Eran como fantasmas contorsionistas en la noche.
Yo los contemplaba bailar desde las sombras y me dejaba llevar por ellos, primero sobre el mar, luego mas allá de esa oscuridad profunda para terminar en el techo.
Se arriesgaban demasiado esas formas de humo, tanto que conseguían de mi lo que nadie. Me animaban en ese viaje nocturno y asi fue como me embarqué en esta huida. Nada, pero nada me habia hecho galopar el corazón desde hacía tiempo como me está ocurriendo ahora. Nada pide tanto de mi como este viaje, ni siquiera vos.
Soy yo quien pido de mi en esta parte del camino, soy yo quien me busco y me encuentro viva
La cara que me espera en la otra orilla es la mas conocida de todas, los ojos que están avistándome son los que mas he sentido sobre mí, son los mas crueles que puedas imaginarte y allí van a estar mirandome, las manos que se estiran son las mismas de siempre, las que hacen de todo para todos y se quedan quietas ante mi.
Allí donde no sé de paraderos me voy a estar esperando y por primera vez en mucho tiempo tengo ganas de verme.
Café de por medio tendremos un encuentro.

6 Comentarios

  1. Anónimo says:

    wow. Pato!
    es bueno leer esto, es fuerte y contundente. muy bueno, y sí, a veces algo se despierta y no deja de tocar la puerta, hasta que ella se abra.
    Es tiempo...beso grande!

  2. Isthar says:

    Entonces no demores el encuentro, seguramente te estarás esperando :)

  3. Anónimo says:

    GRAN DESCUBRIMIENTO!

  4. Aye says:

    una simple imagen nos lleva a invitaciones, a mi el mar, a vos esas blancas nebulosas; invitaciones que quieren compartir más de nosotros con nosotros mismos...

    =)

    besos!

  5. Pariz says:

    Mandate saludos de mi parte. :)

  6. Noa- says:

    Pararse un momento a encontrarse con uno mismo siempre es necesario y muchas veces maás agradable de lo que creemos.

Gracias por tus palabras