Me acuerdo cuando la casa era una fiesta y las ventanas se abrían de par en par y la música del barrio se mezclaba con el olor a tostadas. Cuando de balcón a balcón el saludo te sacaba una sonrisa entre las flores y tu mano se levantaba al vuelo casi hasta tocar la mía.
Abajo siempre un aire de gaviotas y arriba el cielo impuro de todos los días.
Ahora, el mismo cielo de perpetuo smog, pero las gaviotas se han ido todas juntas a un solar lejano.
Llevándose con ellas el aire.

10 Comentarios

  1. Que duro.
    Estamos asfixiados verdad?
    Jo.

    Besos.

  2. Hermoso el relato, duro, triste pero hermoso. Habrá que averiguar a donde fueron las gaviotas, para seguirlas.
    Un beso Pato.

  3. mangeles says:

    ¿Sin aire? ¡Imposible¡...y el viento que agitan las gaviotas ¿qué?

    Besos

  4. ¿Alguna vez te sentiste sola en medio de un mundo de gente?

    Te puede faltar el aire en medio del viento también.

    Besos

  5. Dejando un rastro de incertidumbre y confusión...
    Besos Pato mia!

  6. Ardaire says:

    ¿Y, ahora qué? Qué triste es la simple y dura superviviencia sin esos cosas que mencionas...pero, no te dejes vencer. Siempre habrá una estrella o una flor o un pajarillo en algún parque o una sonrisa amiga.

    Besos

  7. Anónimo says:

    A veces falta el aliento, el elan vital.

    Hay que saber que volverá. Su ausencia lo vuelve más valioso.

    Un beso.

  8. Es precisamente eso Pepe.

    Qué sabio sos.
    Besos.

  9. ybris says:

    ¿Como pudo la compañía hacerse soledad?
    El ambiente cambia.
    Cambiamos nosotros.
    Debe de ser el aire que perdemos cuando faltan el aliento y la ilusión.
    Razón de más para recuperarlas.
    Volverán las gaviotas con el aire.
    O, quizás mejor, volveremos a ver lo que nunca que fue pero dejamos de notarlo.

    Besos.

  10. manu says:

    La naturalidad se volvió complicada, el saludo ameno un hecho extraordinario y tomar unos mates una cuestión de agenda…cosas del mundo moderno.

    Beso!

Gracias por tus palabras