blog ponés un texto de la Pizarnik en el que se lee: "Entre otras cosas, escribo para que no suceda lo que temo;"

    Es justamente lo que estás haciendo en este, Patito. El miedo se supera cuando se entiende que es parte de nosotros y nos vemos obligados a convivir con él. Nuestro problema para manejarlo es cuando le permitimos comportarse como si fuéramos una "casa tomada".
    El texto traduce una intensa angustia en la voz narradora y crea un clima tenso en el lector por lo que logra captar inmediatamente la atención y la solidaridad. Justamente lo verosímil de la emoción resulta como traducción de una vivencia catártica por fuera de las convenciones de un relato bio.
    Aunque no te deje muchos comentarios, siempre te leo.

  5. Ya con el párrafo inicial me sentí identificada y atrapada.
    El miedo es nuestro segundo ropaje y, a veces, nos arrropamos en él aun a pesar nuestro. Es como un viejo hábito, una mala costumbre traída por los pensamientos. Buena parte de lo que nos pasa está en la mente, y nos convertimos en rehenes de nosotros mismos.
    Me gusta mucho como escribís, Pato y disfruto cuando posteás algo.
    Un gran abrazo.

  6. Toro, Genín, Darío, Gavrí, Mirella

    Gracias por sus comentarios, uno se siente acompañado cuando luego de postear alguien se hace eco de lo escrito.

    Son días difíciles, de mucha angusta, vivimos en peligro y es inevitable que eso no tiña mi voz. Yo antes escribía diferente, no sé qué ha pasado conmigo, pero es lo que hay ;) y sí, como dice Pizarnik, escribo para alejar lo malo. Para ahuyentar esos demonios tan reales que opacan el brillo natural de los días y van tomando las esquinas de la casa, muy a mi pesar.

    Gavrí (lucho con las herramientas que tengo, a veces creo que no voy a poder con la invasión y otras hago limpieza y hasta abro ventanas para que el otoño entre tan campante)

    Besos.

  7. Odio un poco las noches así, donde trato de dormir pero algo en mi interior me llama a la vigilia. Me levanto temprano para trabajar así que casi nunca me dejo ganar a ese sentimiento. Quizás tengo miedo de descubrir algo en la noche que me despierte de este letargo social en el que estoy.
    Una abrazo Pato, tus palabras siempre me llegan.


  8. El mundo nos arrolla y golpea cada vez más a menudo.Se hace difícil ver la belleza y la calma entre tanto desastre.El esfuerzo diario por combatir las sombras nos agota y debilita.
    Pero puedes escribir sobre lo que te pasa y se rasgan la oscuridad para que entre un poco de luz.Yo aún no lo he logrado, pero me da esperanza.
    Un abrazo fuerte,jacarandá.***

Gracias por tus palabras